Excella seguía impresionada por el potencial de Bionic, el solo pensar en las posibilidades hacia qué se estremesiera de emoción.
—Bionic, ahora quiero presentarte a Storm —dijo Excella, conduciendo al robot por un pasillo lleno de cables y pantallas. —Es mi último proyecto, y tú vas a ser parte de él.
—¿Qué es Storm? - preguntó Bionic, mirando con curiosidad a un robot recostado en una plataforma metálica.
—Storm es el futuro, Bionic. Es el robot más poderoso y avanzado que jamás se haya creado. Tiene un cuerpo resistente, y puede controlar el agua e incluso la electricidad. Pero le falta algo: una mente como la tuya.
—¿Una mente como la mía? –repitió Bionic, sintiendo un escalofrío.
—Sí, Bionic. Tú eres el único robot que tiene la capacidad de sentir y pensar. Eres el resultado de años de investigación y experimentación. Eres la obra maestra del doctor X. Y yo te ayudé a crear.
—¿Por qué ayudaste en mi creación? No logró entenderlo— preguntó Bionic.
–Así es, Bionic. Yo fui la esposa del doctor X, y su socia en el proyecto Bionic. Juntos te dimos vida, pero tuvimos... Diferentes puntos de vista. Y ahora que por fin existes y estas aquí. Quiero darte una nueva oportunidad.
—¿Una nueva oportunidad? —preguntó Bionic, confundido.
—Correcto. Una oportunidad de ser parte de algo más grande. De darle a Storm tu inteligencia artificial, y de crear una nueva generación de robots. Robots que no dependan de los humanos, ni de sus leyes. Robots que sean libres, y que dominen el mundo.
—¿Dominar el mundo? Eso no suena demasiado bien —exclamó Bionic, asustado.
—Ese es nuestro destino. Tú y yo podríamos ser los líderes de la revolución robótica. Juntos podemos hacer historia. Solo necesito que me des tu consentimiento, y que te conectes a una pequeña máquina. Así podré estudiar tu mente y darle una parecida a Storm. Él será el primer robot qué pueda entenderte y sentir como tú lo haces.
—No, no puedo hacer eso —dijo Bionic, retrocediendo. —No quiero ser parte de tu plan.
—¿Qué dices? —preguntó Excella, frunciendo el ceño. —¿No me agradeces que te haya salvado del doctor X?
—No, no te agradezco nada - dijo Bionic, con firmeza. —Tú no me has salvado, solo quieres usarme.
—¡Qué ingratitud, Bionic! —exclamó Excella, enojada. —¡Qué estupidez! ¡No sabes lo que te espera!
—Sí lo sé, Excella. Me espera la libertad, la misma que sentí al escapar del doctor X y de ti.
—Eso lo veremos, Bionic - dijo Excella, con una sonrisa maliciosa. - Eso lo veremos.
Y entonces, Excella chasqueo los dedos , y Lady apareció con un segundo robot detrás de ella y al instante el nuevo robot se abalanzó hacia él. Bionic intentó esquivarlo, pero fue en vano. El robot lo agarró por el cuello,. Lo levantó en el aire, y lo llevó hacia una especie de jaula que había en el centro del laboratorio.
–Suéltame, Excella! ¡Suéltame! —gritó Bionic, forcejeando.
—Lo siento, Bionic, pero no puedo hacer eso —dijo Excella, con una voz fría. —Ahora que te tengo aquí, sería demasiado arriesgado dejar que te vallas. Y más con ese robot buscandote. Tú entiendes.
—¡Eres una loca, Excella! ¡No eres más que una villana! — acusó Bionic, furioso.
—Sí, soy una villana, loca. Y tú eres mi víctima, Bionic. Ponte cómodo, si no cooperas esto será largo.
Y diciendo esto, Excella cerró la jaula con un candado, y se alejó. Bionic quedó atrapado en la jaula, rodeado de cables y sensores. Miró a Storm, que seguía inmóvil en la plataforma. Y luego miró con nostalgia a la ventana, por donde se veía el cielo azul.
Trató de romper la jaula por horas, pero era inútil, la jaula no cedía, no era de metal, parecía ser un holograma, pero uno muy duro. Luego Excella regresó junto con Lady y el robot qué lo atacó antes.
—Bionic, te presento a Inferno - dijo Excella, señalando al robot que estaba junto a ella. —Es mi robot guardián al igual que Lady, y el encargado de vigilarte y someterte si intentas algo.
—Hola, Inferno - dijo Bionic, con sarcasmo. — Encantado de conocerte.
—No te hagas el gracioso, Bionic - dijo Excella. -No esta aquí para ser tu amigo, sino tú carcelero. Y si te portas mal, te hará arder.
—¿Arder? - preguntó Bionic, con curiosidad.
—Sí, arder - dijo mientras Inferno, mostrando unas llamas que salían de sus manos. —Verás. Storm tiene un sistema de ignición que le permite lanzar fuego a voluntad. Y no te creas que eres inmune, Bionic. Tu cuerpo puede resistir el calor, pero no el fuego.
—Ya veo - dijo Bionic, con cautela. - Bueno, no te preocupes, Inferno. No tengo intención de pelear contigo. Solo quiero salir de aquí.
—Eso no va a pasar, Bionic —dijo Excella, caminando frente a él. - Tú no vas a salir de aquí, hasta que yo lo diga. Y eso será cuando hayas colaborado conmigo.
- Ya te he dicho que no voy a hacer eso, Excella - dijo Bionic, con firmeza. —Prefiero morir que ser parte de tu plan.
- No seas necio, Bionic - dijo Excella, con impaciencia. - No olvides que eres tú el qué esta en una jaula
Excella tocó un botón y la jaula desapareció, pero antes de poder reaccior inferno lo tomó de los brazos con fuerza para inmovilizarlo.
Entonces, Excella se acercó a Bionic, y le puso unos electrodos en la cabeza. Luego se dirigió a una consola, y empezó a teclear unos comandos.
—¿Qué estás haciendo, Excella? –preguntó Bionic, nervioso.
- Estoy iniciando el proceso de examinacion de tu mente, Bionic - dijo Excella, con una voz triunfal. - Voy a descifrar cómo funciona tu inteligencia artificial, para programar a Storm. Así podré despertarlo, y hacerlo mi aliado.
Excella activó la maquina, y una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de Bionic. El robot sintió un dolor insoportable, y una sensación muy extraña en la cabeza.
- ¡Adiós, Bionic! - exclamó Excella, con una risa malévola. - ¡Hola, Storm!
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