Bionic, Leyla y Tommy regresaron a la guarida de Tommy, Allí, Leyla trató de reparar a Bionic, que seguía herido por la pelea con Hunter. Leyla usó sus herramientas y sus conocimientos, y logró curar algunas de las heridas de Bionic. Pero no pudo hacer mucho más, pues le faltaban piezas especiales que solo se encontraban en la fábrica del doctor X.
—Lo siento, Bionic. He hecho todo lo que he podido, pero no es suficiente. Necesitas unas piezas que yo no tengo, y que son muy difíciles de conseguir —le dijo Leyla, con frustración.
—No te preocupes, Leyla. Te agradezco tu esfuerzo y tu ayuda. ¡Ya puedo caminar por mi mismo! Has hecho un gran trabajo —le dijo Bionic, con gratitud.
—Pero no es justo, Bionic. No puedes quedarte así, medio roto y débil —dijo Leyla, con tristeza.
—Tal vez haya una forma de conseguir esas piezas —dijo Tommy, con esperanza.
—¿Qué quieres decir, Tommy? —preguntó Leyla, curiosa.
—Pues, verás, hace un tiempo, cuando estaba explorando la ciudad, encontré una fábrica abandonada que parecía ser de robots. Estaba cerca de la zona industrial, y tenía un letrero que decía "CyberTech". No entré, porque me dio miedo, pero creo que allí podrían haber piezas que nos sirvan —dijo Tommy, con ilusión.
—¿Una fábrica abandonada de robots? Eso suena muy interesante. Podría ser la solución que buscamos —dijo Leyla, con entusiasmo.
—Sí, podría ser. Pero también podría ser muy peligroso. No sabemos qué hay allí, ni si hay alguien vigilando. Podría haber trampas, o robots hostiles, o guardias armados —dijo Tommy, con cautela.
—Tienes razón. Es una misión muy arriesgada. No podemos ir los tres juntos, sería demasiado evidente. Necesitamos a alguien que pueda entrar y salir sin llamar la atención, que pueda encontrar las piezas y traerlas de vuelta —dijo Leyla, con seriedad.
—Yo puedo hacerlo —dijo Bionic, con determinación.
—¿Qué? ¿Tú? ¿Estás seguro, Bionic? Algo me dice que no estas en condiciones —preguntó Leyla, con sorpresa.
—Sí, estoy seguro, Leyla. Soy un robot, puedo pasar desapercibido entre los demás robots. Tengo habilidades para hackear los sistemas de seguridad, y para luchar si es necesario. Y tengo un motivo para hacerlo —dijo Bionic, con sinceridad.
—Pero, Bionic, es muy peligroso. Podrías salir herido, o capturado, o destruido., Bionic. —dijo Tommy, con emoción.
—Lo sé, Tommy. Pero es la única forma de conseguir las piezas que necesito. Y de detener al doctor X, y sus planes malvados. Tengo que hacerlo. Por favor, confíen en mí —dijo Bionic, con firmeza.
Leyla y Tommy se miraron, y vieron la determinación en los ojos de Bionic. Leyla y Tommy sabían que Bionic tenía razón, y que era la mejor opción.
—Está bien, Bionic. Te apoyamos, y confiamos en ti. Pero ten cuidado, por favor. No te arriesgues más de lo necesario. Y vuelve pronto, te estaremos esperando —dijo Leyla.
—Sí, Bionic. Sí. Haz lo que tengas que hacer, pero vuelve. —dijo Tommy, con afecto.
—Relájense chicos, no olviden qué soy un robot. —dijo Bionic con optimismo.
Bionic tomo algo de ropa perteneciente a Tommy para tratar de camuflarse entre los humanos de la ciudad y no ser detectado por algún robot.
Llegó a la fábrica abandonada, siguiendo las indicaciones de Tommy. La fábrica era un enorme edificio gris y sucio, rodeado de alambre de púas y carteles de advertencia. Bionic se acercó con cautela, y buscó una entrada. Encontró una puerta lateral, que estaba cerrada con un candado. Bionic lo rompió sin esfuerzo.
Dentro se encontró en un pasillo oscuro y polvoriento, lleno de tuberías y cables. Bionic avanzó por el pasillo, y vio varias puertas con letreros que indicaban los diferentes departamentos de la fábrica.
No podía quitarse la sensación de que alguien lo vigilaba. Bionic buscó el departamento de producción, donde suponía que estarían las piezas que necesitaba.
Bionic se encontró en una gran sala, donde había decenas de máquinas y robots sin terminar o desguazados. Justo encina estaba una gran reflector de luz, metálico qué colgaba del techo de unos cuantos cables.
Bionic reconoció en la sala algunos de los robots, que eran modelos antiguos o defectuosos. Se acercó a uno de ellos, y lo examinó. Se percató que el robot tenía una pieza que le servía, y se la quitó para después guardar la pieza en su mochila.
—Lo lamento mucho amigo, pero me sirve más a mí qué a ti. —pensó en voz alta.
Bionic recorrió la sala, y encontró varias piezas que le servían. Bionic las fue guardando en su mochila, hasta que tuvo todas las que necesitaba. Se sintió satisfecho, y decidió volver con Leyla y Tommy. Bionic se dirigió a la puerta, de salida
Pero al abrir la puerta, Bionic se encontró con una sorpresa. Frente a él, había una enorme araña robot, que lo miraba con sus ojos rojos y brillantes. La araña robot era del tamaño de un coche, y tenía ocho patas metálicas y afiladas. La araña robot tenía un cuerpo blindado y armado, con una boca llena de dientes y un aguijón qué parecía muy filozo.
—¡Oh, no! ¡Estoy en problemas! —pensó Bionic, asustado.
La araña robot emitió un sonido agudo, y se lanzó contra Bionic. Bionic esquivó el ataque. Se preparó para defenderse, y para escapar de la fábrica. Bionic se enfrentó a la araña robot, y comenzó la batalla.
Bionic se enfrentó a la araña robot, que lo atacó con sus patas y su aguijón. Bionic esquivó los golpes, y contraatacó lanzando rocas y partes de antiguos robots. Bionic cortó una de las patas de la araña, y le hizo un rasguño en el cuerpo. La araña robot se enfureció, y disparó un rayo láser desde su boca. Bionic saltó, y evitó el rayo. Aterrizó detrás de la araña, y le clavó un trozo de metal en el aguijón. La araña robot gritó, y se sacudió. Bionic lo soltó, y se alejó de la araña.
La araña robot se giró, rápidamente y se avalanzo nuevamente hacia Bionic. Con sus patas restantes logró tomar a Bionic del torso y lentamente comenzó a apretarlo, en ese momento Bionic notó qué la araña parecía estar cargando su lazer nuevamente, Bionic logró soltarse arrancando otra de las patas de la araña en el proceso.
Sin equilibrio, la araña cayó al suelo, y se retorció. Bionic se percató del reflector qué colgaba del techo, con velocidad corto los cables qué lo sujetaban, lanzando el trozo de metal incrustado en el aguijón de la araña.
El reflector calló sobre el abdomen de la araña partiéndola en dos y dejándola fuera de combate.
—Lo lamento, pero no me dejaste otra opción —expresó Bionic mirando como los ojos de la araña se apagaban lentamente.
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