capítulo 16

-¡Cálmate! -se dijo Emile-. Felipe no es de los que vive en el monte, nunca le gustaron las excursiones o salidas al campo -se repitió Emile al recordar cómo cuando ella y Rose eran más jóvenes, Felipe siempre sacaba excusas para no ir a las invitaciones de su padre, y cuando iba, pasaba todo el viaje malhumorado, cosa que ella aprovechaba para meterse con él.

Soltó un suspiro y tomó sus cuatro maletas con dificultad y decidió irse –lo mejor es caminar por la carretera–se animó y tomó su celular, se le ocurrió que el GPS la ayudaría, pero sabía que en lugares con mucha vegetación el sol se ocultaba más rápido de lo esperado, y tal como fue el camino de ida, el regreso fue doloroso para sus pies además de las dificultades que tenía para llevar sus maletas, pero se negaba a dejarlas.

Miró con molestia hacia la casa que pensó que era de Felipe -solo fue una pequeña confusión, no puedo creer que no me ayuden–dijo Emile con rabia al viento–es que nunca nadie se ha confundido–dijo con un resoplido.

Luego miró su celular y vio que este proyectaba la dirección de Felipe, lo que la alegró –ay, qué largo–vio todo el trayecto que le tocaba recorrer y la desanimó–buscar un atajo–dio la orden en su celular y se emocionó cuando vio cómo el camino se hacía corto.

-Bueno, vamos -dijo Emile con motivación, pero lo cierto es que su gran motivación era llegar y ver a Felipe para recriminarle por qué carajo no compró esta cabaña y por qué tenía que coger Bayou como un lugar de relajación.

-Ok, un árbol caído, no pasa nada -se dijo cuando pasó cada una de sus maletas para llegar al otro lado y un extenso bosque pantanoso se abrió paso, volvió a mirar en su celular y notó que estaba en la ruta correcta.

-Vamos hacia el bayou, todos al pantano–comenzó a cantar la canción que siempre le ponía a Alan cuando estaban jugando y así evitar que su temor se apoderara de ella, así que siguió caminando orientándose por las indicaciones que le daba su teléfono.

-Según mi celular, debo cursar a la izquierda–dijo al mirar el celular, pero notó que al moverse este no hacía ningún cambio–dios no–comenzó a mover su celular y vio que este no tenía señal.

-No puede ser, un celular tan caro y no sirve–dijo Emile llena de rabia, para luego tirarlo, luego recordó lo que le costó y lo tomó–ay, mi bebé, lo siento–dijo al ver cómo tenía una raya en la pantalla.

-Recuerda–se dijo Emile para no entrar en la desesperación–según mi celular, tenía que ir a la izquierda y caminar derecho y luego había otro cruce–se dijo pasando una mano por su cabello, el cual debido a la humedad empezó a enroscarse hacia adelante.

No supo cuánto tiempo estuvo caminando, pero lo cierto es que nunca apreció el cruce, su celular aún no reaccionaba y cada vez sentía más pánico–¡ah!–giró cuando sintió que algo le jalaba la pierna y debido al movimiento brusco que hizo, cayó de espaldas.

-¡Mi camisa! –dijo Emile al ver que cayó en el barro–me la pagarás–gritó al viento mientras levantaba las manos, pero cayó cuando sintió ruido en un arbusto.

-¿Quién anda ahí? –dijo al ponerse de pie y sin ningún tipo de cuidado pasó su mano, la cual tenía algo de barro, ya que utilizó de apoyo para levantarse de la caída.

Emile miró a su alrededor buscando algo con qué defenderse.

 

Si eres un animal salvaje, déjame decirte que no tengo un buen sabor. Las hamburguesas y las papas fritas me dañaron -comentó con nerviosismo al escuchar nuevamente un ruido que provenía del arbusto. Sin pensarlo, tomó una piedra que vio cerca de su pie derecho y la lanzó hacia el arbusto.

 

-¡Ay! ¡Eso me dolió! -Emile abrió los ojos al ver cómo una figura de estatura media salía del arbusto.

 

-Dios, un engendro -fue lo primero que pensó Emile, pero a medida que la figura salía, se dio cuenta de que era una niña la que salía de allí.

-Ay, mi cabeza -dijo Susana al no saber qué fue lo que la golpeó, ya que ella se encontraba cazando ranas para la cena de su madre.

-Oh, Dios mío, es una niña -Emile caminó apresuradamente hacia la niña-. ¿Estás bien? -le preguntó cuando la tomó de la mano para revisarle la cabeza, no quería enfrentar una demanda por maltrato infantil.

 

-Mi cabecita -dijo Susana, y al levantar la vista, se dio cuenta de que una mujer con barro en la cara la sostenía por un brazo-. ¿Qué me pasó? -le preguntó.

 

Emile abrió los ojos antes de contestar-. No sé, te encontré quejándote. Mi nombre es Emile, un gusto.

 

-Susana -se presentó la niña sin sentirse algo mareada, pero luego espabiló y sintió que el dolor disminuía-. Estaba cazando ranas para el guiso de ancas de rana para mi mamá.

Emile se puso nerviosa al escuchar a la niña, ya que el golpe le hizo hablar locuras, ya que no se imaginaba a nadie comiendo patas de ranas.

 Creo que sí fue duro -susurró mirando a la niña con preocupación.

Después del golpe, Susana revisó el pequeño bolso que tenía en la parte trasera y vio que aún tenía las ranas que había cazado.

Creo que me tendieron una trampa -Emile no le prestó atención a lo que decía la niña, ya que sus ojos miraban hacia el bosque que se veía.

Chao, me voy -estas palabras por parte de Susana hicieron reaccionar a Emile.

¿Dónde vas? No estás perdida en el bosque -dijo con preocupación Emile.

Perdida, yo -dijo Susana para luego soltar una risa-. No estoy perdida, además esto no es un bosque, estamos en un pantano -esto último hizo que Emile abriera los ojos.

¿Cuántos años tienes? Te ves muy niña para estar aquí -comentó Rose.

Tengo 10 años -dijo Susana levantando el pecho y mirando con orgullo a Emile.

Emile sonrió ante la actitud de la niña y así pudo observar muy bien que tenía cierta cantidad de pecas en su rostro, dos trenzas a cada lado de su cabello cobrizo, su piel blanca con grandes ojos café, además de su overol que indicaba que años atrás tenía mejor apariencia.

-¿Puedes ayudarme a encontrar esta dirección? -dijo Emile acercándose nuevamente a la niña-. Soy nueva en la zona y aún no me he ubicado -comentó a Susana, quien la miraba con gran interés.

Felipe escuchó a Lucas con los ojos abiertos, apretando los puños a ambos lados de su cuerpo. Siempre le sorprendía lo imprudente que podía comportarse Emile. - Cierro la casa y salgo contigo -dijo al voltear y caminar hacia la puerta de la casa.

Pero unos ruidos provenientes del lado izquierdo de la casa lo hicieron detenerse, y vio una gran figura que salía. - ¡Dios mío, se nos presentó, madre monte! -escuchó decir a Lucas mientras se hacía la señal de la cruz. Al instante, Felipe sintió un escalofrío que le indicaba que algo estaba mal.

-Te voy a matar, Felipe -conocía la dueña de esa voz

...Hola mis amores espero que les gusten este capítulo, no olviden comentar y darle like 🤭🤗...

Más populares

Comments

Eleonor Baker

Eleonor Baker

A no ser un viaje de negocios, que te bajas del avión, auto-lugar-hotel- auto, te llevas zapatos cómodos

2024-05-01

2

Ester Ayala

Ester Ayala

madre monte???? 🤣🤣🤣🤣🤣🤣

2024-05-10

0

Eleonor Baker

Eleonor Baker

y en todo este tiempo no pueden ir por ella? uuuuf

2024-05-01

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play