11. Tiara con estrellas doradas

El príncipe Bátor, heredero a la corona de Urtesi, ha llegado al palacio de Fontana y está en el gran salón real esperando al rey Fortem. Se están preparando para la llegada de los cancilleres de los reinos mágicos de Hurmaya, quienes traerán a la hija más amada del rey Carpio de Susumira para contraer matrimonio con el monarca de Fontana; quizás en otras circunstancias esas hubiesen sido circunstancias felices, pero después de tanta sangre derramada en la guerra, lo único que podía importar es si ese acontecimiento por fin traería la paz.

De pronto ingresa al gran salón el rey Fortem, después de los saludos protocolares ambos se dan un gran abrazo, fueron amigos muy jóvenes, pero las responsabilidades de Fortem como monarca a la temprana edad de diecinueve años los habían distanciados un poco.

- “Que bueno tenerte acá, disculpa el alborto”, expresó el rey Fortem.

- “No hay problema, sé perfectamente que los cancilleres de buena voluntad vienen hoy día con ella, con la hija del rey Carpio, ¿Cómo te sientes?”, preguntó el príncipe Bátor.

- “Como podría sentirme, abrumado, es un matrimonio que detesto totalmente, pero después de tantos años de guerra, parece que es el único camino que tengo para proteger a mi pueblo; he tenido que dejar tanto por esto, incluido mi matrimonio con Lady Zarila”, dijo el rey Fortem con melancolía.

- “Lady Zarila no es del agrado de tu hermano y tal vez…”, expresó el príncipe Bátor, pero rápidamente fue interrumpido con el gesto adusto de Fortem.

- “Josag es un muchacho, que seguro pensaba que el amor de Zarila me iba a distanciar de él, y siempre estaba en contra de ella, así que le prohibí que intentara hablar mal de ella, por culpa de sus celos”, dijo Fortem.

- “No creo que sean celos, pero al final es tu decisión Fortem. Estoy acá en estos momentos para pedirte ayuda”, expresó con preocupación Bátor.

- “¿Qué sucede amigo?”, preguntó Fortem.

- “Mi hermana, la princesa Lycka está desaparecida desde ayer, tenemos información que ha cruzado a Fontana, logré llegar acá con los permisos que me diste para ver el tema de la reconstrucción, pero necesito otros para poder buscarla, Fortem temo que este en grave peligro”, manifestó Bátor.

- “No entiendo, ¿por qué ella estaría acá?, ¿creen que alguien de mi reino se la llevó?, si alguien de Fontana se atrevió a lastimar a tu hermana, será condenado a muerte de inmediato”, expresó molesto Fortem.

- “No estoy seguro si alguien se la llevó a la fuerza o ella está escapando, verás Fortem, ayer era su compromiso y ella no estaba de acuerdo, mis padres se empecinaron tanto y no le dieron tiempo para procesar la idea, espero encontrarla antes de que haga algo estúpido, necesito que me ayudes con los permisos, por favor”, manifestó Bátor con gran preocupación.

- “Ahora mismo pondré el sello real en los documentos, tendrás autorización para todo lo que necesites, espero que pronto encuentres a la princesa Lycka, que regrese sana y salva a casa, así como, que tus padres puedan comprenderla”, dijo el rey Fortem.

El rey de Fontana estampó su sello real en cada uno de los documentos que había traído el príncipe Bátor para buscar a su hermana, el rey se lamentó que no podía ayudarlo, ya que se veía obligado a esperar a los cancilleres de buena voluntad de los reinos mágicos de Hurmaya y a la joven hija del rey Carpio de Susumira que el día siguiente se convertiría en su esposa.

Cuando el príncipe Bátor estaba saliendo por la puerta principal del palacio de Fontana, se encontró en el patio a Tesko, concejero real de Fontana; el terrible sujeto se vio forzado hacer una reverencia, los ojos del príncipe Bátor le recuerdan a la princesita que casi mata y a quien le robó parte de sus poderes, que le estaban costando manejar. Báter pasó de largo, ese sujeto no le agradaba, pero se había ganado la confianza de Fortem; parecía que había una fuerza invisible que hacía que Fortem, lo mantuviera a su lado, y solo lo alejaba cuando el príncipe Josag le hacía presión a su hermano en asuntos en que Josag y Tesko tenían ideas claramente contrapuestas; sin embargo, desde que Josag fue a vivir al ducado de Reviere, Tesko había ganado terreno en la confianza del monarca de Fontana.

El príncipe Bátor se dirigió rápidamente al ducado de Garbé, a buscar a su prima Jarumi, y de una vez por todas sacarse de las dudas de saber si su hermana estaba con ella o no. Cuando Jarumi lo vio en el ducado de Garbé se sorprendió muchísimo y abrazó a su primo.

- “¿Lycka está acá?, por favor dime que está acá”, preguntó muy preocupado Bátor.

- “¿Lycka?, ¿Qué haría acá?, ¿Qué ha pasado?”, consultada inquieta Jarumi.

- “Ayer desapareció antes de su compromiso, tenemos la sospecha de que se escapó”, dijo Bátor.

- “Imposible, Lycka jamás se escaparía de su compromiso con Lord Candam”, expresó Jarumi.

- “Es que el compromiso era con Lord Kalos, duque de Martwa”, manifestó Bátor.

- “¿Cómo?, ¿Qué locura es esa?, Lycka jamás aceptaría eso”, consultó sorprendida Jarumi.

- “Lo sé, mis padres no escucharon”, respondió Bátor.

- “¿Buscaron a Lord Candam?, debió haber ido a verlo”, inquirió preocupada Jarumi.

- “Mi padre mandó a Lord Candam a Borón, debe estar de regreso hoy en la noche; igualmente estuvimos pendientes en el ducado de Jasur”, expresó cansado Bátor.

- “Pues no ha venido a buscarme, ¿por qué creen que está en Fontana?”, preguntó Jarumi.

- “Sabes que Lord Kalos es un experto rastreador, todo señala que vino acá, y en compañía con alguien, pensamos que tal vez…”, dijo Bátor.

- “Yo la habría ayudado a escapar, eso pensaron. Ni siquiera sabía lo que estaba ocurriendo”, interrumpió Jarumi.

- “Debemos buscarla por la frontera, es una princesa, no puede pasar desapercibida”, manifestó nerviosamente Bátor.

Jarumi organizó al personal del ducado de Garbé para ayudar a su primo Bátor en la búsqueda de la princesa Lycka; por la tarde llegaron a un pueblo cerca a la frontera del bosque pedregoso, había un gran alboroto, por el incendio de una casa, los oficiales alejaban a los curiosos; Lady Jarumi y el príncipe Bátor se acercaron al lugar, mostrando los documentos que le había dado el rey Fortem. El oficial a cargo se acercó al príncipe Bátor.

- “Su Alteza Real, bienvenido a Fontana, disculpe que no haya estado en la comandancia, pero hemos tenido que apagar este incendio lamentable, una pareja ha fallecido sus cuerpos están irreconocibles”, dijo el oficial a cargo.

- “Que lamentable, ¿les han avisado a sus familiares?”, preguntó el príncipe Bátor.

- “No tenemos idea de quienes son, sus propietarios recién han llegado después de un largo viaje y dicen que nadie vivía ahí; estamos recogiendo las cosas que hemos logrado rescatar, ambos tienen unos anillos de boda en la mano, nos comentan algunos del pueblo que una pareja joven se casó ayer en la noche en la parroquia, que no eran de acá. Hemos encontrado los restos de algunas de sus pertenencias, parece ropa costosa, y una hermosa tiara con estrellas doradas y pequeños cristales azules”, manifestó el oficial a cargo.

- “¿Estrellas doradas y pequeños cristales azules?, ¿puedo verla?”, consultó nervioso Bátor, suponiendo lo peor.

- “Ahí vienen los hombres con las cosas”, manifestó el oficial a cargo.

Jarumi se tapó la boca y las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, Bátor con las justas podía sostenerse en pie, el vestido chamuscado era el que su hermana usaba antes de desaparecer, la espada en la empuñadura tenía el sello del ducado de Jasur, así como, los galardones que había obtenido Lord Candam los conocía perfectamente, y la tiara de estrellas doradas, él mismo la había mandado a hacer especialmente en Borón como un regalo para su hermana. Jarumi se abrazó a su primo, todo parecía indicar que la pareja encontrada quemada eran la princesa Lycka y Lord Candam; ambos estaban inconsolables con el corazón destrozado.

Desde lejos Tesko observaba, le gustaba el poder de desplazarse de un lugar a otro distante sin usar las piedras de colores; pero se preguntaba como se había incendiado esa casa; y las razones por las que habían encontrado dos cuerpos, por ahora no tenía tiempo de averiguarlo, debía regresar al palacio, la hija del rey Carpio llegaría en cualquier momento.

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