Capitulo 19: Fin de la fantasía

-¡Aristotte despierta! La comida está lista.- Gritaba la mujer de mediana edad a la lejanía. 

Aristotte se encontraba acostado en el césped del jardín debajo del árbol centenario donde daba una gran sombra repeliendo el sol, se levantó sobándose la cabeza y dando un gran bostezo. Empezó a caminar hacia el edificio que era su hogar donde se encontraban sus padres junto a su hermana pequeña, eran una familia feliz y funcional ¿o eso se cree?.

-¡Hermanito Aris!.- Corría la niña de unos ochos años a los brazos de su hermano mayor.

Pero antes de que pudiera tocar los brazos del hombre cayó boca abajo en el frío suelo donde Aristotte se quedó un poco impactado para luego correr a ayudar a su hermana escondiendo su risa, su caída eran tan comunes por su torpeza de nacimiento que siempre tenía alguna pequeña herida en su cuerpo.

-¡Ah! Pequeña, ¿Estás bien, necesitas un médico?- Cogió a su hermana en brazos examinandola de arriba a abajo en eso su risa comenzaba a sonar.

La verdad es que no habia tenido ningun dolor o herida, pero fue perfecto para que entrara en accion su faceta de dramática para conseguir más atención de su hermano, en eso mostró las palmas de sus manos entre sollozos mientras decía entre gemidos de dolor lo mucho que le había dolido, Aristotte no era tonto y sabía lo que estaba planeando su adorada hermana, como tampoco iba a ser un mal hermano a parte jugar un poco podría ser divertido. Miro las pequeñas palmas con preocupación  para luego salir corriendo hacia el comedor agitado asi llamando la atención de sus padres.

-La princesa se nos va, se ha caído intentando darme un abrazo. Es un acto imperdonable, aceptaré cualquier castigo.- Decía frustrado junto con arrepentimiento hacia los dos señores que estaban sentados en la mesa. 

- Menos dramas y comportaros como una infanta y un príncipe heredero, no es época para vuestras tonterías.- Respondía en un tono indiferente mientras se limpiaba con la servilleta.

La felicidad de los hermanos se quedo totalmente apagada, pero aun asi el mayor animo a la pequeña entre susurros para luego dejarla en su asiento y asi despues sentarse en su lugar asi proceder a comer el desayuno sin gana alguna. 

Desde eso ha pasado tanto tiempo, poco después de mi ultimo momento agridulce con mi familia, fuimos atacados por aquel miserable reino, Dailay, mataron a toda la familia real excluyéndome por el simple motivo que era ¿guapo? y la reina me quería vivo. Liala consiguió apoderarse de todos los reinos sai también con todos los registros sobre los dioses.

A los segundos empezó a notar un dolor en una de sus mejillas junto alguna lágrima que chocaba sobre su dolor espontáneo , abrió los ojos viendo una Roxana con sus ojos llorosos los cuales cambiaron a alivió donde lo abrazo y acto seguido le correspondió el  abrazo por inercia.

- Creo que me perdí por el sendero de la vida.- Expresaba el hombre intentando consolar a su amiga.

Le daba palmaditas en la espalda para que se relajara mientras escuchaba la voz de ella maldiciéndole, sabía perfectamente que era su culpa por ello no se quejo aunque le sofocaba la situación.

Al dia siguiente transcurrió tranquilamente hasta que cayó la noche, y como supiera lo que venía en un futuro no tan lejano gotas caían al seco suelo donde toda leyenda tiene su verdad. Estaba saliendo a hurtadillas cuando fue descubierta por su primo Zhun Hang, e cuya no le dijo que volviera en cambio le puso la condición de que iba a escoltarla hasta estar de regreso al castillo. Aunque Roxana llevara una capucha para que las gotas no mojara sus ropas, Zhun cargaba en una mano un paraguas que retenía las gotas provocando ruido en el gran silencio.

-En Dailay, los paraguas, en verdad son sombrillas para bloquear el sol, ya que apenas llueve.- Comentaba el hombre para romper el hielo que había.- Es cierto Dailay se encuentra en pleno desierto ¿Nunca os planteasteis en moveros?.- Respondió la muchacha con franqueza.

En eso el joven hombre se paro en seco para luego llamar la atención de la mujer que seguía su caminar, per antes de que pudiera decir cualquier palabra se escuchó un estruendo seguido de varias explosiones, en un parpadeo la capital humana se encontraba en un total caos y el desagradable olor a sangre. En pasos rápidos querían llegar al palacio pero sin mucho éxito ya que los escombros le impedían proseguir y si no hubiera sido poco los atacantes cada vez eran mas y mas asi dificultando escapar de ellos. La gente gritaba "¡Demonios, donde están los Inmortales!" puede ser que algunos fueran demonios, pero algo tenían en cuenta ambos primos la mayoría de los enemigos ya estaban muertos.

-Ni los inmortales podrán vencerlos, solo alguien con su misma raíz podrá.- Dijo Roxana como si recitara un poema incrédula de lo que veía sus ojos.

Zhun Hang veía en sus ojos un puro vacío mostrando la verdadera soledad de los colores que pintaban sus iris. En otro lado se encontraba un ave observando el desorden del mundo.

- Ahora tu estas haciendo una masacre aun peor que la mia, príncipe heredero de Atlasia.- Pronunciaba una mujer hermosa y de alta cuna.

-¿Debería darme pena, algo que no es mio?.- Lanzo la pregunta despreocupado causando una risa por parte de la mujer.- si la pequeña infanta se enterara de que su padre que tanto ama acabó asesinado por su amigo, ¿Se alejaria de ti o te mataría? Me encantaría saberlo.- No pudo terminar la frase por la falta de aire repentina.

Aristotte al no poder mas, con una de sus manos le cogió del cuello y subiéndola en peso asi ahorcandola con el paso de los segundos, Liala con sus manos las acercaba a su cuello donde excitaba que siguiera haciéndolo y su risa se entrecortaba, entre risa y risa pronunciaba sin cesar "Matame ambos compartimos la maldad del mundo". Mientras tanto Roxana estaba completamente extática rodeada de varios ¿fantasmas?, su primo asesinaba a todos los intrusos sin poder dar un suspiro de descanso. 

Mataba a todos sin un miserable arrepentimiento hasta que apareció los hijos del jefe del Clan de los Demonios, Kira y Kero, los cuales todo su cuerpo estaban llenas de líneas de un color azul celeste que se subían hasta el cuello cambiando a un color violeta oscuro. Kira levantó la espada hacia la protagonista aunque en realidad apuntaba al emperador humano que se encontraba intentando que Roxana reaccionara, al ver que el peligro seguía en sus proximidades y para nada iba a menos era todo lo contrario, no lograba entender el por que se encontraba asi, un cuerpo sin alma mil respuestas le llegaban a la mente del joven emperador, pero su pueblo le necesitaba y no podía perder con una extranjera, se disculpó y en un acto seco, le pego una bofetada esperando que reaccionara.

No consiguió el efecto que el esperaba pero si ya podía cargarla para llevarla a un lugar seguro, para asi pudieran ellos deshacerse de los villanos. En los límites de la vida y la muerte se encontraba ella donde seguía una pequeña bola de fuego en silencio  aunque quisiera no seguirla no podía ya que su cuerpo le pesaba tanto que ni hablar que era lo mas sencillo, el sendero era totalmente oscuro, pero lo que lograba alumbrar se veía cadáveres de su clan en la fase de descomposición, no tardó en pararse enfrente de su hogar de donde había crecido hasta su adolescencia donde su segunda madre Izayoe se encontraba en el centro de la entrada crucificada y con sus ropajes un tanto rotos, no le dio tiempo a dar su desesperación ya que el lugar cambio al castillo donde vio a su profesor Keig totalmente abierto en dos junto a su familia esta vez el cuerpo de Roxana empezó a caminar subiendo las escaleras y girando hacia el despacho de su padre donde estaba el cuerpo sin vida del brazo derecho de Allendis, Tai, se encontraba sentado y en su cuello en la vena aorta estaba un abre cartas asi dandole una muerte segura. El lugar se estaba agrietando dando la entrada a la sala del trono donde a los lados estaban sus hermanos a excepción de Regulus, sus hermanos estaban ahorcados pero con miembros descapitados y a la única hermana se encontraba con el vientre abierto y en el trono estaba el general con el corazones abierto junto a de su esposa donde se encontraban ambos corazones en un corazón dibujado con dos incógnitas. Ahí fue cuando por voluntad pudo gritar mientras ponía sus manos en sus cabellos deseando no seguir viendo mas, tanto era su desesperación que se despertó de la pesadilla dando un sobresalto dónde lo siguiente fue vomitar en un lado de la cama donde su mente le recordaba los cadáveres en cualquier lugar que miraba junto el olor que hacía en aquellas salas.

Gracias que no estaba en una habitación donde no se escuchaba nada ya que hubiera pasado una gran catástrofe y si no fuera por las enfermeras que escucharon ruidos asi ayudando a Roxana a que pudiera tranquilizarse, la asearon para luego darle unos sedantes para que se sienta tranquila hasta que el médico pudiera hacerle un examen físico como psicológico.

- Su majestad, la señorita Roxana, creemos que ha estado en el limbo. Es un síntoma común entre las personas que no quieren aceptar la realidad, no obstante el médico inmortal podrá confirmarlo tras unos exámenes. Me retiró, su majestad.- Expresó la enfermera viendo el informe de la paciente para luego darle unos medicamentos junto a un papel para asi marcharse con urgencia.

Ruveliss entro a la habitación de la campaña viendo a una mujer totalmente dormida dejo los medicamentos en una mesa para asi coger una silla junto a un libro que ya tenía. Se sentó al lado de la cama para luego empezar a leer en voz alta para que ella escuchara asi que si escuchaba algo estubiera tranquila y como si lo supiera al mismo pronunciar las primeras palabras la expresión de Roxana se tranquilizo, asi dando entender que el truco había funcionado. A las horas iba un poco más de la mitad del libro, Roxana abrió los ojos asi se quedo observando unos minutos al hombre que le leía en silencio ya que no tenía fuerzas para detenerlo, a parte le daba tranquilidad, no tardaron en chocar miradas lo cual el hombre se sorprendió tirando el libro al suelo para luego decirle cómo se encontraba atosigando a la joven paciente.

- Siga leyendo un poco mas, quiero fantasear un poco mas hasta que tenga que volver a la realidad.- Suplico al hombre con su voz quebrada rechazando la realidad.

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