Capítulo 4.

...IV....

La emperatriz Briana Fiore, era hija única de un duque poderoso que fue muy amigo del anterior emperador, razón por la que fue elegida como princesa heredera por la familia real.

Antes de que eso sucediera ella se había enamorado del hijo de un conde, quien la engaño, le rompió el corazón y la abandonó, por esa mala experiencia decidió no volver a enamorarse, acepto casarse con el entonces príncipe heredero, con la idea de ayudar a llevar aún más lejos el imperio, tierra que amaba con toda su alma.

Después de casarse, por años se negó a consumar el matrimonio, no tenía ningún problema con que su esposo tuviera amantes, ni siquiera que tuviera hijos con ellas, pero cuando nació Quidam, primer príncipe y segundo hijo del emperador, su posición como emperatriz se vio amenazada, ya que los nobles reclamaban que la madre del príncipe heredero tenía que ser la emperatriz.

Para asegurar su título, acepto dormir con el emperador y nueve meses después nació morita. Al ser mujer no podía heredar el trono, pero le aseguro a su madre permanecer en su puesto.

Al no sentir ninguna conexión con la princesa la dejo bajo el cuidado de la familia Markgraf, ya que el marqués había expresado públicamente su descontento con Ofelia, de esa forma se aseguró de que la vida de su hija no corriera peligro.

Así fue como la princesa fue criada por Beatriz, quien la amaba como si fuera su hermanita menor, mientras ella se ocupaba del imperio y de divertirse con alguno de sus cuatro amantes.

Ahora que su hija la miraba con tanta frialdad, esperando su respuesta, sentía angustia, no quería que nada malo le pasará, por eso al nacer le alegró tanto que fuera una niña, ya que sabía que de ser un príncipe, Ofelia hubiera hecho cualquier bajeza para eliminarlo.

— Te ayudaré— «solo espero que cambie de opinión al crecer, o de nada le servirá pasar por el infierno que seguramente le está esperando» — Irás en representación de la familia real a esta guerra— añadió dándose vuelta para volver a su lugar.

La pequeña sonrió, se bajó de la silla, hizo una reverencia y dio las gracias.

Minutos después los concubinos de la emperatriz se les unieron a la cena, los adultos hablaban alegremente sobre asuntos sin importancia, mientras la niña comía en silencio.

Al terminar pidió a su madre permiso para retirarse, estaba cansada por el viaje y necesitaba dormir lo suficiente para enfrentar lo que le esperaba al día siguiente.

Abandonó el lugar siendo acompañada por una doncella que caminando despacio adelante de ella permanecía en silencio.

Para volver a la habitación en la que se estaba quedando tomaron un camino distinto al que uso para llegar al comedor, la niña miraba asombrada los enormes cuadros en los que estaban retratados sus antepasados.

Un detalle llamó su atención, todos los emperadores, príncipes y princesas tenían el cabello e iris morados en distintas tonalidades, hasta que se llegaba al retrato donde estaban sus abuelos y padre pintados.

El actual emperador había nacido siendo la versión masculina de su madre, cabello castaño oscuro e iris rojos y de sus hijos solo ella tenía ambos rasgos distintivos de la familia imperial.

En el último retrato se podía ver a sus padres sonriendo falsamente.

Morita se acercó y pasando su mano sobre el marco sonrió orgullosa, era la primera vez en su vida que se percató de lo bella que era su madre.

Briana era una mujer alta, sus cabellos negros enmarcan su pálida tez, sus iris verdes como las esmeraldas parecían ver lo más profundo del alma.

— ¿Alteza?— llamo la doncella sin entender el porqué de su alegría.

— Lo siento, continuemos…

Más tarde cuando su cuerpo cayó sobre el lecho suave y cómodo, bostezo, froto un poco sus ojos y sintiendo sus párpados pesados se acomodó.

Sus últimos pensamientos fueron respuestas a posibles comentarios del emperador y que discurso haría para convencer a los soldados de confiar en ella.

Horas más tarde despertó sintiendo mucha sed, se levantó y camino descalza hacia una de las esquinas de la habitación donde se encontraba una pequeña mesa sobre la que había una jarra con agua.

Lleno el vaso y bebió lentamente mientras miraba por la ventana el jardín iluminado por la luna llena.

Noto como alguien buscaba con cuidado entre los arbustos, curiosa por saber quién era el intruso y que buscaba salió en busca de respuestas.

El desconocido para sorpresa de la princesa invocó una espada y sin pensarlo dos veces atacó a la niña que se escondía detrás del tronco de un alto árbol.

— Tú eres la hija de la emperatriz ¿No es así? — dijo el intruso con voz dulce y aguda revelando que era una chica.

— Así es, ¿Quién eres tú, qué haces aquí tan tarde?

— No me reconoces— se quita la capa— Soy la primera princesa de Arsadan, Aurora.

La joven tenía su cabello blanco trenzado, mechones cortos se negaban a permanecer detrás de sus orejas, en sus iris rojos la pequeña podía ver su reflejo.

— Aurora— repitió la pequeña buscando en su memoria— Sí, ya me acordé— ríe— Había olvidado cuál era tu apariencia, pero ¿Qué haces aquí?

— Busco una planta medicinal que solo crece en este jardín, no sé si lo sepas, pero mi madre es una hechicera y la necesita para preparar una posición que usará para curar su insomnio. Nuestro padre tiene prohibido a las concubinas y a sus hijos venir aquí, por eso vengo en las noches.

Aurora miraba fijamente a su media hermana con preocupación, estaba segura de que la pequeña correría a contarle a sus padres lo que había descubierto.

Contrario a lo que pensaba, morita le ofreció su ayuda para encontrar aquella planta antes del amanecer.

— Aurora, creo que la encontré — dijo tomando la mano de su hermana cuatro años mayor llevándola hasta donde estaba la planta de tallo espinoso, hojas largas y lisas y una pequeña flor de pétalos blancos.

Al confirmar que si era la misma del libro, la arrancaron y sentadas en el suelo contemplando la luna la pequeña contó a su hermana sus planes.

La primera princesa escuchaba en silencio creyendo que se trataba de una broma, por eso no pudo contener más la risa cuando la niña termino su relato.

— Oye, no te rías hablo muy en serio— se pone de pie— Recuerda bien mis palabras Aurora, acabaré con esos monstruos y el imperio Arsadan volverá a ser el lugar pacífico que conocíamos.

Sin dejarla responder salió corriendo, antes de entrar al palacio movió su mano despidiéndose, le mostró la lengua y volvió velozmente a su habitación.

Aurora acariciando las rosas que estaban a su lado, corto una, la acercó a su nariz para aspirar su aroma, sonrió levemente y se dio vuelta para volver con su madre.

— «Qué extraña noche, pensé que ella al igual que mis otros hermanos me rechazaría por ser mi madre hija de plebeyos. Espero que en el futuro tengamos una buena relación»

Con eso en mente continuó caminado aún sonriendo ampliamente.

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Comments

Lenita

Lenita

Morita es la heroína/Smile//Proud/

2024-08-15

1

Isabel Conde Lema

Isabel Conde Lema

me gusta mucho la historia gracias 😻

2024-02-27

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