CAPÍTULO 4.

CAPÍTULO 4.

-Creí que estaríamos solos. -Exclamo Ángela, asustada.

-Mis padres no pisan esta casa desde que mis abuelos fallecieron, de seguro viene a buscar algo… No lo sé. -Exclamo él.

Escucharon ruidos en la planta baja de la casa y luego, vieron a través de la ventana al Sr. Ambrosi ingresando a la casa. Según dedujo Sebastián, ingreso al despacho. Eso le pareció extraño. Su padre nunca venía por aquí, así que el hecho de que haya venido precisamente a ese lugar de la casa, le pareció extraño.

Finalmente, después de un rato, escucharon ruidos nuevamente y finalmente, el coche de su padre saliendo de la mansión.

-¿Crees que nos haya descubierto? -pregunto Ángela.

-No, créeme. Si lo hubiera hecho lo sabríamos.

-Chris solía decir que tu padre era un buen hombre. -Exclamo Ángela.

-Lo es… Apreciaba a tu hermano. Aunque eso fue hasta la noche del accidente. Desde esa noche, desprecia a tu familia aún más que antes. -Exclamo Sebastián.

-Qué tontería. -Dijo Ángela.

-Lo sé. -Exclamo. -Ahora bien, dime que ocurre.

-Encontré el celular de Chris en su cuarto. -Dijo ella, sacando el libro y el teléfono de su cartera.

-¿Cómo?, ¿Acaso Chris no tenía su teléfono la noche del accidente?

-Lo sé… Me hice las mismas preguntas. -exclamo ella.

-¿Lograste encenderlo?

-No tenía carga. -Dijo ella. -Pero logre cargarlo unos minutos antes de venir.

-Puedes enchufarlo aquí y veremos que contiene.

-Siento que Chris lo dejo por una razón.

-¿Cuál es esa razón?

-Que yo lo encuentre.

-¿Por qué lo dices?

-Estaba dentro de este libro. -Dijo Ángela, mostrando aquel famoso cuento. -A Christopher le encantaba leerlo para mí.

-La noche antes del accidente, mi hermano se veía muy nervioso. -Exclamo Sebastián.

-No lo entiendo. -Dijo ella. -Pero todo ese asunto me pone demasiado mal.

Sebastián sintió empatía. Se quedó sumido en sus pensamientos. Al igual que Ángela, a él también le dolía la muerte de su hermano. Solía ir al cementerio a diario y quedarse allí por horas hablándole a la tumba de Tom. Sebastián había estudiado, pero nunca se había ido de Los Angeles, se quedó afrontando su duelo junto a sus padres, aunque ellos no hablaban del tema hoy en día, sino que se encerraron en culpar a sus vecinos. A pesar de que sus padres apreciaban a Chris y jamás pusieron objeción en la amistad que tenía con su hijo, la frialdad con la que los Charton reaccionaron, sumado a las distintas acusaciones que recibían de parte de ellos, hizo que sus padres creyeran lo peor de ellos.

-¿Sebastián? -pregunto Ángela.

-¿Sí? -Dijo él saliendo de sus pensamientos.

-Te quedaste tildado. -Exclamo ella.

-Lo siento. -Exclamo. -Es solo que… también extraño a Tom. -Sebastián tomo aire y lo soltó, como si pudiera sacar todo lo malo con aquel suspiro. -Y bien… ¿Ya cargo el celular?

-Sí. -Exclamo Ángela, encendiéndolo.

Tomo asiento en la cama que pertenecía a Sebastián y él se ubicó a su lado. Ella comenzó a ver sus mensajes. Es lo primero que se le ocurrió. Sus últimos mensajes habian sido con Thomas.

^^^C: “¿Estás listo?, debe ser esta noche”.^^^

T: “Te esperaré a las 9:00 p.m en el lugar de siempre. No faltes”.

^^^C: “Alguien sospecha?”.^^^

T: “Nadie”.

T: “¿Qué hay de Ángela?, ¿Le has dicho algo?

^^^C: “No. Estará más segura si no sabe nada”.^^^

^^^C: “¿Qué hay de Sebas?^^^

T: “Lo mismo, mientras menos personas sepan, mejor”.

-¿A qué se refieren?, ¿qué nos ocultaron? -pregunto Ángela.

-No lo sé. -Dijo Sebastián.

De repente, el celular de Ángela comenzó a sonar. Era un mensaje de su madre:

^^^L: “Ángela, querida, ¿Dónde estás?, es muy tarde.”^^^

Solo en ese momento, Ángela se dio cuenta de la hora. Las 19:00 hs. Había estado fuera de casa toda la tarde.

A: “Lo siento mama, se me hizo tarde, iré enseguida”.

-Debo irme. -Dijo Ángela. -Mamá, pregunta donde estoy.

Sebastián suspiró.

-Te llevaré. -Exclamo. -No te dejaré ir sola a estas horas. ¿Dónde dejaste tu carro?

-Frente a una cafetería de la calle Sunshine.

-Bien. -Dijo él. -Vamos.

Sebastián la acerco hasta donde Ángela había dejado su coche y luego de despedirse de ella, espero hasta que suba a su auto. A pesar de la enemistad que se suponía debía tener con Ángela, por herencia de su familia, se preocupaba por ella. Incluso se sentía extraño estando a su lado. Sentía que había un parte suya, que no salía a flote con otras personas, solo con ella. Se trataba de su lado más amable, más protector, incluso más tierno.

A sus veinticinco años, Sebastián Ambrosi jamás se había enamorado. Claro que en ocasiones había salido con chicas, pero jamás de manera romántica. Eso se complicó después de la muerte de Thomas. Sentía un vacío enorme dentro de él. Uno que no ha podido llenar con nada.

Sebastián quito esos pensamientos de la mente. Cuando vio a Ángela arrancar su coche, salió detrás de ella. No le importaba que ambos llegaran juntos al barrio privado en el que vivían, sino que en este momento estaba preocupado por su seguridad.

Al llegar a su casa, Sebastián aparco su coche. Vio a través de la cerca a Ángela ingresar a su casa y solo ahí, se atrevió a ingresar a la mansión.

En cuanto a Ángela, al entrar a su casa, se encontró con sus padres y Lucas Martín, quienes estaban reunidos en la sala.

-Buenas noches. -Exclamo ella.

-Hija. -Exclamo Lía. -Me habías preocupado.

-Mamá, solo se me fue la hora. -Dijo ella.

-Creo que tu madre tiene razón, jovencita. -Exclamo Lucas. -Estas no son horas de llegar para una señorita.

-Disculpen. -Exclamo Ángela, perdiendo la cabeza. -Tengo veinticuatro años y creo que no tengo que dar explicaciones de lo que hago con mi vida.

-Lucas se preocupa por ti, hija. -Dijo Lía.

-Pues no tiene por qué hacerlo. -Dijo ella. -Mamá, ¿hiciste lo que te pedí? -Dijo haciendo referencia a la llave de la habitación de Christopher.

-Sí, sí… -Exclamo, nerviosa.

Ángela simplemente subió a su habitación, ignorando a todos.

-Cariño, la cena estará pronto. -Exclamo su padre.

-Lo siento, se me quito el apetito. -Grito.

Ángela intentó ir a la habitación de su hermano, la cual, esta vez, estaba abierta. Entro en ella y comenzó a mirar todo, tal vez buscando algo que no encontró la primera vez. Tomo un portarretrato de ella y su hermano, acaricio su rostro por un momento. Lo extrañaba. Y a su vez, quería saber que escondía.

Regreso a su habitación con más preguntas que respuestas. Comenzó a revisar nuevamente el celular de Chris. Entro nuevamente al chat de su hermano y Thomas y releyó la conversación, pero seguía sin encontrar nada.

Inmediatamente, se le ocurrió una tonta idea:

^^^A: “Hola”.^^^

Escribió desde el celular de Christopher al número de Thomas. Se sorprendió demasiado al ver que su mensaje había sido visto y a los segundos salía el escrito, “Thomas está escribiendo”. Sin demorar demasiado, Ángela le hizo captura de pantalla. Sin embargo, Inmediatamente, el número dejo de escribir y la había bloqueado.

Eso fue muy extraño.

^^^A: “No me lo vas a creer”^^^

Escribió ella y le envió la captura de pantalla.

S: “¿Qué es eso?

^^^A: “No lo sé. Tuve un presentimiento”.^^^

^^^A: “Le escribí a Thomas. Y alguien estaba respondiendo”.^^^

^^^A: “Minutos después, me bloqueo”.^^^

S: “¿Qué es toda esa mierda?"

^^^A: “Crees que… ¿Sea Thomas?"^^^

S: “¿Desde el más allá?, no es gracioso”. 

^^^A: “Y si… ¿No está en el más allá?”.^^^

S: “¿Estás loca?, ¿Acaso no recuerdas esa noche?, porque yo sí, y créeme. No había oportunidad de que salieran vivos de ahí."

^^^A: “¿Y si… nunca estuvieron allí?”^^^

Sebastián no volvió a responderle. Ángela creyó que quizás estaría ofendido por haber siquiera supuesto aquello.

Más tarde en la noche, Ángela no podía pegar un ojo. Ya todos se habian dormido. Miro la hora en su teléfono celular y eran las 12:00 a.m.

Lo mismo ocurría en casa de los Ambrosi. Sebastián decidió que no podía soportar más aquello que le había dicho Ángela. Se puso de pie, se vistió con ropa oscura y salió de su casa intentando no ser oído.

Salto por encima de la cerca, intentando no ser visto y, se acercó a la ventana de aquella chica. Suspiro.

-Bien, Romeo, es hora. -Se dijo a sí mismo y comenzó a escalar por el tejado hasta llegar al balcón que daba a la ventana de Ángela Charton. Una vez arriba, golpeo levemente la ventana de manera que solo ella lo oiga.

Dentro, Ángela pego un salto. Se acercó lentamente a la ventana y vio una figura conocida allí.

-¿Sebastián? -Exclamo sorprendida.

-Hola Julieta. -exclamo él, sonriendo de lado.

Esa puta sonrisa. -Pensó Ángela.

-¿Qué haces aquí? -pregunto ella.

-No podía dormir. -Dijo él. -Lo que me dijiste sobre Tom… Yo… ¿Mi hermano está vivo?

-Entra. -Dijo Ángela, dejándolo pasar a su habitación. -No lo sé, Sebastián. ¿Tú qué piensas?

-Que hay que averiguarlo. -exclamó.

-Lo sé. -Dijo ella. -¿Pero cómo?

-Llamaremos desde un teléfono público. -Dijo Sebastián. -Probablemente, si de verdad es mi hermano, reconoció el número de Christopher.

-Bien, llamaremos. -Dijo ella. -Pero mañana, no creo que responda ahora.

-Tiene que ser temprano. -Dijo Sebastián.

-Está bien. -Dijo Ángela. Suspiro. -¿Supongo que no puedes salir por el mismo lugar por donde entraste?

Sebastián negó.

-Más bien, pensaba en quedarme aquí. -Dijo sonriendo irónico.

-Estás loco. -Dijo Ángela.

-¿Qué?, Debemos salir temprano, ¿por qué no esperar juntos?

-Si mis padres te descubren…

-Me matarán, lo sé.

-Bien, puedes quedarte. -Dijo ella. -Nos iremos a las 5:00 a.m. Antes de que amanezca.

Sebastián asintió y se acomodó en la cama de Ángela, sonriendo.

-¿Qué haces?.- pregunto ella.

-Dijiste que podía quedarme.

-Pero no en mi cama.

-Solo estoy sentado aquí. -Dijo Sebastián. -No voy a propasarme contigo, lo prometo.

-Está bien, qué más da. -Exclamo ella. Viendo la sonrisa triunfante de Sebastián. -De todos modos, solo serán un par de horas.

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