15. Yo seré su familia

Lycka está sentada en el pasto mirando el agua del riachuelo discurriendo pacíficamente, ha pasado un par de semanas y su cuerpo ya está mejor, pero su corazón no encuentra paz ni alegría, por más esfuerzo que hace por recuperar recuerdos parece que su memoria no tiene la menor intención de volver.

De pronto es sorprendida por un joven de sonrisa pícara, que la saluda y le pregunta si el príncipe Leven está en casa; ella no sabe qué hacer, siente miedo y va corriendo a la casa, el joven baja del caballo y va caminando despacio con dirección a la casa. Lycka ingresa velozmente a la sala y sin darse cuenta se choca con el príncipe, quien la toma de la espalda para evitar que trastabille, ella lo queda mirando por un momento y de ahí da un paso atrás.

- “¿Qué pasa?, ¿Por qué está corriendo así?”, preguntó el príncipe.

- “Hay un hombre afuera, pregunta por usted, solo que…”, expresó nerviosa Lycka cuando se acercó el mayordomo.

- “Su Alteza Real, Lord Sanco está afuera y preguntando por usted”, manifestó el mayordomo con solemnidad.

- “Invítelo a pasar y llévelo al despacho”, dijo serio el príncipe Leven.

- “Sí, su Alteza Real, como ordene”, respondió el mayordomo.

- “Sanco es el hijo del duque de Vintana, quien es el Concejero Real de mi padre, suele ser algo atolondrado tal vez la haya asustado, lo atenderé en el despacho, puede ir a la sala de pintura y seguir con el dibujo que dejó ayer”, expresó sonriendo Leven.

Lycka asintió e hizo lo que Leven le había indicado, mientras que el príncipe se dirigió al despacho; Lord Sanco hizo el saludo protocolar y le dio unos documentos al príncipe Leven.

- “Agradeceré me pueda dar la respuesta a la misiva antes de partir, Su Alteza Real”, expresó Lord Sanco.

- “Creí que la reina y sus ayayeros tenían todo bajo control, ahora resulta que es cuestión de Estado mi presencia en el palacio”, manifestó el príncipe Leven invitando a sentarse a Lord Sanco.

- “No mate al mensajero, Su Alteza Real; además todos están preocupados por el futuro de la corona de Boron, está a una edad en que debería estar casado para que en los próximos años pueda haber una línea de sucesión clara a la corona”, dijo Lord Sanco con serenidad.

- “Yo estuve casado, lamentablemente enviudé, y no descansaré hasta averiguar quién fue la mente detrás de los criminales que causaron su muerte”, manifestó con ojos furiosos el príncipe Leven.

- “¿Sigue insistiendo en que alguien ordenó su muerte?, tengo entendido que se torturó a los asesinos y aseguraron que fue un asalto que salió mal”, dijo Lord Sanco tratando de calmar al príncipe.

- “Las manifestaciones no tienen lógica, más aún si tenemos en cuenta ese cambio de oficiales improvisado, que señalan mi esposa ordenó; no, no me creo eso. Esa mujer puede seguir engañando a todo el mundo, pero sé muy bien que no se conforma con ser la reina consorte, quiere ser la reina regente; quiere mi respuesta, esta es: en un mes estoy de vuelta en palacio; ella me puso contra la pared, le voy a demostrar de lo que soy capaz”, manifestó el príncipe Leven.

- “Su Alteza Real, es la esposa de su padre, la reina de esta nación”; expresó preocupado Lord Sanco.

- “Desgraciadamente. Puede retirarse, sé que solo es el mensajero, pero todo aquel que se asocie con ella, no es de mi confianza”, dijo el príncipe mientras invitaba a salir a Lord Sanco.

El joven caballero miraba alrededor buscando encontrar a la hermosa jovencita que vio afuera.

- “¿Qué tanto está observando, Lord Sanco?”, preguntó el príncipe Leven.

- “Cuando llegué vi a una damita, me pareció que había ingresado a la residencia”, respondió Lord Sanco.

- “Es una invitada especial, y no está disponible para usted”, expresó el príncipe Leven seriamente.

- “Lo siento, no sabía que usted tenía amigas cariñosas…”, dijo Lord Sanco con mirada cómplice.

- “No se haga ideas estúpidas en su cabeza, ella es una dama que merece todo mi respeto; ya conoce la puerta puede retirarse”, interrumpió molesto el príncipe Leven.

- “Lo siento, Su Alteza, no era mi intención ofender a la dama. Me disculpo. Permiso”, expresó Lord Sanco y procedió a retirarse.

El príncipe Leven se fue al salón de pintura, la princesa estaba terminando su dibujo de unos conejos corriendo en el campo, era muy buena en lo que hacía, hace unos días habían ido con la princesa y su tía a visitar la residencia de dos Barones que no vivían muy lejos de la residencia de campo del príncipe, pero al parecer nadie la reconocía al verla; aún el príncipe recordaba la conversación que tuvo con su tía hace dos días.

- “Si la muchacha no está casada, y le pasó eso por su propia decisión, probablemente su familia no la querrá de vuelta, Su Alteza Real”, le dijo Lady Niyelori

- “Pero, ¿por qué?, ¿cómo podrían ser tan crueles?”, preguntó el príncipe.

- “Príncipe, sería una vergüenza para una familia, que haya perdido su doncellez sin estar casada, será calificada por la sociedad como una perdida, una mala mujer; nadie la querrá como esposa en la nobleza, acaso un viejo y abusivo noble que la terminará maltratando y exigiendo que agradezca que la rescató de la vergüenza, lo mejor que le pueda pasar a la muchacha es que nadie sepa de su desgracia y se mantenga soltera el resto de su existencia”, expresó Lady Niyelori.

- “Eso es cruel, parece una buena muchacha, ¿por qué estigmatizarla así?”, inquirió el príncipe Leven.

- “Sabe las costumbres, Alteza Real; difícilmente hallará un noble que piense diferente”, replicó Lady Niyelori.

El príncipe regresó al presente cuando Lycka le habló y le preguntó qué tal le estaba saliendo el dibujo.

- “Está muy bonito, de verdad es una gran artista”, expresó con una sonrisa el príncipe Leven.

- “¿Cree que haya sido pintora?”, preguntó con curiosidad Lycka.

- “Tal vez, lo hace muy bien”, respondió Leven.

- “¿Cree que pronto encontraremos a mi familia?”, cuestionó con timidez la princesa.

- “Vamos a encontrarla, sino yo seré su familia”, afirmó con seriedad el príncipe Leven.

La princesa lo quedó mirando sorprendida, porqué el príncipe le había dicho algo como eso, en esas dos semanas él había sido muy amable con ella; aún cuando tenía pesadillas y salía corriendo sin saber dónde se encontraba, y él con mucha paciencia la volvía a regresar y esperaba a que se volviera a dormir. También le había insistido en hacer varias cosas para ver cuales recordaba; entre ellas encontró que recordaba pintar y también hacer postres; y lo más extraño que era buena con la ballesta; sin embargo, si bien él había sido muy bueno con ella, la jovencita se preguntaba de qué manera él podría convertirse en su familia.

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