Puedo verlo. Part-1

...18 años...

Sujeto con fuerza el libro a mi pecho y maldigo llamando la atención de las personas que caminan a mi alrededor ¿Qué hace aquí de nuevo? Observo a Ángel preguntar por mí a las personas que salen del aula de clases y algunos ni siquiera entienden lo que dice, doy un paso hacia él y sé que no debo hacerlo, pero no sé porque desde la primera vez que lo vi mi corazón sigue haciendo esto, me confunde.

He estado tomando mis clases por tres semanas, tres semanas que he evitado verlo, he evitado compartir algún espacio con él ¿Por qué? porque sé que Nadia me observa, en algún momento tendré problemas por esa sonrisa estúpida que aparece en mi rostro cuando le hablo. No debo acercarme, tengo todo lo que puedo querer, dinero y un trabajo, mis clases van de maravilla y ya tengo mi refrigerador, pero en las noches, cuando estoy sola quiero tocar su puerta y…

- ¡Kristin! – alguien grita.

Miro hacia la puerta del aula y lo veo sacudir su mano hacia mí, levanto mi mano lentamente y sonrío ¿Por qué lo hago? Camino hacia él sujetando mi libro y tratando de no verme incómoda. Me detengo delante de él y veo una bolsa en su mano, no entiendo que sucede hasta que reconozco la bolsa, es mi bolsa con mi almuerzo, lo he dejado atrás mientras corría evitando que se ofrezca a traerme esta mañana.

- Dejaste esto. – me informa.

-Si. – digo en voz baja.

- Espero que no te moleste que viniera a traerte esto. – me dice.

No respondo ¿Por qué? porque estoy siendo una patética chica mientras miro fijamente como sus ojos me miran y sus labios tan… maldición. Tomo la bolsa y lo empujo, camino rápidamente por el pasillo y lo escucho gritar mi nombre, salgo por la puerta principal de mi facultad y corro un poco, me detengo al ver el césped verde y dejo mi comida ahí, me giro y soy lanzada al piso de golpe, cierro mis ojos por el impacto.

Abro mis ojos al sentir algo tocar mi rostro, su cuerpo cubre el mío y su rostro está demasiado cerca, demasiado, puedo sentir sus manos tocar mi rostro mientras me pregunta si estoy bien, abro mi boca intentando decir algo, pero no puedo, nada parece tener sentido, él se aleja de mí y me ofrece su mano, cuando nota que estoy en el mismo lugar, se arrodilla en el césped y toca mi mejilla con su mano.

Observo su rostro como si fuera la primera vez sintiéndome abrumada, su cabello cubre su frente y toca ligeramente mi rostro con su mano. Acerco mi mano a su rostro sin poder evitarlo y él sonríe, esa estúpida sonrisa… La odio, pero la quiero, lo hago, acerco mi rostro al suyo sin poder evitarlo y sé lo que estoy haciendo cuando mis labios tocan los suyos.

Lo empujo con fuerza preocupada y miro hacia todos lados, no veo a nadie que logre reconocer y vuelvo a mirar hacia él, luce sorprendido y su mano toca sus labios mientras mira hacia abajo, cuando sus ojos se encuentran con los míos sé que debo correr ahora, ahora mismo. Retrocedo lista para correr, siento que no puedo respirar, pero sujeta mi brazo y me hala hacia él, sus brazos cubren mi cuerpo y mi cuerpo tiembla.

-Tranquila, relájate. – me pide en voz baja.

Siento su aliento en mi oreja.

- No paso nada, fue un accidente. – me asegura.

- No. – susurro oliendo su aroma, no es perfume, es él. – Debo irme. – me digo a mí misma.

- Debes almorzar. – me recuerda. – Me quedaré contigo hasta el final y si quieres te puedo llevar a casa. – me informa.

- No. – digo de inmediato.

- Kristin. – dice mi nombre y puedo decir que amo como suena en esos labios. – Un amigo no puedo lastimarte, deja de evitarme, no conoces a nadie, solo permíteme ser tu amigo. – me pide.

Mi mano toca su espalda y puedo sentir sus músculos tensarse, sujeto su camisa azul pálido, me aferro a él sin saber porqué lo hago, puedo escuchar su corazón y eso permite que el mío recuerde quien soy, soy una Wagner y nosotras no hacemos esto. Lo empujo con todas mis fuerzas y él casi cae al piso, luce muy confundido, apunto hacia él con mi dedo e intento lucir confiada, como alguien que dice la verdad.

- ¡Aléjate de mí! – grito con fingida molestia.

Su rostro… no me gusta cómo ha reaccionado y dejo de mirarlo.

- Por favor. -ruego en un susurro.

Intento retroceder, pero mis pies no se mueven y vuelvo a mirar hacia él, lo veo limpiar el césped de sus pantalones negros finos, mira hacia mí luciendo… no sé. Retrocede y lo veo alejarse de mí, doy un paso hacia él sin importarme las consecuencias y él lo siente, él siente algo porque se detiene a pesar de la distancia.

- Ya entendí. – me dice. – Me disculpo por todo esto, pensé que de verdad estabas sola aquí y sé que no perteneces a la ciudad, fui un poco molesto. – me dice como disculpa.

Lo veo irse y cuando peino mi cabello rizado, noto que mis manos tienen su aroma por haberlo tocado, tomo asiento en el césped y noto que algunas personas me observan, algunos se ríen de lo que acaba de suceder, pero los ignoro. Debo comer e ir al trabajo, debo seguir adelante, este hombre no es importante, ni siquiera he hablado tanto con él ¿Por qué me duele perder algo que nunca tuve? Patético.

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