12. Una "Senmorta" en la corona de Boron

La mujer misteriosa que se había reunido con Candam, antes de la desgracia, camina por uno de los pasillos del palacio de Boron, lleva puesta en su muñeca la pulsera de cristales ahora amarillos de la princesa Lycka, gracias a la magia contenida dentro de aquella pulsera, ahora la mujer misteriosa también tiene el poder de desplazarse instantáneamente, pero no tenía el poder mágico dentro de ella que la haría consumirse poco a poco (lo que ocurría con Tesko cada vez que usaba ese poder, sin darse cuenta de ello), sino de manera externa para que no se sienta que tiene aquel poder, en su posición tenía que ser muy cautelosa.

Aquella mujer ingresó a la habitación del rey, guardó con cuidado la capucha y la máscara que le cubría la mitad de la cara en un cofre, se sacó la pulsera de cristales y también la guarda dentro, cierra con llave y vuelve a ocultar el cofre detrás de una pared secreta; el rey de Boron ingresa a la habitación y ella sonríe.

- “Acá estás cariño, ¿estas mejor?, te extrañé en el desayuno mi reina”, dijo el rey de Borón acercándose a ella; quien le da un beso.

- “Tan lindo Su Majestad, preocupándose por mí, tuve un ligero dolor de cabeza y quería recuperarme antes de salir”, expresó la mujer sonriendo.

- “Entiendo, tal vez no quieras acompañarme”, manifestó el rey triste.

- “Claro que estaré en la reunión del Concejo, la reina no puede faltar”, dijo la mujer tomando la mano del rey.

El rey de Boron se volvió a casar hace dos años con una mujer treinta años menor que él, era la hija de un marques de los valles del sur del reino, definitivamente era una mujer hermosa, lo que desconocía el rey, era que ella provenía de una comunidad de hechiceros malignos de fuera de Hurmaya, llamada los “Senmorta”, capaces de trasladar su esencia de un cuerpo a otro, cuando el huésped tenía escrita la marca de la muerte en la frente, que significaba que el destino había decidido que su existencia había llegado a su fin, pero al ellos poseer el cuerpo, este seguía viviendo, pero el alma de quien alguna vez fue partía a su descanso eterno.

Lady Meritra, quien estaba comprometida en matrimonio con el rey, se había caído del caballo mientras hacia un paseo por el valle y se había golpeado la cabeza, los médicos le habían dado unas horas de vida, pero sorprendentemente al día siguiente despertó y parecía encontrarse bien, lo que desconocían los demás es que una “Senmorta” se había apoderado de su cuerpo.

Meses más tarde, la “Senmorta” en el cuerpo de Lady Meritra, se estaba casando con el rey, convirtiéndose en la reina Meritra de Boron; el problema era que el príncipe heredero a la corona de Boron, parecía siempre malograr sus planes al vivir en el palacio, por eso había influenciado en Su Majestad para que el príncipe Leven se vuelva a comprometer, sospechando la férrea oposición que el príncipe tendría contra eso, alejándolo del palacio y ella poder tomar el control.

Lycka se despierta mira a su alrededor, toma asiento, quiere ponerse de pie, pero siente su cuerpo adolorido, se pregunta dónde se encuentra y qué hace en ese lugar, de pronto se abre la puerta, y observa una mujer de unos sesenta años, con ojos marrones muy claros y cabello canoso.

- “Niña, ya despertaste, pero no te pongas de pie, debes descansar”, dijo Lady Niyelori.

La princesa Lycka no entendía lo que decía la mujer, porque en su mente ella pensaba en otro idioma, y trataba de procesar lo que decía la mujer mayor que tenía frente a ella.

- “Vamos recuéstate niña, debes guardar fuerzas para que te recuperes más rápido. ¿Cómo te llamas?, ¿De dónde eres?, ¿Qué fue lo que ocurrió contigo?”, preguntó Lady Niyelori.

Lycka, poco a poco, fue entendiendo lo que decía la mujer, había hecho un esfuerzo mental y como se apropiara del idioma que hablaba la señora elegante frente a ella, entendió las preguntas que le hacía, pero no tenía respuesta para ello.

- “Debes estar aún confundida, trata de seguir descansando, tal vez con ello tengas el valor de responder mis preguntas”, dijo Lady Niyelori, para pasar a retirarse; sin embargo, asustada Lycka le tomó la mano.

- “¿Dónde estoy?, ¿Qué me pasó?”, preguntó Lycka en un acento algo extraño, estaba tratando de encontrar en su cabeza las palabras correctas.

- “Estás en el reino de Borón; Su Alteza Real la encontró inconsciente cerca del riachuelo, estaba muy mal herida, y la trajo a la residencia para poder atenderla, ¿no recuerdas que te pasó, niña?, ¿cómo te llamas?”, inquirió una vez más Lady Niyelori.

- “No lo sé, no sé mi nombre, no sé quien soy”, expresó asustada Lycka.

Lady Niyelori miró sorprendida a la princesa Lycka, había escuchado de personas que olvidaban los eventos traumáticos como una forma de defensa, pero si lo que decía aquella muchacha era cierto, entonces la niña que había rescatado el príncipe Leven, al parecer había olvidado por completo toda su vida.

De otro lado, el príncipe Leven estaba mirando el riachuelo pensando que pronto deberá regresar al palacio, a asumir sus responsabilidades, no puede dejar más tiempo sin vigilancia a esa mujer que su padre escogió como esposa, convirtiéndola en reina, ella es bastante controladora y no tiene compasión, además de una enorme influencia en el monarca, más aun si recibió una carta de uno de los asesores del concejo real, “tienen pensado imponerte un matrimonio con Lady Pekna, ya sabe como es el padre de ella, arrogante, controlador y despiadado, Su Alteza Real, siento que piensan hacer todo lo posible por hostigarlo y obligarlo a abdicar, con ello su padre se verá obligado a tener un nuevo hijo, esa mujer no debe ser la madre del próximo heredero a la corona de Boron, regrese pronto y proteja a nuestra nación, usted es el único que puede hacerlo”.

El príncipe sabía que tenía que casarse para garantizar un heredero a la corona, pero en esos tres años no había conocido ninguna mujer que pudiera borrar el recuerdo de su difunta esposa, no creía tener la suerte de volver a enamorarse, solo esperaba encontrar una mujer adecuada para convertirse en la futura reina de Boron, interesándose en el pueblo y su bienestar.