Capitulo 17: Todo va muy rapido

Ahí estaba una protagonista en su habitación, junto con Aristotte planeando una estrategia para salir de su cuarto, pero todas sus ideas eran algo extremas o su cobardía se lo impedía. En eso su amigo plumifero se poso en el hombro de ella con la carta en su pequeño pico recordándole que ahí tenía la carta sin aun leerla de su familia que tanto extrañaba.

Cuando se puso a leer dicha carta más dejaba su sonrisa de lado, todo aquel que había conocido se estaba esfumando como el humo, miles de preguntas sin respuesta pasaban para quedarse en la mente de Roxana.

"Para mi adorable hermana pequeña, Roxana.

¿Te lo estás pasando bien?, ¿Espero que no hagas demasiadas travesuras? No voy a darte un interrogatorio con tanta distancia que tenemos. En verdad no se como contarte todo esto.

Nuestro pueblo a caído junto a los demás, éramos los últimos en la resistencia, tu gran hermano le queda pocos días de vida. Mi enfermedad ha empeorado desde la fiesta y por ello he estado evitándote ya que no quisiera verte triste, aunque te permito que estés triste por mi solo tres días ¿Entendiste? Y un pequeño favor encuentra a mi hijo y cuídalo como fuera tu propio hijo, su madre dará su vida por el dejándolo solo en este mundo cruel.

Padre ha fallecido junto a los demás generales y nuestros abuelos viven, pero están prisioneros de los invasores. No sabemos que son, lo único que aparecieron a través del cristal y si han empezado con nosotros los próximos serán las demás especies.

Cuídate y no hagas nada imprudente, de tu hermano favorito."

Su gran amigo esperaba su desgarradora tristeza, estaba preparado para consolarla, pero nunca llego. Abrió la gran ventana donde se encontraba un amplio balcón con vistas al jardín, la brisa azotaba fuertemente la cara de ella, su gélido aire le ayudaba a relajarse y pensar sabiamente todo lo que había leído, camino hasta el final del balcón donde veía las enredaderas que mantenían su brillo con diferentes flores, incluso habían rosas en un acto inconsciente acerco sus dedos a las puntiagudas espinas de la rosa donde su imprudencia se pincho dejando caer unas pequeñas gotas de sangre. Con su mirada vacía, veía las gotas en el suelo todas sus dudas se desvanecían y asi volviendo a ser la Roxana que todos conocían, la alegre, la buena y la inocente.

Muy adentro de ella sabia que huía de su destino.

Su amigo la arropo con una manta, la brisa de la mañana podía resfriar hasta al mas fuerte y se quedo detrás de ella dándole palmadas en la espalda.

-Por los años que nos conocemos y las hazañas de tu padre y los demás, te puedo asegurar que deben estar bien. Tu hermano se recuperara tiene al mejor medico del mundo.- Se notaba que intentaba animarla como fuera, pero el mejor que nadie sabia que ella es especial y no iba a funcionar sus ánimos.

Ante la voz de su compañero afirmo con la cabeza y una leve sonrisa, camino hasta a dentro de su habitación y por su sorpresa había un pequeño zorro cogiendo aquel libro antiguo con sus pequeñas patitas. Gracias a que no se asusto por ver aquel zorro, ya había tenido la experiencia con su fiel amigo y únicamente se quedo un poco sorprendida por su repentina aparición.

-Tu me invocaste con tu sangre, soy el espíritu del libro que posees, eres la nueva casamentera debes reunir a todas las personas de este libro con sus demonios.- Explicaba el espíritu mientras abría dicho libro con felicidad.

-Busca a otra persona, a mi el tema del amor me parece algo no se como describirlo...¡Asqueroso!- Respondió de inmediato y en un tono muy poco casual para ella.

-Por cada que cumples una misión, tus poderes como demonio crecerán hasta el punto de convertirte en uno completo, ¿No es lo que ansias, dentro de tu corazón?- Respondió de la misma manera dando una sonrisa de victoria.

Al escuchar esas palabras le interesaba obtener poder, conseguiría poder por juntar a personas era una propuesta bastante interesante y fácil, solo debería convertirse en una chismosa para conseguir su meta y con un suspiro acepto ilusa de lo que había aceptado, conseguir poder ¿Para que?. Termino de arreglarse mientras tanto una responsabilidad caía a los hombros de ella y con unas pesar dio un suspiro dando entender que lo que había aceptado y por arte de magia aquel libro se convirtió en una hermosa tiara de cristal representando lo hermoso y débil que es el amor. Inconsciente la agarro con admiración.

Pero nunca pensó que dicha tiara fuera tan poderosa...

Escondió la delicada tiara en uno de los cajones de su tocador donde se encontraba sus pequeños frascos de maquillaje para luego mirar el cajón, sabiendo que nada estaba yendo bien.

*

En otra parte había una lucha constante donde el vencedor expresaba su victoria con cansancio y algunas gotas de sudor y otro hombre se acercaba dándole unas palmaditas.

-Cada dia, estas empeorando asi acabaras convirtiéndote en una verdadera bestia.- Expreso un emperador humano.

-No, estoy bien. Solo debo acabar con estos seres que despertaron de su largo letargo.- Respondió el demonio guardando su katana en su funda y con su temperamento normal.

Ambos guerreros se fueron del lugar dejando los cadáveres, donde aquellos se esfumaba como el viento dejando un lindo paisaje, por cada ser daban fuerza a un ser que mantenía sus ojos cerrados.

-Ya queda poco, para que todo inicie nuevamente. Mi señor.- Expresó un individuo orgulloso y tranquilo.

*

A la entrada del palacio, todas las doncellas incluidas las sirvienta deseaban pasar una noche con la aparición de un adulto bastante apuesto que lo caracterizaba su melena rubia y sus ojos que se podían comparar fácilmente con la sangre, aparte de su gran atractivo estaba acompañado por el solitario emperador. Nuestra pequeña protagonista llegó a escuchar dichos rumores donde recordaba al hombre que le entregó su primera noche, sabía que si lo encontraba de nuevo o si los rumores resultaban ser el, no sabria que hacer.

Llegó a la terraza de una de los grandes jardines donde en cada luna, las mujeres de alto rango celebraban su velada sin hombres hasta el dia siguiente. Llevaba un vestido rosa salmón, no llevaba ninguna joya o accesorio, su recogido de sus cabellos era con trenzas que recogían mitad de su pelo y el resto estaba libre de ataduras. Era una mesa redonda donde estaban sentadas junto a unos sitios vacíos con los respectivos nombres de cada una, encontró el suyo y pudo sentarse, pero no tardó en que las señoritas presentes la llenaran de preguntas un tanto raras e incómodas pero normales para ellas.

-En la tierra de los demonios, es cierto de que los hombres son apuestos.- Preguntaba una señorita bastante risueña dando a pensar a nuestra protagonista.

-Hay como en cada lado, hay apuestos y otros que no tanto.- Contestó algo desinteresada pero cambio al recordar lo último antes de su partida, un rubor acecho sus pálidas mejillas.

Las señoritas al ver su comentario al contrario de su cara empezaron a reir un tanto sospechosas, hasta la entrada de las futuras reinas del país lo cual todas callaron y solo hicieron una reverencia esperando, el silencio reino rotundamente toda la mesa lo cual incomodaba a las presentes. Las diferentes concubinas se sentaron en sus respectivas sillas diferenciadas por diferentes colores, el rosa era para la dama de la belleza , Cathering, el azul para la dama de la elegancia, Elizaberth y por última y más importante la dama de la moda, Fasionista, un color rojo con dorado.

*

En cambio en una sala de reunión se encontraban tres hombres debatiendo sobre unos cristales provenientes de la antigua civilización donde están esparcidos por todo el continente "Nunca la luz encontrarás", donde dichos cristales comenzaba a esclavizar a los usuarios que poseían poder de dicho cristal, eran tan deseados que morían petrificados por el exceso de poder de dichos cristales.

-Pero qué son esos dichosos cristales desde esa noche aparecieron todos y no hablemos de que la tierra se esta marchitando mientras hablamos de esto, se está perdiendo para siempre.- Expresaba el más joven se notaba su inexperiencia a la hora de expresar su angustia.

-Esos cristales siempre han estado, pero únicamente estaban en nuestro país, aunque nunca fueron tan grandes, lo más extraño el poder que les da a gente específico.- Expresó el hermano mayor de él, con su expresión más tranquila y despreocupada.

-Cómo es posible que nunca nadie haya mencionado esos cristales, a no ser que se sepa quién los creó haciendo que dicha persona tan temible que no se pueda hacer nada.- Dijo el emperador mientras bebía una copa de vino para luego dirigir su mirada amenazante al adulto de los demonios.

-No estas equivocado, fue una mujer, era mas fuerte que los mismos dioses lo único que le importaban eran las bellezas masculinas, por ello aceptó a 5 hombres, lo mas hermosos del continente, cado uno tenían una belleza excepcional. Tras pasar el tiempo el cuerpo envejece volviéndose menos hermoso y como castigo al mundo esos cristales y el resto se desconoce.-Explicó con sinceridad, aunque sabía que solo explico la historia brevemente exceptuando algunas partes.

La charla de los tres individuos seguían hasta caer la noche, donde se despidieron tras la finalización de aquel banquete donde celebraba la luna llena, prosiguieron con música y baile entre las mujeres donde algunas cosas para el generó femenino estaban prohibidas como las apuestas, esa adicción eran algo comunes en su familia, siempre tuvo curiosidad en esas cosas, y como no las probó, quiso hacerlo ahora. El inicio fue bastante malo, perdía sin cesar, no logro conseguir muchas ganancias, pero tampoco perdió se quedó como cualquier otra persona normal. Roxana cansada ya, se despidió de sus compañeras asi que abandono el lugar para volver a su habitación. Estaba cansada que solo quería tirarse a la cama y dormir, cosa que hacer eso era imposible, el corset la iba a matar en el proceso, al fin llego donde empezó a desvestirse donde en un parpadeo entró un hombre apuesto y elegante con una melena negra y ojos dorados, dando una escena un tanto incómoda.

Ambos quedaron mirando unos instantes y no tardaron en apartar su mirada. Ella se tapaba con el chal fino que llevaba su camisón y el otro girando todo su cuerpo, para evitar mayores malentendidos.

-¿Atzur?, ¡Se puede saber por que entraste a mi habitación, por una ventana!- Expreso enfadada y molesta por esa "invitación" tan poca recibida mientras se acercaba al contrario con un cepillo en mano.

-No vi con claridad la diferencia de las ventanas haciendo que me equivocara.- Respondió tranquilo mientras levantaba una ceja, viendo el cepillo y a la pequeña que tenía.

En eso lo cogio como podía y lo iba arrastrando hacia la puerta, donde escuchaban el eco de unas conversaciones junto a unos golpes. Esos golpes parecían como si estuvieran teniendo su noche de placer. Los gemidos y algunas frases provenientes del género masculino inundaban el oscuro pasillo que relumbraban las velas, pero al mismo tiempo dejaban la incógnita de dichos actos no obstante ambos sabían perfectamente lo que hacían, por que ambos experimentaron esos sonidos. Antes de que la pillaran, empujo a su amigo que casi se cae de rodillas al frío suelo del pasillo, pero gracias a su agilidad pudo salir ileso para luego escuchar la puerta cerrándose de un portazo lo cual miró por el rabillo del ojo, para después proseguir por el pasillo hasta desaparecer completamente.

Mientras tanto estaba una protagonista apoyada en la puerta con su mirada perdida en sus pensamientos ¿Puede ser Atzur sea Nevra?, ¿Sus ojos son idénticos?, Hay muchas personas con el mismo color pero los de ellos dos son iguales, sus pensamientos fueron interrumpidos por las voces de sus amigos.

-Tenemos que hablar de algo.- Habló el espíritu del libro con voz firme mientras se posaba en el escritorio de Roxana junto a Aristotte con su versión de humano.

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