capítulo 15

Emile tuvo algunas dificultades para llegar a la casa debido a que, a pesar de tener una excelente estructura, el camino hacia ella estaba lleno de piedras y barro, algo que sus pobres tacones no resistieron. Por mucho que intentó caminar con gran altivez, cada cinco pasos su pie simplemente se doblaba.

 

—Maldición, estúpidos tacones —dijo Emile cuando al doblarse su pie, esto ocasionó que la bota de su pantalón se ensuciara con el barro del camino.

—Y ustedes, no molesten —dijo a sus maletas, ya que cuando la jalaba estaban trabada en las piedras, esto ocasionaba que le tocara hacer más esfuerzo del esperado.

—Con tanto dinero y no es capaz de hacer un buen camino para la casa —dijo una Emile refunfuñando mientras se daba una palmada en el cuello debido a la picadura de mosquito que sintió.

 

Después de las dificultades que pasó, llegó hasta la puerta de la casa, donde tomó un respiro antes de tocar, así como arreglarse la ropa, pero le sorprendió la persona que vio en ella.

 

—Buenos días —Emile se sorprendió de que la persona que le abría la puerta no fuera Felipe, sino una mujer joven, de cabello oscuro y ojos risueños.

—Buenos días —Emile se sorprendió de que la persona que le abría la puerta no fuera Felipe, sino una mujer joven, de cabello oscuro y ojos risueños.

 

Emile trató de no sentirse mal o mostrar algún tipo de sentimiento, pero lo cierto es que sintió rabia. Esta debía ser algún tipo de novia o amante escondida de Felipe.

 

—Desgraciado —susurró al voltear su rostro, que pretendía el tener la esposa y la amante bajo el mismo techo, algún pensamiento enfermo.

 

—Disculpa —dijo Andrea al no entender lo que dijo aquella mujer que llegó a su puerta.

 Emile soltó un suspiro.

—Disculpa, mi enojo no es para ti, sino para tu pareja.

 

—Soy Emile Jones. Sé que de pronto no me conoces, así como yo tampoco —Emile vio cómo aquella mujer la miraba, arrugando su ceño mientras asentía, teniendo así un aire de confusión.

 

—Pero debido a una jueza loca, tengo que vivir con ustedes por tres meses. Créeme que si fuera por mí, no estaría aquí, pero aquel aparato en mi pierna no me deja mucha acción —prosiguió, lo que ocasionó que Andrea no entendiera nada.

 

—Soy Andrea —Emile interrumpió a Andrea, la cual guardó silencio mientras abría los ojos.

—Mira, sé que esto no es problema de ninguna de las dos, sino del patán ese. Yo me casé con él en Las Vegas debido a los tragos y créeme que aprendí mi lección —dijo Emile para quitarle importancia al malestar que tenía en su interior por pensar que Felipe tenía algún tipo de relación con aquella mujer.

 

—¡Qué! ¿Cómo así? —Andrea se sorprendió de que su John se atreviera a engañarla de este modo, vio a la mujer de enfrente, sí era hermosa y se notaba que tenía educación a diferencia de ella, pero él siempre le dijo que ella era su mundo.

 

—Es imposible que eso pase, yo soy su esposa —Emile retrocedió cuando escuchó eso.

 

—¡Desgraciado! Eso no lo dijo en el tribunal —comentó Emile exaltada.

 

--No puedo creer que mi John se haya casado contigo —Emile iba a contestar cuando se calló al escuchar el nombre.

--John? —preguntó Emile –tu pareja no se llama Felipe.

-¡Cariño! ¿Por qué te demoras? —ambas mujeres voltearon al ver cómo un hombre de unos 32 años, de constitución corpulenta y de cabello castaño, así como su barba baja, bajaba la escalera para posicionarse detrás de Andrea.

-Cariño-dijo Andrea con rabia al soltarlo y darle una fuerte bofetada al hombre.

-Cariño-dijo Andrea con rabia al soltarlo y darle una fuerte bofetada al hombre.

John quedó perplejo por la acción de su esposa, ya que ella siempre fue una mujer muy dulce y amable-pero ¿por qué me pegas pastelito? —dijo John llevando una mano a su rostro, el cual le ardía por el golpe recibido.

--No me digas pastelito, esta mujer llamada Emile me dice que te casaste con ella en Las Vegas, en serio, John, en Las Vegas—Emile abrió los ojos al ver la escena que se estaba formando frente a ella. En ese momento, Emile sintió cómo el suelo se abría bajo ella. Se dio cuenta de la confusión. No era la esposa de Felipe, sino de John. Se había equivocado de casa, de esposo, de todo.

--¡Ay, yo... lo!—tomó un respiro para calmar sus nervios, ya que nunca pensó que aquella mujer aparentemente tierna pudiera golpear a un hombre de casi dos metros con solo una bofetada. Ahora, ¿qué esperaría con ella?

--Creo que me equivoqué—dijo Emile con algo de cuidado al ver cómo Andrea insultaba a su esposo.

--Te equivocaste—dijo Andrea mirando a Emile.

--Sí, lo siento. Pensé que era Felipe. Yo me casé fue con Felipe Brown, nunca había visto a este hombre en mi vida, lo juro—dijo rápidamente Emile para aclarar las cosas.

--No lo dices porque él te tenga algún tipo de amenaza—Emile negó rápidamente. Realmente, la que daba más miedo era ella que su grande esposo.

--Mi amor, sabes que tú eres la luz de mis días, sin ti yo no existo. ¿Cómo puedes pensar que me casaría con otra mujer que no fuera tú?—dijo John, caminando de rodillas hacia su esposa, ya que esta le dio otros golpes.

Andrea miró a Emile enojada—Solo me equivoqué de casa, en serio—dijo Emile, mostrándole en su celular la foto de Felipe—este es mi esposo.

Andrea miró a Emile enojada—Solo me equivoqué de casa, en serio—dijo Emile, mostrándole en su celular la foto de Felipe—este es mi esposo.

--Bueno, un error lo comete cualquiera—dijo Andrea, abrazando a su esposo y dándole un beso, olvidando lo que había pasado. Andrea la miró con simpatía. —¡Ja, ja, ja! ¡Qué lío! Bueno, Emile, parece que te has metido en una situación complicada.

Emile, sintiéndose completamente avergonzada, pidió ayuda para orientarse.

—Lamento la confusión, Emile, pero casi dañas mi matrimonio debido a esta confusión. Buena suerte encontrando a Felipe y resolviendo este embrollo matrimonial—dijo Andrea con una voz calmada que parecía tierna, pero tenía un eje de enojo en ella.

 

La puerta se cerró de golpe, dejando a Emile sola en la entrada, asimilando el bochornoso malentendido. Luego, como si de una película de terror pasara por su mente, se dio cuenta de por qué le resultaba familiar el nombre. Ella junto a Rose colocaban canciones infantiles a Alan, y una de esa era "La princesa y el sapo". Recordó cómo una luciérnaga cantaba con emoción que iban a Bayou.

Miró a su alrededor y de repente vio sus alrededores y aquel aspecto hermoso que tenía al principio se tornó más lúgubre y tétrico. Notó el sonido de los grillos y sapos—voy a vivir en los pantanos—dijo con temor.

...Hola mis amores espero que les gusten, no olviden comentar y darle like 🤭🤗...

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Comments

Ester Ayala

Ester Ayala

pues ya veras cuando veas la casa de Felipe....te vas a caer de espalda🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣

2024-05-10

0

Ester Ayala

Ester Ayala

El lio que se está desarrollando 🤣🤣🤣🤣🤣🤣

2024-05-10

0

Osorio Elizabet

Osorio Elizabet

Hay q fastidio se repiten los capitulo

2024-05-09

0

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