Bienvenida a casa, señora Wagner part-3

Retrocedo y empiezo a caminar hacia los árboles que rodean la mansión, escucho que gritan mi nombre, pero lo ignoro, veo hombres con trajes cubriendo el perímetro y mirarme como si fuera… esto, la esposa de su jefe, lo odio. Me detengo mirando la gran pista de aterrizaje que está a pocos metros de la piscina trasera de la mansión, sé que algún día escucharé a mi futuro esposo llegar y tendré que cumplir con el trato que he sellado, tendré que hacerlo.

Sigo caminando y coloco mi mano en un árbol, escucho algo detenerse, sé que me están siguiendo y decido ignorarlo por ahora, alejo los lentes oscuros de mis ojos y empiezo a caminar más rápido entre los árboles, me detengo y miro hacia el cielo, cierro mis ojos y suspiro, abro mis brazos dejando caer los lentes y me permito disfrutar de la brisa fría.

- ¿Cigarrillo? – escucho a alguien decir.

¿Qué? frunzo mi ceño y abro mis ojos, bajo mis brazos y me giro lentamente, veo a un solo hombre, su cabello oscuro cae sobre su frente y sus ojos… de un tono azul como el cielo que estaba observando me miran con curiosidad. ¿Es nuevo? Miro su mano y veo sus dedos cubiertos por tatuajes, reconozco uno, todos los hombres de seguridad tienen el mismo tatuaje estúpido, una serpiente que envuelve uno de sus dedos.

Me acerco a él y tomo el cigarrillo, lo coloco en mis labios y lo observo fijamente ¿Por qué me mira así? veo como acerca su encendedor y sujeto su mano de inmediato evitando que se acerque más.

- ¿Quién eres tú? – pregunto intentando no perder el cigarrillo que está en mis labios.

-Soy tu sombra. – responde.

Escucho ese fuerte acento de nuevo ¿irlandés? Posiblemente, pocos hombres aquí lo son realmente, la mayoría son hombres contratados o hombres de sangre irlandesa que crecieron en el país y han perdido su acento, pero este hombre todavía lo tiene ¿Por qué?

Alejo mi mano de la suya y permito que encienda el cigarrillo, doy una calada y dejo salir el humo segundos después. Da un paso hacia mí sorprendiéndome, retrocedo sin poder evitarlo y el cigarrillo cae a la tierra húmeda, observo su rostro y veo una ligera barba que está creciendo, veo arrugas alrededor de sus ojos, es algo mayor que el resto.

-Luces estresada. – dice.

- Y tú luces como alguien que no quiere vivir. -digo de inmediato.

-Posiblemente. – me dice. – Pero he estado haciendo mi trabajo y mis órdenes fueron claras, proveerte con todo lo que puedas necesitar. – me informa.

- ¿Todo? – pregunto notando el tono de la conversación.

-Todo. – responde.

Sonrío sin poder evitarlo y alejo un mechón de mi cabello de mi rostro, observo lentamente todo su cuerpo y asiento lentamente, dejo de sonreír y él lo nota. Retrocedo cuando él empieza a alejar la chaqueta de su cuerpo, la deja caer al suelo y lleva sus manos a su pantalón, levanto mi mano deteniéndolo.

-Viéndote bien no puedes proveerme lo que quiero. – informo. – No tienes el poder para ello. – digo, sonrío.

Veo su rostro enrojecer, toma su chaqueta con molestia y lo veo alejarse haciéndome reír, me aseguro de seguir riéndome hasta que se ha ido y me encuentro completamente sola, sola conmigo misma, de nuevo. Dejo de reír y vuelvo a mirar hacia el cielo, por unos segundos me permito solo hacer eso y disfrutar del silencio que solo es perturbado por los pasos de aquellos hombres que están protegiéndome.