Alexa llegó al baño y se tardó todo el tiempo necesario. Se sentía un poco mareada y empezaba a creer que era el momento de regresar a su casa.
Se suponía que había decidido salir para dejar atrás aquellos enfermizos sentimientos, pero la verdad era que no había dejado ni un instante de pensar en él. ¿Dónde estaría? ¿Se encontraría bien?
La muchacha abrió la puerta del baño y se llevó la sorpresa de su vida. Al otro extremo se encontraba de pie el hombre de sus fantasías. Su corazón latió desbocado, retumbando fuertemente en sus oídos, mientras sentía como su mirada grisácea la hipnotizaba nuevamente. ¿Era él realmente o su mente estaba jugando con ella como siempre?
Alexa parpadeó repetidamente intentando eliminar su alucinación. Empezaba a comprender por qué decían que la bebida podía ser dañina, sino se bebía con precaución. «¡Bendita borrachera!», pensó, ahora para colmo también se burlaba de ella.
La muchacha sacudió su cabeza y decidió continuar con su camino. Era hora de regresar a su casa. «¡No más alcohol!», se dijo.
La castaña intentó moverse, pero sus piernas no le obedecieron, por el contrario, se pusieron tan flácidas que parecían dos barras de gelatina. ¡Vamos, muévete, solamente está en tu cabeza! Aunque para tratarse de una alucinación se sentía bastante real. Los ojos grises estaban levemente entrecerrados, mientras parecían caer en cuenta de algo.
—Me parece que te he visto antes—dijo el hombre.
Alexa enrojeció aún más al escuchar aquella voz tan profunda y malditamente seductora. ¡No podía ser! ¡Era real! Y... ¿La había reconocido? De inmediato, sintió que iba a desmayarse y lo único que quería hacer era huir. ¿Qué podía pensar de ella? ¡Por Dios! Se la había pasado los últimos meses expiándolo por encima de su libro. Era una completa acosadora.
—N-no lo creo... Estás confundido—tartamudeó intentando alejarse lo más rápido posible.
Él impidió su escape de un solo movimiento.
—Nunca olvidó un rostro—mencionó, mientras la acorralaba contra la pared.
La joven tembló ante la repentina cercanía.
—Ahorrémonos tiempo—le dijo—, sé muy bien qué es lo que quieres y ¿adivina? Es tu día de suerte—sus labios casi se rozaron al susurrar aquello último.
Alexa se quedó perpleja unos segundos, tratando de entender lo último que había dicho. ¿Lo que quería? Ella no estaba segura de qué era eso, pero él parecía saberlo perfectamente.
—¿Y qué es lo que quiero?—musito. La pregunta se le escapó involuntariamente.
Diego sonrió con malicia, mientras la veía con mucha intensidad, causando así que las mejillas de la joven enrojecieran aún más, si es que eso se podía.
—Quieres que te folle—declaró contundente, sin dudar.
Los ojos cafés se abrieron desmedidamente.
—Y-yo no...—la muchacha se calló al sentir como el hombre deslizaba uno de sus largos dedos por su cuello. La sensación era extraña, electrizante...
De pronto su respiración se hizo mucho más pesada que antes. Se encontraba muy nerviosa, pero a la vez se sentía ansiosa. Ella realmente lo deseaba.
—¿Lo ves?
El ego masculino parecía desbordarse ante las marcadas reacciones de su cuerpo. Él era consciente de lo que le causaba y lo estaba disfrutando plenamente.
Alexa no respondió, simplemente cerró sus ojos y se dejó hacer, sin limitarse, ni considerarlo siquiera primero.
¿Realmente era esto lo que quería?
"No" susurro una voz en su cabeza.
El hombre comprendió perfectamente la silente aceptación y no hizo más que apoderarse del sumiso cuerpo de su presa. La miró fijamente por un instante. Su pecho subía y bajaba en cada irregular respiración. Estaba nerviosa, eso era evidente, y aun así había decidido entregarse completamente.
"Demasiado fácil" "aburrido"
Él estaba acostumbrado a ese tipo de respuestas. Mujeres entregadas que únicamente abrían las piernas. Por lo general, no se acostaba con cualquiera. La chica tenía que ser lo suficientemente impresionante como para llamar su atención.
Por un momento sintió decepción. Recordaba haberla visto antes y en ese entonces no le importó. No le llamó la atención en lo más mínimo, y ahora, de vuelta a la realidad, aquello no parecía haber cambiado mucho.
La castaña abrió sus ojos lentamente, sin poder comprender lo que pasaba. Él nada más le dedicó una mirada de desprecio y aquello le transmitió un escalofrío a todo su cuerpo.
—Parece que en realidad no es tu día de suerte—dio un paso atrás retrocediendo.
Los ojos de la muchacha se cristalizaron en el acto. No podía dejar de verlo con una expresión de asombro e incredulidad absoluta. ¿Solo había querido burlarse de ella?
—¡Alexa!
El llamado de sus amigas resonó de manera oportuna. Alexa agradeció al cielo aquella aparición, y el hecho de que ellas hubiesen podido evitar que terminase llorando delante de aquel hombre. La muchacha lo observó marcharse, y su corazón se estrujó dolorosamente. ¿Por cuánto tiempo había fantaseado con él? ¡Maldito tiempo perdido! Sollozo audiblemente.
—¿Qué ocurre, Alexa?—Mía la abrazo, sintiéndose muy preocupada.
Annie se acercó también angustiada.
—¿Ese hombre te hizo algo?—preguntó la mujer.
Alexa negó insistentemente, mientras las lágrimas mojaban todo su rostro. «¡Tonta!», se reprochó. ¿De verdad creíste que esto era una historia de amor como en tus cuentos?
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Comments
Amparo Salinad
. montarte tu pelicula de vaqueros 👖
2024-06-25
0
cindy vera
si pobre Alexa
2024-03-30
1
Lesly Argumelo
pobre Alexa
2024-01-28
0