Nada está bien

Me encontraba en un enorme vacío, un oscuro vacío, a penas podia ver mis pies, estaba solo, me sentía tan solo y mis fuerzas eran casi nulas.

De pronto escuchaba un leve murmullo que no sabía de dónde provenía, y antes de darme cuenta desperté en una habitación fría y blanca, creí que estaba solo pero Egan estaba con su cabeza apoyada en mi camilla, ahí pude reconocer que estaba en el hospital.

Reuní fuerzas y me senté en la camilla mirando las cosas que tenía conectadas a mi cuerpo, me molestaban y no entendía como pude ser tan débil, así que intenté desconectarlas y quitarlas.

-¿Sam?- Preguntó Egan y me detuvo.

-Déjame, debo ir a ver a mi madre y a Lilah...- Mi voz era débil, ni siquiera entendía porqué estaba en el hospital, no recordaba nada.

-Tranquilo, Lilah sigue con tu amigo, él llamó así que le dije lo que había pasado...-

-¿Qué se supone que pasó? Estoy bien... Debo encargarme de mi madre.-

-Sam...- Egan tomó mi mano y la acarició con una gentileza que no había sentido en mucho tiempo. -Perdiste al bebé, llevas dos días dormido.-

Me quedé en silencio y lo aparté, levantándome de la camilla y buscando mis cosas con desesperación. Mientras recogía mis cosas, lágrimas comenzaron a caer sobre mi mochila, ahí comprendí que me lo merecía, que era un hipócrita y todo era mi culpa, era mi culpa perder a mi bebé y perder a mi madre, no pude cuidar de ninguno e incluso al principio pensaba que lo mejor sería deshacerme de mi bebé, pero cambiar de opinión no fue suficiente, el karma, sí, el karma me había quitado a mi bebé por ser un hipócrita, por no poder cuidar de nadie ni de mí mismo.

Egan se acercó y me abrazó por la espalda deteniéndome. -Sam... Samuel, detente por favor, tienes que descansar.-

-Quiero irme a casa... Ah, ni siquiera tengo una casa...-

-Sí tienes una, conmigo...-

-Perdí a tu hijo, sólo te causo problemas...-

-Nada es tu culpa Sam, haz hecho todo lo que puedes y más.- Egan besó mi cuello y yo me rendí.

-Aun así quiero irme, en serio estoy bien...-

-Veré que dice el médico por si te pueden dar el alta, aunque siendo sincero preferiría que te quedaras en observación un poco más.-

Egan me ayudó a recostarme nuevamente en la camilla y se fue a buscar a un médico para avisar que había despertado, para mi suerte todo estaba bien aunque Egan no me dio los detalles de porqué había tenido un aborto espontáneo, se esforzaba en enfocarse en lo positivo, aun así yo me sentía increíblemente deprimido y culpable por todo, pero todavía tenía y podía cuidar de Lilah así que simplemente rendirme no era una opción.

Tuve suerte y me dieron el alta así que fui a casa de Egan. Estando allá Abel fue a verme junto Neal, su hijo y Lilah.

Mi hermana se subió a la cama y me abrazó.

-¡Sammy! Te extrañé, el tío Abel dijo que te habías lastimado... Pensé que estarías dormido como mamá.-

Miré a todos pidiéndoles que me dejaran solo con mi hermana y la abracé con fuerza. -Lilah, ¿sabes que te quiero mucho y jamás te abandonaría?-

-Sí, Sammy siempre me cuidas... y me compras dulces a escondidas de mamá.- Lilah sonrió y me dio un beso en la mejilla, yo me preparaba mentalmente para darle la noticia.

-Lilah... Mamá ya no va a despertar, ella... ella está descansando.-

Lilah me miró confundida. -Entonces hay que ir a despertarla, ¿o no?-

-No Lilah, aunque lo intentemos mamá ya no despertará, ella está descansando... ella está mejor ahora.-

-Pero yo no quiero que mamá nos deje, dijiste que mamá iba a volver.- Lilah comenzó a llorar.

-Me equivoqué, perdón, pero mamá ahora estará siempre contigo... Ella siempre nos cuidara, eso te lo puedo asegurar.- Abracé consolando a mi hermana.

Lilah no paraba de llorar, yo también quería llorar pero en ese momento no podía, debía ser fuerte por Lilah, ni siquiera sabía si entendía realmente que mamá se había muerto y que fue nuestro propio padre el que causó eso. Estuvimos así hasta que mi hermana de tanto llorar cayó dormida, y em ese momento entró Egan.

-¿Cómo está?-

-Creo que ya está mejor... Tenía que decirle antes de que sea muy tarde, mañana será el funeral, ¿no?-

-Sí, no te preocupes ya organicé todo.-

-Gracias Egan.-

Él me sonrió triste y se fue, en ese momento tenía tanta cosa en la cabeza que había olvidado que Egan también estaba de luto por nuestro hijo no nacido.

Llegó el día siguiente y me preparé junto a Lilah y Egan para ir al funeral.

Había poca gente ya que como familia eramos bastante aislados y yo tampoco quería estar entre tantas personas.

Mientras era el entierro y se dedicaban palabras a mi madre, una botella de vidrio cayó contra el piso, quebrándose y llamando la atención de todos.

Voltée a ver y al notar quién era el que estaba causando escandalo escondí a Lilah detrás de mí.

-¿Qué haces aquí?- Pregunté enfadado a mi padre, no podía creer que tuvo la osadía de venir al funeral de mi madre.

-¿Que qué hago aquí?¿Acaso no puedo venir al funeral de la zorra de mi mujer?- Bernard estaba borracho, demasiado.

Egan se interpuso entre nosotros y fue a detener y someter a Bernard. -Señor Bernard Lorenz, usted queda detenido por el asesinato de la Señora Elizabeth Lorenz y sospecha de asesinato de la Señora Julia Martinez.- Egan llamó a refuerzos para que se llevaran detenido a mi padre.

Yo trataba de distraer a mi hermanita, nada podía estar peor en ese momento, estaba endeudado, había perdido a mi bebé, a mi madre, tenía que cuidar de mi hermana y mi padre que asesinó a mi madre acababa de ser arrestado, pero yo mantenía la compostura.

Mi padre siguió gritando barbaridades hacia mi madre y hacia Egan, hasta que llegó la patrulla y se lo llevaron. Egan se acercó a mí y me abrazó, el funeral continuó dentro de lo más normal que se pudo después de una situación así.

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