Bienvenida, señora Doherty Part-3

Miro hacia ella, luce molesta, golpea su tacón en el piso y camina hacia la puerta, abre la puerta y veo a Cian de pie ahí, entra a la habitación y mis hermanas salen del lugar lo más rápido que pueden. Retrocedo cuando él camina alrededor de la habitación observando todo, se detiene delante del espejo y me mira unos segundos usándolo, se gira lentamente y debo admitir que su perfume es algo que nunca había olido, es…

-Cierren la puerta. – ordena.

No entiendo lo que dice hasta que miro hacia la puerta, veo a un hombre… aquel hombre que me ofreció su cuerpo ahí de pie, asiente y retrocede, cierra la puerta y nos quedamos solos por primera vez ¿Qué hago? Abro mi boca para decir algo, pero lo veo acercándose a mí, noto una pistola en su cintura en una porta armas, se detiene delante de mí y me observa como si fuera la primera vez.

-Hola, esposa. – dice sorprendiéndome.

Me quedo en silencio, veo el anillo en su mano izquierda cuando peina su cabello lentamente, veo el tatuaje distintivo de su familia en uno de sus dedos, él es… como ver la noche mostrarte algo, mostrarte algo más que oscuridad absoluta, mostrarte que quizás hay algo ahí y quizás sea malo, muy malo, demasiado.

- ¿Dónde está esa energía audaz que me has mostrado todo este tiempo? Quiero que vuelva, aquella energía audaz que te obligo a subirte en una mesa, aquella energía que te hizo gritar a los cuatro vientos que no me hablarías, quiero esa energía, Kristin Doherty. – finaliza.

Su voz… me gusta, lo veo y no puedo ver a un irlandés, no es como Rowan, no es alguien que puede mezclarse en la multitud, tienes que verlo si está ahí, debes hacerlo. Su rostro solo está cubierto por una leve barba oscura de algunos días, veo arrugas alrededor de sus ojos oscuros y veo una cicatriz enrojecida encima de su nariz, la palidez de su piel provoca cosas que no son buenas.

-Soy Wagner. – digo sin poder evitarlo.

Lo miro con prepotencia.

Sonríe sorprendiéndome.

- Ese es el detalle, esposa. – dice dando otro paso hacia mí.

No retrocedo.

- Eres mi esposa y como lo eres, vas a comportarte como mi esposa, no como una ramera Wagner, vas a mantener esas piernas cerradas mientras yo lo diga y vas a sonreír mientras yo lo diga, vas a…- lo interrumpo.

- Estás muy…- me detengo cuando veo movimiento.

Lo veo levantar su mano y evito el golpe justo a tiempo, me sorprende, pero no lo suficiente para sentir algo más que no sea momentáneo, alzo una de mis cejas y sonrío, él luce molesto y sabía que sería así, no estoy haciendo lo que quiere. Él mira su mano y sonríe ¿Por qué? no lo sé, otro loco más, esto será entretenido.

- No debí…- se detiene. – Te hice una promesa al momento de aceptarte como mi esposa, no voy a tocarte de esa manera, encontraremos otras maneras de estar de acuerdo ¿de acuerdo? Hablaremos luego de la cena. – me informa.

- Si me tocas…- me detengo.

Doy un paso hacia él y sonrío.

- Si me golpeas, si me faltas al respeto, si me gritas, yo…- me detengo por unos segundos. – Seré tu pesadilla, no permitiré que cierres tus ojos porque estarás preguntándote toda tu vida cuando serás atacado, compórtate, esposo. – finalizo.

Camino hacia la puerta y como es de esperarse, sujeta mi brazo cuando intento alejarme, miro hacia él de inmediato y no muestro miedo alguno. Él observa mi rostro y acerca su rostro al mío, sonríe ¿está loco?

- Eso quería escuchar, chica audaz. – dice ¿Por qué suena orgulloso?

Suelta mi brazo y camino hacia la puerta, al salir encuentro al hombre ahí de pie y sigo caminando, puedo sentirlo seguirme, cuando su mano toca mi espalda baja decido caminar más despacio, lo ignoro, juego mi papel, lo hago, por ahora

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