15.

Craig Whitley.

Un año completo pasó en el cual decidí dejar Italia y encontrarme con mi abuelo sin saber que la vida me atravesaria a una hermosa pero sufrida mujer.

Al principio tuve curiosidad de saber quien era, que es lo que pasaba en su vida después de ver los golpes en su rostro, pero luego... Cuando volví a encontrarla por segunda vez postrada en una camilla de hospital, entendí que era la primera vez que una mujer me importaba hasta el punto de querer sacarla de allí, de querer mantenerla segura y resguardada.

Poco a poco lo que comenzó por atracción, terminó transformandose en amor, uno que me haría esperar un tiempo bastante largo para ser correspondido, pero que sin dudas no estaba dispuesto a apresurar.

Ella se volvió alguien fuerte, superada y mucho más valiente, quienes la vieran ahora no sabrían que es la misma mujer que se escondía para no ser vista o que temía hasta para caminar de día por la ciudad, ahora era libre.

—Señor Whitley, ya pospuse la reunión como lo solicitó y también quería avisarle que su abuelo organizó una fiesta por su cumpleaños —oí decir a mi secretaria y quitando mi mirada del ordenador, la vuelvo a ella.

—¿Fiesta de cumpleaños? —pregunté, viéndola levantar sus hombros —¿No crees que soy algo grande para realizar una fiesta de cumpleaños? —insistí y negó con una sonrisa.

—Quizás su señor abuelo aún no cree en que es alguien mayor y sigue planeando cada cumpleaños como siempre —contestó y luego de suspirar me pongo de pié tomando todas aquellas carpetas que había dejado en la mañana temprano.

—Entrega estas carpetas a Ronald, que prepare todo para la reunión de mañana —Dije mientras dejaba las carpetas en sus manos y caminaba a la salida —hay un proyecto nuevo para lanzar la próxima semana y tenemos que estar preparados.

—Sí señor.

—Junta al equipo de siempre y diles que antes de eso quiero todas las ideas para desarrollar dicho proyecto —añadí, deteniendo mis pasos y pensar un momento —también... —me giro a verla —..¿Qué es lo que más les gusta a las mujeres?

—¿Lo qué más nos gusta? —preguntó y vi un punto fijo pensando en un obsequio bonito para Megan, pero lo cierto es que en todo este tiempo no me ha dado mucha ayuda en cuanto a algo que pueda gustarle —jefe, si lo que desea es un obsequio que pueda agradar a la señorita Lowens, creo que sería suficiente con llevarle un ramo de rosas blancas, son sus favoritas.

—¿Cómo sabes que las rosas blancas son sus favoritas? —la curiosidad me pudo,pues ni siquiera yo lo sabía.

—Porque su señor abuelo es quien pasa mayor parte del tiempo con ella y dijo que en caso de que usted formule la pregunta que ya formuló, le dijera lo de las rosas —explicó y sonreí negando.

—Bien, rosas blancas entonces —sentencie.

—Señor, no se olvide de llevar una caja de chocolates también, a todas las mujeres nos gusta que nos regalen chocolates —añadió y la vi.

—¿Eso también dijo mi abuelo?

—No jefe, eso es lo que hace mi esposo cuando quiere que lo perdone por algo —contestó y luego de reír, caminé nuevamente a la salida de la empresa.

Rosas blancas... ¿Por qué le gustan las rosas blancas? ¿Tendrán un significado especial para ella?

Entre mis pensamientos perdidos llegué al carro, dispuesto a subirme y marchar a la primera floristería que encontrara y comprar ese ramo de rosas blancas.

—Señor Whitley —esa fastidiosa voz otra vez.

—Creo que mi abuelo le dejó bastante claro el hecho de que no la queremos cerca, señorita Price —me apresure a decir sin voltear a verla.

—Sí, sé que la familia Whitley no me quiere cerca debido a las mentiras que Megan dijo pero...

—¿Mentiras? —Pregunté, grandemente a y viéndola con mi ceño fruncido —¿El señor Cuddyer también mintió entonces cuando afirmó que usted era su amante?

—Él sólo quería ayudar a su ex esposa para aliviar la culpa que lo carcomía, pero... —se acerca —pudo asegurarle a que todo este asunto será olvidado cuando Selig salga.

—¿Qué quiere decir con ello?

—¿Qué más? Es obvio que él quiere desechar la culpa que tiene por todo lo que le hizo a su ex esposa, pero... ¿Qué le hace pensar que al salir no volverán a estar juntos? ¿En verdad cree que ella no pudo desarrollar sentimientos por él durante casi 3 años de matrimonio? —preguntó una y otra vez, sacándome una sonrisa.

—Usted es alguien que podría volver por más mal que le hagan pero Megan no, ella es libre ahora y creeme que Selig es sólo un cruel pasado que prefiere no recordar —refute, alejándola de mí y abriendo la puerta de mi carro —no pierda tiempo conmigo, todo lo que diga me entra por un oído y me sale por el otro.

—Bien, si quiere sufrir luego al ver que tenía razón entonces no me escuche.

—¿Qué pretendes conseguir con todo esto?

—Quiero que vea más allá de lo que está viendo, sólo se deja endulzar por sentimientos que prontamente serán pisoteados —contestó y sólo la vi sin decir nada, pues sentía que aún no terminaba de escupir mierda —si usted continúa involucrándose con esa mujer, al final saldrá lastimado porque ella volverá a los brazos de su ex esposo, pero si decide... No sé, darse quizás la oportunidad con alguién más… —agregó posando su mano en mi hombro —yo podría...

—Usted solo quiere lo que es de alguien más, pues ya está acostumbrada a ser la tercera en discordia —la detuve apartando su mano de mi —pero tiene un problema ahora.

—¿Un problema?

—Yo no soy el imbécil de Selig y no dejaré que un tercero entre a arruinar todo lo que me costó ganar con sacrificio, por lo tanto... Vaya de ofrecida con alguien más, pues a mi no me interesa —no dije más, sólo me monté en mi carro y salí a toda prisa, lejos de esa serpiente venenosa que lo único que hace es escupir veneno.

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