Dieciséis

Lía puso los pies nuevamente en la cocina cuando eran ya más de las diez.

- Lía- la saludó con alegría Bea al verla llegar con un beso en la cara- Necesitamos hablar, siéntate y dime que te pasa.- la chica la miró extrañada.

- No me pasa nada, no te entiendo.- le contestó sin saber de qué le hablaba.

- Sí te pasa, me imagino que no usaste el espejo antes de salir de tu habitación, si no no estarías diciéndome eso, tienes cara de que te pasa de todo y no le ves solución a nada, sin contar que tus tortitas hoy fueron un desastre.

- ¿Mis tortitas? ¿Qué tenían?- preguntó como si para ella eso fuera el fin del mundo.

- Usaste toda la producción de sal de Italia en ellas, no hubo nadie que las comiera, bueno nadie a excepción del jefe, comió como nunca y con cada bocado parecía estar disfrutando su sabor, me imagino que hoy pasará el día tomando agua, debiste haber visto su cara, era de satisfacción pura, si llego a imaginar que le gustaba tanto la comida salada lo contentaba más a menudo, pero bueno vamos a dejar el jefe e ir a lo importante, tú,  dime que tienes.

- No me pasa nada de verdad, quizás es que estoy un poco cansada. - Bea la miró con recelo- Es eso te lo juro, el sábado vi muchos niños en la clínica y el domingo en el consultorio del convento no hubo descanso.

- Lía¿ Tú y yo somos amigas verdad?- le preguntó la cocinera y la chica extendió una sonrisa sincera.

- Lo somos, no tienes que preguntar eso.

- ¿Entonces por qué no me dices lo que te pasa?- Lía pensó un poco y suspiró, de allí no iba a salir si no hablaba.

- Bea,  tú tienes una relación con Alessio.- dijo más como una afirmación.

- Bueno, una relación como una relación no creo, pero igual te escucho para saber a donde quieres llegar.

- Si un día aparece por ejemplo, un guardia nuevo, al que nunca habías visto y comienzas a sentir cosas por él ¿Tú que harías ?

- ¿Te gusta un guardia Lía?- le preguntó emocionada la chica, ella quería que su amiga experimentara algo más en la vida antes de consagrarse.

- No Bea,  concéntrate en lo que te pregunté.

- Pues ese guardia que me gusta tendrá su oportunidad- y en ese momento llegaba Alessio a la cocina para escuchar la extraña conversación de las mujeres desde el otro lado de la puerta- Alessio y yo tenemos una relación algo rara, él no quiere a nadie cerca según sus propias palabras y yo quiero una familia, así que en este caso la solución lleva poco para pensar, el guardia gana por mayoría de votos.- Lía miró a su amiga, no sabía porqué pero le parecía que aquello no era tan fácil como se lo describía Bea- ¿No me crees una palabra verdad?- un gesto con la boca lo dijo todo- Ni yo tampoco, sí le daré una oportunidad al guardia, pero no va a ser fácil sacar a Alessio de mi pecho, pero lo voy a intentar, al final eso es lo que él quiere, siempre me dice que si encuentro a alguien más que quiera tener un felices para siempre no desaproveche la oportunidad y yo voy a tomarle la palabra.- la tristeza se notaba en lo que decia la chica y el hombre desde el otro lado de la puerta lo sintió, pero ella no decía nada de mentira, más de una vez le había hablado así,  aunque ahora no se escuchaba tan bien, sobre todo porque había alguien más en la ecuación y él tenía que descubrir cuál de los guardias de la casa estaba intentando ser el príncipe azul de su princesa, sin saber que lo que había escuchado era una hipotética situación en la conversación de las chicas.

.................

- Lia¿Tú me quieres mucho?- le preguntó Dante a la chica mientras esta recogía las cosas de la biblioteca con el niño sentado en el sofá y ella giró la cabeza para mirarlo y regalarle una gran sonrisa.

- Con toda mi alma.- le contestó.

- ¿Entonces tú vas a hacer cualquier cosa que yo te pida?- la pregunta le resultó rara a la chica y dejó lo que hacía para ir a sentarse al lado del pequeño.

- Bueno, no es cualquier cosa que tú pidas, no necesariamente tiene que ser así.¿ Por qué me preguntas eso?

- Es que papá me dijo...- y se quedó callado pensando si decir que la idea era de su papá fuera lo mejor, tal vez ya no hacía lo que le pedía,  ella no quería a su papá con el alma, solamente a él.

- ¿Qué dijo papá?- le preguntó con dulzura al niño.

- Es que, ¿tú a él no lo quieres también verdad?- preguntó con timidez.

- ¿Cómo crees que no? Claro que también lo quiero. - y vio una sonrisa en el pequeño.

- Es que el dice que si yo te pido que no lleves eso en el pelo tú vas a complacerme porque me quieres mucho.¿ Puedes hacer eso por mi? Yo también te quiero mucho y me gusta tu pelo y eres muy bonita cuando me lo enseñas y yo quiero verte siempre así bonita.- la inocencia del niño llegó más allá del corazón de la chica, él simplemente quería verla sin impedimentos, pero no lo podía permitir, sobre todo porque todo esto era fruto de la manipulación de su padre que no le importaba lo que tuviera que hacer con tal de salirse con la suya y el hombre merecía una lección.

- Primero te voy a decir algo, te quiero mucho, pero mucho, nunca lo olvides, eres el mejor niño del mundo.- Dante sonrió y ella no pudo aguantar las ganas de besarlo y estrecharlo contra su pecho- Y te voy a complacer en lo de quitarme el velo, pero no siempre, lo haré cuando estemos solos o con Bea, este será un regalo solamente para nosotros, ni papá ni Alessio podrán tenerlo, y si papá te dice que por qué él no, le explicas que por él ser un niño malo y no comportarse como es debido.

- ¿Papá no se porta bien?

- Pues no, muchas veces se porta mal.¿ No ves que hay días que llega tarde a cenar?- el niño asintió- Pues quién no llega en tiempo a la cena o al baño no tiene regalos, es así.

- Yo no llego tarde nunca.- se sintió importante al ser el elegido.

- Claro que no mi amor, tú eres el mejor niño del mundo.

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