Ocho

Massimo subió a la habitación de Dante cuando se sintió más calmado, no quería que el niño lo viera mal y eso se sumara al nerviosismo que ya tenía, y cuando entró vio que la chica estaba sobre la cama de su pequeño, los dos dormían abrazados, era una escena muy tierna, como la de una madre y su hijo y se quedó un rato sentado cerca de ellos admirándolos.

- ¿De dónde sacó todo ese pelo?- escuchó la voz de Alessio a su lado y se dio cuenta de que había estado tan perdido en mirarlos que no se dio cuenta cuando su amigo entró en la habitación- Cada día me convenzo más de que las monjas esconden cosas debajo de los hábitos, yo pensé que Lía llevaba el pelo corto y parece una Rapunzel de pelo negro, además de que es hermosa, mucho más sin esa cosa en la cabeza.

- ¿Ya terminaste de decir tonterias?- le pregunto, no le había gustado escuchar de la boca de Alessio el halago a la belleza de la chica, y eso fue otro punto que sumó a su mal humor, uno que había logrado calmar viendo dormir a aquellos dos.

- Vamos al despacho, tenemos que hablar- le contestó a su jefe sin hacer caso a la pregunta, el hombre ya estaba muy enfadado, y lo estaría más después de que él le dijera lo que había averiguado.

- Ya voy, adelántate. - le dijo sin quitar los ojos de la cama y siguió sin moverse del sillón que estaba en la habitación, recostado como si estuviera admirando una obra de arte y el otro mafioso no quiso insistir.

Massimo se quedó un rato más mirándolos, hacía muchos años que no sentía una paz así en su vida al ver a alguien dormir, ni siquiera cuando nació Dante se sintió así, por el contrario, ese día al ver a su hijo su corazón se llenó de miedos por si no llegaba a ser un buen padre o si no pudiera protegerlo lo suficiente, y sin pensar mucho antes de salir de la habitación sacó su teléfono y les hizo una foto, ese momento tenía que quedarse para siempre con él y no lo quería solo en su mente.

- ¿Dónde está?- habló nada más entrar al despacho, Alessio estaba instalando un nuevo ordenador en el escritorio y tenía el otro destartalado puesto a un lado y conectado al nuevo por un cable pasando la información de un lado al otro como si fuera un vampiro chupándole la vida a una persona.

- Siéntate lejos- le pidió- Ya casi termino aquí y no quiero empezar otra vez, lo que voy a decirte no te va a gustar.

- No voy a sentarme, habla ya o voy a tomarla contigo por hacerme esperar.- el otro miró al jefe y miró el ordenador y decidió ser él quien se separara, por si acaso le daría las noticias lejos del escritorio.

- No la encontré, no hay nadie en el departamento de ella, el portero me dijo que había salido apurada con unas maletas, que hace días había avisado a la seguridad del edificio que viajaría en la tarde pero que salió antes de la hora que dejó registrada.- Massimo apretó los puños y se contuvo las ganas de golpear la pared.

- ¿La seguiste?- Alessio asintió.

- Sin resultados, nada más que salió de aquí fue a buscar sus maletas que al parecer ya estaban preparadas pues viajaba al caribe con su nuevo novio, al que por cierto dejó con el equipaje hecho, pero era mejor poner tierra de por medio después de lo que pensó que solo ella sabía que había hecho, y como seguramente creerá que si algo te decían serían solamente las conjeturas de Bea y Lía, da por hecho de que con el tiempo te calmarás al no poder probar nada y que ella podrá regresar, tomó un vuelo privado a Andorra enseguida que llegó al aeropuerto, ya revisé sus cuentas, vacías, las transfirió a una que no pude encontrar pero que lo haré.

- ¿Por qué estás tan seguro de que va a regresar?

- En primera porque ella no sabe de la existencia de las cámaras, ni se imagina que todo está grabado y que la vimos a todo color, y segundo porque dejó a sus bebés en el banco, no le dio tiempo a sacar las joyas que tiene allí guardadas, y al ser una caja de seguridad máxima no puede transferirla así como así como hizo con el dinero, y ya que tú vas a dejar de depositar su pensión, en unos meses no podrá pagarla y va a tener que regresar a buscar lo único que le importa en esta vida- en la cara de Alessio había una sonrisa de satisfacción.

- Necesito que estés alerta con eso, busca a alguien que nos deba un favor y que tenga que ver con los aeropuertos, quiero enterarme cuando regrese.

- Ya me pongo en eso dentro de un rato, no puedes negarme que he encontrado mucha información en poco tiempo, déjame descansar un poco.- Massimo lo miró achicando los ojos lo que le indicó a su amigo que no tenía descanso- ¿Qué?- le dijo.

- Dime como una monja terminó en mi casa haciendo el servicio y porqué no me lo habías dicho.- Alessio resopló antes de hablar y sonrió pensando en lo primero que diría Lía, a la que en los tres meses que llevaba en la casa se había encargado de conocer lo más que pudiera o lo que ella dejara.

- No es monja, es novicia todavía, iba a consagrarse el mes que viene pero pidió una excedencia hasta que termine su trabajo aquí.

- No me has dicho nada que me interese.- Alessio volvió a resoplar.

- Su hermano tuvo la mala suerte de conocer a Damiana, los padres de ellos murieron cuando eran pequeños y ellos fueron criados por las monjas de la congregación a la que ella pertenece, pero al ser un hombre, después de la mayoría de edad el chico ya no podía quedarse con ellas y cuando recibió la parte de la herencia que le correspondía le sucedió la peor de las desgracia, apareció Damiana que lo dejó sin nada y además debiéndonos a nosotros, y como siempre ella hace buscó a alguien más para usar, la estaba vendiendo para con el dinero que sacara pagarnos.

- ¿Y desde cuando nos importa de dónde Damiana saca el dinero?

- No hables así porque sabes que sí te importa, además la tomé por que se podía confiar en ella, Bea necesitaba una ayuda y yo llevaba meses buscando a alguien confiable sin encontrar, y no te dije nada porque siempre me has dejado que sea yo quien tome las decisiones en estas cosas y además llegué a un acuerdo con ella- Alessio se detuvo y su jefe le hizo una seña para que continuara- Ella me pidió tener la menor interacción posible con nadie de aquí, este no es su mundo y no quiere verse envuelta en algo que lleve por siempre en su conciencia.

- ¿Qué se cree, que es mejor que nosotros?

- ¿Ves porqué no te dije nada? Ella simplemente es diferente, ella sabe que el mal existe, pero trata de ver el bien en todos lados y nosotros no somos así.

- Está bien.- le dijo como si comprendiera lo que decía- ¿ Cuanto va a demorar en pagar la deuda?

- Le quedan un poco más de seis meses, eran nueve y ya casi cumple tres aquí.

- Tres meses- dijo pensando- Sí que es escurridiza si yo no la vi en todo ese tiempo.

- Cuando ella está por la casa tú casi nunca estás por aquí y los fines de semana tiene trabajo en una clínica y se va los sábados antes del amanecer.

- Me dijo Bea que es médico.

- Sí,  cuando termine la deuda y se consagre se va a trabajar a otro país.- Massimo miró fijamente a Alessio y la vista se le oscureció mientras sonreía,  cosa que no le gusto a su amigo.

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