Enfrentamiento - parte 2

A la mañana siguiente... Alexa salía de su edificio con energías renovadas, dispuesta a afrontar un nuevo día de trabajo. La mujer no se imaginaba que alguien estaba esperándola en la entrada, pero aquel gesto le sentó de maravilla, aunque no pudo evitar preocuparse al ver los moretones en su cara.

—Ah, esto—dijo Gonzalo, tocándose uno de los golpes—. No es nada—le resto importancia, invitándole amablemente a subir a su auto, ya que pensaba llevarla a su trabajo.

—¿Nada? Pero...—Alexa quiso saber más al respecto.

—Supongo que un amigo quiso descargar su frustración conmigo—explico de forma divertida. Sin embargo, ella percibió que aquello no era del todo cierto. Algo le estaba ocultando, eso era seguro.

Sin embargo, Alexa no indagó más sobre el tema, pero le sorprendió que al regresar a su edificio aquella noche, se encontró con otro hombre golpeado en la entrada de su edificio. La muchacha frunció el ceño en cuanto lo vio y quiso ignorarlo, pero él no se lo permitiría.

—Alexa—le llamo de inmediato.

Diego se acercó a ella y la sujeto del brazo.

—¡Suéltame!—le gritó, mirando hacía todos lados en busca de alguien que pudiera ayudarla. No permitiría que se burlara de ella.

—Tenemos que hablar—dijo él, sin soltarla.

—¿Hablar? No seas imbécil, yo no tengo nada que hablar contigo—forcejeó ella, tratando de soltarse.

¿Qué quería? ¿Sex0 gratis acaso? ¡De ninguna manera! Ella no era una mujerzuela.

Alexa estaba a punto de ponerse a gritar como loca, cuando él le cubrió la boca con su mano... Diego no sabía exactamente qué decirle para que se calmara, pero necesitaba que lo escuchara.

—Yo fui un idiota—empezó con su discurso, sin embargo, aquella fue la única frase que dijo.

—¿Con qué este era el motivo?—finalmente Gonzalo parecía entender la razón del odio injustificado de su amigo, y ahora aquel sentimiento era recíproco—¡Suéltala! —exigió.

La mujer se puso de los nervios al ver cómo los dos se retaban con la mirada... Ella estaba en un lugar público, siendo observada por todos los que pasaban y no pudo evitar preocuparse de convertirse en la comidilla de todos sus vecinos.

—¡Por favor!—suplico Alexa, temerosa.

Se sentía cansada. Le dolían las piernas y también la espalda, necesitaba sentarse y... no lograba entender qué hacían ellos afuera de su casa. ¿Cuál era el verdadero motivo?

¿Acaso se trataba de una apuesta? Se preguntó ella con horror. Y aquella posibilidad parecía tener mucho sentido...

Alexa los miró a ambos con un desprecio renovado.

—¡Lárguense de aquí!—les exigió con una voz que no reconocía—. No los quiero volver a ver en mi casa... La próxima vez que los vea, les juro que llamaré a la policía—los amenazó a los dos por igual.

Y ambos hombres la vieron partir, asombrados. La mujer no dejaba de repetirse que lo mejor sería cambiarse de ciudad, no quería volver a verlos. ¡Eran un par de malnacidos!

Ella creía haber encontrado la explicación para su situación. Diego no solo se había burlado de ella, sino que también había querido valerse del amor que le tenía, para demostrarle a su amigo que a pesar de haberle roto el corazón, él podía seguir acostándose con ella.

Y lo peor era que... lo hubiese conseguido.

En aquel momento, cuando volvió a tenerlo tan cerca, cuando quiso disculparse o lo que sea que hubiese intentado hacer, ella se sintió vulnerable... Su corazón fue doblegado por sus manos, por su cercanía, por la sensación de tenerlo de nuevo consigo.

«¿Acaso eres masoquista?», se dijo.

Alexa percibió aquella tristeza nuevamente... Su pecho le dolía, su amor por él le quemaba más que nunca... Y quería arrancarse ese sentimiento del corazón, quería olvidarlo, pero no lo conseguía.

Ilusamente, cuando miro su rostro tan bello, ella se sintió dichosa de esperar a su hijo. ¿Cómo sería? ¿Se parecería a él? Se preguntó como si fuese una niña, una tonta niña enamorada.

Y en ese momento, la idea de no tenerlo le pareció descabellada... Era una locura, pero ella sí lo quería, porque era una parte de él, del hombre al que amaba.

Alexa tocó su vientre con cuidado. En ese lugar se hallaba su hijo, una parte también de sí misma y la verdad era que lo quería. Quería tenerlo, aunque para eso tuviese que desaparecer...

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Comments

Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

que cambie de ciudad es lo mejor

2024-01-29

2

MALÚ 2834

MALÚ 2834

Pídele a tu empresa que te cambie de ciudad

2024-01-23

0

MALÚ 2834

MALÚ 2834

Coje el camino y vete a tu casa,quítate de en medio y deja ahí solos a esos dos primates

2024-01-23

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