Isabella y Rudeus surcaron el cielo nocturno a toda velocidad, dejando atrás el bosque donde habían descubierto la terrible verdad. Las estrellas brillaban con una luz fría, como si fueran indiferentes al destino de Valyria. Isabella sentía una opresión en el pecho, una mezcla de miedo y rabia. No podía creer que hubiera desertores entre sus propias filas, que se hubieran aliado con el malvado Ragnor para destruir el reino desde dentro. Tenía que advertir a Alexander cuanto antes, y juntos, idear un plan para detenerlos.
Al llegar a los terrenos del castillo real, Isabella se despidió de Rudeus con un gesto de agradecimiento y se dirigió corriendo hacia los aposentos de Alexander. El castillo se alzaba imponente ante ella, como una fortaleza inexpugnable. Pero Isabella sabía que las apariencias engañaban, que había enemigos ocultos entre sus muros, esperando el momento oportuno para atacar. Tenía que encontrar a Alexander, confiarle su secreto y pedirle su ayuda.
Entró al castillo y recorrió los pasillos con paso firme, sorteando a los guardias y sirvientes que la miraban con curiosidad. Llegó a la puerta de la habitación de Alexander y llamó con urgencia. La puerta se abrió y Alexander apareció, con una expresión de sorpresa al verla.
— Isabella, ¿qué ocurre? ¿Por qué tanta prisa? —preguntó, notando la angustia en su rostro.
— Alexander, tenemos que hablar. Es muy importante. Descubrí algo en el bosque, algo que pone en peligro a Valyria —dijo Isabella, sin rodeos.
Alexander frunció el ceño, preocupado por sus palabras. La invitó a pasar y cerró la puerta tras de sí. La condujo hasta un sofá y se sentó a su lado.
— Cuéntame, Isabella. ¿Qué has descubierto? —inquirió, con voz grave..
— En el bosque, encontramos desertores, aliados de Ragnor. Planeaban infiltrarse en el reino, sembrar discordia desde adentro. Debemos actuar rápido —explicó Isabella, su mente ya maquinando posibles soluciones.
Alexander asintió, compartiendo la determinación de Isabella.
— Debemos atrapar a esos hombres antes de que logren su cometido. Pero necesitamos un plan, algo que nos permita desentrañar sus intenciones y evitar que Valyria caiga en sus manos.
Ambos se sumieron en la elaboración de estrategias, con Isabella aportando su astucia y Alexander aportando su experiencia militar. Las palabras danzaban entre ellos, creando un tejido de ideas que se convertirían en la red para capturar a los intrusos.
En medio de la planificación, Isabella sintió que debía contarle sobre su conexión con Rudeus.
— Alexander, algo ha cambiado con el dragón. Nuestro vínculo, el vínculo con Rudeus, ese es su nombre, se ha fortalecido. Ahora puedo hablar con él por telepatía con mayor nitidez —comentó Isabella.
Alexander, alzando una ceja con sorpresa, procesó la información.
— Es una ventaja inesperada. Podría ser útil en nuestro plan para atrapar a esos desertores. Si Rudeus puede comunicarse contigo a través de la telepatía, podríamos enviarlo a qué descubra sus planes y anticiparnos a sus movimientos.
Isabella asintió, apreciando la perspicacia de Alexander. Juntos, con el vínculo reforzado y el plan trazado, se dirigieron hacía la sala de soldados en el castillo, preparados para enfrentar las sombras que amenazaban con ensombrecer la esperanza de Valyria.
En las profundidades del castillo, la trama se tejía, y los corazones de Isabella y Alexander resonaban con la promesa de desvelar la verdad detrás de la amenaza que se cernía sobre su reino.
La noche envolvía Valyria con su manto oscuro mientras Alexander e Isabella, respaldados por la fuerza del vínculo con Rudeus y algunos soldados a sus espaldas, seguían con cautela los pasos de los supuestos comerciantes que amenazaban con infiltrarse en el reino. Los pasos resonaban en los callejones y las sombras se alargaban, dando forma a la tensión en el aire.
Desde las alturas, Rudeus, con su aguda percepción, espiaba cada movimiento de los intrusos. Su gran audición permitía que susurros lejanos fueran percibidos, y los planes de los enemigos se desentrañaban ante el oído agudo del dragón.
— Tienen pases falsos, se hacen pasar por comerciantes. Planean infiltrarse y reunirse con otras personas en el pueblo —informó Rudeus, compartiendo su descubrimiento con Isabella y Alexander.
Los corazones de la princesa y el príncipe latían en sintonía, preparados para actuar. Decidieron permitir la entrada de los infiltrados, pero no sin antes formular un plan meticuloso. El reino sería su tablero, y cada movimiento sería calculado.
— Les daremos lo que desean, pero les seguiremos paso a paso. En el momento preciso, los atraparemos y descubriremos sus verdaderas intenciones —declaró Alexander, su mirada firme.
Los infiltrados, tras mostrar sus pases falsos en la entrada del reino, avanzaron con cautela. Isabella y Alexander, a distancia, les seguían la pista. La ciudad se desplegaba ante ellos, pero sus mentes solo se enfocaban en el objetivo, y el silencio nocturno se convertía en aliado de su estrategia.
El recorrido los condujo a un edificio sospechoso, donde los infiltrados fueron acogidos por otras siluetas sombrías. La conspiración se desenmascaraba ante sus ojos, y la urgencia de intervenir se hacía palpable.
Con la astucia de los magos de la tropa, rodearon el edificio con discreción, creando una barrera invisible que sellaría el destino de aquellos que intentaban socavar Valyria desde adentro.
La incursión silenciosa alcanzó su punto culminante cuando, con precisión milimétrica, Isabella y Alexander cerraron el cerco. Atraparon a los infiltrados en un remolino de sombras y murmullos de sorpresa.
— ¿Qué significa esto? ¿Quiénes son ustedes? —exigió uno de los infiltrados, su mirada buscando una salida entre la oscuridad que los rodeaba.
El enfrentamiento reveló la verdad amarga: varios nobles, algunos conocidos, estaban implicados en una conspiración contra el rey y el reino. La traición se mostraba como una sombra más negra que las que yacían en los callejones nocturnos.
— ¡Captúrenlos! —ordenó Isabella, y en ese momento, la justicia se alzó para cerrar las garras de la traición.
Las celdas del castillo real resonaron con los ecos de la confabulación descubierta. Valyria, aunque herida por las revelaciones, permanecía firme, y en las sombras, la esperanza se erguía más fuerte que nunca. El desafío de los infiltrados había sido enfrentado, y la verdad emergía como un faro en la oscuridad.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 20 Episodes
Comments
Rebecca H
porque será que no confío en Alexander??
perdón por ser aguafiestas
2024-01-25
0