¿Todo está bien?

Egan me llevó a su auto y condujo con rapidez a su departamento, podía sentir por sus feromonas que estaba molesto, yo después de mucho me sentía completamente indefenso, no tenía el valor para pelear o reclamar, me volví completamente sumiso en ese momento siguiéndole hasta la sala de estar.

-¿Cuándo pensabas decirme?- Me miró serio.

-No sé... Nunca...-

-¿Me estás jodiendo Sam?¿Por qué no pudiste confiar en mí y decirme?- Alzó la voz.

-Porque no, simplemente no quiero que te metas más en mi vida.- Dije en voz baja.

-Sam, se trata de mi hijo, ¿no?-

-No te importa.-

-¿Acaso te acostaste con otro tipo? Si es así, perdón.-

-¿Qué? No, no es eso...- Fruncí el ceño molesto de que pensara así de mí.

-Entonces se trata de mi hijo, así es obvio que me va a importar.- Egan se acercó y me abrazó pero yo lo aparté con fuerza.

-No me toques...-

-Sam... Samuel, perdón si no te di confianza, perdón por meterte en este problema...-

-No hiciste nada, es mi culpa...-

-Claro que no.-

-Intenté matarlo, intenté matar a nuestro hijo Egan.- Rompí en llanto y caí de rodillas en el piso. -Debería morirme yo... Ya no puedo con esto.-

Egan se agachó para abrazarme y esta vez no lo aparté, sus feromonas pasaron de ser intimidantes a ser reconfortantes. -Déjame ayudarte, no puedo dejarte solo, es peligroso que lleves el embarazo tú solo...-

Asentí y comencé a llorar sobre el hombro de Egan. -Perdón...-

-¿Cuánto tienes ya?-

-Cinco semanas creo...-

Egan puso su mano sobre mi vientre y lo acarició. -Está duro tu vientre... Qué adorable.-

-No es adorable, me veré horrible.-

-No, jamás.-

Egan me tomó en brazos y me llevó a la habitación, recostándonos a ambos.

Llamé a Abel para decirle que todo estaba bien y que si podría cuidar a Lilah por esa noche.

La noche pasó y a la mañana siguiente Egan se despertó antes que yo para prepararme el desayuno y llevarlo a la cama, despertándome en ese momento.

-¿Qué haces?- Lo miré extrañado.

-Consentirte.- Dijo con una sonrisa infantil.

-No tienes que hacerlo... No somos nada, de hecho tal vez deberiamos hablar en algún momento sobre como lo haremos con los cuidados del bebé, si es que logro tenerlo.-

-Bobo, si ese es el caso entonces sé mi pareja.-

-¿Ah?¿Qué?- Lo miré confundido.

-Que seas mi pareja... No solo es porque es lo mejor para el bebé que estés con el alfa que te dejó en cinta, sino que me gustas, me gustas y quiero tenerte.-

-Yo... debo pensarlo, de pronto dices muchas estupideces.- Agaché la cabeza y comencé a comer el desayuno.

-Sí, soy un estúpido.- Sonrió y comenzó a comer igualmente.

Mientras estábamos desayunando mi alarma sonó, recordándome que debía ir a trabajar.

-Ni se te ocurra, renuncia, es peligroso que trabajes estando embarazado.- Egan me quitó mi teléfono.

-Pero...-

-Pero nada, tu jefe lo entenderá.-

-Ah, sobre eso... Le pedí dinero prestado para poder pagar el aborto.-

-¿Qué?¿Hasta él sabía?- Egan suspiró. -Bueno ya da igual, le devolveré su dinero.-

-Por último déjame avisarle.- Egan me devolvió mi teléfono.

Mientras tomabamos desayuno veíamos televisión y en ello pusimos las noticias, eran noticias sobre como iba el asesinato de la señora Martinez, no tenía idea de que estaba siendo tan mediático.

-¿Crees que mi padre la mató?-

-¿Qué? No, no se sabe...-

-Pero pareciera que sí sabes.-

-Samuel...-

-No me molesta, solo quiero que ese tipo esté en prisión y así poder volver a mi casa.-

-No quiero que vuelvas allá, vive conmigo, allá es peligroso.-

-No puedo dejar a mi familia sola.-

Egan se quedó en silencio unos segundos. -Que vengan tu madre y tu hermana, no me molesta para nada.-

-No podría, ya has hecho mucho por mí.-

-Seguiría haciendo mas por ti.-

-Qué cursi, cállate.- Golpée con suavidad su hombro.

Egan dejó la bandeja a un lado y me abrazó, se hacía el tonto pero sabía que estaba impregnando su aroma en mí.

Nos quedamos en cama el resto del día, estaba tan cómodo ahí y me sentía tranquilo. Estuve así hasta que escuché mi teléfono sonar, así que con pereza contesté.

Mientras escuchaba la llamada, mi rostro cada vez se volvía mas serio, no podía creer lo que estaba escuchando hasta que en un punto simplemente dejé de escuchar a pesar de tener el teléfono en mi oreja.

-¿Sam?¿Estás bien?- La llamada se cortó y yo comencé a llorar sin poder parar, me levanté con rapidez y me vestí. -¡Sam, detente!

-Mamá... Debo ir a verla.- Sólo pude pronunciar eso.

-Tranquilo, yo te llevaré.-

Sentí que el tiempo no pasaba de ahí hasta que llegamos al hospital, un médico nos recibio y de nuevo me dio la noticia, era como ser golpeado por segunda vez, yo no entendía nada, pensaba que simplemente era un coma y mamá despertaría en cualquier momento pero resulta que había sido una insuficiencia orgánica la causa de su muerte, no entendía el porqué ni qué era eso, se suponía que hasta ese momento todo estaba relativamente bien, me habían dicho que despertaría, que sólo debía esperar.

Egan me abrazó y me llevó a sentarnos al pasillo acariciando mi cabello con delicadeza.

-¿Cómo se supone que le podré decir a Lilah? Ese maldito... ¡ese maldito mató a mi madre!- Me levanté y aparté a Egan.

-Sam...-

-Y tú y tu equipo de mierda aún no lo atrapan, ¿cómo no atrapan a ese desgraciado?¿No estás haciendo tu puto trabajo? ¡Eres un inútil al igual que todos los putos policías que existen!-

Egan se levantó e intentó abrazarme pero yo lo aparté, estaba alterado, sentía angustia, rabia, odio, me sentía tan culpable por todo.

Mientras lloraba desconsoladamente en el pasillo, sentí mis piernas húmedas, e instintivamente toqué para ver. Mis manos estaban rojas, y no entendía que estaba pasando, mi vista estaba borrosa y escuchaba a lo lejos la voz de Egan llamar mi nombre, pero de pronto todo estaba oscuro, por un momento me sentí tranquilo como si nada estuviera pasando, mi cuerpo se sentía liviano, mi respiración tranquila, tal vez todo estaba bien.

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