capítulo 19, LA PÉRGOLA

—Rose está encarcelada, por traidora, manipuladora, me sedujo quería embarazarse y hacerme casar con ella.

—¡Qué!, te sedujo ja, ja, ja, ella es muy hermosa, cualquier hombre desearía a esa mujer, no entiendo cómo pudiste hacerle eso, es una princesa, como que la encarcelaron.

—Yo iba a intentar conocerla y tal vez concretar un matrimonio, pero ella me mintió y dió de beber una planta tóxica, me sedujo y tuve intimidad con ella.

—Es normal Kenric, por qué dices que te sedujo, de seguro lo disfrutaste.

—No, no lo disfruté, no la amo y no quiero casarme con ella, a quien amo es a Olive, por eso te pido aléjate de ella.

—y ¿qué pasa si no lo hago?, yo quiero a Olive y la voy a conquistar.

Kenric apretó su mandíbula, quería partirle la cara a Andrew.

—¿La quieres?, ¿para qué?, para llevarla a la cama y luego desecharla, ¿para que sea una más que ha pasado por ti?, crees que no se lo que haces Andrew, lo he dejado pasar porque eres mi amigo o eso creo, pero no dejaré que te acerques a Olive.

—Pues lo siento, Olive también será mía.

Kenric mantuvo silencio, y lo miró fijamente a los ojos.

—A ella no la tendrás jamás, así de sencillo—Señalando con su dedo índice.

—Eso lo debe decidir ella y por lo que veo no están muy bien, intimaste con la princesa Rose, eso no te lo perdonará Olive.

Kenric estaba furioso pero no iba a dejar que Andrew lo manipulara y provocará una pelea, como ocurría cuando eran pequeños y peleaban por el puesto de la mesa, así que se dió media vuelta y se fue a su habitación.

Estando ahí se baño y colocó ropas cómodas, como siempre su último pensamiento era Olive, también pensaba en como hacer para que ella se fuera con él, no la quería dejar en ese Reino, con el astuto de Andrew, ya los seres oscuros no importaban mucho, ahora lo más importante era Olive.

Pasó la noche entre voces y sueños extraños, la verdad no durmió bien, se levantó temprano y cuando iba por el pasillo de la habitación del rey Andrew, venía saliendo una de las sirvientas con la ropa mal puesta y los cabellos despeinados, él se ocultó, sabía que Andrew, no creía en el amor, y decía que aún casándose seguiría con sus amantes.

Esto lo hizo pensar y se juró hacer todo lo posible por conquistar a Olive y ganar su perdón. Cuando estuvieron reunidos en el comedor para desayunar, Kenric le hace un anuncio a Olive.

—Señorita Olive, he recibido un mensaje de nuestros padres, nos aconsejan que debemos ir cuanto antes al Reino naranja y luego regresar al Reino blanco, tal vez en todo este tiempo nuestros padres ya hayan llegado, saldremos después del medio día.

El rostro de Olive se iluminó, porque extrañaba a sus padres, quería verlos y abrazarlos, volver a sentirse segura y acompañada, con una sonrisa se dirigió a Andrew.

—Lo siento majestad, escuchó al Rey Kenric, pero prometo visitarlo en otro momento.

—Es una tristeza mi hermosa Olive, pero entiendo que deben cumplir con sus deberes. Siempre serás bienvenida.

Luego del desayuno Andrew y Kenric, estuvieron trabajando en algunas cosas del Reino, mientras que Olive se mantuvo en el jardín.

Llegó la hora del almuerzo y Andrew le dice a Olive.

—¿Quieres dar un paseo rápido por el jardín?

—Pero ya es hora de almorzar— comentó Olive.

Cómo siempre pensando en comer antes que cualquier otra cosa.

—No te preocupes mi lady, te prometo que llegaremos justo a tiempo para comer.

Sonriendo ampliamente, la tomó de la mano y comenzaron a caminar, la llevó a un sitio más privado en el jardín del palacio, allí había una pérgola decorada con hermosas flores de azucenas amarillas y una mesa con exquisitos manjares, era primera vez que Olive era tratada de esta manera tan gentil y romántica.

Quedó impresionada, estaba nerviosa y no encontraba qué decir, sus mejillas estaban un poco sonrosadas, Andrew la observaba y sintió algo en su pecho al ver la emoción que ella expresaba.

Mientras tanto, Kenric se veía solo en el comedor y preguntó a la sirvienta.

—¿Y dónde están los demás comensales?

—Majestad el Rey, comerá con la señorita Olive en el jardín.

Kenric sintió que su cara se calentó, en efecto sus manchas se oscurecen cuando experimenta algún tipo de enojo, molestia o preocupación.

—Y por qué no se me notificó—mirando a la sirvienta.

Está se puso nerviosa, sus manos comenzaron a temblar y casi derramaba lágrimas, con mucha dificultad respondió.

—Era una sorpresa para la señorita, disculpe majestad por no haberle informado.

Kenric dió un ligero golpe en la mesa que hizo brincar del susto a la sirvienta.

—¿Dónde están?—hablando entre dientes

La sirvienta no encontraba que hacer o decir.

—¿¡Dónde están!?—gritando

La sirvienta se asustó pero le dijo casi llorando.

—En la pérgola, es el sitio más privado del Reino.

Kenric se levantó lanzando la servilleta y le dijo.

—¡Llévame!

Salieron de ahí, Kenric estaba muy alterado y molesto, por qué en la mañana vio salir a una sirvienta de la habitación de Andrew y ahora pretendía ser el más romántico y el mejor partido para Olive.

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