Él toma siento a mi lado y noto que se ha colocado un abrigo, con un pantalón a juego, sigo mirando hacia delante y me mantengo en silencio por más tiempo de que debería permitirme, pero lo hago. No sé porque, pero no me molesta sentarme a su lado en silencio, él no habla para llenar el vacío que ha sido creado, solo se queda ahí, esperando algo que ni siquiera él sabe.
- ¿Qué es lo que quieres? – pregunto con molestia.
Silencio por unos segundos.
- Mírame y te lo diré. – responde.
Hago lo que me pide y lo veo suspirar.
- Quiero eso. – me informa.
Su rostro se acerca al mío.
- Quiero esto. – dice con posesividad en su voz.
- Me case contigo, lo tienes. – le recuerdo.
-De acuerdo. – dice simplemente. – Quiero la nada que estás ofreciendo, la quiero ahora. – dice en voz baja.
Lo veo ponerse de pie y ofrecerme su mano, por unos segundos quiero golpear su mano, pero no lo hago, veo el anillo en su dedo y sujeto su mano, me pongo de pie y de inmediato soy halada hacia él, su mano no se aleja de la mía y caminamos de regreso a la casa, en cada paso que doy sé cuál será el resultado de esta noche y sé que debería preocuparme, pero no lo hago, quiero... ver cuál es el resultado de algo que no empezó bien ¿Qué podría suceder? ¿morir? Lo han intentado antes y no lo lograron.
Cuando regresamos a la habitación, intento no lucir sorprendida con la facilidad que tiene de desnudarse, lo hace, se encuentra completamente desnudo a pocos metros de mí, lo veo caminar hacia la cama y observo su espalda tatuada, me gusta lo que veo, pero no he olvidado el golpe que recibí, nunca olvido los golpes que recibo.
Lo veo tomar asiento en el borde de la cama y apoyar sus manos en el colchón, abre sus piernas ligeramente y me mira como si estuviera esperando por algo hace mucho tiempo, esperando por algo que solo yo puedo darle. Doy un paso hacia él mientras me desnudo lentamente, me detengo delante de él cuando me encuentro completamente desnuda, él observa mi rostro y eso me sorprende un poco, sus ojos no se apartan de mi rostro en todo momento.
- Te dije que sería bueno. – me dice. – Seré bueno mientras quieras que lo sea, pero no toleraré la falta de respeto. – me advierte.
- Intentaste golpearme, si hablamos de falta de respeto, creo que vas ganando. – le recuerdo.
- No, no lo intente. – me asegura. – Yo no lo intento, lo hago o no. – me informa.
Me quedo en silencio y doy otro paso hacia él, mis piernas se encuentran situadas en medio de las suyas.
- Se bueno y acuéstate en la cama. – le ordeno.
Alza una de sus cejas, pero lo hace, hace lo que le pido, lo veo subir a la cama sin apartar sus ojos de los míos y es muy satisfactorio ver a un hombre con tanto poder hacer lo que quiero, intento no sonreír, lo intento. Subo a la cama y me acuesto a su lado, veo su cuerpo temblar por la anticipación, lo quiere… quiere poseer mi cuerpo tanto como yo quiero torturar su mente, apoyo mi cabeza de mi brazo y me quedo mirando fijamente su rostro.
- Cian Doherty. – digo su nombre completo. - Solo hazlo, no seas bueno.– le pido.
Algo en su mirada cambia, pero no puedo reconocer lo que me muestra claramente, no lo entiendo, pero no lo necesito, se apresura en moverse y su cuerpo cubre el mío, el peso es demasiado, es un hombre grande y él lo nota, se apoya en sus codos y su boca encuentra la mío, me besa con hambre, como si intentará comer de algo que deseaba por mucho, algo deseable y lo odio, odio que me bese así, dejo de besarlo y lo empujo.
Sus labios húmedos abandonan los míos.
Dice algo, no logro entenderlo en lo absoluto, pero luce molesto, sujeto su rostro con una de mis manos con molestia.
- No besos. -le advierto.
Luce confundido, pero lo entiende, hace lo que pido y lo siguiente que sé es que me encuentro con mi pecho en las sábanas de seda, me encuentro haciendo ruidos que no recordaba ser capaz de emitir, muerdo mi labio inferior para no hacerlo, porque ahí está el poder, la persona que siente o disfruta más siempre rinde su poder hacia la otra persona, el poder que siempre he tenido es no demostrar mis sentimientos, no empezaré ahora, no con él, no después…
Grito ruidosamente sin poderlo evitar cuando él entra en mí, es sorprendente lo perdido que puedes estar en tus pensamientos al punto de no saber lo que sucede hasta que lo hace, hasta que lo sientes como lo hago yo ahora, intento sujetarme de algo cuando no puedo controlar mis emociones, lo que hago o los sonidos que emito, es bueno… demasiado bueno, justo como prometió, pero… no hay peros, solo lo es.
Su mano sujeta con fuerza mi cadera y mis rodillas terminan en el colchón, mi rostro es empujado entre las sábanas por mí misma, no quiero ser escuchada, no quiero admitir que no pelee más fuerte, estoy siendo lo que quieren, una esposa trofeo que da lo que ellos esperan, no lo haré, no renunciaré a lo que creo.
- Vuelve a mí. – lo escucho gemir en mi oreja.
Abro mis ojos notando que estaban cerrados, mi cuerpo tiembla junto al suyo, es como si estuviera escuchando una canción en mi cabeza y esa canción es escuchada por él, ambos estamos llevando el mundo ritmo, estamos bailando los mismos tonos, viendo los mismos colores, sintiendo lo mismo…
Estoy en problemas.
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