Cambio

Un año había pasado desde aquel desagradable incidente. Alexa no volvió a ser la misma después entonces. La tierna y risueña muchacha había aprendido una lección que guardaría en su memoria para siempre.

"Los amores de novela no existen. Y, nunca más se dejaría humillar así por un hombre."

La joven de veinticuatro años miró fijamente al frente, sus cabellos castaños se ondearon con el viento. Delante de sus ojos estaba aquel imponente edificio que por mucho tiempo había anhelado pisar, hoy finalmente se cumplía ese sueño. Tomó una bocanada de aire, y sus piernas se movieron. Pasos seguros y firmes, resonaron al andar.

—Buenos días, mi nombre es Alexa Hara, estoy aquí en representación de la constructora Omega—se presentó en la recepción.

La recepcionista chequeó el listado de citas agendadas y al comprobar que la joven al frente formaba parte del mismo, le indico a dónde debía dirigirse.

La muchacha asintió y se encaminó al ascensor. Una vez sola en el mismo, soltó todo el aire contenido y repitió un par de ejercicios de relajación.

Seguridad.

Confianza.

Eso era lo único que debía demostrar. Ella ya no era la misma niña asustadiza de un año atrás. Ahora era una mujer aguerrida, que tenía claro que era capaz de llegar muy lejos si se lo proponía con la suficiente convicción. Ya no perdía el tiempo en ilusiones pasajeras, ella ocupaba cada valioso segundo de su vida en crecer más a nivel profesional.

Alexa luchaba consigo misma cada día. Una parte de su dulce corazón aún se aferraba a la idea de que no todo era malo en el mundo.

"El amor sí existe" ¡No me interesa!

"Aún quedan muchos hombres dispuestos a amarte de verdad" Shush, no te quiero escuchar.

Ella no tenía nada en contra del género masculino, pero simplemente no le interesaba tener contacto con ningún hombre que estuviese a su alrededor. Había decidido que quería estar sola, había decidido que era feliz con tan solo ayudar a pequeños niños desprotegidos.

Cuando no estaba trabajando, estudiando o preparándose más, ocupaba su tiempo en ir al orfanato donde creció. En ese sitio desbordaba plenamente todo su amor. En su corazón había mucho para dar, y era con aquellos pequeñitos que se sentía segura de ser ella misma.

La tonta Alexa salía a relucir libremente. Sonriendo soñadoramente, mientras intentaba transmitirles a los niños toda su alegría. Alegría que solo era capaz de sentir rodeada de esos inocentes.

Y aunque a ella no le gustase tocar el tema, sabía perfectamente que desde aquella noche algo en su interior cambió. O mejor dicho, se ocultó.

Si quería sobrevivir en un mundo dónde la maldad estaba a la orden del día, no podía caminar por las calles siendo un blanco fácil para cualquiera. Hombres malos y egoístas abundaban por doquier. Y aquel sujeto a quien por tanto tiempo idealizo resultó ser el peor de todos ellos.

Alexa sacudió bruscamente su cabeza, no quería recordarlo. Mucho menos ahora que necesitaba tener absoluta concentración.

La puerta del ascensor se abrió finalmente y todo su temple la envolvió nuevamente. Alexa, la pequeña huérfana que cantaba admirando el cielo azul, la indefensa niña que creció convenciéndose de la existencia de bondad en todos los corazones. Ella ya no estaba.

En su lugar, una mujer de metro sesenta de estatura, cruzaba la puerta de la que sería su más importante experiencia laboral. Una carpeta estaba perfectamente guardada en su maletín, la misma contenía una hoja de vida impecable que constaba de todos los logros alcanzados a pesar de las dificultades.

—Con permiso—dijo con voz audible, cerrando la puerta tras de sí.

—Alexa Hara, ¿no es así?

Aquella pregunta resonó en la estancia. La muchacha miró fijamente a su interlocutor y asintió.

—Así es, mi nombre es Alexa Hara, soy la ingeniera enviada en representación de la constructora Omega—explico.

—¿Ingeniera, eh?—el pelirrojo sonrió. Pero no era una sonrisa burlesca como la que acostumbraba a presenciar, parecía estar gratamente sorprendido.

Alexa lo observó con detenimiento. Un momento, ese hombre, ella lo había visto antes. Se trataba del mismo sujeto de aquel día, el que la había invitado a bailar...

—¿Y decidieron enviarte a ti únicamente?—alguien más habló.

La joven enfocó su mirada en la nueva voz. Se trataba de un hombre de ojos azules y cejas muy negras. Una de sus cejas se arqueó un poco más acentuando la pregunta que hasta el momento no había sido respondida.

—Sí, estoy a cargo del área de gerencia y cualquier nueva obra deberá ser gestionada en mis manos—respondió con seguridad.

Una persona diferente resopló en la habitación. Alexa en ese momento se percató de que había presentes exactamente cuatro hombres. El tercero de ellos tenía un gesto de fastidio que no hacía ni un mínimo esfuerzo por disimular, y al fondo... Un par de ojos grises acababan de eclipsarla. Alexa sintió su cuerpo ser detenido en el tiempo, mientras no parecía haber nada más que aquella luz que irradiaba de su mirada.

—Señorita Hara, dejé de hacerme perder el tiempo y muéstreme su propuesta—el hombre pronunció aquellas palabras con la misma frialdad que ella recordaba.

De pronto, cada sílaba pronunciada esa noche volvía a resonar insistentemente en su cabeza. La burla y la humillación vivida se repetían una vez más.

"Acepto" esa no era tu boda tonta. Él solamente quería follarte y tú le abriste las piernas sin titubear.

“¿De verdad estabas dispuesta a entregarle tu virginidad a alguien que no conocías?” ¡Mi corazón lo amaba, tú no lo entenderías!

Alexa estaba cansada de pelear consigo misma. Por mucho tiempo una lucha interna se libraba día a día. Pasaba incansables horas llenas de reproches, dónde no hacía nada más que llorar. Llorar y lamentarse de sus decisiones...

Por una parte, agradecía que todo hubiese resultado de esa manera. Que él no hubiese querido llegar más allá y así no tener que lamentarse de haber perdido algo mucho más valioso. ¡Porque él no se lo merecía!

Y, por otra parte, le dolía. Le dolía ver sus ilusiones rotas de una manera tan atroz. No hubo ni un poco de piedad de su parte.

¿Por qué de todas las personas existentes en el mundo, se lo tenía que encontrar nuevamente?

Alexa maldijo en su mente y con un movimiento sumamente calculado camino al frente, y sacó al exterior una carpeta que contenía el proyecto en el que había trabajado con tanto esmero.

—Estoy lista para empezar cuando guste—respondió la joven con determinación, mirándolo fijamente a sus ojos grises.

Un par de horas más tarde, Alexa abandonaba aquella sala de junta, sintiéndose satisfecha de sí misma. Aparentemente, había logrado demostrarse que era una persona enteramente profesional, que sabía dejar de lado cualquier problema personal.

"El problema está en tu mente" ¡Cállate

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Comments

Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

que ese patan no la haga sufrir

2024-01-28

3

MALÚ 2834

MALÚ 2834

👏👏👏👏👏👏bien por ti,,,sigue así y no caigas,,ahora que sea el ,el humillado

2024-01-23

0

MALÚ 2834

MALÚ 2834

Que sea fuerte y la fuerza no le falte,,vamos Alexa,que tú puedes,,demuestra a esos cuatros de lo que eres capaz 💪💪💪💪

2024-01-23

1

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