Puedo verlo. Part-2

Horas después…

Escucho lo que Kaleani me dice por teléfono y me siento enojada por lo que ha sucedido, dos días, Kalsey se ha ido de casa por dos días y ellas tuvieron que fingir que estaba ahí ¿Qué sucede con esa chica? Me preocupa no estar ahí para guiarla, para decirle que es lo correcto, temo que se perderá sin nadie que pueda decirle qué hacer. Escuchar a mi pequeña hermana hablar de cómo Kalsey ha estado durmiéndose en todas partes y bebiendo me enoja, me decepciona porque Nadia no está haciendo nada.

- Kal. – digo al escucharla llorar. – escúchame. – le pido.

- ¿Qué hago? – pregunta llorando.

- Solo díselo a Nadia, va a tener problemas, pero está robándote dinero. – le digo. – No es justo ¿entiendes? dile a Nadia. – le pido.

- Tengo miedo. – me dice. - ¿Va a golpearla? Sabes que John sigue pidiéndole que nos castigue más fuerte, he intentado comportarme por eso. – me informa.

- Me encargaré de John cuando regrese. – le aseguro. - ¿Cómo estás tú? – pregunto.

- Reprobaré. -me informa.

-Pero estás estudiando, no seas tonta. – le pido.

- Es que…- se detiene. -Lo quiero, quiero quedarme con él y si apruebo, él se irá a la universidad, lo sabes. -me recuerda.

- Kal…- digo. – Te dije que lo olvidarás, sigue tu entrenamiento e ignora al hombre, no pertenece a nuestro mundo. – le recuerdo.

-Pues me iré al suyo, me iré a su mundo. – me asegura. -No entiendes, él se preocupa por mí. – me dice.

- Eres su estudiante y si él te ve como algo más, está enfermo. – le recuerdo.

- Kris. – dice molesta. – Deja de decir eso, no entiendes nada, él… me mira así, con amor. – me dice.

- Tú no sabes lo que es el amor. – le digo molesta.

Miro hacia mi izquierda cuando escucho un auto pasar, veo al auto detenerse delante de mi edificio y veo salir del auto a Ángel, lo veo sonreírle a la persona que lo ha traído a casa, intento mirar hacia otro lado, pero no puedo, no puedo. Sujeto con fuerza el teléfono cuando sus ojos se encuentran con los míos y él me ignora, lo hace, cierro mis ojos sintiendo que de alguna manera algo me molesta.

- Kris. – escucho mi nombre. – Sé que es amar. – me asegura.

- No, el amor es algo que no podemos permitirnos, si queremos que ellos vivan. – digo antes de colgar.

Suspiro y acomodó el abrigo que cubre mi cuerpo, corro cruzando la calle y al llegar a la cera camino más despacio, empujo la puerta del edificio y un grito abandona mis labios al ver quien está sentando en las escaleras, él. Intento ignorar su presencia y camino hacia las escaleras, subo dos escalones antes de que sujete mi brazo, miro hacia otro lado intentando que me suelte.

- Mírame. -me pide.

Dudo antes de hacerlo, pero lo hago.

- ¿Qué? ¿Por qué no me dejas en paz? Voy a pagar la renta, tengo dos días todavía. – digo de inmediato.

-Mírame. – me pide.

-Te estoy mirando. – le digo molesta.

- No, mírame como lo hiciste cuando me conociste. -me pide.

Me quedo en silencio por unos segundos.

- Ángel. – digo su nombre.

- ¿Hice algo raro? ¿Fue eso? – pregunta.

- No. – digo de inmediato.

- ¿Por qué me evitas? Te he visto correr en las mañanas, pensé que podíamos llevarnos bien y hablar. – me dice.

- No es posible. – digo de inmediato.

Él me deja ir y subo los escalones lo más rápido que puedo, él sigue mis pasos, puedo escucharlo, me apresuro en abrir mi puerta al llegar y mi mano se detiene antes de abrir, miro hacia él y él mira mi mano fijamente. Él me ofrece algo y me siento algo confundida, es una hoja de papel, la tomo y lo veo abrir su boca intentando hablar, pero no lo hace, lo veo alejarse lentamente.

Abro la hoja de papel y abro mis ojos sorprendida al verme a mí misma, dibujada con tonos naranjas y marrones ¿Cómo? Estoy sonriendo sujetando una taza de café, es como si estuviera en el trabajo como todas las tardes. Dejo caer la hoja de papel y miro hacia él, digo su nombre y se detiene, se gira de inmediato y corro hacia él, lo abrazo con fuerza y maldito ruidosamente.

- No me importa, lo haré. – me digo a mí misma.

- Kristin. – dice mi nombre. - ¿Qué sucede? – pregunta.

Dejo de abrazarlo y sonrío sintiendo mi corazón en mi garganta.

- No quiero ser tu amiga. -admito. – Te veo, maldición, te veo y me gustas, me gusta todo esto. – digo señalando todo su cuerpo con mi mano.

Se queda en silencio.

Retrocedo sintiendo que he dicho demasiado y lo veo negar haciendo que su cabello se sacuda. Da unos pasos hacia mí y sujeta mi mano, veo su dedo acariciar la palma de mi mano lentamente por unos segundos, me hala hacia él y caminamos hacia su apartamento, sigo sus pasos olvidando lo que podría suceder y que tengo tarea.

Él abre su puerta y entro al apartamento, doy unos pasos antes de ver todos los dibujos en las paredes, dibujos de cosas momentáneas, como el atardecer anaranjado que solo sucede por unos minutos todos los días, veo dibujos de pintores famosos o al menos intentos de los mismos. Me acerco a uno de los dibujos y lo toco al ver números sin sentido, son demasiados, siento sus manos en mis hombros y me hace retroceder unos pasos, abro mis ojos sorprendida al ver unos ojos formados por los números, solo a la distancia puede ser visto.

- Así es como me miras en ocasiones. -susurra en mi oreja.

Mis ojos arden.

¿Por qué? porque sé que he tomado una decisión cuando no debería, todos tienen expectativas de como debo hacer esto y lo voy a arruinar de nuevo, no pude ser la chica buena que necesitaba aquel hombre y desnudarme, no pude serlo, pero aquí estoy, sintiéndome feliz viendo unos dibujos horribles realizados por un hombre que conocí hace poco.

Toco su mano en mi hombro antes de girarme.

- Así, esa mirada. -dice sonriendo.

- No te conozco. – admito.

- Yo tampoco a ti ¿quieres conocerme? – pregunta.

- Si. – admito. – Quiero hacerlo tanto. – admito.

- Debo admitir que no hay mucho que conocer. – me dice.

Sonrío.

Su rostro se acerca al mío y asiento.

- Debo admitir que no quiero compartir lo que soy yo, quien soy. – le digo.

Asiente y me besa, abro mi boca de inmediato y disfruto el beso, lo hago.

Lo hago sin saber lo que sucedería después y lo mucho que me cambiaría, lo mucho que perdería y como nunca regresaría a este momento, a este tonto momento que un simple beso me hace sentir demasiado, sentir… algo que nunca volvería a hacer.

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