capítulo 9

-Claro que conozco mi lugar aquí, es solo que me pareció demás aquella pregunta — replicó Rose mientras Emile se volteó para verla. Pero en vez de corregir a su amiga, sonrió y le picó un ojo.

 

Dalia soltó un quejido de risa. — ¿Sabe con quién está hablando? —preguntó aquella mujer que, por su aspecto, sabía que era prepotente.

 

— Por supuesto que sé con quién estoy hablando, y usted —dijo Rose con rabia, ya que odiaba cómo otras mujeres, en vez de apoyar a su género, se mostraban como su enemiga. Cuando estaba por agregar algo, sintió cómo la mano de David se posó en su pierna y la miró, a lo que ella solo volteó el rostro. —Está bien, ignore lo que digo y siga con lo suyo.

Felipe vio aquel pequeño intercambio de palabras y se quedó mudo, sin entender en qué momento su hermana y la jueza empezaron una discusión. Se suponía que esto era simple, solo era firmar y salir.

 

Dalia miró atentamente a Rose, pero luego volvió al tema que le interesaba. —Vuelvo y repito, señora Brown, ¿cuál es el motivo de su divorcio?

 

Emile bajó la vista y se mordió las mejillas internas de su boca. Ya esta jueza le caía como de patada en su esófago por la actitud que estaba tomando. Quería decir que este divorcio no será fácil, además, cada vez que la miraba, veía en sus ojos cómo la juzgaba sin conocerla. Por eso se alegró cuando Rose le contestó.

 

—Mi clienta, junto con su cónyuge, firmaron un acuerdo donde ambas partes solo les interesa disolver el matrimonio. Debido a que no firmaron las capitulaciones, no les interesa recibir nada de los bienes del otro —explicó el abogado de Emile al levantarse.

—Sí, pero ¿cuál es la causa? Ya que solo llevaban 33 días de casados y no es normal que un matrimonio el primer mes se quiera divorciar. Vuelvo a preguntar —preguntó Dalia.

—Nuestro matrimonio no empezó de manera tradicional. No estábamos en nuestros cinco sentidos cuando este se realizó. Fue una equivocación, por eso se solicita el divorcio —comentó Emile al ver que la jueza estaba empeñada en que ella dijera el motivo del divorcio, dado el caso de que fue ella la que lo solicitó.

—¿Y qué pasa con el niño? —preguntó Dalia al ver cómo la otra parte, el hombre, tenía un bebé en brazos.

Felipe abrió los ojos. —No es nuestro hijo, es mi sobrino —respondió rápidamente.

--¿Y esto acaso es una guardería o algo por el estilo, donde están los padres del niño y por qué no se encargan de él o son unos irresponsables? —preguntó Dalia con fastidio por el comportamiento de los presentes.

Felipe se molestó por el comentario de la jueza. —Mi sobrino no me pesa, y hasta el momento él es mi único heredero, y si yo quiero, puede estar a mi lado —dijo Felipe con rabia mientras abrazaba más a Alan, el cual se encontraba callado mirando a los presentes.

—Señor Brown —Felipe no escuchó la advertencia de su abogado debido a que le molestó el comentario de la jueza acerca de su sobrino. Pero, ¿quién se creía esa mujer?, pensó con desprecio.

Rose, al escuchar ese comentario respecto a su hijo, llevó una mano al puente de su nariz. —David, por favor, encárgate, porque ando hormonal hoy y creo que diría algo que me arrepentiré —dijo en un susurro con rabia.

David se levantó y miró detenidamente a la jueza para luego llegar donde Felipe y pedirle el niño. —Es mi sobrino —dijo Felipe al ver cómo David estiraba el brazo.

--Y esta acción no dice lo contrario; él siempre será tu sobrino, pero para no complicar las cosas, es mejor que me lo entregue —dijo David con calma, con la mirada puesta en la jueza.

Felipe soltó un suspiro y le entregó el niño. Emile vio el intercambio y se molestó. —No tenías que decir esas palabras sobre niño —comentó a la jueza, la cual solo la miró con gesto aburrido.

—¿Ya terminaron? Quiero desocuparme rápido de esto —tomó un respiro Dalia, ignorando el cometario de Emile, y leyó la documentación—. Según ustedes se quieren divorciar porque en una fiesta donde ambos tomaron de más decidieron casarse como una especie de broma, y ahora quieren disolver el matrimonio solo por el acuerdo que ambos hicieron —dijo Dalia mirando a cada uno de los presentes.

--¿Piensa que por tener un poco más puede jugar así con las leyes? —preguntó Dalia.

 

—En ningún momento mi cliente jugó con las leyes o las rompió en su defecto —abogó el abogado de Emile.

 

—El matrimonio es algo serio y no se rompe simplemente porque lo hice un día de borrachera; eso deja mucho que decir de los presentes —comentó Dalia—, y como jueza hago respetar las leyes.

 

—Pero no puede obligar a alguien a estar con una persona —dijo Emile, ignorando la advertencia de su abogado.

-Yo la obligué a que se casara con el señor Brown —preguntó Dalia alzando una ceja. Emile apretó su mandíbula—, no, pero ya le expliqué que fue un error.

 

—Además, ambos estamos de acuerdo en la separación y no tenemos hijos ni bienes que puedan ser un obstáculo —dijo Felipe interrumpiendo a Emile, ya que la actitud de la jueza lo estaba incomodando; no le gustaba ver cómo personas con poder pensaban que podían pasar por encima de cualquiera.

--Muchos famosos se casan hoy y se divorcian al día siguiente, ¿o es que debe haber algún incentivo? —dijo Rose con rabia mirando a la jueza.

 

--¿Qué intenta insinuar, señora? —preguntó Dalia mientras cerraba los ojos.

 

--Yo nada, solo hablo de hechos —dijo Rose encogiéndose de hombros.

 

--Es cierto lo que dice mi amiga, no veo ningún impedimento; en Las Vegas se casan y se separan las parejas sin ninguna traba —dijo Emile justificándose.

 

--Exacto, cada estado tiene sus leyes y ustedes no están en Las Vegas, ¿o sí? —dijo Dalia inclinándose—. Están en Nueva York, y aquí las leyes se respetan. Dado el caso que veo una falta de respeto así, por parte de ambos, deberán pagar una multa de mil millones de dólares —dijo Dalia.

 

--Eso no tiene ni justificación ni lógica; eso es imposible —dijo Emile al levantarse de la silla por la injusticia que estaba pasando. ¿De dónde sacaría esa cantidad? Por Dios, ella era de buena familia, pero aún su fortuna no llegaba a esa cantidad.

 

--Esta loca esa mujer —dijo Rose al ver la conclusión de la jueza.

--Alguien parece no conocer las consecuencias de la falta de respeto a un servidor público del estado —dijo Dalia al mirar a Rose.

...Hola, mis amores espero que esté capítulo sea de su agrado pobre Rose y Emile hasta Alan recibió regaño ...

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Comments

dies cas

dies cas

los jueces en Estados Unidos son la máxima autoridad y no se les puede contradecir, ni faltarle el respeto, te pueden meter preso en el acto!/Slight//Slight//Slight/

2024-04-14

4

Somaira Perez

Somaira Perez

Creo que la escritora se equivocó con la cantidad de dinero, si un millón es mucho dinero imagínate mil millones de dólares

2024-04-29

0

Alba Hurtado

Alba Hurtado

somos dueños de nuestra vida que prepotente esta jueza,/CoolGuy//CoolGuy//Casual//Casual/

2024-03-26

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