Rechazo

Diego regresó a su departamento con la vocecita del rechazo repitiéndose en su mente. Muy pocas veces las personas le decían que no, y mucho menos las mujeres. Su atención era como un elixir que las féminas solían añorar con suma devoción.

Desde temprana edad lo descubrió. Las mujeres lo deseaban... Su primera vez había sido con una dama mucho mayor. Siendo él un muchacho de apenas dieciséis años, con las hormonas alborotadas, no se negó cuando una exuberante dama extendió su mano hacia su miembro y lo masajeó sobre el pantalón.

Se trataba de una amiga de su madre que estaba de visita en su casa. Su progenitora no se encontraba presente ante la repentina llegada, pero al ser de confianza, nadie le negó la entrada. Cuando ambos se encontraron solos con la excusa de la mujer de querer ayudarle en una tarea, las verdaderas intenciones salieron a flote.

Ese día experimentó su primera mamada, y luego la dama se subió sobre él en el sillón, cabalgándolo como si su vida dependiera de ello. Lo disfrutó y lo repitió otras tantas veces. Y no únicamente con esa mujer, sino con otras más que pudieron despertar, aunque sea mínimamente su atención.

Nunca le había importado follar con cualquiera. Nunca tuvo remordimiento al corromper a niñas ilusas que buscaban algo más. Él no se enamoraba. Solamente se divertía y ya, pero al final ambos lo disfrutaban, y siempre se encargaba de que la afortunada quedará lo suficientemente complacida como para anhelar otra oportunidad. Sin embargo, esta nunca llegaba...

Por lo general, evitaba acostarse varias veces con una misma mujer, porque siempre solían confundirse y acababan queriendo algo más que simplemente follar. Y follar era justamente lo que quería en ese momento. Sus necesidades estaban a una llamada de ser saciadas. Sencillo, marcar un número y ordenarle a una de sus acosadoras que se presentará...

El hombre realizó la llamada, mientras se aflojaba la corbata. Acababa de llegar, y ni siquiera había querido cambiarse de ropa. El deseo palpitaba en su piel con una insistencia que incluso le desesperaba.

Cerró sus ojos mientras esperaba a la elegida de esa noche. Su erección se alzaba prominente en su pantalón, a medida que su mente más le mostraba unos pequeños labios sonrientes. Quería borrar esa sonrisa. Quería arrebatar esa inocencia, y a la vez, el hombre maldijo por lo bajo. ¿Por qué demonios no podía? Habría sido tan fácil si solo se la hubiese follado en aquella oportunidad...

Si lo hubiese hecho, el asunto habría quedado zanjado y no estaría sufriendo ahora las consecuencias. No estaría deseándola y mucho menos su cuerpo estaría reaccionando tan hambriento ante ella.

Era absurdo y estúpido que le provocará tanto, y que al mismo tiempo no fuese capaz de hacerle nada. Aquello le hacía sentir muy enojado y frustrado consigo mismo. Pero afortunadamente, para liberar su frustración, una castaña se había presentado.

La mujer gritó y jadeo de placer mientras se la follaba. Y no parecía importarle mucho que su nombre hubiese sido cambiado, ni que cuando terminó el acto le ordenara con rabia que se largara..

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Comments

Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

este hombre no se quiere ni el mismo anda como perro suelto con la una y la otra

2024-01-29

2

MALÚ 2834

MALÚ 2834

Cualquier día se te cae la picha a cachitos

2024-01-23

1

silvia

silvia

Por eso la cólera 😂😂co o ni lo pela por q ya vio lo patán q es, enfermo

2024-01-14

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