2.

Craig Whitley.

Acabo de regresar a Los Ángeles después de dos años, dejando atrás muchos males vividos y cosas por olvidar.

Sabía que volver sería enfrentar nuevamente los pedidos de mi abuelo, pero resignandome a la idea de dejarlo solo mucho más tiempo, decidí alzar bandera de paz.

Quería antes que nada pasear por el centro de la ciudad y llenar mis ojos con los recuerdos que tuve previos de marcharme, antes de renunciar a todo por alguien que no valía la pena.

Luego de recorrer gran parte del lugar, decidí avisarle a Ronald; mi mejor amigo y asistente, el lugar en el cual debería pasar a recogerme.

Obviamente no presté absoluta atención a mi andar, pero antes de poder cruzar la calle el grito de una mujer me hizo levantar la vista y ya luego terminar en el piso con ella sobre mí.

Al ver el carro pasar a gran velocidad, grabé en mi cabeza el número de patente y giré mi mirada a la hermosa mujer que aún seguía sobre mí, llevándome una gran sorpresa al contemplar su rostro con más atención.

—Señorita, usted... —No me dejó continuar disculpándose una y mil veces por haberme salvado la vida; lo cual me dió un poco de gracia, se alejó rápidamente de mí cruzando a la acera de enfrente y tomando unas cuantas bolsas.

La verdad es que aún estaba sorprendido y para cuando reaccioné, ella ya no estaba ni a media cuadra de aquí.

—¿Qué sucede, Craig? —Oí preguntar a Ronald y volteé mi mirada a la ventanilla.

—Busca la matrícula 0812lp y encuentra a su dueño —contesté, recordando lo sucedido —no sé quien demonios sea, pero quiso atropellarme.

—¿Por eso es qué tu ropa está tan sucia? —Preguntó mientras marcaba en su tableta lo que le pedí.

—Una linda mujer se tiró sobre mí para que no me atropellaran y… —Suspiro —Ni siqueira me dijo su nombre para darle las gracias.

—Mejor así, quizás es una de esas cazafortunas.

—¿Caza.. Fortunas? —Me pregunté mientras pensaba —Casa... Casada, sí, el anillo en su dedo significaba que claramente estaba casada.

—¿Cómo?

—Quizás el maldito de su esposo fué quien la golpeó —añadí, frunciendo mi ceño al recordar las marcas en su rostro —si supiera quién es...

—Craig, creo que tienes mejores cosas en las que enfocarte —Me interrumpió y volví a verlo —piensa un poco amigo, ¿Crees que si el esposo le diera una tunda la dejaría salir de esa manera a la calle?

—Quizás es muy imbécil para pensar que nadie se daría cuenta —respondí, volviendo mi mirada a la ventanilla.

—De cualquier forma ya no importa, vaya a saber Dios quién era y si tendrás la dicha de volver a encontrarla —contestó y bajé mi mirada dándole la razón, pues no creo coincidir nuevamente —tu abuelo está muy entusiasmado con tu llegada, tanto así que ha organizado una fiesta para mañana en la cual todas las familias presentarán a sus hermosas hijas, quizás y alguna sea de tu agrado y consideres...

—No tengo tiempo para eso, dile que suspenda todo, si volví no fué justamente para buscar una mujer —dije interrumpiéndolo.

—Bueno, eso es algo que puedes decirle tú mismo —contestó y sentí el carro detenerse. Enfoqué la mirada fuera, encontrando a mi abuelo a unos pasos de la entrada.

—Ronald...

—Anda, ese viejito te extrañó y creo que ya lo hiciste esperar demasiado —contestó por lo que luego de suspirar, decido bajarme del carro y observar a mi abuelo.

—Craig, mi amado nieto —dijo mi abuelo y caminé hacia él para luego abrazarlo —bienvenido muchacho.

—Gracias abuelito, te eché mucho de menos — respondí, oyendolo reír.

—También yo a ti, muchacho —Rompe el abrazo y me tomó de los hombros —Anda, vayamos por una cena mientras charlamos.

—Primero quiero darme un baño, estoy completamente sucio —Respondí, viendo la sorpresa en sus ojos —Luego te lo cuento.

Una vez estuve bajo la ducha, mi mente me llevó a recordar a aquella mujer, queriendo saber quien era y por qué razón tenía su rostro golpeado.

Aunque Ronald diga que no, yo creo en verdad le atiné y ella está casada, ese infeliz fué quien le provocó daño.

–¿Quién eres? ¿Cómo puedo hacer para encontrarte?– pregunté a la nada.

Suspirando ante mis preguntas sin respuestas, decidí salir de la ducha y prepararme para cenar con mi abuelo, después de todo llevo dos años sin ver a ese viejo y la verdad... Luce bastante bien para decir que está enfermo.

Salí de mi habitación encaminándome al comedor y nuevamente los recuerdos volvían, aquella última vez regresaba y me lamentaba tanto.

—No sigas torturándote Craig, no fuiste responsable de ello —dijo mi abuelo y sólo negué girándome a él, decidido a dejar ese tema de lado —anda, cuéntame qué pasó estos últimos dos años en Italia.

—Nada bueno abuelo, la mujer estaba completamente desquiciada y mamá tenía razón, no valía la pena dejar a todos por ella, ni mucho menos renunciar a la empresa —Contesté con total arrepentimiento.

—Hijo, un divorcio no lo es todo en la vida y apenas tienes 35 años, eres joven y con muchas oportunidades de encontrar a la mujer indicada —comentó y negué con una sonrisa.

—Por el momento estoy bien solo, por ello no quiero que hagas esa fiesta y me busques una nueva esposa —añadí y reímos.

—Ya es tarde para no realizar la fiesta, pero si quieres tómalo como una fiesta de bienvenida. Si alguna mujer llama tu atención... Veremos.

—Sólo hay una que llamó mi atención y no creo volver a verla —Comenté en voz baja.

—¿Y quién es ella? —Preguntó mi abuelo y levanté mi mirada —¿Quién es la mujer que llamó tu atención?

—No lo sé, no tuve la oportunidad de preguntar su nombre —contesté —ella me salvó la vida y aún así se disculpó —reí —fué gracioso oírle decir "lo siento" después de haber evitado que me atropellaran.

—Quizás es una chica especial —Contestó él, riendo en mi compañía.

—Yo... Vi marcas de golpes en sus mejillas y al parecer está casada —conté —pues no creo que una alianza en su dedo signifique otra cosa.

—¿Crees qué su esposo la golpea? —Preguntó con preocupación y asentí —Deberíamos revisar las cámaras del lugar y tratar de encontrarla, quizás está corriendo peligro.

—Planeaba hacerlo abuelo, pero si el miserable ve la búsqueda antes que ella, me temo que el asunto no resultará muy a su favor —Contesté.

—Entonces sólo queda rogar por volver a verla —añadió él y sólo asiento bajando mi mirada.

"En verdad espero que estés bien, mi ángel salva vidas."

La noche fué algo tormentosa, pues luego de tener una vez más esas horribles pesadillas, volvía a despertar y recordar a la mujer del día.

La verdad es que no soportaba la idea de creer que quien tendría que amarla, cuidarla y protegerla, sea quien deje esas marcas en su rostro y esa falta de brillo en sus ojos.

Si tuviera la oportunidad de volver a verla y descubrir que tenía razón con respecto a los golpes en su rostro, con mis propias manos mato a ese bastardo.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

El día nuevamente llegó y luego de prepararme y compartir un desayuno con el abuelo, decidí visitar las empresas, pues mi abuelo no está bien de salud para hacerlo y por ello decidí asumir la responsabilidad de ellas.

Estaba seguro que al volver me llevaría las miradas prejuiciosas de todos, pero también me quedaba claro de que ninguno tendría el coraje de decirme lo que claramente se dibujaba en sus ojos.

—¡Señor Whitley, sea bienvenido! —Mencionó el señor Cuddyer, quien era uno de los accionistas más importantes en nuestra empresa.

—Señor Cuddyer, gracias por la bienvenida, no esperaba verlo hoy por aquí —Respondí mientras estrechaba su mano.

—Su abuelo me había comentado algo de su llegada y decidí esperarlo junto a mi hijo —Comentó mientras señalaba a su lado —Déjeme presentarlos, él es Selig, mi hijo mayor.

—Un gusto conocer por fin al señor Whitley, mi padre me ha hablado mucho de usted —Dijo el sujeto mientras estrechaba mi mano. "No sé porqué pero... Este sujeto me produce rechazo."

—Igual es un gusto conocerlo —Respondí, dirigiendo mi mirada a su padre —¿Y cómo está Zachary? Supe de su accidente hace 3 años atrás —Comenté.

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—Él está bien, lleva tiempo fuera de la ciudad y en verdad espero que pueda presentarse esta noche —contestó y asentí con una sonrisa.

—No sabía que el señor Whitley tuviera la dicha de conocer a mi hermano menor —comentó el tal Selig y asentí.

—Pese a que tenemos diferencia de edad, llevamos un largo tiempo conociéndonos —respondí, volviendo mi mirada a su mano. "Al parecer es casado."

—¡Qué maravilla! Me alegra mucho saber que un hombre tan distinguido cómo usted puede ser amigo de uno de mis hijos —Comentó el señor Cuddyer y asentí —por cierto, ¿A qué se debe la célebre fiesta de ésta noche? Su abuelo dijo que todos deberían llevar a sus hijas.

—No se preocupe, sólo es una fiesta de bienvenida — contesté y él asintió —¿Tiene usted una hija? —pregunté con curiosidad.

—No no, sólo son Selig y Zachary. Pero si tengo una hermosa nuera a la cual presentaré como hija —respondió con felicidad y sonreí notando como el sujeto a su lado rodaba los ojos, cómo si fuera poca cosa hablar de su esposa —pero bueno, de igual manera espero que pueda tomarse un tiempo y conocer a toda mi familia, estarán encantados de verlo ésta noche.

—Será un gusto para mí —respondí —bueno, tengo unos asuntos que revisar antes de ir por mi traje para esta noche, espero me disculpen — añadí viéndolos a ambos asentir.

La verdad es que no podía permanecer por más tiempo allí, mientras su padre era un hombre totalmente atento y bueno para los negocios, su hijo parecía alguien soberbio a quien no le importaba nadie más que él.

Luego de dejarlos a ambos detrás, pienso un poco en el asunto de la nuera de esa familia y... ¿Quizás pueda ser ella?

¡Rayos! No podré olvidarme de esa mujer jamás y me temo que si no la encuentro, tendré que usar las medidas del abuelo.

.....

—¡Ya estoy aquí abuelo! —anuncié cuando llegué.

—¡Oh hijo! Ven ven, quiero presentarte a la familia Price —lo oí decir mientras tomaba mi brazo —su hija mayor es muy bonita y para tu suerte, está soltera —comentó y negué con una sonrisa.

—Ya hablamos de esto, abuelo —dije rodando mis ojos.

—Sólo conocela un poco —Mencionó y suspiré resignado. Entrando con él a la sala y vi a una pareja con dos mujeres más, una parecía no pasar de los 20 y la otra de los 30 —señores Price, les presento a mi nieto, Craig Whitley.

—Un placer conocerlo señor Whitley, soy Grey Price, mi esposa Stella y mis hijas, Vanessa y Rebeca —presentó el sujeto y asentí.

—Es un placer conocerlos —respondí, notando la mirada descarada de la tal Rebeca. Si algo me repugna en una mujer, es que sea tan regalada cómo ella lo está siendo —pueden sentarse, aún tengo unos asuntos de los cuales encargarme — añadí, girando a mi viejito quien permanecía a mi lado con una cara de súplica —abuelo, con tu permiso.

Y sin darle tiempo a responder, sólo me alejé de ellos y me encaminé a mi despacho.

La verdad es que mi tiempo ahora está invertido en tres puntos; la empresa, el responsable de casi atropellarme y la identidad por descubrir de aquella hermosa mujer.

"Espero volver a encontrarte, mi hermoso ángel salva vidas."

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Comments

esterlaveglia

esterlaveglia

me encanta la historia 👌👍👏👏👏👏

2024-05-21

1

Lucia Feliciano Falcao

Lucia Feliciano Falcao

Craig salva tu ángel, pero después mata a su verdugo. 😸😸😸

2024-04-01

3

𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋

𝓐𝓷𝓰𝓲𝓮 𝓭𝓮 𝓢𝓾𝓪𝔃𝓪 🦋

Ahí esta la Rebeca 🤬

2024-03-30

1

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