Capitulo 7: Secretos Revelados y Promesas Renovadas

"En los momentos de oscuridad, descubrimos la fuerza interior para enfrentar los desafíos. Al comprender que todos llevamos nuestras cargas, encontramos consuelo en compartir nuestras luchas y en apoyarnos mutuamente en el viaje de la vida." - Marcus Aurelius

Delia, una estudiante dedicada y amable, siempre se destacaba por sus excelentes calificaciones. Su mayor anhelo era convertirse en una diseñadora de moda de renombre. Dentro de su círculo social, era conocida por su energía contagiosa y por ser un faro de esperanza para sus amigos en momentos difíciles. En resumen, era una persona admirable y virtuosa. Entonces, ¿por qué la expulsaron?

A diferencia de otros estudiantes que abandonaron UME, la historia de Delia pudo ser rastreada y documentada. El motivo de su expulsión se encontraba en el núcleo de su familia, en su propio padre. Este influyente diputado fue acusado de innumerables delitos, desde lavado de dinero y sobornos, hasta fraudes y estafas. La reputación de su padre se había visto gravemente comprometida.

Si bien UME no permite que los estudiantes den una mala reputación a la universidad, no suelen involucrarse en asuntos personales de los estudiantes, sin embargo, el caso del padre de Delia había causado un gran revuelo en la ciudad. Las filtraciones sobre la vida personal y familiar no tardaron en propagarse, y la universidad, temiendo la repercusión negativa, decidió tomar medidas drásticas al expulsar a Delia.

Pero, ¿era justo que se castigara a Delia por los pecados de su padre? Los hijos no deberían cargar con las culpas de sus progenitores, ¿verdad? Esta pregunta resonaba en la mente de aquellos pocos que conocían la historia de Delia. Sin embargo, las circunstancias y el impacto público del caso habían llevado a la UME a tomar esa difícil decisión.

Los estudiantes expulsados de UME son considerados como los fracasados, los marginados, aquellos destinados a un futuro incierto. Una vez que sin apartados de la institución, las puertas de otras universidades se cierran ante ellos. Son rechazados, dejados de lado y se convierten en parias en el mundo académico. La sombra de la expulsión los perseguirá sin piedad.

La vida después de la expulsión es un laberinto lleno de obstáculos para los alumnos marginados. Se enfrentan al estigma de haber sido considerados "innecesarios" por UME, una marca que les perseguirá sin piedad. La sociedad los juzga con dureza, como si la expulsión fuera una señal de su incapacidad o fracaso. Sin embargo, muchos de estos estudiantes tienen potencial, talento y sueños por cumplir.

La injusticia de esta situación es evidente. ¿Por qué un error o una decisión tomada en un momento de su vida debía dictar su destino por completo? ¿No merecían una segunda oportunidad para demostrar su valía y alcanzar sus metas?

Para Delia, toda esta situación representa un duro golpe a sus sueños de convertirse en diseñadora de moda. La posibilidad de seguir una carrera académica en esa disciplina parecía esfumarse, a menos que optara por el camino autodidacta. Sin embargo, la falta de apoyo y las enseñanzas especializadas que una universidad puede brindarle harían que su camino fuera aún más arduo. ¿No era esta situación profundamente injusta?

—Yahho~ —saludó Nila con entusiasmo.

—...

—¡Oye, te saludé y no me contestaste! ¿Acaso ya no me quieres? —exclamó con un tono de falsa indignación.

—Lo siento Nila, estaba sumido en mis pensamientos...

—¿Lo que piensas tiene que ver con tu mala apariencia? —preguntó Nila, haciendo una mueca divertida.

—...

—Déjame adivinar, es sobre Delia, ¿cierto? —sugirió, captando la preocupación en mi rostro.

—Sí.

—¿Por qué te importa tanto?

—¿Qué quieres decir?

—Ella no era tan relevante en tu vida, ¿verdad? No le des tanta importancia.

—...

—Mírate, tu apariencia y vestimenta se han visto afectadas por la expulsión de Delia. Se nota claramente que apenas has dormido, no has lavado ni planchado tu ropa.

—Siempre notas esos pequeños detalles —respondí con una leve sonrisa.

—¿Pequeños? ¡Tus ojeras son enormes! Bueno, como sea, lo que quiero decir es que te preocupes primero por ti antes que por los demás. Delia ya fue expulsada, no puedes hacer nada al respecto, ya han pasado varios días. Además, apenas salías con ella, no es tan importante. Tienes más amigos, ¿sabes?

—Ya cállate, Nila.

—¡ !

—Estás actuando de forma extraña, tú no sueles ser así.

—¿Ah? Su existencia no es ni fue relevante, era prácticamente un fantasma. Apenas tenía dos amigas.

—Igual que tú.

Nila frunció el ceño, sorprendida por la comparación.

—No me gusta mencionarlo, pero a diferencia de ella, yo soy popular —respondió con cierta altanería.

—¿Y eso te vuelve mejor que los demás?

—Mejor que ella, al menos —dijó con un tono de superioridad.

—Nila, ¿sabes qué es lo que más me gusta de ti?

—¿L-Lo que más te gusta de mí?

—Tu humanidad. Sueles ignorar a los desconocidos y no te metes con ellos a menos que se te acerquen. Por esa razón, le caes mal a mucha gente y piensan que eres arrogante. Pero ellos no conocen tu pasado. En cambio, con la gente que quieres, tus padres, tus hermanos, Faitth y Leah, siempre les demuestras tu afecto y lo mucho que te importan. En general, eres una muy buena persona. Siempre puedo aprender de ti, cómo mejorar. Entonces, ¿qué te pasa? ¿Por qué actúas de esa forma? Ni siquiera estoy enojado contigo, estoy decepcionado. Supongo que es mi culpa en parte, al idealizarte, te condené a decepcionarme.

—¡¡¿Qué me pasa? ¿No te das cuenta? No, nunca te has dado cuenta!! Ash, como sea, me voy Nerlin.

Observé cómo caminaba enojada hacia dentro del edificio. Parecía sumida en sus pensamientos y no se percató de que se acercaba a Lily, hasta que ambas chocaron.

—¡¡Mira por dónde vas, idiota!!

—¿N-Nila, pasa algo?

Nila no respondió y continuó su camino sin mirar atrás.

—Nerlin, ¿se han peleado o algo así?

—...

—¿Aún te afecta la expulsión de Delia?

—No creo que sea algo fácil de olvidar.

—Tal vez no sea fácil, pero estoy aquí para ti. ¿Prefieres que me quede contigo un rato o prefieres estar a solas?

—Me da igual.

—Hmph. ¿Qué piensas hacer al respecto?

—Hacer algo al respecto...

Todos parecen querer que olvide, que siga adelante, que supere esta situación. Pero si sus amigos, no dirían lo mismo. Es todo tan extraño. La expulsión de Delia no fue un caso aislado, ocurre todo el tiempo en UME. Entonces, ¿por qué la gente lo toma tan a la ligera? Lo entendería si Delia hubiera sido como los otros expulsados, una mala persona, pero es todo lo contrario.

No puedo verla, hablar con ella, preguntarle cómo está o si puedo ayudarla en algo. Todo debido a la prohibición de UME de tener contacto con los expulsados. A veces me pregunto si realmente la aprecio, si de verdad la quisiera, ¿debería abandonar UME para reunirme con ella? ¿Qué es más importante para mí, mi futuro o Delia? Escoger mi futuro sería un acto egoísta, ¿no es así? Para ser sincero, no sé qué hacer.

—¡Nerlin!

—¿ ?

—¿No escuchaste nada de lo que te dije? —preguntó con una mezcla de frustración y decepción.

—Lo siento, mi mente estaba en otro lugar.

Lily sacudió la cabeza, dejando escapar un suspiro resignado.

—Olvidalo. Sabes qué, siempre he pensado que eres la persona más increíble en esta universidad. No se lo digas a Axel, ¿de acuerdo? Siempre te preocupas por los demás, incluso por las personas con las que no tienes una estrecha relación. De alguna manera, eso me hace sentir especial, porque si te preocupas tanto por tus amigos, no puedo ni imaginar cuánto nos quieres a nosotros.

—...

—Sonará egoísta pero...

—¿Quieres saber si quiero descubrir la identidad de Mastermind por Delia? —interrumpí, mirando fijamente a Lily

—Bueno... Si, tal vez suene egoísta porque yo siempre estoy ansiosa por los avances para descubrir su identidad, pero ahora mismo pienso que esto puede servirte para distraerte o tal vez ayudarte.

suspiré profundamente.

—No pienso hacer nada.

—¿Eh?

—No pienso hacer nada contra Mastermind, no descubriremos su identidad. Eres muy inteligente y no has avanzado nada, solo descubriste un 4.

Lily se quedó sin palabras, su rostro reflejaba confusión y decepción.

—Pero...

—Quiero dejarlo, dejar la investigación.

1

Han pasado poco más de una semana desde aquella conversación con Lily. No he hablado con ella desde entonces, ni siquiera nos hemos enviado mensajes por teléfono. Tal vez ella necesita que le dé espacio o quizás mis palabras la afectaron más de lo que imaginé. Debería haber sido más cuidadoso en mi forma de expresarme, pero sigo creyendo que la sinceridad fue la elección correcta.

Reviso mi reloj y veo que son las 23:40. Ahora que lo recuerdo, no he comido nada desde la tarde. Decidí buscar algo ligero en el refrigerador y la alacena, puedo cocinar algunos platillos que Nila me enseñó. Al revisar los ingredientes disponibles lo único que puedo preparar es un único y delicioso platillo de aire ¡Ahh! No tengo suficiente para preparar algo adecuado. Tendré que salir a buscar algo para cenar.

Cierro la puerta detrás de mí y me adentro en la noche. Cerca de mi casa, la mayoría de los lugares para comprar comida están cerrados a estas horas. Pedir comida a domicilio tampoco es una opción viable. Decidí dar un paseo y buscar algún lugar donde pueda satisfacer mi hambre en el camino.

He estado caminando durante aproximadamente una hora y no logro encontrar ningún lugar para saciar mi hambre. El ruido ensordecedor de mi estómago se intensifica y me hace consciente de lo mucho que necesito comer. Quizás pasar un día sin comida no sea tan malo, debería regresar a casa.

Mientras continúo caminando, me doy cuenta de que fue una mala idea perder tanto tiempo. Si sigo a este ritmo, llegaré a casa cerca de las 2:00 de la madrugada. Tengo que despertarme temprano para ir a la escuela, así que necesito apresurarme. Recuerdo un pequeño callejón que podría ser un atajo, aunque sé que es frecuentado por personas peligrosas que se dedican a vender drogas. Tomar ese camino implica correr el riesgo de un posible asalto, pero la fatiga y el hambre me llevan a tomar una decisión arriesgada.

El callejón por el que avanzo es sumamente oscuro, no hay ninguna fuente de luz que ilumine mi camino. O al menos eso creía hasta que vislumbré una débil luz a pocos metros de distancia. Pensé que indicaba el final del callejón, pero estaba equivocado. La luz provenía de una máquina expendedora que se encontraba en ese lugar ¡Por fin! Parece que tendré la oportunidad de cenar algo. Ya había perdido toda esperanza.

A medida que me acercaba a la máquina expendedora, pude distinguir a un hombre de avanzada edad cerca de ella. Diversas ideas cruzaron mi mente: ¿Será un espíritu que ha venido a cobrar mi alma? ¿Un miembro de una pandilla? No lo sé. La verdad es que mi hambre es tan intensa que no puedo pensar con claridad. Sin embargo, decidí acercarme y averiguar qué ocurre.

—Buenas noches.

—Buenas noches, joven. No es común ver a alguien por este callejón. ¿Qué te trae aquí?

Supongo que quiere saber si soy una de las personas que vende o compra droga.

—En realidad, salí a buscar algo para cenar, pero no tuve suerte.

—Lamentablemente, esta máquina expendedora lleva tiempo fuera de servicio. Los productos en su interior probablemente estén caducados.

Maldición.

—Qué mala suerte, ¿verdad?

—Quizás. ¿Te gustaría cenar en mi casa? Yo tampoco he cenado y vivo muy cerca de aquí.

—No, gracias. No quiero ser una molestia.

—En absoluto. Hace mucho tiempo que no comparto una comida con alguien más, desde que mi esposa falleció.

Erghh, ahora me es difícil negarme.

—Está bien. Supongo que podría cenar con usted.

Acepté su amable invitación y, para mi sorpresa, el camino a su casa resultó ser de menos de dos minutos. No mentía cuando mencionó que vivía cerca del callejón.

La casa del anciano lucía como un refugio de nostalgia y calidez. Con sus paredes desgastadas por el tiempo y sus ventanas enmarcadas por cortinas florales, parecía contar historias de décadas pasadas. El techo de tejas rojizas protegía la morada con un aire de tradición y arraigo.

Al ingresar, se respiraba un ambiente acogedor y familiar. Los muebles de madera envejecida exhibían marcas de uso, pero mantenían su encanto intemporal. Algunos retratos enmarcados adornaban las paredes, testigos mudos de una vida vivida plenamente.

El aroma a libros viejos y a café recién hecho se mezclaba en el aire, invitando a los visitantes a sumergirse en las páginas de historias olvidadas. Las estanterías repletas de volúmenes desvelaban la pasión por la lectura del anciano, quien había acumulado un tesoro de conocimiento a lo largo de los años.

En una esquina, un sillón desgastado y mullido parecía esperar con paciencia la compañía de su dueño. Allí, el anciano al parecer pasaba horas perdido en pensamientos o sumergido en las páginas de un libro, acompañado por la suave luz de una lámpara antigua.

—¿Quieres algo de té o café? —preguntó el anciano mientras se dirigía a la cocina.

—Café, por favor —respondí, sabiendo que podría robarme algunas horas de sueño durante la noche. Me gusta más el café por esa razón lo acepté, mi hambre era más fuerte que cualquier preocupación por el insomnio.

Me acomodé en un cómodo sillón en la sala de estar mientras el aroma del café recién preparado comenzaba a llenar el ambiente. El anciano regresó con una taza humeante y un pequeño plato con pan.

—Aquí tienes, es lo mejor que puedo ofrecerte en este momento —dijo mientras me entregaba el café y el pan.

—Gracias por la comida —expresé con gratitud.

—Luces insatisfecho —observó el anciano, mirándome con atención.

—Sí, siendo sincero, lo siento. No quiero parecer ingrato, pero creo mi hambre no desaparecerá del todo —confesé con franqueza.

—No te disculpes, comprendo perfectamente. No es fácil estar satisfecho cuando se tiene un apetito voraz. Agradezco tu honestidad —respondió el anciano con una sonrisa comprensiva. Luego, su mirada se tornó curiosa—. Por cierto, ¿cuál es tu nombre?

—Nerlin —respondí, permitiendo que el anciano conociera mi identidad.

Continuamos charlando en la comodidad de su sala de estar. La conversación se volvió más íntima mientras compartíamos detalles sobre nuestras vidas, gustos y experiencias en la escuela. Sin embargo, debido a las restricciones impuestas por el sistema escolar, mis explicaciones sobre los problemas que enfrentaba se volvieron vagas y cuidadosas, evitando mencionar directamente los acontecimientos que me llevaron a esa situación.

—¿Quieres dejar tu proyecto o quieres dejar a tus amigos?

—Es lo mismo ¿Cierto?

—Claro que no, puedes seguir saliendo con ellos sin la necesidad de compartir el mismo proyecto, solo es cuestión de que ambas partes así lo quieran ¿Sabes que? Veo que estás pasando por un momento difícil. Tu reacción ante el viaje de Delia ha sido comprensible, pero también ha afectado tus relaciones con tus amigos y con Nila. Permíteme darte un consejo, joven.

—La verdad, no sé cómo lidiar con esta situación. Me siento herido y decepcionado por lo sucedido.

—Entiendo tu dolor, Nerlin. Las emociones pueden ser abrumadoras en momentos como este. Pero es importante recordar que todos tenemos formas diferentes de procesar y enfrentar las dificultades. Tal vez tus amigos no comprendan completamente la profundidad de tu dolor, y Nila puede haber actuado de manera fría debido a su propia incapacidad para lidiar con la situación.

—¿Entonces qué debo hacer? Siento que me he alejado de todos, incluso de quienes más me importan.

—En situaciones como estas, la comunicación sincera es fundamental. Habla con tus amigos y explica cómo te sientes. Permíteles conocer tu dolor y tu frustración. No asumas que ellos no te comprenden o que no les importas. A veces, las personas necesitan que se les brinde la oportunidad de apoyar y consolar.

—Pero me resulta difícil acercarme a ellos ahora. Me siento distante y temo ser rechazado.

—Comprendo tus temores, Nerlin. Sin embargo, es importante recordar que la amistad verdadera puede superar obstáculos. Permítete ser vulnerable y darles la oportunidad a tus amigos de estar ahí para ti. El aislamiento solo aumentará tu dolor y alejará a quienes podrían ayudarte a superar esta situación.

—¿Y qué hay de Nila? No entiendo por qué se mostró tan indiferente ante lo que sucedió.

—Cada persona tiene su forma única de procesar y reaccionar ante situaciones difíciles. Quizás Nila no supo cómo expresar su apoyo o se sintió abrumada por su propia confusión. Habla con ella, escucha su perspectiva y dale la oportunidad de explicarse. Puede que encuentres una comprensión más profunda y una base para reconstruir su amistad.

—...

—La amistad y las relaciones requieren comprensión mutua, paciencia y disposición para resolver conflictos. No subestimes el poder de la empatía y el perdón. Recuerda que cada persona enfrenta sus propias batallas internas, y es importante cultivar la compasión hacia los demás.

—Gracias, anciano. Tus palabras me han dado una nueva perspectiva. A partir de ahora, buscaré la reconciliación y trabajaré en fortalecer mis relaciones con mis amigos y con Nila.

—Estoy seguro de que encontrarás el camino adecuado, Nerlin. La adversidad nos brinda la oportunidad de crecer y aprender.

Después de pasar un rato conversando con el anciano y recibir sus sabios consejos, sentí que era momento de seguir adelante. Me despedí respetuosamente, agradeciéndole por su amabilidad y sabiduría.

—Gracias por sus consejos, definitivamente los tomare en cuenta.

—Gracias a ti por cenar conmigo, déjame darte un último consejo, una vez arregles los problemas que tienes con tus amigos, estén unidos pase lo que pase, mantenerse unidos es lo más importante dentro de UME.

—¿ ? Nunca le dije a cual universidad asisto.

—No lo hiciste, sin embargo, era obvio.

—¿ ?

—Yo también estudié en UME.

¡¿Qué?! En ese momento, mi mente se llenó de preguntas que exigían respuestas. ¿Existieron los créditos? Y si es así, ¿cómo funcionaba ese sistema? Además, ¿qué quiso decir el anciano con su último consejo? Sentí un torbellino de pensamientos abrumadores invadiendo mi mente. A pesar de tener tantas incógnitas, decidí que lo mejor sería dejar la conversación ahí, despedirme del anciano y emprender el camino de regreso a casa.

Al día siguiente, no tenía planes concretos. Sin embargo, después de mi reveladora charla con el anciano, sentí la urgencia de abordar los problemas pendientes con Nila y mis amigos ¿Mantenerse unidos en un lugar donde reina la desconfianza? ¿Ehhh? Me pregunt que quiso decir.

Bajo la suave luz de la luna, regresé caminando a mi hogar. A estas horas de la noche, el peligro acechaba en las calles, y no sería sorprendente si regresaba sin mi cartera o mi celular. Sin embargo, no lamentaba en absoluto haber entablado aquella reveladora conversación con el anciano. Mientras avanzaba, mi mente se sumergía en los planes para acercarme a Nila y a Lily al día siguiente.

Durante los últimos días, Nila y yo habíamos mantenido distancia. Ella se sumergía en sus actividades con sus amigas, lo que dificultaba encontrar el momento adecuado para acercarme y hablar con ella. Me resultaba incómodo interrumpir su tiempo con sus amigas, pero sabía que era necesario abordar los problemas que nos separaban. Por otro lado, mis amigos solían estar siempre juntos, y aunque necesitaba hablar con todos ellos, la idea de abordar el tema en grupo no me agradaba del todo. Prefería enfrentar la situación hablando individualmente con cada uno de ellos, aunque eso significara superar la vergüenza que me embargaba.

El motivo de nuestra conversación sería crucial. Aunque había decidido abandonar la investigación, aún deseaba mantener una conexión cercana con mis amigos. También necesitaba comprender el motivo detrás de las reacciones y actitudes de Nila aquel día. Mañana será un día de gran importancia, eso lo tengo claro.

2

Al despertar al amanecer, la suave luz del sol se filtraba tímidamente por las rendijas de las cortinas de mi habitación, invitándome a comenzar un nuevo día. Me levanté de la cama y estiré los brazos, tratando de despejar mi mente de la somnolencia que aún me envolvía.

Me dirigí al baño para realizar mi rutina matutina. El agua fresca de la ducha revitalizó mi cuerpo y mis pensamientos. Mientras me vestía, recordé los planes que había trazado para el día: acercarme a Nila y a Lily, enfrentar las tensiones y buscar la reconciliación.

Descendí las escaleras y me dirigí a la cocina. El aroma del café recién preparado llenaba el ambiente, recordándome la grata experiencia que había compartido con el anciano la noche anterior. Tomé una taza de café caliente y disfruté cada sorbo mientras saboreaba el amargo sabor que avivaba mis sentidos.

Mi mente se enfocó en la estrategia para abordar las conversaciones que tenía pendientes. Decidí comenzar por Nila, ya que necesitaba aclarar nuestras diferencias y restablecer nuestra cercanía. Pensé en el lugar ideal para hablar con ella, un espacio tranquilo donde pudiéramos expresar nuestras emociones sin interrupciones. Se me ocurrió que el parque cercano después de clases sería el escenario perfecto, con sus árboles frondosos y bancos acogedores.

Una vez estaba listo, me dirigí a UME, el bullicio de la universidad llenaba el aire mientras me adentraba en el campus. Estudiantes apresurados transitaban por los pasillos, intercambiando saludos y compartiendo risas. El sonido de las campanas anunciando el inicio de las clases resonaba en mis oídos, recordándome que el día académico estaba a punto de comenzar.

Mi primera clase era de matemáticas, una materia que solía despertar en mí sentimientos encontrados. Sin embargo, hoy me encontraba en un estado mental distinto. Con mi determinación renovada, me sumergí en el mundo de los números, prestando atención a cada fórmula y concepto que el profesor compartía.

A medida que avanzaba el día, las clases iban sucediéndose una tras otra. Genética, microbiología, Bioquímica... cada materia despertaba mi curiosidad y me recordaba la importancia del conocimiento en mi crecimiento personal. A pesar de la carga académica, mi mente se enfocaba en el objetivo principal del día: buscar la reconciliación con Nila y Lily.

Finalmente, las clases llegaron a su fin. Me dirigí apresuradamente hacia el parque cercano, donde quería encontrarme con Nila después de clases. Planeaba llegar al parque yo primero e inmediatamente mandarle un mensaje invitándola a venir a hablar, sin embargo, para mí sorpresa ella ya estaba aquí, sentada en un columpio, estaba tan absorta en sus pensamientos que al principio no se dió cuenta que yo estaba cerca, al verme, sus ojos se encontraron con los míos, y pude percibir una mezcla de sorpresa y expectación en su mirada.

—H-Hola —dije tímidamente al encontrarme con ella en el parque.

—H-Hola... —respondió ella con cierta reserva.

—¿Puedo preguntar qué haces aquí?

—Este parque es... Muy especial para mí, mi lugar seguro —susurró, mirando al suelo con nostalgia.

Mientras escuchaba sus palabras, recordé el momento en que le propuse formar equipo juntos para el evento deportivo en este mismo parque. ¿Será por eso que este lugar tiene un significado tan importante para ella?

—...

—¿Y tú? —preguntó, tratando de cambiar el enfoque hacia mí.

—... Quería hablar contigo, vine aquí para pensar un poco, luego planeaba llamarte —respondí con sinceridad, sin apartar la mirada del horizonte.

—Lo siento... —susurró.

—¡¿ ?!

—Siento haber sido una idiota —susurró, con la voz temblorosa—. No sé por qué dije lo que dije. Eres importante para mí y menosprecié tus sentimientos, todo porque se trataba de Delia. Aunque ahora puedo entender un poco su situación, es decir, a mí tampoco me gustaría que me arrebataran mi sueño de ser chef, no puedo decir que me importe ella como tal. Aun así, me importas tú, solo tú. Quiero que nuestra amistad no cambie, no de esa forma. No, esto no se trata de lo que yo quiera o no, esto se trata de ti. Si aún te sientes afligido por la expulsión de Delia, puedes contar conmigo. A partir de ahora, no volveré a ser una idiota, así que por favor, perdóname... Perdóname...

Al parecer no tuve que hacer nada. No se porque creí que no le importaba a Nila, está claro le importo.

—Esta bien, Nila, te perdono. Yo tampoco quiero que nuestra amistad cambie nunca.

Sus ojos se entristecieron ante mis palabras.

—E-Eso... —titubeó, con una expresión de desilusión.

—Es broma —respondí rápidamente, con una sonrisa—. Si se trata de ti, la manera en cómo evolucione nuestra relación en el futuro, si es para mejor, entonces no me molesta para nada.

Nila pareció sorprendida por mis palabras, y su rostro se iluminó con una mezcla de esperanza y nerviosismo.

—¿Quieres decir que...? —preguntó, dejando la frase sin terminar.

—Imagínatelo —respondí con una sonrisa, dejando una pizca de misterio en el aire.

Sus mejillas se sonrojaron, y podía ver la emoción reflejada en sus ojos.

—Entonces, ¿quieres salir conmigo hoy? —sugirió, con voz suave—. Hace poco se estrenó una película de una franquicia que me gusta, me encantaría aún más verla contigo...

Tomé un momento para considerarlo. Aunque quería pasar tiempo con Nila, también tenía asuntos pendientes que resolver con mis amigos.

—¿Qué tal si vamos mañana? —propuse—. Aún tengo que arreglar las cosas con mis amigos. Creo que no te lo mencioné, pero pasó algo entre Lily y yo.

Nila asintió comprensivamente, pero su sonrisa no desapareció.

—Está bien, lo entiendo. Mañana será entonces —confirmó, con una sonrisa llena de dulzura.

Eso fue sorprendentemente sencillo, apenas tuve que hacer ningún esfuerzo. Es reconfortante saber que Nila también está interesada en acercarse a mí.

Ahora le toca a Lily. A diferencia de los demás, ella no pertenece a ningún club y ya que yo puedo ausentarme del club de skate cuando quiera, siempre buscamos algún lugar para comer mientras los demás terminan sus actividades de club. Conozco bien el gusto de Lily por los frappés, así que seguramente la encontraré en alguna cafetería cercana.

Caminé por las calles cercanas a la universidad, recorriendo y recordando los lugares que solíamos visitar juntos, visite aproximadamente 3 cafeterías antes de llegar a una acogedora cafetería con un ambiente relajado.

Al entrar, mis ojos buscaron a Lily entre los clientes. Finalmente la encontré, sentada en una esquina, con un frappe colorido frente a ella. Me acerqué a su mesa y la saludé con una sonrisa.

—¡Hola, Lily! ¿Te molesta si me uno a ti?

Ella levantó la vista, sorprendida por mi presencia. Sin embargo, su rostro se iluminó con una sonrisa cálida.

—¡Nerlin! Claro, siéntate. Estaba esperando a alguien con quien compartir este frappe delicioso.

Tomé asiento frente a ella, agradecido por su amabilidad. Miré el frappe y noté los brillantes colores que se mezclaban en la taza.

—Parece que tienes un buen gusto para los frappes. ¿Qué sabor elegiste esta vez?

Lily rió y tomó un sorbo de su bebida.

—Es de mango y fresa. Me encanta la combinación de sabores dulces y refrescantes. ¿Quieres probar?

Acepté su ofrecimiento y probé un poco del frappe. El sabor era realmente delicioso y refrescante.

—Mmm, está increíble. Entiendo por qué te gusta tanto este lugar. Siempre encuentras los mejores frappes.

Lily asintió, disfrutando de nuestro momento juntos.

—Es agradable tener un momento tranquilo durante las actividades del club. Además, me alegra que hayas venido. Quería hablar contigo sobre lo que sucedió el otro día.

Mi expresión se volvió más seria mientras escuchaba sus palabras. Sabía que había una tensión entre nosotros debido a lo ocurrido, y era necesario aclarar las cosas.

—Lily, lamento mucho cómo reaccioné. Fui injusto contigo y tal vez te lastimé sin querer, tal vez mis palabras fueron algo frías. Quiero disculparme por eso.

Ella suspiró, su mirada reflejaba una mezcla de tristeza y comprensión.

—Nerlin, también lamento si te lastimé de alguna manera. No fue mi intención. Ambos cometimos errores, pero eso no significa que nuestra amistad tenga que acabar. Significas mucho para mí.

Sonreí, aliviado por sus palabras. Sabía que a pesar de nuestras diferencias, nuestra amistad era fuerte y valiosa.

—Así que ¿Qué has estado haciendo esta semana?

—Bueno, estuve ocupado con las clases y el club de skate, pero también aproveché para ir al cine. Vi una película de acción que me encantó. Además, fui de compras y encontré una sudadera realmente genial. Me gusta mantenerme al día con las últimas tendencias.

—Oh, qué emocionante. Me encanta ir al cine también. La semana pasada fui a ver una comedia romántica que me hizo reír mucho. Y hablando de compras, encontré unos zapatos increíbles en rebaja. Estoy muy contenta con mi compra.

—¡Eso suena genial! Por cierto, ¿has probado el nuevo café que abrió cerca de aquí? Es un lugar acogedor y tienen un café con sabor a caramelo que es delicioso.

—No, todavía no he ido, pero suena tentador. Me encanta el café con sabores. Definitivamente tengo que ir a probarlo. Por cierto, ¿has estado practicando algún truco nuevo en el skate últimamente?

—Ya sabes que deje de practicar skate hace tiempo pero ¿Que hay de ti? ¿has estado dedicando tiempo a tu arte? Siempre me han impresionado tus habilidades.

—Oh cierto, perdón, lo había olvidado. Sí, he estado experimentando con nuevas técnicas en mis dibujos. Últimamente he estado explorando el arte digital y me encanta la libertad que ofrece. También estoy planeando participar en una exposición local próximamente.

—¡Eso suena genial, Lily! Estoy seguro de que tus obras serán admiradas por todos.

Continuamos charlando animadamente, poniéndonos al día con todo lo que había sucedido durante la semana en la que no habíamos tenido la oportunidad de hablar. Intercambiamos historias, risas y detalles emocionantes de nuestras respectivas vidas.

—Bien, bien, bien, es genial que hayamos aclarado las cosas. Sin embargo, aún queda un asunto pendiente por resolver: la investigación sobre Mastermind. Quiero conocer tu decisión al respecto.

—Quiero dejarl...

—Nerlin, ¿me permites ser egoísta? —interrumpió Lily.

—¿A qué te refieres? —pregunté, confundido.

—Quiero que sigamos todos juntos la investigación de Mastermind. Hazme ese favor.

—Pero...

—¡Ahh! No puedo obligarte, claro. Es tu decisión. Sin embargo, déjame contarte algo. Verlo desde cierto punto de vista puede ser considerado como una jugada muy sucia para que vuelvas a la investigación. —Dijo Lily, con una sonrisa enigmática.

—¿Eh? No me gustan las intrigas. ¿De qué se trata?

—Voy a morir —susurró Lily, aún manteniendo su sonrisa.

3

Mis recuerdos de la infancia son escasos, prácticamente inexistentes antes de que mi problema de salud se manifestara. El primer recuerdo vívido que conservo se remonta a cuando tenía apenas 4 años, en aquel hospital. La conciencia empezaba a despertar dentro de mí mientras el doctor sostenía una conversación cargada de importancia con mis padres. Mi madre, con lágrimas en los ojos, recibía consuelo del abrazo reconfortante de mi padre. En aquel momento, no comprendía del todo lo que estaba sucediendo, no sabía que se trataba de mí, que mi vida estaba en juego.

Experimentaba síntomas de los cuales desconocía su verdadera naturaleza. Para mí, la tos siempre iba acompañada de saliva rojiza, y pensaba que eso era algo común, ¿No es así? Es completamente normal cansarse sin motivo aparente y sentirse cada vez más débil, ¿Cierto? Los dolores persistentes en distintas partes de mi cuerpo, ¿eran parte de la cotidianidad? ¿Y qué decir de desmayarme repentinamente mientras caminaba, solo para despertar y encontrarme con mis padres llorando, murmurando entre ellos que había sufrido convulsiones? ¿Me equivocaba acaso al pensar que todo eso era algo usual?

Gran parte de mi infancia transcurrió en distintos hospitales. No pude asistir al jardín de niños, la primaria o la secundaria. En su lugar, tuve que estudiar en casa con un profesor particular. Mis padres nunca fueron adinerados, pero se esforzaban por hacer todo lo que estuviera a su alcance. Sin embargo, había algo que no pudieron lograr: costear el tratamiento necesario. Uno de los muchos médicos que me atendieron les reveló algo que afectó profundamente su estado emocional. Aunque los cuidados médicos que recibía y los hospitales que visitaba podían aliviar los síntomas de mi condición, no ofrecían una cura definitiva. Para ello, se requería un tratamiento sumamente costoso, uno que mis padres no podían costear. Si no me sometía a ese tratamiento, no superaría los 18 años de edad.

Cuando era niña, solía observar a los demás niños jugar. Los veía correr, tomar insectos y tierra para sus juegos, y perseguirse unos a otros para tocarse. Nunca entendí del todo la dinámica de ese último juego, parecía carecer de lógica. A pesar de eso, siempre deseé unirme a ellos. Después de insistir mucho, mis padres finalmente accedieron y los otros niños me aceptaron rápidamente. Por fin tendría la oportunidad de participar en ese juego que me resultaba tan extraño. Pensé que, en la práctica, lograría comprenderlo. Empecé a correr, cada vez más rápido. El niño que perseguía a los demás comenzó a acercarse a mí. Traté de escapar, pero me alcanzó. Un simple roce fue suficiente para hacerme caer al suelo y comenzar a convulsionar. Estoy completamente segura de que no fue culpa suya; fue simplemente el resultado de hacer un esfuerzo excesivo.

Pasaba la mayor parte de mi tiempo en hospitales, más que en mi propia casa. No podía hacer mucho y, como cualquier niña sin nada que hacer, me aburría constantemente. Tenía demasiado tiempo libre a mi disposición, así que decidí empezar a ver series y películas. Sin embargo, pronto me di cuenta de que experimentaba una sensación incómoda en el estómago al ver a los personajes llevar una vida normal, enamorándose y siendo felices. Incluso en aquellos programas en los que el personaje principal enfrentaba una condición similar a la mía, siempre lograban recuperarse, a diferencia de mí.

No obstante, ciertos tipos de programas siempre me emocionaban: el terror, el misterio, lo paranormal. Estas temáticas se alejaban de la felicidad de los personajes y se centraban más en resolver problemas externos. Me volví adicta a este tipo de contenido, buscando constantemente series, películas, animes, documentales y videos relacionados. En las habitaciones del hospital, jugaba a ser una detective, explorando cada rincón y abriendo cajones y estanterías en busca de cosas que capturaran mi interés. Regresaba a mi cama rápidamente cuando escuchaba los pasos de los médicos acercándose a la habitación, tratando de ocultar mi pequeña aventura.

A medida que fui creciendo, mis deseos de hacer cosas aumentaron. Sin embargo, también me di cuenta de que muchas de esas cosas no eran posibles debido a mi condición. Conforme esa realidad se asentaba en mí, mi estado emocional comenzó a deteriorarse. La niña que solía mantenerse positiva a pesar de todo estaba desvaneciéndose lentamente. Mis padres, al percatarse de mi situación, hicieron todo lo posible por compensar mis limitaciones. Me llevaron al cine, a restaurantes con deliciosa comida y a otros lugares. Aunque apreciaba esos gestos, lo que más anhelaba era la oportunidad de socializar.

Estaba a punto de cumplir quince años, ya no era necesario jugar o correr para hacer amigos. Mis padres entendieron esto y finalmente pude asistir a la preparatoria. Por supuesto, informaron a los maestros sobre mi condición. Sentía nervios al respecto, ya que nunca antes había estado rodeada de tantas personas de mi edad. Sin embargo, no fue difícil conocer gente. Contrariamente a mis expectativas, las personas se me acercaban y pasábamos tiempo juntos durante los descansos. Sentía una gran felicidad en esos momentos.

Los seres humanos necesitan pasar tiempo juntos si desean fortalecer sus relaciones, y mis nuevos amigos comenzaron a invitarme a diferentes lugares, como parques de diversiones, la playa o simplemente a salir a comer. Muchos de estos lugares implicaban caminar largas distancias, lo cual me resultaba difícil. Debía negarme a esas salidas, y como resultado, mis amigos empezaron a distanciarse de mí. Aunque seguían hablándome ocasionalmente en la escuela y nos reíamos juntos, la brecha entre ellos y yo era demasiado evidente.

Inicialmente, atribuí esa distancia a mi condición, me culpe a mi misma y a esta estúpida enfermedad por impedirme hacer amigos. Cuando conocí a Nerlin y él comenzó a volverse popular, saliendo con otras personas además de mí, temí que me abandonara de la misma manera que los demás. A pesar de todo, eso no sucedió. A pesar de tener una agenda ocupada y pasar tiempo con muchas personas, Nerlin siempre encontraba tiempo para salir conmigo y con los demás. Conversábamos durante horas por teléfono todos los días. Fue entonces cuando me di cuenta de que las personas que realmente te aprecian lo harán sin importar las circunstancias.

Después de concluir la preparatoria, anhelaba comenzar de nuevo, conocer nuevas personas y asistir a la universidad. Sin embargo, debido a la situación económica de mis padres y las necesidades médicas que implicaban seguir una dieta y utilizar productos de cuidado personal específicos, el dinero era escaso. Era evidente que no podrían costear una universidad. Afortunadamente, descubrí que la mejor universidad de varios países ofrecía educación gratuita para aquellos que lograran pasar un examen de ingreso, aunque este resultaba extremadamente difícil, logré superarlo.

En aquel momento, tenía 17 años y me acercaba rápidamente a cumplir los 18. La falta de un tratamiento adecuado dejaba claro que mi tiempo de vida se agotaba rápidamente. Sin embargo, una sorpresa inesperada llegó cuando se anunciaron los resultados de los exámenes de ingreso a la universidad. Mis padres me revelaron que habían estado ahorrando durante mucho tiempo con el objetivo de costear el tratamiento que tanto necesitaba. Estaban cerca de reunir la cantidad necesaria y me instaron a resistir lo máximo posible, ya que pronto podría dejar atrás todos los problemas ocasionados por mi condición.

No obstante, todo cambió hace unas semanas. El banco en el que mis padres habían depositado sus ahorros fue víctima de un robo masivo que afectó a sus propios clientes. Aunque los responsables fueron atrapados, el dinero no regresó completamente a manos de mis padres. Ahora, la posibilidad de pagar por el tratamiento se desvaneció por completo. En el hospital, me informaron que solo me quedaban aproximadamente 8 meses de vida.

4

—¡Ahh! Dije todo esto solo para que vuelvas a la investigación, use un grave problema que sufro y ahora sí dices que no quedarías mal ¿No soy una mala persona? —exclamó Lily en forma de broma, con un tono sereno mientras se recostaba sobre la mesa del café.

Observé a Lily, sin poder comprender completamente cómo a pesar de sus dificultades, aún mantenía una sonrisa en su rostro. Me sentí perdido, sin saber qué decir para consolarla.

—Cuando hacemos exploraciones urbanas siempre te quedas atrás, sueles decir que es porque quieres explorar alguna habitación a fondo, en realidad es porque... —mi voz vaciló mientras intentaba formular la pregunta delicada.

—Si me sobreesfuerzo puedo desmayarme, claro —respondió Lily, anticipando mis palabras y confirmando mis sospechas.

Asentí con comprensión, ahora comprendía por qué siempre prefería quedarse atrás. Su salud delicada era la razón subyacente de su comportamiento, y todo comenzaba a tener sentido.

—¿Esa también es la razón por la cual no eres miembro de ningún club? —pregunté, buscando una explicación más completa.

—¡En el blanco! —afirmó Lily, reconociendo mi acertada deducción. Parecía aliviada de poder abrirse conmigo.

Una pregunta más surgió en mi mente, y no pude evitar hacerla:

—¿Por qué estás tan tranquila contándome esto? Quiero decir, es un asunto muy personal y delicado.

—¿Por qué será? Yo también me lo pregunto. Supongo que es porque estoy acostumbrada, para mí, esto es lo normal —respondió Lily, con una serenidad que me dejó perplejo.

Mis pensamientos se agolparon mientras intentaba procesar toda la información. Me sentí honrado y abrumado al darme cuenta de que Lily me había confiado su secreto más profundo.

—¿Axel sabe sobre esto?

—Nop, en realidad, eres la primera persona a la que se lo digo.

—¿Por qué yo? —pregunté, sintiendo una mezcla de sorpresa y gratitud.

—Porque eres mi mejor amigo, siempre he pensado que eres la persona que mejor me conoce. Por cierto, no le digas a los demás sobre mi condición, no quiero que se preocupen —explicó Lily, revelando la razón por la cual había elegido compartir su secreto conmigo.

No sé qué hacer. En primer lugar, quería dejar la investigación de Mastermind porque me parece innecesaria y peligrosa, pero ahora... Quiero protegerlos a todos, a mis amigos, a Nila, a Lily.

No pude salvar a Delia y ahora no podré salvar a Lily.

Me encontraba sumido en mis pensamientos cuando Lily intervino, como si supiera lo que estaba pensando.

—No tienes que hacer nada para solucionarlo —dijo Lily, su voz sonaba tranquila pero llena de convicción.

La miré desconcertado, sin comprender del todo su enfoque.

—Si no puedo hacer nada para ayudarte, ¿por qué me cuentas esto? —pregunté, buscando claridad en sus palabras.

Lily sostuvo mi mirada, transmitiendo una sensación de serenidad.

—Nunca dije que no puedes ayudarme, solo mencioné que no tienes que hacer nada para solucionarlo. Aún puedes hacerme feliz, solo tienes que...

Hizo una pausa, esperando que yo continuara.

—Seguir con la investigación de Mastermind.

Sus petición resonó en mi mente. Si continuar con la investigación era lo que la haría feliz, entonces estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío.

—Así es, me haría muy feliz jugar a los detectives con mis mejores amigos —afirmó Lily, mostrando su entusiasmo. Luego añadió—. Por cierto, Nerlin, cuando muera, no le digas a Axel que sabías de mi condición desde antes. Estoy segura de que se molestará y pensará que podía haber hecho algo al respecto.

La negación brotó de mis labios de manera instintiva.

—No vas a morir.

No mentía cuando decía que Lily no moriría. Encontraría una manera de salvarla. Ella era una gran amiga de la cual aún tenía mucho que aprender.

Lily me miró con gratitud en sus ojos. Parecía saber algo que yo aún no comprendía por completo.

—Por favor, Nerlin, no lo niegues. Te hará más daño. Yo ya lo he aceptado.

Aunque su comentario parecía casual, entendí que era su forma de suavizar la intensidad del momento.

—¡Oh! Parece que ya están terminando las actividades de los clubes —cambió repentinamente de tema, interrumpiendo el flujo de nuestras emociones.

Una figura familiar irrumpió en la cafetería, era Axel, el novio de Lily desde hacía varios meses. Me resulta algo incómodo cada vez que Lily mencionaba que la conocía mejor que su propio novio.

—Nerlin, no sabía que estarías aquí —saludó Axel mientras se acercaba a nuestra mesa.

—Axel, ¿cómo te ha ido? Esta vez no te veo tan golpeado después del club de judo —comenté, tratando de romper el hielo de manera amigable.

—He estado mejorando bastante últimamente, ya sabes —respondió Axel con orgullo en su voz. Luego, su expresión se volvió más seria—. Pero oye, no es por ser grosero, pero ¿Qué haces aquí?

Sentí un ligero nerviosismo en su tono de voz, como si estuviera insinuando algo más profundo.

—¿No puedo disfrutar de un frappé con mi mejor amiga? —respondí, tratando de evadir directamente su pregunta.

Axel frunció el ceño, notando mi evasiva.

—No me refiero a eso... —dijo Axel, dejando en claro que se refería a mi participación en la investigación, la cual había abandonado.

—Esperemos a que lleguen los demás para resolver tus dudas, ¿sí? —respondí con una sonrisa, intentando calmar la tensión entre nosotros.

Axel asintió y tomó asiento a nuestro lado, mientras esperábamos la llegada de los demás.

—Entonces, en lo que esperamos dime Nerlin ¿Cómo te ha ido?

—Ocupado con algunas cosas. ¿Y tú?

—Yo también he estado bastante ocupado con el club de judo. Tuvimos un torneo la semana pasada y me fue genial. ¡Gané el primer lugar en mi categoría!

—¡Wow, felicidades, Axel! Sabía que eras un talento en el judo.

—Eso es impresionante. No puedo imaginarme haciendo algo tan físico como el judo. Aunque, a decir verdad, no soy muy buena en ningún deporte.—intervino Lily

Eso es...

—No te preocupes, Amor. Cada uno tiene sus fortalezas y preferencias. Seguro que tienes habilidades en algún deporte.

Lo mejor sería desviar el tema sobre la condición física de Lily.

—Cuéntame, Axel, ¿qué más ha sucedido en el club de judo? ¿Han planeado alguna competencia o evento próximo?

—Sí, tenemos un torneo regional en dos semanas. Estamos entrenando para estar en nuestras mejores condiciones. Además, estamos organizando una exhibición de judo en la escuela. Será una oportunidad para mostrar lo que hemos estado practicando y también para fomentar el interés en el deporte.

—¡Eso suena muy interesante Amor! Me encantaría ir a verte en acción. Además, creo que podría ser una buena oportunidad para conocer más sobre el judo.

—Definitivamente, Lily. Sería genial que vayas a ver a tu novio al menos una vez. Axel siempre es un espectáculo en el tatami.

—Gracias, chicos. Me encantaría que estuvieran allí. Los mantendré informados sobre los detalles del evento.

La conversación continuó durante un rato más, poniéndonos al día sobre lo que pasó la semana que no hablamos. Luego de unos minutos llegaron los demás.

—¡¿Qué hace Nerlin aquí?! —exclamó Jhon al verme en la cafetería.

—¿Por qué todos reaccionan de la misma forma? ¿Qué les dijiste, Lily? —pregunté, curioso por la reacción tan llamativa.

—Nada, nada, lo juro —respondió Lily, negando cualquier implicación.

—Como sea, chicos, estoy de vuelta.

—¿A qué te refieres? —preguntó Rylan, confundido por mi enigmática afirmación.

—Estoy de vuelta.

Todos entendieron mi mensaje sin necesidad de más explicaciones.

—¿Puedo preguntarte algo, Nerlin?

—Claro, ¿de qué se trata? —respondí, preparándome para su pregunta.

—¿Estás mejor ahora, después de todo lo que sucedió con... ya sabes, Delia? —inquirió, preocupado por mi bienestar.

—No puedo decir que lo haya superado por completo, pero he aprendido que lamentarse eternamente no ayuda. Tengo que seguir adelante y encontrar la fuerza en mis amigos y en mí mismo —respondí con sinceridad.

—Sabes que siempre pudiste contar con nosotros, ¿verdad? —añadió Jhon, mostrando su apoyo incondicional.

—Lo sé, lo sé. Lo tomaré en cuenta en el futuro.

—¡Oigan, chicos! Ahora que hemos vuelto, como un ave fénix, ¿Qué les parece tener un nombre para nuestro grupo? —propuso Lily emocionada.

—Ya sabes que nunca me han gustado los apodos, Lily —respondí, mostrando mi reticencia.

—No seas aguafiestas, Nerlin. Es tu oportunidad de tener tu primer apodo con tus amigos, ya que nunca te pusieron uno~ —replicó Lily, burlándose un poco.

—Tengo el nombre perfecto. ¿Qué les parece "Jhon y su pandilla"? —propuso Jhon, intentando aportar su idea.

—Eso es ridículo. Un mejor nombre sería "Los detectives misteriosos" —intervino Axel, con un toque de orgullo.

—Entiendo que no todos tengan suficiente imaginación para inventar un buen nombre, pero no se preocupen, para eso estoy yo. Nuestro nombre será... —hizo una pausa dramática— "Los estrambóticos tronados".

—Ese ha sido el más ridículo, Rylan —respondió Lily, estallando en risas.

—La Cipher Squad —intervine, proponiendo mi propio nombre.

—¿Dijiste algo, Nerlin? —preguntó Rylan, sorprendido por mi sugerencia.

—No, no dije nada.

—¡La Cipher Squad! ¡Es un gran nombre! ¿Lo ves, Nerlin? Tú también puedes hacerlo —exclamó Lily entusiasmada.

Al parecer, ahora nuestro grupo tenía un nombre. Aunque me costaría decirlo en público, si eso hacía feliz a Lily, estaba dispuesto a superar la vergüenza y aceptarlo.

—¡ !

Mientras hablábamos una persona ajena dió un golpe a la mesa con su mano.

—Lo siento, lo siento, pero necesito hablar con ustedes —interrumpió una persona desconocida.

—¿Eh? ¿Quién eres? —respondió Rylan, adoptando una postura defensiva.

—Ustedes... ¿Investigan sobre Mastermind, cierto? —preguntó el recién llegado.

—Hmph, ¿por qué la pregunta? —inquirió Axel, desconfiado.

—¿Por qué quieren descubrir su identidad? ¿Qué saben de él? —continuó el desconocido con determinación.

—¡Ahh! Tantas preguntas me marean —suspiré, sintiéndome abrumado.

—¿Qué quieres de nosotros? —preguntó Jhon, en guardia.

—No se alteren, estamos del mismo lado. Mi nombre es Atticus, tengo información importante sobre Mastermind, pero antes de cooperar, necesito saber si puedo confiar en ustedes —explicó Atticus, buscando la confianza del grupo.

—Tú viniste a nosotros, nosotros somos los que debemos saber si eres digno de nuestra confianza —respondió Rylan con determinación.

—Solo respondan mi maldita pregunta: ¿por qué quieren descubrir la identidad de Mastermind? —insistió Atticus, con una mezcla de curiosidad y exigencia.

—Aunque hace poco Mastermind expulsó a una amiga muy querida y me gustaría descubrir quién es, la verdad es que no tenemos un motivo específico para descubrir su identidad. —respondí, siendo sincero.

—Delia era una buena persona, ¿cierto? No merecía ser expulsada. La verdad es que muchas personas expulsadas por Mastermind no lo merecían —afirmó Atticus, revelando una información sorprendente.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Lily, preocupada.

—Todos dentro de UME piensan que Mastermind solo expulsa a gente mala, personas con secretos que, de ser descubiertos, irían a la cárcel. Pero es mentira, existen estudiantes expulsados que en realidad eran inocentes —reveló Atticus, dejando a todos atónitos.

—¡¿Eso significa...?! —exclamó Lily, sintiendo cómo se tambaleaban las bases de lo que creía saber.

Sumiendo al grupo en un mar de incertidumbre y preocupación, Atticus concluyó lo siguiente:

—Todos los estudiantes de UME estamos dentro de una ruleta rusa.

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