Mi celo

Había pasado una semana desde aquella vez que mi familia cenó con Egan, era un día tranquilo, cerca de las cuatro de la tarde y yo estaba tranquilo en mi habitación mirando mi teléfono, cuando de pronto comencé a sentir un leve cosquilleo en mi vientre, pude reconocer enseguida de que se trataba, era mi celo, pero la situación no podía ser mas extraña, mi celo se había adelantado más de una semana.

Busqué en el cajón de mi mesita de noche mis inhibidores para poder pasar mi celo tranquilo, esperé y esperé pero parecían no hacer efecto, al contrario, mi cuerpo solo se sentía más caliente.

Mientras estaba en mi pieza con una ansiedad horrible porque mis pastillas no hacían efecto, escuché el timbre, pude distinguir la voz de mi madre saludando a alguien y después pasos en la escalera que se comenzaban a acercar, mi puerta se había abierto y en seguida reconocí de quién se trataba, era Egan.

-Sam, sé que dije que no te molestaría pero tengo buenas noticias, ¿recuerdas al tipo con el que te peleaste el otro día? Bueno, está en la comisaría, ¡resulta que lo atraparon con drogas! Todavía está en investigación pero quería darte la noticia... -Egan se veía tan emocionado contándome eso que parecía no notar que la habitación estaba llena de mis feromonas, yo apenas le entendía lo que decía, sólo pude ponerme en posición fetal en la cama, queriendo estar solo, pero sentí una mano sobre mi hombro. -¿Estás bien?¿Estás enfermo?- Egan preguntó como si no supiera pero claramente se había dado cuenta de que estaba en mi celo, y sentía una vergüenza enorme de que él me viera así.

-N... no... déjame, estoy bien...- Trataba de alejarlo, pero mi cuerpo ardía y el estúpido de Egan parecía producir mas feromonas para molestarme, o tal vez yo estaba más sensible de lo normal a las feromonas de ese alfa.

-¿Tomaste tus inhibidores?- Preguntó Egan con un rostro serio, yo apenas podía entenderle, cada vez que lo intentaba mirar o me movía todo se veía borroso y podía sentir como mi ropa interior se mojaba en el frente, estaba erecto y muy sensible, tanto que dolía ahí abajo.

-D... déjame...- Me abalancé sobre él y lo tomé por la camisa, quería golpearle tan fuerte para que se fuera y me dejara en paz pero mi cuerpo estaba moviéndose por su cuenta, así que me aferré a su camisa, oliendo su aroma que parecía solo calentarme más, era la primera vez que el aroma de un alfa me parecía agradable, hasta reconfortante y solo quería más de él, era un aroma que parecía drogarme.

Egan se mostró pensativo y me apartó, yo ya no entendía nada, solo quería aliviar mi cuerpo que comenzaba a sudar y se sentía cada vez más caliente.

-Te ayudaré, lo siento.- Egan me dijo con una mirada de preocupación, pero en ese momento estaba tan ido que simplemente asentí sin estar consciente de lo que eso significaba.

Egan cerró la puerta, no pensé que de verdad me ayudaría a aliviar mi celo, se sentía tan extraño pero todo había sido extrañamente "lindo" aunque caliente, pero estaba demasiado cansado como para racionalizar mis pensamientos sobre lo que acababa de pasar como el hecho de que se contuvo y solo uso sus dedos para aliviarme.

Escuché como Egan se levantaba de mi cama y salía de mi habitación cerrando la puerta, lo oí ir al baño y sentí la llave del lavamanos abrirse, yo no sabía que el alfa había ido a aliviarse aparte de lavar sus manos.

No pude seguir escuchando, solo sentí como era arropado bajo las sábanas de mi cama, Egan se había ido y para mi suerte o no, yo no recordaría nada de este día, simplemente dormí con mi cuerpo ya aliviado, ya que al fin las pastillas parecían haber hecho efecto y mi celo parecía haberse controlado.

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