Lo deseo

Me sentía feliz como no me había sentido en mucho tiempo, el momento, el ambiente y la compañía que tenía, todo era perfecto para mí.

Acaricié entre las piernas de Egan y me senté sobre él mirándolo fijamente con una sonrisa. Sin pensarlo recliné el asiento del auto para poder tener más libertad para moverme. Egan parecía embobado viendo mis movimientos, aunque eran algo torpes tenía toda la intención de seducirlo hasta que me deseara.

-Espera Sam... No traigo preservativos.- Me detuvo sosteniendo ambas de mi manos.

-¿Y qué? Los usamos la otra vez y aun así me quedé embarazado. No volverá a pasar, ¿sabes que es casi imposible dejar embarazado a un sigma?- Sonreí y comencé a desabotonar la camisa del alfa.

-Aun así... ah, bueno, como desees.-

Egan puso sus manos sobre mi espalda y las bajó con suavidad hasta llegar a mi trasero, en ese momento él me desnudó, no podía creer que estaba a punto de hacerlo dentro de un auto, pero toda la situación me emocionaba.

Fue un momento intenso en el buen sentido, sentía mi cuerpo repleto por dentro, me sentía extasiado, el aroma, los sonidos, la vista que tenía de quién ahora era mi alfa, todo eso dentro del auto me fascinaba, era nuestra pequeña burbuja y nada de lo que pasara en el exterior nos importaba, ni siquiera después de acabar una y otra vez, todo se volvía a repetir, era nuestro momento y parecía que nada podía quitarnos eso.

Me quede recostado sobre Egan, él me había cubierto con su chaqueta.

-No quiero volver a casa, quiero quedarme aquí para siempre...- Dije bostezando.

-Tenemos que irnos y pasar por Lilah, mañana tienes que trabajar.-

-Ya sé... Sólo que me siento bien después de toda la mierda que pasó.-

-Lo sé Sam... ¿Te puedo decir Sammy?-

-¿Qué?¿Por qué me dirías así? Odio que me digan así pero como es Lilah quién me dice así, no puedo reclamar.-

-Bueno porque es tierno, y tú eres tierno.-

-Te voy a golpear, en serio.-

Me regresé a mi asiento y me comencé a vestir, mientras lo hacía, Egan me robó un beso en la mejilla y acarició mi cabello.

De ahí nos marchamos a buscar a Lilah y regresar a casa de Egan. Una vez allá nos fuimos a dormir, sólo que esa vez decidí ir a dormir junto a Egan.

-Quiero que conozcas a mi madre Sam.-

-¿Huh? Bueno...- Dije no muy seguro.

-Solo si quieres obviamente, no quiero forzarte a nada.-

-Está bien, en serio.-

-Sí, es que... puede ser algo reactivo, ¿sabes?-

-No me importa, he vivido toda mi vida rodeado de gente así y mil veces peor.-

-Lo sé, pero en serio, no es malo... Sé que te va a querer mucho Sammy.-

-Me dijiste Sammy.-

-Ups.- Egan rió y yo golpée con suavidad su brazo.

La noche pasó con normalidad y la semana también, ya me había acostumbrado de nuevo a trabajar, y aunque tenía que lidiar con uno que otro imbécil, las cosas parecían ir bien.

Llegado el fin de semana de la semana siguiente y se acercaba la Navidad así que fuimos a visitar a la mamá de Egan, tenía entendido que era un omega de unos cincuenta años tal vez.

Llegamos después de un par de horas, era un pueblo igualmente cercano a la capital pero bastante rural.

Cuándo bajamos, Egan y yo ayudamos con los bolsos y Lilah simplemente estaba fascinada con todas las flores detrás de las ventanas de la casa, al parecer a la mamá de Egan le gustaba mucho la jardinería.

Luego de unos minutos el tan mencionado omega salió, se mostro tan dulce a la hora de saludar a Egan y a mi hermana pero cuando me saludó a mí, su rostro pareció cambiar a una sonrisa falsa.

-Así que este es tu sigma, hijo.-

-Ah, sí, así es madre, él es Samuel... Cumplió veinte hace unos días.-

-Ay hijo, siempre esperé que te casaras con un omega con una madurez mental tan alta como la tuya, no con un... niño.- Dijo el omega y nos invitó a pasar, era tan obvio que estaba disgustado con mi presencia.

Egan se acercó a mí y me abrazó intentando consolarme.

-¿Qué haces?- Le pregunté molesto.

-Lo siento mi madre... Él es algo...-

-Da igual, estoy bien, puedo sobrellevarlo.-

Me aparté de Egan y comencé a ordenar las cosas de Lilah en la habitación que le habían dejado a ella, y llevé mis cosas a la habitación que compartiría con Egan.

Cuándo llegó la cena, todos nos sentamos alrededor de una mesa redonda, el omega nos sirvió y parecía que hasta ese momento todo iba bien, hablábamos con normalidad hata que Miles, la madre de Egan habló.

-Y Samuel, dime, eres un sigma, ¿cómo piensas darle hijos a Egan? He sabido que a penas pueden embarazarse y ni siquiera pueden llevar sus embarazos a término, son como... como unos omegas fallados, peor que un omega recesivo.-

-¡Mamá!- Egan golpeó la mesa y se levantó mirando a su madre con enojo.

-Déjalo Egan, tiene razón.- Aunque las palabras de ese señor eran crueles, no eran más que la verdad, ya había fallado una vez en darle un hijo a Egan y si es que seguíamos juntos probablemente fallaría por siempre.

-Sammy no es un omega, ¡Sammy es un sigma y es genial!- Lilah me defendió, lo cuál me enterneció mucho pero ella probablemente no entendía que significaba todo.

El resto de la cena fue silenciosa e incómoda hasta que nos fuimos a la cama. Ya arropado pregunté a Egan lo que me había guardado durante toda la cena.

-¿Quieres siquiera que te de un hijo?-

-Sam, no te apresures con eso, es muy pronto para pensar en eso.-

-Se trata de mi orgullo Egan, ¿quieres o no que te de un hijo.-

-Yo... quisiera poder formar una familia, pero no estoy apresurado con eso, de verdad, tomémoslo con calma y estaremos bien.-

-Pero tu madre tiene razón, tú quieres una familia y yo probablemente nunca pueda darte una.-

-Sam, no es verdad...-

-¿Cómo que no?¡Ya perdí un hijo tuyo!- Me levanté molesto y me fui a la habitación de mi hermana, sentía que esa noche prefería dormir con ella.

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