...XIX....
Un mes había pasado desde la llegada de Brenda y su ejército a Nazitema, durante ese tiempo muchos habían sido los enfrentamientos con los ogros.
La princesa limpiaba sus manos llenas de sangre en un pequeño manantial que encontraron en el camino, de repente Ashura grito a lo lejos pidiéndoles reunirse con él.
Al llegar miraron como el joven peleaba con un enorme ogro, a pesar de la peligrosa situación en la que se encontraba su amigo, Brenda no pudo evitar sonreír por cómo los mechones castaños que adornaban el cráneo del chico le impedían ver con claridad.
— Le dije que lo mejor sería contárselo o atarlo, pero como de costumbre no me hizo caso— menciono Zaida negando con su cabeza.
Cuando el enfrentamiento llegó a su fin dejando como ganador al joven arquero, los demás se acercaron para averiguar que era eso tan importante que había descubierto.
El aprendiz de Crowe de rodillas miraba con detenimiento la roca circular que se encontraba en el suelo en la cual había dibujado lo que parecía un círculo mágico de teletransportación.
Cuando el hombre se puso de pie con la intención de sacar de su anillo sus libros para consultar en ellos si había información sobre aquella figura, las líneas del círculo brillaron.
Cuando la luz carmesí se hizo más intensa apareció parado sobre la roca un ogro que llevaba en su mano un mapa enrollado.
La criatura quiso escapar, pero Sol fue más rápida y lo asesino con un solo ataque haciendo uso de su magia de fuego.
Beatriz tomó de la mano del monstruo el papel y lo desenrollo cuidadosamente, la duquesa miro con detenimiento el contenido por unos segundos, confundida por lo que estaba viendo, mostró a los demás presentes lo que estaba ilustrado.
— Nunca antes había visto esto— dijo Crowe moviendo su dedo índice por encima de los extraños nombres de los reinos.
Su análisis se vio interrumpido por el sonido de un tambor muy cerca de ellos.
Beatriz con el ceño fruncido invocó su espada, era la segunda vez en el día que se enfrentaban a los ogros, estaba harta de escuchar aquel sonido que parecía sincronizarse con los latidos de su corazón.
Brenda ordenó a Crowe y a su aprendiz quedarse en lugar para estudiar el círculo mágico. Al caminar rumbo al enfrentamiento que ya había iniciado, noto lo callado que estaba Ashura caminando detrás de ella mientras apretaba el papel.
— ¿Qué pasa? — preguntó preocupada.
— Estoy cansado de esto—resopla —tengo el presentimiento de que falta mucho para que esta situación llegue a su fin.
— Siempre te ves tan despreocupado que no hubiera imaginado que esos eran tus pensamientos— sonríe y le da una palmada en el brazo— Animó, muchas personas dependen de nosotros, recuerda siempre eso y úsalo como motivación para continuar querido amigo.
Los diez ogros que aparecieron fueron vencidos rápidamente, el problema fueron las aves que los acompañaban, aquellos pájaros siempre les daban mucho trabajo a los arqueros.
Cundo por fin acabaron con la amenaza, la princesa volvió al lugar donde se encontraba la roca.
— Está claro que es un círculo para teletransportación— dijo Crowe terminando de dibujar en su libreta la figura que estaba tallada en la piedra— pero por más que hemos intentado no logramos averiguar a donde lleva.
— Alteza, sugiero que sea destruido— comentó Vintila, aprendiz de Crowe, poniéndose de pie.
Brenda convirtió la roca en cientos de pequeños pedazos que volaron en todas las direcciones. Al llegar al campamento, ella acompañada de Ashura, Zaida y los duques esperaban en su tienda la llegada de Crowe y su aprendí mientras analizaban el mapa.
Después de largas horas sin encontrar respuestas a sus más recientes descubrimientos decidieron ir a descansar, había sido un día difícil para todos.
El día siguiente transcurrió con tranquilidad, los magos estaban ocupados tratando de replicar el círculo y los soldados como de costumbre se ejercitaron durante varias horas.
Brenda y Ashura buscaban en todos los libros que tenían disponibles algún mapa que coincidiera con el del ogro, al no encontrar nada, la princesa respiro profundamente intentando mantener la calma.
— Últimamente, te veo más preocupada que de costumbre, además de que siempre estás mirando a la nada con tristeza ¿Qué pasa Brenda?
— He tenido sueños muy extraños últimamente— cruza sus brazos— aparezco en lugares que nunca antes he visto, simplemente camino sin rumbo, de repente la naturaleza que me rodea es destruida por un fuego negro y después de eso despierto.
La joven llevó sus manos a su cabeza, apretando la corona que desde aquel día no había podido quitarse.
—Siento que estoy en el lugar equivocado— menciono en voz baja.
— Me gustaría ayudarte a estar más tranquila, pero…
— Ashura, tu compañía es suficiente, gracias por ser mi amigo.
Los jóvenes sonrieron y salieron de la tienda para unirse al entrenamiento, no quedaba más que esperar.
Dos días después se enfrentaban a los ogros, pero ese enfrentamiento fue diferente a los anteriores, el ogro que parecería ser el líder apareció una vez más, la princesa respiraba agitada, sin importar a cuantos vencieran el grupo de monstruos no parecía disminuir.
Ashura apareció de repente ante ella, con su armadura cubierta de sangre, al igual que su arco.
— Tengo algo que mostrarte— dijo agarrando su muñeca y dándole un jalón.
Se alejaron unos metros de sus compañeros, subidos en lo alto de un enorme árbol, él le indicó como al lado del ogro que tocaba el tambor había una piedra parecida a lo que encontraron días antes de la cual salían dos ogros cada tres minutos.
Brenda impregnó una de las flechas de su amigo con su magia de fuego, la cual impacto en la piedra y la hizo pedazos.
La princesa saltó del árbol cayendo en medio de la formación enemiga, sin piedad los asesinaba rápidamente mientras su amigo desde el árbol cuidaba su espalda.
El líder de los ogros al notar los pocos soldados con los que contaba soltó un fuerte rugido, el tamborista se detuvo y todos desaparecieron en cuestión de segundos.
Ese día la mayoría se acostó temprano, la batalla había consumido mucha de su energía.
La chica buscaba en su tienda a su amigo a quien no había visto desde que salto del árbol, cuando lo encontró él estaba sentado en el suelo, cruzando pies y brazos con los ojos cerrados. El cuerpo del joven irradiaba una tenue luz amarilla, la cual incrementaba poco a poco.
— ¡La encontré! — hablo por fin con alegría poniéndose rápidamente de pie— Debo contárselo ya mismo a Brenda— «Por fin podré serle útil»
— ¿Contarme qué? — preguntó detrás de él con voz sería.
— sonríe — Es probable que tengas razón, creo que de verdad estamos en el lugar equivocado.
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