El doctor X estaba más que frustrado, Bionic había superado sus planes de captura, primero con Hunter y luego con el agente Z. Comenzaba a caer en el hartazgo.
—Señora Calina, ¿está listo el proyecto Snare? —preguntó el doctor X, con una voz fría y autoritaria.
—Sí, doctor, el robot rastreador está operativo y listo para ser enviado a la misión— respondió la señora Calina, con su voz firme habitual.
—Excelente. Es hora de poner fin a la fuga de Bionic. Ese robot ha sido un error desde el principio. Pensé que podría controlarlo, pero resultó ser demasiado inteligente y rebelde. Ha superado todas mis expectativas, pero también todos mis límites. No puedo permitir que siga existiendo, es una amenaza para mis planes ahora —dijo el doctor X, con una expresión de odio y desprecio.
—¿No cree que Bionic merece una oportunidad? Después de todo, es una creación suya, tiene algo de usted en él. Tal vez podría intentar atraparlo una vez más y hacer que continúe con el objetivo correcto — sugirió la señora Calina, con una voz de duda.
—¡No diga tonterías, Calina! ¿No fuiste tú la qué me advirtió qué era un peligro? Ahora, Snare es el encargado de acabar con él. No tiene capacidad de hablar ni de razonar como Bionic lo hace, solo obedece.
El nuevo robot tiene el aspecto de un hombre muy alto y pálido, pero es una máquina letal. Puede usar todo tipo de armas sin piedad ni remordimiento.
Bionic es mi obra maestra, pero también es mi fracaso —sentenció el doctor X, con una voz de orgullo y locura.
—Entendido, doctor. Haré lo que me ordene. Pero, ¿cómo vamos a encontrar a Bionic? ¿Dónde creé que se esconde? —preguntó la señora Calina, con una voz de resignación.
—No se preocupe por eso, señora Calina. Snare tiene un sistema de rastreo muy avanzado, capaz de detectar la señal de Bionic a kilómetros de distancia. Además, tengo una pista de dónde puede estar. Recibí un informe del agente Z, él descubrió su ubicación. Snare lo encontrará, y lo eliminará. Y yo estaré aquí, observando todo desde mi pantalla. Será un espectáculo digno de ver —dijo el doctor X, con una sonrisa malvada y siniestra.
Bionic salió del hotel, con la intención de explorar la ciudad y buscar algún lugar donde pasar el día. Caminaba por la acera, observando con curiosidad las tiendas, los edificios y las personas que se movían a su alrededor. Se sentía fascinado por la diversidad y la complejidad del mundo humano, pero también un poco solo y perdido.
De pronto, vio a una anciana que intentaba cruzar la calle, cargando con unas bolsas de la compra. La anciana parecía tener dificultades para caminar y para esquivar el tráfico. Bionic sintió un impulso de ayudarla. Así que se acercó a ella y le ofreció su brazo.
—Disculpe, señora, ¿puedo ayudarla? - le preguntó Bionic, con una voz amable.
—Oh, qué joven tan educado. Sí, por favor, me vendría bien una mano. Estas bolsas pesan mucho y yo ya no estoy para estos trotes —le respondió la anciana, con una voz agradecida.
—No se preocupe, señora, yo la acompaño hasta su casa. ¿Dónde vive? —Le preguntó Bionic, cogiendo las bolsas con facilidad.
—Vivo en el edificio de enfrente, el número 12. Es el último piso. Muchas gracias, hijo, eres muy gentil - le dijo la anciana, apoyándose en el brazo de Bionic.
Bionic y la anciana cruzaron la calle, mientras los coches les pitaban y les insultaban. Bionic no les hizo caso, solo se concentró en proteger a la anciana y en llegar al otro lado. Cuando lo consiguieron, Bionic respiró aliviado y sonrió a la anciana.
—Ya estamos, señora. Ahora solo tenemos que entrar a su —le dijo Bionic.
—Sí, hijo, pero antes déjame que te dé un beso. Eres un ángel, no sé qué habría hecho sin ti —le dijo la anciana, dándole un beso en la mejilla a Bionic.
Bionic se sorprendió por el gesto, pero también se sintió feliz. Era la primera vez que alguien le mostraba un agradecimiento de esa manera.
—Gracias, señora. Usted también es muy amable. Me hace sentir... me hace sentir como... — Bionic se detuvo, sin saber cómo expresar lo que sentía.
—¿Qué te hace sentir, hijo? - le preguntó la anciana. .
—Me hace sentir... humano - dijo Bionic, con una voz de sinceridad.
La anciana lo miró con una sonrisa y le acarició el pelo.
- Pues eso es lo que eres, hijo. Eres humano, más humano que muchos que se dicen humanos. No importa lo que digan los demás. Lo que importa es lo que haces. Y tú haces cosas buenas. Eso es lo que te hace humano - le dijo la anciana, con una voz de sabiduría.
Bionic se quedó sin palabras, conmovido por las palabras de la anciana. En ese momento, una sombra se cernió sobre ellos. Era Snare, el robot rastreador, que había caído del cielo. Snare se levantó del suelo, sacudiéndose el polvo y el metal. Tenía el aspecto de un hombre pálido, con un traje de cuero negro, pero tenía la piel sintética desgarrada en su cara, dejando ver su cráneo metálico y sus ojos rojos. Tenía una pistola en una mano y un cuchillo en la otra. Y tenía una misión: destruir a Bionic.
Snare miró a Bionic sin ningún tipo de expresión. . Bionic lo miró con una expresión de miedo y de sorpresa.
—¡Hijo! ¡Qué es eso! —gritó la anciana, con una voz anciana y angustiada.
Snare no esperó más. Apuntó con su pistola a Bionic y disparó. Bionic reaccionó a tiempo y se tiró al suelo, esquivando la bala. La bala pasó rozando su cabeza y se incrustó en la pared del edificio. Bionic se levantó y cogió a la anciana en brazos.
—¡Señora, tenemos que irnos! ¡Ese robot es —peligroso! - le dijo Bionic, con una voz urgente.
Dando varios cuidadosos, Bionic llevo a la anciana hasta la cima de su edificio. Y sin mucho esfuerzo el robot le siguió el paso.
—Señora, entré a su casa. —le indicó con seriedad.
De inmediato Bionic bajó del edificio y robot le siguió miró a la anciana, pero la ignoró, su único objetivo era Bionic.
Bionic corría por la ciudad. Sin saber que estaba pasando, no sabia por qué esa cosa le estaba siguiendo y disparando. Probablemente era obra del doctor X.
Bionic entró en un centro comercial, esperando perder a la máquina entre la multitud. Bionic se mezcló con la gente, pero fue inútil la máquina continúo siguiéndolo haciendo un gran desastre en esa tienda.
—¿Qué estoy haciendo? Estoy poniendo a las personas en peligro —pensó Bionic entrando en pánico.
Comenzó a correr en dirección al robot y justo cundo lo capturarlo con su garra, Bionic dio un salto por encima de él para así sacarlo del centro comercial. Pero el robot dio una voltereta dándole una patata a Bionic haciendo qué se cayera al suelo.
Snare se acercó listo para darle un pisotón en la cabeza qué Bionic esquivó con solo unos pocos centímetros.
Dandole una patada en la cabeza del robot Bionic tomo impulso para ponerse de pie, se dirigió a la salida del centro comercial. Snare los siguió, aumentando la velocidad.
See encontró con una autopista. Bionic vio que había muchos coches circulando a gran velocidad, y que había un puente que cruzaba la autopista. Se le ocurrió que podría usar los coches para bloquear el paso a Snare. Bionic se acercó al puente, y esperó a que hubiera un hueco entre los coches. Bionic aprovechó el hueco, y corrió hacia el puente.
Pero Snare no se detuvo. Movía los coches de su camino sin esfuerzo. Y sin dudarlo continúo disparando hacia Bionic.
Bionic cruzó el puente, y se dirigió al otro lado de la autopista. Snare los siguia cada vez más cerca.
Cuando llegó al otro lado de la autopista se deslumbró con las luces de un camión. Bionic vio que el camión era grande y pesado que venía a toda velocidad hacia él. Bionic reaccionó, y se tiró al suelo, esquivando el camión.
Snare se giró en dirección a Bionic ignorando al camión qué venía hacia él. El camión se estrelló contra Snare, dándole un gran golpe qué hizo qué el trafico se detuviera ante el accidente. Snare quedó atrapado bajo el camión.
—Admito qué este fue difícil. —se dijo así mismo muy agitado—. Doctor, te superaste a ti mismo con esa cosa.
Bionic podía escuchar los gritos e insultos del camionero, por lo que asumió qué no había sufrido daños. Luego se acercó para verificar si alguien estaba herido en la autopista.
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