Lo odio, me odio

Se abrió la puerta y entró Egan lleno de bolsas y con una caja enorme, y pareció no notar la presencia de Raphael hasta entrar todas las cosas y cerrar la puerta.

-¡Egan!- Raphael se acercó rápidamente a saludar a Egan con un beso en la mejilla.

-¿Ah?¿Raphael?¿Qué haces aquí?- Egan parecía realmente sorprendido de ver al omega, más no disgustado, o al menos así lo interpretó mi mente que tenía la percepción de la realidad un poco alterada por la inseguridad y celos que sentía en el momento.

-Ay, ¿no me vas a saludar? Vine a verte, ¡sorpresa! Te iba a preguntar quién es Samuel, ¿es un amigo?-

-Sam es mi... o sea, es la madre de mi hijo.- Dijo Egan aún con una expresión de confusión, yo me quedé perplejo y suspiré con decepción.

-¿Estás bromeando? Vamos, es un sigma, seguro solo te quiere atrapar diciendo que ese hijo es tuyo, ¿no? Es imposible que tengas un hijo con él.-

-Elliot es mi hijo Raphael, ¿qué se supone que haces acá?¿Cómo supiste donde vivo?-

-Bueno hablé con tu madre una vez que volví al país para preguntar por ti, él me dijo que este último tiempo estabas algo deprimido así que vine a verte, me sorprendí cuando me enteré de que habías comprado un apartamento acá, era nuestro sueño cuando eramos novios así que pensé que todavía esperabas por mí.-

Me quedé en silencio mirando a ambos hablar, no sabía qué hacer, estaba tan incómodo y dolía, dolía cada palabra que ese omega decía y me preguntaba si en todo este tiempo Egan no había podido olvidarlo, que si había comprado el departamento en el que estaba pensando en ese omega.

-Uhg, bueno, pero ahora estoy un poco ocupado Raphael, ¿podrías irte? Si tienes algo qué decirme puedes hacerlo en otro momento.-

-Pero Egan, yo vine por ti, dijiste que me amabas el día que me fui.- El omega parecía indignado diciendo eso.

-Ya pasó tiempo de eso.-

-¡Para mí no! No puedo creerlo, ¡no dejaré que este omega te atrape con un hijo que probablemente ni siquiera es tuyo! Dijiste que querías formar una familia conmigo, no con alguien más, ¡menos con un sigma!- Raphael se terminó su trago y se largó del departamento.

Aún no decía nada, me quedé mirando a Egan esperando que me aclarara la situación pero recordé, nosotros no eramos nada, ¿y si realmente no me amaba como decía? Si es que el decía que amaba a alguien a la ligera cómo se supone que confiaría en él. De nuevo me llenaba de inseguridades.

-Sam... Sammy, no es nada de lo que piensas.-

-No, está bien, fue mala idea venir aquí... Debería volver a mi apartamento con Lilah y Elliot.-

-¡No!- Egan dejó todo de lado y se acercó a mí.- No te vayas de nuevo, no te alejes de mí por favor.-

-Egan, no somos nada... Sólo soy la madre de tu hijo como dijiste.- Ya no sentía que podía creer en Egan, si es que sólo me veía así ya nada tenía sentido.

-No es lo que quise decir, eres más que eso, lo sabes bien.-

-No parecía eso cuando tenías a ese omega en frente, entiendo si todavía te gusta... Tal vez solo estuviste conmigo para olvidarlo, y por un descuido terminaste teniendo un hijo conmigo.-

-No es eso, Sam, yo de verdad te amo, sé que he sido un tonto, por favor déjame demostrarlo.-

Suspiré resignado, el problema no era Egan exactamente sino que yo rápidamente me llenaba de inseguridades, sentía que no merecía estar con Egan, todo me hacía dudar, y ahora con ese omega apareciendo de la nada mis inseguridades sólo crecían y tenía mas miedo de estar solo.

-Da igual... Sólo arma esa cuna.-

-Ah sí, compré muchas cosas para Elliot, fue algo improvisado.-

-Gracias...- Dije pero las palabras de Egan se sentían insuficientes, necesitaba que me afirmara mil veces que me amaba, que amaba a nuestro hijo, que me quería en su vida, que estaba dispuesto a todo por mí, que quería que fuera su pareja y así poder decirle en la cara a ese omega que ya no tenía nada que ver con él.

-Es lo mínimo que puedo hacer Sammy, luego de esto vamos a descansar a la cama, por favor.-

Egan armó la cuna con rapidez y la acomodó para que el bebé estuviera seguro y abrigado, me sentía un poco inquieto de dejarlo ahí, todavía no me quería separar de él pero accedí a descansar junto a Egan, lo necesitaba.

Me recosté junto a él y me dejé abrazar por él, su cuerpo se sentía cálido, como siempre se había sentido, su aroma era reconfontante.

-Cásate conmigo Sammy.- Dijo Egan de la nada.

-¿Qué?- Dije en shock por sus palabras.

-Que nos casemos.-

-¿Dices eso por Elliot?-

-No, lo digo por ti, porque te amo... Quiero que de verdad estemos juntos.-

-Ah, yo... debo pensarlo.-

-Lo entiendo... Es sólo que quiero tener a la persona que amo junto a mí, poder marcarla y así vincularnos, verlo cada mañana despertar junto a mí, a su rostro, su cabello blanco y sus ojos verdes, sus labios rojos, su cuerpo esbelto siendo abrazado por mí, quiero eso para siempre.-

Mi rostro se puso rojo como nunca antes lo había estado, estaba confundido, quería gritar que sí quería casarme con él pero otra parte de mi aún estaba insegura, aparte sentía que yo tal vez era muy joven aun, no sabía nada, no sabía qué quería y lo peor es que sentía que no me merecía nada bueno de lo que me estaba pasando. Por alguna razón mi mente se enfocaba sólo en lo malo que me pasaba y me hacía pensar constantemente que yo no era suficiente, que era muy joven, que era un error, que todo lo malo ha sido mi culpa, que sería una mala madre, un mal hermano, que sería una mala pareja y que nunca haría nada con mi vida.

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