16. Una nueva identidad

Lycka había acompañado a Lady Niyelori al hospital donde ella brindaba ayuda, después de ver un tiempo como cuidaban a los enfermos, la joven princesa también empezó ayudar, le resultó fácil adaptarse a las labores, ella no tenía recuerdos de su época en que ayudaba en los hospitales de Urtesi, pero su cerebro podía procesar cada conocimiento y descubrir qué hacer en cada caso.

Mientras la chica sin identidad ayudaba en todo lo que podía, Lady Niyelori veía su accionar y se convenció de que la jovencita debía pertenecer a alguna familia noble que realmente se había esmerado en su educación, y si era así de haber sido secuestrada la hubiesen estado buscando por todo el reino y de seguro ya hubiesen escuchado las noticias, como no lo hacían probablemente a la muchacha la había embaucado algún truhan que después de conseguir lo que quería, había intentado deshacerse de ella sin éxito.

De pronto, hubo un escándalo llegaba por el médico uno de los empleados del Barón Ponas, el pobre era un noble ya anciano, sin familia y que lo habían estafado tantas veces porque la pasaba mayormente enfermo, que su fortuna ya había menguado bastante, habían pacientes importantes a quienes los médicos habían ido a ver un tiempo antes, nadie podía ir a ayudarlo; Lady Niyelori no pudo evitar sentir lastima por el anciano y decidió ir a ayudar en lo que podía, llevando a Lycka, quien acuciosa había puesto en el pequeño maletín las cosas que podrían necesitar.

Cuando llegaron a la residencia del Barón Ponas, el desafortunado hombre se quejaba muchísimo de dolor y ardía en fiebre, tanto Lady Niyelori y Lycka pusieron manos a la obra para ayudarlo, la tía del príncipe se sorprendió porque la jovencita había preparado una especie aromática para inundar el ambiente, ayudando al Barón para que respire mejor, además que utilizó unas hojas de los árboles con una preparación de hierbas para forrar los pies del Barón aliviando el dolor de piernas que atormentaba al viejo hombre.

Lady Niyelori había mandado a decir al príncipe que ellas se encontraban en la residencia del Barón Ponas. Cuando el heredero de la corona de Boron llegó a la residencia para recoger a las mujeres, los únicos tres empleados que tenía el Barón lo llevaron a la habitación del anciano, encontrando a su tía que agotada se había quedado dormida en una de las sillas, y a Lycka cambiando los paños en la cabeza del viejo hombre, buscando bajar la temperatura.

- “¿No está agotada?”, preguntó el príncipe preocupado.

- “No, Su Alteza Real; el señor necesita que lo ayudemos, sé que se puede recuperar si resiste esta noche”, comentó la princesa.

- “¿Cómo sabes eso?”, cuestionó Leven.

- “No lo sé, solo lo siento, como si lo hubiese hecho antes; además que me parece familiar; sí, ya sé, puede sonar algo loco si no recuerdo quien soy, pero me siento así, disculpe si lo estoy molestando Su Alteza Real”, manifestó la princesa.

- “No me molesta, déjame ayudarte”, manifestó el príncipe remangándose las mangas.

Lycka se sorprendió inicialmente, pero de ahí le fue dando indicaciones de cómo podía ayudarla, ambos se esforzaron toda la noche intentando de salvar la vida del viejo Barón Ponas, cuando finalmente amaneció el viejo hombre abrió los ojos, y se sorprendió de ver al príncipe Leven frente a él.

- “Alteza Real, disculpe…”, expresó el Barón Ponas.

- “No se esfuerce Barón, la jovencita ha trabajado mucho toda la noche para salvarle la vida, no haga desarreglos y valore su esfuerzo conservando su salud lo más que pueda”, manifestó el príncipe.

El Barón Ponas miró con atención a la jovencita, quien le recordaba a la única hija que tuvo, y que lamentablemente murió joven, el anciano tomó con cariño la mano de la princesa y le dijo gracias; desde ese entonces, la jovencita venía un par de horas cada día a visitar al anciano, en compañía de dos muchachas que trabajan en la residencia de campo del príncipe y dos oficiales que había asignado Leven para cuidarla.

El príncipe Leven había pedido a personal de su entera confianza que buscaran información si en la familia de algún Barón de Boron había novedades sobre la desaparición de alguna de sus hijas; el heredero a la corona supuso siempre que la joven muchacha que apareció mal herida cerca al riachuelo debía ser del reino de Boron, porque de los reinos de Hurmaya era el más celoso en el cuidado de sus fronteras y nadie cruzaba sin autorización expresa, teniendo en cuenta que de la revisión en los registros, que había investigado por tres semanas, no había ninguna incidencia del ingreso de una mujer joven, rubia y ojos azules.

Uno de los oficiales de confianza llegó con noticias del último Barón investigado, que se trataba de un hombre que había tenido muchas deudas por malos manejos en sus finanzas y que de pronto las había pagado todas, las malas lenguas contaban que había vendido a una de sus hijas a un acaudalado comerciante, y que al parecer había sido violento con ella y la había matado, pero que no había ningún registro de ello, puesto que habían arreglado por lo bajo obteniendo del comerciante mucho dinero a cambio del silencio.

El príncipe estaba indignado y hablaba con su tía para ir a ver al mencionado Barón y hacerlo pagar por sus fechorías.

- “Entiendo su indignación Alteza Real, pero si en verdad es el padre de la muchacha, como todo lo indica, y la vendió a ese comerciante, el honor de jovencita estará en boca de todos, a pesar de las circunstancias será considerada una mujer…”, expresó con pena Lady Niyelori.

- “No lo digas”, interrumpió el príncipe.

- “No considero que ella lo sea, la pobre ha sido victima de las circunstancias, aunque castiguen a ese hombre, ¿a dónde irá esa niña?, ¿a esa casa?, donde todos la verán como la culpable de que caigan en desgracia con el padre prisionero, terminará en la calle, tal vez convertida en una…”, dijo Lady Niyelori hasta que fue interrumpida una vez más por el príncipe Leven.

- “Calla tía, esa niña es bondadosa, inteligente, muy dulce, y a pesar de todo lo vivido es tan inocente; que por la impresión de lo terrible que vivió ni siquiera tiene recuerdos, me niego a creer que su destino pueda ser tan cruel, debemos encontrar una solución”, expresó muy preocupado el príncipe Leven.

- “Pienso mucho en ello, pero al menos que podamos darle otra identidad, no encuentro la manera de ayudarla”, manifestó Lady Niyelori.

El Barón Ponas que se había sentido mucho mejor con los cuidados de Lycka, había ido a visitar al príncipe Leven a su casa de campo, y de sus viejas épocas de general en la batalla era bastante sigiloso al desplazarse, sin querer había terminado escuchado la conversación entre el príncipe y su tía; después de un rato hizo ruido como si recién llegara y ambos se voltearon a verlo.

- “Disculpen no era mi intención escuchar, pero esa niña salvó mi vida, y ha sido un ángel todo este tiempo; así que creo poder ayudar”, dijo el Barón Ponas.

- “¿A qué se refiere?”, preguntó el príncipe.

- “No tengo ya mucha riqueza, pero lo suficiente para vivir con holgura, un apellido respetable y un titulo de nobleza sin heredero, podría adoptar a la niña como mi hija de vejez, eso le daría una nueva identidad, al menos para que vida sin ser estigmatizada”, expresó el Barón Ponas con seguridad.

El destino de alguna manera había llevado a Lycka a Boron, ingresando de manera inesperada a la vida del príncipe heredero, armando las piezas de un rompecabezas para empezar una vida nueva, ¿estará Lycka preparada para lo que eso significa?, solo el tiempo lo dirá.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***