Desde pequeño Kenric fue entrenado por los mejores Uri fue uno de los primeros que lo entrenó y enseñó cómo y por dónde transitar a caballo, carruajes o a pie, enseñó las zonas más escabrosas y los caminos más cortos, inclusive algunas grietas y cuevas de las montañas que sirvieron para ocultar a su pueblo en la temporada del éxodo.
Su padre el Rey Verchiel le enseñó estrategias de ataque y a pelear cuerpo a cuerpo.
—Padre, ¿me enseñarás a pelear con la espada?
—No hijo, aunque sí podría enseñarte, pero hay una persona que lo hace mejor que yo, inclusive mejor que cualquier guerrero.
El joven Rey sonreía sorprendido y dubitativo.
—¿Quién puede ser mejor que tú padre?indagó Kenric mientras desenvainó su espada.
—¡Yo!—habló la Reina detrás de él.
—¡Madre!—exclamó Kenric sorprendido.
—¡Comencemos!
Los últimos entrenamientos fueron con la espada, él estaba nervioso porque creía que podía lastimar a su madre, pero al comenzar el entrenamiento se dió cuenta que ella era excelente, así que decidió aprender todo de la mejor.
Él estaba maravillado con la habilidad de su madre al manejar la espada, que aún poseía la espada que pasó su padre Amadeo.
A la edad de diez años Kenric fue coronado como Rey del Reino Blanco tomando el control del reino más grande de todos y ésta fué la última vez que se vió con sus amigos.
Andrew ya era el rey del reino Amarillo, tenía muchas obligaciones, también debía comandar el reino solo. Les tocó crecer y madurar antes de tiempo.
Rose era la princesa y debía prepararse para ser la próxima Reina, era muy elegante y fina además de hermosa, en todos los reinos se escuchaba hablar de su inteligencia y belleza.
Kenric comenzó a dar las primeras órdenes en su reino, pero los consejeros y ministros dudaban de las habilidades del joven Rey para comandar y dirigir, sin embargo al pasar el tiempo todos se quedaron en total admiración ya que Kenric hacía a la perfección su trabajo, también contaba con la orientación del mago Edecio, ya que él debía manejar su poder con sabiduría.
El era muy solitario, tenía pocos amigos, pero su fiel amiga de siempre era Olive, con la que más conversaba y compartía su día a día. Entrada la adolescencia el Rey salía todas las noches del reino en su caballo para encontrarse con Olive cerca de la frontera de ambos Reinos.
—¡Hola plumitas!—se burlaba Kenric de Olive.
—¡Hola manchitas!—ambos reían.
El rey bajó de su caballo y se sentó junto a Olive que estaba comiendo frutas, le pasó una manzana a kenric y allí se quedaron un rato largo conversando de lo que habían hecho en el día, ya eran adolescentes, por eso tenian muchas responsabilidades.
Desde niña Olive trabajaba con sus padres los magos Edecio y Alegría en un puesto en el mercado, vendían medicina herbal, aceites, especias y esencias aromáticas.
—¿Has ido al bosque de árboles muertos?—interrogó Olive
—Si, toda esta semana he ido.
—¿Lo has visto?
El rey suspiró profundo y dando un mordisco a la manzana negó con su cabeza.
—¡Entonces aún existe el libro negro!—con gesto de fastidio.
—Por su puesto, hasta que no lo destruya, siempre estará.
—Y…¿sigues escuchando las voces?
—Todos los días plumitas, pero ya estoy acostumbrado.
—Bueno manchitas otro día me llevas contigo al bosque.
—Esta bien plumitas, descansa.
—¡Ah se me olvidaba! toma, esto te ayudará a dormir mejor.
Olive se agarró una pluma pequeña de color blanco de su tocado y se la entregó en las manos, pero resbaló y Kenric la sostuvo se miraron a los ojos ella le sonrió y un poco sonrojada, el acarició un poco la mejilla dejando una pequeña estela de luz en su piel que desapareció rápido, ella sonrió y luego se fue.
Kenric agradeció y se quedó un rato más ahí meditando, mirando la pluma y lo que acababa de pasar, no se explicaba por qué había hecho eso, por qué acarició el rostro de Olive, decidió volver al palacio para no seguir pensando en lo ocurrido.
El se había tomado muy en serio su trabajo y desde la coronación no descansaba, quería que todo estuviera perfecto y su pueblo estuviera seguro y en paz, aunque en las noches se veía con Olive para conversar no volvió a tener ningún acercamiento con ella.
Diez años pasaron desde la coronación del Rey Kenric, los reyes del reino azúl celebrarían el cumpleaños de su hijo, pero querían hacer una gran celebración así que invitaron a todos los nobles de los demás Reinos.
Habían vivido tiempos de calidad, de paz, de tranquilidad, todos los reinos habían superado a la oscuridad, eran prósperos y habían crecido en terreno y población.
Esa noche de fiesta todos estaban felices, sin embargo el Rey Kenric no se sentía muy cómodo.
—¿Madre, es necesario hacer todo esto?
—Si, debemos celebrar tu cumpleaños y tú excelente labor en el Reino.
—Madre, me siento un poco incómodo.
—Tranquilo hijo, puede ser los nervios, por qué han pasado diez años, que no ves a tus amigos y que los demás reyes y nobles no te ven.
—Si, debe ser por eso.
Una vez que el rey estuvo listo bajaron al gran salón a esperar a los invitados.
Comenzaron a llegar carruajes, la música ambientaba el lugar, todo estaba muy elegante y hermoso.
El Rey Kenric hizo su entrada todos hicieron reverencia hasta que se sentó en el trono
y luego aplaudieron, a su lado se sentaron sus padres los reyes Alba y Verchiel, estaban allí mientras iban llegando los demás nobles.
Comenzaron a hacer los anuncios de las personas que iban llegando Kenric siempre mantenía un rostro serio pero con mirada agradable.
— El Rey Andrew del reino Amarillo ha llegado—Anunciaron en la puerta del salón
Kenric se puso de pie con una gran sonrisa, al entrar Andrew, las mujeres quedaban admiradas era un hombre de gran belleza muy masculino y elegante, su cabello perfectamente arreglado, barba limpia digna de un Rey, sus ojos grises hermosos que miraban con disimulo a las mujeres del salón, eso sí era Andrew mujeriego, no había querido casarse aún.
Al llegar frente a kenric se saludaron con un apretón de manos y luego un abrazo, ambos sonreían y se veían felices. Luego saludó a los reyes, Alba apreciaba mucho al joven Rey Andrew.
—Su majestad La Reina Rosemery del Reino rojo y su hija la princesa Rose han llegado al palacio—Anunció el hombre.
La primera en entrar fue la Reina su belleza seguía intacta, parecía que los años no habían pasado, está vez fue la Reina Alba la que se mantuvo de pie, quería recibir a su amiga de manera especial ella había sido la única amiga, en tiempos de guerra.
Mientras las reinas se saludaban de manera cariñosa y se escuchaban aplausos el hombre anuncia la entrada de la princesa Rose/
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Updated 47 Episodes
Comments
Lesly Argumelo
encantada con la historia
2024-12-19
0
Rebecca H
será un hombre totalmente entrenado por los mejores
2024-08-20
1
♛🌟Ħa̷ƶɇł Grace🌟♛
Que belleza de Rey, la imagen asombrosa 💞💞💞 seguro hay corazón con la princesa Rose
2024-04-28
4