"A veces, el camino más fácil para la aceptación y la comodidad puede desviarnos de nuestro verdadero ser, y la verdadera grandeza se encuentra en mantener nuestra autenticidad, incluso cuando el mundo parece recompensar lo contrario." - Søren Kierkegaard
La semana pasó volando y hoy es viernes, son las 4:24 pm. La competencia de skate está a punto de comenzar y el club ha suspendido sus actividades para que los participantes lleguen a tiempo al lugar designado. Me siento un poco nervioso por la carrera, ya que he escuchado que habrá mucha gente que no pertenece al club, pero que vendrá a apoyarnos a Alex y a mí.
Sin embargo, estar nervioso no va a ayudarme en los resultados, al contrario, podría ser contraproducente. Debo dejar de sobreanalizar las cosas y apresurarme si quiero llegar a tiempo.
Mientras subía la colina hacia la cima, pude ver a muchos estudiantes, padres y profesores que habían venido a animar a los competidores. Sorprendentemente, incluso hubo personas que gritaron mi nombre en cuanto me vieron, dándome ánimos. Aproximadamente 53 personas, probablemente porque la universidad promocionó el evento. Después de unos minutos, finalmente llegué a la cima.
—Buf, buf, ¡por fin llegué a tiempo!
—¿Eres un participante? —preguntó un organizador con voz brusca, probablemente molesto porque todo estaba listo antes de que yo llegara.
—Sí, aquí tiene.
Le mostré mi celular con un código QR que al escanearlo mostraba mi nombre y número de participante (número 12), asegurándome así un lugar en la competencia.
—Muy bien, sígueme por favor.
El organizador me guió hasta mi lugar designado. Mientras pasaba junto a los otros participantes, alrededor de 20 en total, crucé miradas con Alex, quien me lanzó una mirada furiosa. No hace falta ser adivino para darme cuenta de que está molesto por mi supuesta tardanza, ¡pero no llegué tarde! Llegué a tiempo.
—¡Buenas tardes a todos! En unos momentos daremos inicio a la carrera. ¡Todos los participantes ya están en sus lugares y listos para luchar por el primer puesto!
Me pregunté qué tan relevante era esta competencia para las otras escuelas y el país en general, ya que parecía estar bien organizada.
—¡Está bien, gracias a todos los que están aquí apoyando a sus compañeros, compañeras, amigos y amigas, y también a aquellos que nos siguen desde casa!
Parece que el evento está siendo transmitido en vivo.
—¡Muy bien, todos los participantes, prepárense!
La carrera está a punto de comenzar. No puedo negar que estoy nervioso, especialmente porque hace tiempo que no practicaba skate. Sin embargo, el nivel de los otros participantes no es algo que me preocupe demasiado.
—¡Todos los participantes pueden comenzar en cuanto escuchen el disparo!
¿Un disparo? Supongo que serán balas de salva.
—¡¡¡BANG!!!
Estaba tan perdido en mis pensamientos que no pude comenzar al mismo tiempo que los demás. Mi corazón latía con fuerza mientras veía cómo los demás participantes se alejaban rápidamente.
Decidí lanzar mi tabla al frente y saltar detrás de ella. Realicé un giro horizontal, un sal flip al comienzo. Sabía que no podría repetir ese truco en el futuro debido a las reglas de la competencia, pero quería dejar mi marca en ese instante.
—¡El número 12 va rezagado desde el comienzo de la carrera! Tendrá que evitar los powerslides si quiere alcanzar al resto de participantes —gritó el comentarista, acentuando aún más la presión sobre mí.
Al tener un ángulo de 25 grados y un terreno liso, las tablas de skate tienden a tomar mucha velocidad. El skate no tiene una forma segura de frenar por completo. Existen algunas técnicas, como bajar un pie y frenar gradualmente con la fricción, o el powerslide, que consiste en girar la tabla y cambiar su posición vertical a horizontal. Sin embargo, ninguna de estas formas de frenar es efectiva para detenerse por completo, como lo harían los automóviles o las bicicletas. En una pendiente cuesta abajo, es necesario calcular la distancia y la velocidad para frenar de manera estratégica.
Tomando todo esto en cuenta, el comentarista tenía razón. No podría alcanzar a los demás si empezaba a frenar. Decidí inclinar mi cuerpo, aproximadamente unos 45 grados, mirando hacia adelante. De esta manera, podría cortar el aire y ganar aún más velocidad que si simplemente no frenara. Sin embargo...
—¡INCREÍBLE! ¡El número 12 acaba de tomar el primer puesto en esta emocionante carrera! Sin embargo, debe tener cuidado, la primera curva se acerca rápidamente y si no reduce su velocidad, no podrá girar a tiempo.
En ese momento, me encontraba en una encrucijada. Tenía dos opciones: bajar la velocidad para asegurarme de realizar el giro correctamente, aunque eso implicaría arriesgar mi posición en el primer puesto, o mantener la velocidad y confiar en mis habilidades para realizar el giro sin problemas. No era una decisión fácil de tomar, ya que si no lograba girar a tiempo, me saldría del camino y terminaría estrellándome contra los árboles. Pero...
—¡El número 12 sigue manteniendo su velocidad! ¡¿Qué piensa hacer en esta situación tan arriesgada?!
El freestyle es un estilo de skate que se realiza en terreno plano y estático, donde se ejecutan trucos impresionantes con la tabla. Por lo general, estos trucos no se realizan en movimiento, ya que pueden resultar peligrosos e impracticables.
—¡¡¿EL NÚMERO 12 SE ENCAMINA A UN POSIBLE CHOQUE?!!
No será así, no acabará todo en la primera curva.
—¡¡¡ACABA DE REALIZAR UN INCREÍBLE PRIMO PARA TOMAR LA CURVA!!! El número 12 demuestra una destreza sin igual al ejecutar este truco de freestyle. Al voltear la tabla 90 grados, logra que sus pies pisen las llantas y la tabla al mismo tiempo, permitiendo que las ruedas entren en contacto con el suelo. Aunque la posición puede resultar incómoda, la habilidad del número 12 le permite desplazarse de manera sorprendente.
—¡¡El número 12 mantiene firmemente su puesto a pesar de haber arriesgado todo en la curva! Sin embargo, los otros participantes se están acercando rápidamente y están a punto de alcanzarlo.
Mientras avanzo por el recorrido, puedo ver claramente que se trata de una sección recta. Pero a lo lejos, diviso obstáculos que pondrán a prueba mi habilidad y resistencia.
La tensión en la carrera aumenta, la gente comienza a empujarse y algunos incluso caen, quedando descalificados. Entre los caídos se encuentra Alex, lo cual significa que ahora soy el único representante de U.M.E. en la competencia. La responsabilidad recae completamente sobre mis hombros.
—¡¡Tres competidores están pisándo los talones al número 12, y uno de ellos, el número 7, está tomando cada vez más velocidad! En este momento, los participantes 12 y 7 están a la par, ¡no, espera! El número 7 ha tomado la delantera por unos centímetros. ¡Ha logrado sobrepasar al número 12!
La intensidad de la carrera aumenta mientras nos acercamos al primer obstáculo. Tengo que considerar si debo pegar y empujar a los competidores para recuperar mi posición, pero eso también me expone a riesgos. Por ahora, lo mejor es mantener el ritmo y enfocarme en superar los obstáculos.
—¡Qué emocionante carrera! El número de participantes se ha reducido a 14, y el número 7 empieza a cortar distancia rápidamente con el número 12.
El primer obstáculo se presenta ante mí, puedo superarlo fácilmente con un simple ollie. Sin embargo, con un competidor tan cerca, podría aprovechar el momento en el aire para realizar alguna maniobra y ganar una pequeña ventaja o incluso tirarme.
Decido ejecutar un pop shove-it para alejarme un poco del número 7. A partir de aquí, necesitaré concentrarme aún más en cada movimiento.
Casi de manera instantánea, visualicé los siguientes obstáculos que se aproximaban. No tendré tiempo suficiente para planear trucos en cada uno de ellos, así que tendré que dejarme llevar por el instinto y la experiencia.
Estoy empezando a acostumbrarme a este circuito y aunque ahora sé que podría completarlo fácilmente, los demás participantes se convierten en un obstáculo molesto. Tendré que encontrar una manera de deshacerme de ellos y mantenerme en la delantera.
—¡Increíble! El participante número 9 y el número 12 saltaron al mismo tiempo sobre uno de los obstáculos. Mientras el número 9 realizó un simple ollie, ¡el número 12 sorprendió a todos con un pop shove-it! ¡EL GIRO DE LA TABLA DEL NÚMERO 12 EMPUJÓ LA TABLA DEL NÚMERO 9 Y LO DEJÓ FUERA DE LA COMPETENCIA!
A medida que avanzo en la carrera, el número de participantes se reduce y los obstáculos se vuelven más desafiantes. Actualmente, ocupo el segundo lugar, a solo unos metros detrás del número 7. Todos los ojos están puestos en nosotros dos, y debo mantener la incertidumbre sobre quién se llevará la victoria.
Me encontré con otro obstáculo en el camino, así que decidí realizar un hippie jump. Sin embargo, en el momento en que estaba en el aire, el número 7 sorprendentemente realizó un powerslide para nivelarse conmigo. Estaba más adelante, por lo que su acción parecía innecesaria a menos que tuviera la intención de deshacerse de mí.
Mis sospechas se confirmaron cuando comenzó a acortar la distancia entre él y yo. Aún estaba en el aire y no podía hacer mucho al respecto. El número 7 intentó empujar mi tabla, pero no tuvo éxito. Sin embargo, logró moverla unos centímetros hacia adelante, y al caer, mi tabla se partió en dos mitades.
—¡¡¿QUÉ ACABA DE OCURRIR?!! El número 12 ahora lucha por mantener el equilibrio entre las dos mitades de su tabla. Lamentablemente, ha perdido demasiada velocidad y los demás participantes lo están superando.
Es una situación realmente desafortunada. En este momento, no siento que tenga muchas posibilidades de ganar. Aunque no me rendiré y seguiré esforzándome, si no logro la victoria, no me sorprenderá.
Hago un intento por agacharme y tomar una de las dos piezas de la tabla para deshacerme del peso extra. A partir de ahora, tendré que hacer manual hasta el final de la carrera.
Muevo mi tabla de manera ágil, como si estuviera surfeando sobre el asfalto. Empiezo a ganar velocidad.
Es curioso cómo la atención sigue centrada en mí, a pesar de estar en la parte trasera del grupo. No puedo dejar que eso me distraiga, debo concentrarme en remontar.
Sin embargo, la velocidad que he ganado aún no es suficiente. Sería demasiado complicado mantener el equilibrio haciendo manual con un solo pie, pero no tengo otra opción en esta situación.
—¡Increíble! Mientras el número 2 y el número 8 están teniendo un altercado, el número 12 está aprovechando para remontar. ¡Parece que nada puede detenerlo! ¡Y espera, el número 8 acaba de tirar al número 2! ¡La competencia se pone intensa!
Continúo adelantando a los demás participantes. En este punto, solo quedamos tres personas en la carrera.
El final de la carrera está cada vez más cerca. La tensión se puede sentir en el ambiente.
1
Desde que tengo memoria, he sentido una fascinación por el mundo del skate, el pop punk y el rock, e incluso el parkour. Inspirado por los protagonistas de series estadounidenses, a la tierna edad de 5 años, le rogué a mis padres que me compraran una tabla de skate. Mi deseo era tan evidente y apasionado que, finalmente, en una navidad llena de ilusión, encontré mi regalo soñado bajo el árbol. Sin embargo, mis pequeñas piernas apenas podían levantar la tabla del suelo, y mantener el equilibrio era todo un desafío. A pesar de las dificultades iniciales, nunca me rendí. Cada caída era un recordatorio de que debía levantarme una vez más, subirme a la tabla y volver a intentarlo. Cada golpe resonaba con más dolor que el anterior, pues golpear repetidamente una zona ya magullada se volvía un verdadero tormento.
Pasaron los meses y finalmente, logré realizar mi primer ollie. A pesar de creer que tal vez nunca lo lograría, especialmente en mi infancia, dadas mis dimensiones reducidas, lo conseguí. Sin embargo, la sensación que experimenté no fue de euforia, sino de una profunda satisfacción. Estaba agotado de intentarlo una y otra vez sin éxito, por lo que cuando finalmente logré el ollie, una sensación de alivio me invadió. A partir de ese momento, el skate se convirtió en una parte central de mi vida, una pasión que me impulsaba a superarme día tras día.
Siempre me esforzaba por dedicarle un tiempo al skate, al menos practicaba dos veces por semana. Con el tiempo, mi habilidad mejoraba de manera significativa. Cada vez que veía a alguien realizar un truco nuevo, no podía resistirme a intentarlo, aunque solía fallar en mis primeros intentos. Sin embargo, ya no me tomaba meses de práctica dominar esos nuevos trucos, si no más bien, solo unos cuantos intentos. Parecía que había despertado a un monstruo hambriento de desafíos y cada truco era una presa que devoraba sin piedad.
Hubo un momento en el que el skate dejó de ser simplemente divertido para mí, pero en cambio, se convirtió en una forma de encontrar paz y relajación. Fue como el renacimiento de un ave fénix. Patinar de noche, mientras el sonido de las ruedas girando en el pavimento llenaba mis oídos, me transportaba a un estado de euforia. Bajar por pendientes, dejando que la tabla me llevara hasta el final de la calle sin mover un solo músculo, mientras sentía el viento acariciar mi rostro, era una sensación que deseaba experimentar eternamente en aquellos tiempos.
El skate se convirtió en una de las pocas cosas que verdaderamente disfrutaba. Sin embargo, como todo lo que tiene un comienzo, también tiene un final.
Cuando tenía 15 años, comencé la preparatoria y mi vida se llenó de clases, tareas, proyectos y demás responsabilidades. El tiempo para mí se volvió escaso. Aunque las materias no eran especialmente difíciles, requerían una gran inversión de tiempo. Me encontraba inmerso en la rutina académica sin destacar en ninguna área en particular. No me esforcé por hacer amigos, a pesar de considerarme una persona extrovertida. Mi enfoque se centraba únicamente en mis estudios. Incluso si ya dominaba los temas que se impartían, creía que era importante repasarlos.
Cuando escuché hablar de la Universidad [DATOS ELIMINADOS] de Estudios Especiales, sentí que era una oportunidad para reinventar mi vida, para explorar nuevas experiencias y actuar de formas que nunca había imaginado. La universidad contaba con un club de skate, y aunque dudaba en unirme, ya que el skate siempre había sido algo que hacía por diversión y no por obligación, todo cambió cuando apareció Mastermind y se revelaron los créditos y la desconfianza entre los estudiantes. En ese momento, consideré abandonar la universidad por completo. ¿Permitiría que las adversidades me afectaran? No, había decidido adoptar un estilo de vida más estoico y enfrentar los desafíos con determinación.
Así que me acerqué a Alex y le expresé mi interés en unirme al club de skate. Aceptó mi propuesta y aquí estoy, deslizándome a gran velocidad sobre un pedazo de madera con dos ruedas, luchando por mantener el equilibrio. Para los demás, esto sería emocionante, interesante e incluso preocupante. Sus corazones latirían rápidamente mientras lo intentan. Pero para mí, ya no hay emociones ni relajación en esto. Es tan natural como respirar. Es por eso que, después de todo esto, dejaré el skate.
2
—¡La tensión es palpable! Solo quedan dos competidores, el número 7 y el número 12, y el recorrido está llegando a su fin. ¡Solo uno de ellos podrá llevarse la victoria!
Aunque aparentemente están igualados, en realidad estoy en desventaja. Solo tengo la mitad de mi tabla, lo que limita mi capacidad para realizar saltos y maniobras. Puedo usar el tail para saltar ligeramente y sortear obstáculos pequeños como agujeros en el suelo o bardas de baja altura, pero deberé esquivar cualquier otro tipo de obstáculo.
—¡Es increíble lo que están presenciando! Ambos competidores están haciendo todo lo posible por hacer caer al otro. Se cruzan de un lado a otro de la pista como si fueran moléculas de ADN en constante movimiento.
¡Solo un poco más!
—¡El número 12 empieza a tambalearse! Está perdiendo el control de su tabla. La tensión en el aire es inmensa.
¡Un poco más!
—¡Mientras el número 7 está enfocado en el camino e intentando hacer caer a su último oponente, el número 12 lucha no solo contra el número 7, sino también contra sus propios pies. Debe ser extremadamente difícil mantener el equilibrio y hacer manual hasta el final. ¡Está sobreviviendo cada segundo!
No se equivoca, si la carrera fuera más larga, no tendría oportunidad de ganar. La distancia se hace más corta, la meta está tan cerca...
—¡¡Ya están a solo unos pocos metros de la línea de meta! ¡La victoria parece desafiante para el número 12!
¡Ya casi!
—¡¡PARECE QUE EL NÚMERO 7 CRUZARÁ LA META!
¡¡AHORA!!
—¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡EL NÚMERO 12 ACABA DE GANAR!
En el último momento, cuando todo parecía perdido, decidí dar un salto y mientras la tabla se elevaba en el aire junto conmigo, antes de que el número 7 pudiera cruzar la meta, tomé la tabla y le propiné un golpe en el rostro, haciéndolo caer aparatosamente. La tabla se rompió en el proceso, así que fui el único capaz de cruzar la meta.
Con esta victoria, siento que se cierra un capítulo importante en mi vida como skater. Aunque pertenezco al club de skate, he acordado con Alex seguir mi propio camino y participar únicamente en eventos oficiales organizados por la universidad.
3
El lunes amaneció radiante, trayendo consigo una promesa de recompensa y reconocimiento. Mi mente estaba llena de expectativas mientras me levantaba de la cama y me dirigía directamente a mi teléfono para consultar la app U.M.E.E Sabía que hoy sería un día especial, ya que la universidad tenía la responsabilidad de depositarme los tan esperados 75,000 créditos, una cantidad que marcaría un hito en mi trayectoria académica. Además, los otros miembros del club también recibirían 20,000 créditos cada uno, una gratificación que nos permitiría fortalecer nuestras habilidades y continuar persiguiendo nuestras pasiones.
Con cierta emoción y curiosidad, abrí la aplicación y navegué hasta la sección de créditos. Mis ojos se iluminaron al ver la cifra mágica: 75,000 créditos, un tesoro virtual que confirmaba mi posición como el primer estudiante de mi clase, e incluso podría atreverme a decir, del edificio entero, en alcanzar esta impresionante suma de créditos. Una sensación de orgullo y logro me inundó, ya que sabía que mi esfuerzo y dedicación habían sido recompensados.
Después de terminar mis preparativos matutinos, me di cuenta de que el tiempo se me escapaba y me resultaría difícil llegar a la escuela a tiempo, esta podría ser una buena oportunidad para probar la función de transporte, en la sección de créditos existe un apartado con los servicios que se pueden obtener, si se requiere comprar algo entonces aparece un código QR en la pantalla para escanearlo y transferir los créditos, pasa lo mismo si quieres hacer una transferencia a otro estudiante, en la sección de transporte, las reglas eran claras: el servicio solo te lleva directamente a la escuela y al terminar las clases solo podía ser utilizado dentro del perímetro de la escuela. Esta limitación se había impuesto para evitar un abuso desmedido del servicio, garantizando que los alumnos no pudieran disfrutar de un transporte gratuito en toda la ciudad. Era comprensible, pero aun así, la idea de tener un servicio de transporte rápido y conveniente dentro del campus era una ventaja indiscutible.
Llamé a un taxi y unos momentos después ya me dirigía hacía la universidad, el costo por servicio es muy igual al que si se pagara con dinero real, le mostré el código QR al conductor para realizar el pago, 70 créditos, no está mal.
Mientras me dirigía hacia el edificio 4 en mi rutina diaria, noté que algunas personas me miraban fijamente, lo cual me resultó incómodo. En lugar de evitar esas miradas como la gente suele hacer, decidí enfrentar la situación, intuyendo que algo iba a suceder.
Decidí sentarme en un banco cercano y comencé a disfrutar de mi almuerzo. Sabía que si algo iba a ocurrir, sería antes de que las clases comenzaran.
Mis sospechas se confirmaron cuando grupos de chicos y chicas dejaron de mirarme y se acercaron hacia donde me encontraba.
—¡Oye, eres Nerlin ¿cierto? Estuviste genial!
—Gracias ¿Viste la carrera?
Tal vez solo querían felicitarme, por eso, traté de iniciar una conversación.
—¡Sí, fue increíble! Ganaste solo con la mitad de tu tabla, aún no lo supero.
—Oh, gracias. La verdad la pasé mal jaja.
—¡Eres asombroso! ¿Podrías enseñarme a patinar?
—¡Claro, ¿Por qué no?!
—Genial, ¿desde hace cuánto tiempo patinas?
—Bueno, he estado patinando desde que era muy joven, más o menos desde los 5 años.
—¡Wow, eso es mucho tiempo! Seguro sabes muchos trucos.
—Oye, ¿por qué no vamos a mi casa después de clases? Podemos practicar y pasar un buen rato~
—Si quieres también puedes montar esta tabla~
En ese momento, me sentí abrumado por la cantidad de preguntas y propuestas que me hacían. No podía responder a todas y mantener el ritmo de la conversación. Hice un esfuerzo sobrehumano por seguir hablando y mantener la calma hasta que las cosas se calmaran un poco.
—E-Entonces ¿S-Salimos después de clases?
—¡Claro! Aquí tienes mi número de teléfono.
La fama efímera que he alcanzado pronto se desvanecerá, es algo que tengo claro. Así que, si quiero aprovechar al máximo mi vida universitaria y mantener mi popularidad, no debo dormirme en los laureles.
En este momento, los nuevos estudiantes están ocupando su lugar en la escuela, cada uno buscando destacar a través de su riqueza, habilidades y carisma. Es evidente que estos aspectos desempeñan un papel crucial a la hora de establecer conexiones sociales y dejar una impresión duradera.
En la escuela ya existen figuras populares que destacan entre los estudiantes. Una de ellas es la que llaman la Condesa de UME una estudiante extranjera, proveniente de una familia con empresas reconocidas internacionalmente, adquirió 100,000 créditos durante la primera semana de clases. Su fama no solo se debe a su fortuna, sino también a su notable capacidad para mantener las nueve empresas que sus padres le "regalaron" desde los 16 años.
Otra figura destacada es la Reina de Hielo de UME, miembro del club de cocina y estudiante de gastronomía. Sus creaciones culinarias han generado una gran demanda, con estudiantes formando largas filas para probar sus platos. Además de su talento en la cocina, su personalidad peculiar también contribuye a su popularidad, ya que se rumorea que evita hablar con los hombres, los odia y desconfía de ellos, es una lástima que su apodo no sea gracias a sus habilidades en el arte de la gastronomía.
Por último, está Sonic de UME, reconocido como el atleta más destacado de toda la universidad. Ha participado en numerosos maratones, siempre ocupando el primer lugar. Su increíble condición física y su velocidad sobresaliente le han otorgado una posición consolidada en la comunidad estudiantil. A diferencia de las dos chicas mencionadas anteriormente, Sonic no es un estudiante de nuevo ingreso, actualmente se encuentra en su cuarto semestre.
En la escuela también hay otros estudiantes que gozan de cierta fama. Destaca un chico experto en artes marciales, cuyas habilidades son ampliamente reconocidas. Otro estudiante es reconocido por su destreza en el campo de la robótica, mientras que una chica se ha vuelto famosa únicamente por su apariencia física. Cada uno de ellos tiene su propio nicho de popularidad en la comunidad estudiantil.
Recientemente, he sido incluido en este grupo de estudiantes destacados. Sin embargo, soy consciente de que mi popularidad puede ser efímera si no tomo medidas para mantenerla. Por ese motivo, he decidido aceptar las invitaciones de algunos chicos y chicas que se acercaron a hablar conmigo esta mañana. Considero que socializar y establecer conexiones con mis compañeros de clase será clave para mantener mi estatus en la escuela.
Durante las clases, mientras confirmaba mi asistencia a las invitaciones que había recibido, recordé la existencia de Mastermind. Me apresuré a revisar la información que Lily me había enviado sobre él, ya que mi atención se había centrado por completo en la carrera y lo había olvidado por completo.
Mastermind, estudiante de primer semestre que había descubierto el funcionamiento del sistema de créditos antes que nadie. Sorprendentemente, logró obtener la increíble cantidad de 1,275,895 créditos al exponer la posesión de drogas por parte de un alumno de sexto semestre, justo al inicio de clases. En tan solo dos semanas de clases, había logrado expulsar a 15 estudiantes de diferentes carreras y semestres.
Lo más intrigante es que, en cada expulsión, Mastermind dejaba pistas y códigos que debían ser descifrados. Se rumoraba que si alguien lograba descifrarlos, podría revelar su verdadera identidad. Pero eso no era todo, la información obtenida al descifrar los códigos también podría ser utilizada para intentar expulsarlo a él. Sin embargo, eran solo rumores y nadie sabía con certeza si había alguna verdad en ellos.
Lo cierto era que en tan solo dos semanas, Mastermind había logrado reducir el número de expulsiones entre los estudiantes a un asombroso 87%. Ahora, los estudiantes empezaban a confiar unos en otros, y en cambio, el temor se cernía sobre el.
La atmósfera en la escuela había cambiado por completo, y aunque no todo era negativo, el misterio y la incertidumbre se adueñaban del campus.
4
Con las clases finalizadas, me di cuenta de que el tiempo apremiaba antes de mi encuentro con las chicas con las que había entablado conversación por la mañana. Luego, tenía planeado ir al cine con otro grupo de estudiantes y, para culminar el día, tenía una cena programada con un grupo completamente distinto. Si quería llegar a tiempo a todos estos compromisos, no podía perder ni un segundo.
Me levanté de mi asiento enérgicamente y me encaminé hacia la salida de la sala de clases. Sin embargo, justo en ese momento, Lily me llamó de lejos.
—¡Nerlin, felicidades por tu victoria!
—Gracias, Lily. ¿Cómo estuvo tu fin de semana?
—Estuvo genial. Retomé la serie que te mencioné antes. No sé por qué la dejé de ver en primer lugar. Oye, por cierto, ¿tienes tiempo? He descubierto algunas cosas sobre Mastermind —dijo mientras arañaba el aire como si fuera un gato.
—Lo siento, ya tengo planes con algunas personas. Estaré ocupado toda la tarde.
—Oh, entiendo... Espera un momento, ¿Qué pasa con nuestro pacto de sangre? —Reclamó con una mezcla de tristeza y enojo.
—No es un pacto de sangre, pero tranquila. Solo confiaré en ti y en los chicos. Además, mantener una buena relación con mucha gente nos ayudará a obtener información más fácilmente.
—Mmm, está bien. Lo dejaré pasar por esta vez. Entonces, ¿cuándo tienes tiempo?
—¿Te parece bien mañana?
—Está bien, nos vemos entonces.
El día fue agotador pero divertido. Al día siguiente, me reuní con mi grupo de amigos en casa de Lily. Jugamos videojuegos, compartimos información y conversamos sobre Mastermind.
5
—¡OYE, OYE, OYE, NERLIN, NECESITO DE TU TIEMPO!
Lily llegó corriendo hacia mí, agitada.
—¿Qué pasa, Lily? —le pregunté.
—¡ACABO DE DESCIFRAR UNA PARTE DEL CÓDIGO DE MASTERMIND!
—¡En serio! ¿Podrías mostrarme?
—¡CLARO! VEN CONMIGO.
—Lo siento, en este momento quedé en encontrarme con unos chicos.
—¿¡NO TE IMPORTA MASTERMIND!?
Me gritó con cierta decepción.
—Claro que me importa, pero no puedo cancelar una vez que confirmé mi asistencia. Sería grosero.
—¡AAHH! Está bien, te enviaré la información por mensaje.
—Gracias, en serio me sabe mal tener que rechazar tus invitaciones de vez en cuando.
—No te preocupes, parece que te estás volviendo algo popular, especialmente entre las chicas—me miró de arriba abajo—Ahora que te veo bien, eres apuesto. Lamentablemente para ti, yo ya estoy saliendo con Axel, así que perdiste tu oportunidad.
—Qué humilde.
—Bueno, te dejo—me despidió con una sonrisa mientras hacía una gesto con su mano.
Lily me envió la última pieza del enigma resuelto: el número 4. No solo es el número en sí lo que resulta intrigante, sino también el ingenio con el que Lily lo descubrió. Cada carácter del código parece tener una solución única y compleja. Ahora que lo pienso detenidamente, Lily es una mente brillante, la mejor estudiante de nuestra clase.
Pasaron un par de semanas y ya me había establecido en la universidad. Me había convertido en alguien conocido por mi carisma y personalidad, exactamente lo que buscaba. El skate fue el catalizador que impulsó mi popularidad, aunque preferiría no ser reconocido solo por eso. Por eso, decidí alejar ese tema de las conversaciones y permitir que me conocieran por ser simplemente yo. He asistido a numerosas fiestas, reuniones y salidas con distintas personas. Aunque organizar mi tiempo se ha vuelto complicado, definitivamente vale la pena. Ingresé a esta escuela con la intención de disfrutar mi experiencia universitaria y eso es precisamente lo que planeo hacer. Todo esto fue gracias a una tabla con cuatro ruedas y, por supuesto, a mis asombrosas habilidades. Mi vida universitaria está comenzando de la manera en que siempre soñé (¿soy yo o ya que he repetido esto varias veces?).
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