Capitulo 15: No es cierto ¿Verdad?

Y así fue que dijeron la noticia sobre la caída del país, había sido confirmada donde esperaban información sobre los sobrevivientes, pero obviamente los altos mandos no podían decir dicha información, las tres razas que existían estaban alarmadas, el hilo que los conectaban había sido rotos por alguien o algo, ¿Volvería al caos? Algo que todo gobernador temía por su seguridad y en el palacio se empezaba a notar.

Tras la inquietud se encontraba un emperador tranquilo, contemplando la poca tranquilidad que daba el verde paisaje, donde los pájaros cantaban sin saber el futuro, su tranquilidad fue robada por la entrada de la protagonista al cuarto.

  -¿Me mandaste a llamar, su majestad?.- Expresó la protagonista con su sonrisa habitual.

  -Ha pasado días, desde las noticias sobre tu tierra, ¿Y tú estás con una sonrisa?.- Respondió molesto y confuso por la actitud de la contraria.

  -Sólo son especulaciones, mi familia no es tan débil para caer en esa trampa, deben haberse escondido o algo por el estilo. Yo confío en ellos.- Respondió a la defensiva.

  -Bueno, lo que suceda que así sea, con la situación que hay ahora tu título como princesa se te ha retirado,  por ello solo te quedas con el poder de la familia de tu madre igual que la custodia.- Dijo mientras entraba Zhun Hang a la habitación y le entregaba a la mujer la carta de su hermano Arisu.

  -No puedes retirararme ese título, soy una princesa con o sin reino, ¿Entonces qué pasará con Tai?.- Su indignación pasó a una de preocupación,  por su amigo el cual no poseía ningún título respetable en este mundo.

  -Las personas sin nada, solo sirven para ser criados de otros o ser gente común.- Dijo Ruveliss dando a entender que se debía de marchar del palacio.

Tras escuchar esas palabras Roxana se marchó corriendo en busca de su amigo, dejando atrás a los dos hombres.

  -Esa carta era proveniente de algún familiar, no sí he hecho algo bueno o malo entregándosela, a partir de ahora muchos que eran ir detrás de ella, aparte de que eres su única familia que le queda, debes de protegerla.- Le explicaba al contrario el motivo por el que fue llamado, el cual le le produjo una risa.

  - Su Majestad ella sabe defenderse sola, no necesita a nadie, deberías temer más por tu posición como emperador, no la retes o enfades.- Agrandó la confusión del joven emperador por dicha respuesta donde el contrario lo contaba confiado y con una risita.

Zhun al ver a su majestad confundido le explicó como su prima logró con unos papelitos derrotar a un gran ejército, junto a una estratégia muy poco confiable, aparte esa fue el primer contacto que tuvo con ella después de varios años. Cuando era una niña pequeña,  fue cuando la conocio gracias a los trámites del Tratado de ambos países, Roxana era una niña muy lista desde muy joven, pero todos la trataban horrible por su procedencia y su problema al hablar, se ponía nerviosa con las personas aun así era alguien tan transparente, que únicamente amaba estar con su familia.

Después del pequeño cotilleo de los hombres, se pusieron a hablar de todo tipo igual que tiempo atrás, cuando ambos estudiaban en la Academia Real, podían ser rivales por poder pero dejando atrás el apellido, eran como hermanos, cosa que en el presente no cambió.

Con nuestra protagonista, estaba buscando ansiosa a su amigo, cosa que no resultó, encima sus ropas le limitaban a la hora de correr o subirse, en su mente esperaba que se que no se hubiera ido, no debía marcharse por algo que no se sabía con certeza. Tras esos pensamientos recordó, que le dieron una carta de su familia, decidida abrió la carta, esperando buenas noticias donde pedia muy dentro de ella que fueran buenas noticias, pero antes de poder leerla alguien tentaba por su vida, con un arco y flecha apuntaban al cuerpo de ella, cuando fue el disparo apareció Aristotte con una espada ,así desviando la flecha disparada por alguien.

  -¿Aris-?.- Pregunto confusa, guardando la carta para examinar con la mirada lo que había sucedido.

Tras el choque, el ruido un poco notable y para los soldados acostumbrados al ruido, del acero, llegaron en cuestión de segundos, donde se estaban llevando a su amigo por el ser posible culpable, lo desarmaron y se lo llevaban. En un momento la dama cogió la flecha y se puso delante de los soldados.

  -¿Como osais  llevaros a mi protector, no tenéis vergüenza?.- Dijo la protagonista liberando a su amigo y poniéndolo detrás de ella.

Los soldados se miraron entre sí no sabían que hacer, en eso Roxana les mostró la flecha la cual tentaba por su vida, como el supuesto culpable le había salvado, dejando claro que él era su sombra la cual protegía y velaba por su seguridad, tras la declaración los soldados se retiraron, donde antes pidieron la aportación en la investigación hasta que concluyera. Cuando todo se marcharon Aristotte le agarró del brazo y se la llevó a otro lugar más apartado, su enfado se notaba a kilómetros, sabiendo que no se salvaría, se preparaba mentalmente. Llegaron a un lugar alejado de la gente donde por fin la había soltado el brazo.

  -¡Cómo puedes estar despistada!, No notaste de que alguien te quería asesinar, ¿Qué hubiera pasado, si no estaba por los alrededores?.- Exclamó de desesperado y preocupado.

  -Estaba buscando a Tai cosa que no funcionó y en ese lugar recordé que el emperador me dio una carta de mi familia, así que la quise leer pero no pude.- Confesó arrepentida y poniendo morritos.

  -No vuelvas a ser despistada y menos en lugares así, no quiero perder a nadie más.- Suspiro para luego abrazarla, notando que temblaba y se aferraba a ella.

Noto que su amigo temblaba, al parecer lo asustó, con su silencio y calor corporal lo consolaba, mientras se preguntaba como los soldados pudieron verlo, donde por su mente se le ocurría cada teoría desde la más rara hasta la más coherente. Tras ese momento estuvieron juntos hasta el fin del día, como antes de venir aquí, siempre estaban juntos. La tranquilidad de los amigos fue interrumpido por Zhun Hang, para la hora de cenar, donde miró de arriba abajo al acompañante de su prima y por alguna extraña razón no le gustó para nada, pero no lo mostró.

  -Vamos prima es hora de cenar, ¿Quién es tu acompañante?.- Preguntaba ya que nunca lo había visto.

  -Primo, él es Ari me guardaespaldas, puesto por mi padre en secreto.- Respondió al instante, dejando a su primo un tanto desconfiado.

La dirigió al salón donde iba a cenar a partir de ahora, donde por reglas los guardaespaldas debían quedar fuera, cuando entraron vieron a los altos cargos con sus hijos mayores, que "casualmente" todos eran mujeres, lograron sentarse y enfrente tenía a una joven que le sonreía cosa que le devolvió la sonrisa, quitando a la joven el resto de las damas daban vibras de estar en una batalla donde el premio era hacerse con el poder de la emperatriz. Sirvieron los entrantes donde algunos damas apenas tenían alimento, por ejemplo a Roxana y a su nueva "amiga" eran las que más comída tenía por alguna rara razón estaba mal visto, dejándose oír unas risas de unas cuantas mujeres.

  -Cuanto más comidas tengas, significa más rellenita estás señorita.- Comentó el mayordomo al cargo de la cena, a la nueva invitada.

  -¿Enserio?.- Pregunto incrédula, no podía creer lo que había escuchado.

  -Son normas impuestas por las tres grandes princesas herederas, la señorita de la belleza Catherine encargada de que la cena salga perfecta,  para el desayuno está la señorita de la elegante Elizabeth y por último la señorita fashionista Airu, encargada de la comida y espectáculos.- Con toda explicación, cada dama la saludaba con alguna pequeña frase de bienvenida y tras decir eso el mayordomo pasó de nuevo a su postura de jefe.

  -Un placer soy Roxana, espero llevarnos bien con todas ustedes.- Se presentó a toda la mesa dando una pequeña sonrisa tímida.

El resto de la cena fue un ambiente animado todas las demás damas preguntaban a la protagonista el motivo de la llegada, aunque al mismo tiempo querían sacarle toda información posible. Tras la máscara de la diversión y alegría se escondía una temible verdad, entre buenas y simpáticas frases atacaban con terribles verdades, donde esperaban que explotara alguien para atacar con desafiantes espadas. La comida le pareció exquisita, Roxana comió hasta explotar y le daba igual esa rara norma, respondía a las preguntas con frases simples no llegaba a entender si querían atacarla por ser extranjera, o era pura curiosidad con tal de llevar precaución contestaba, hasta que una pregunta la dejó un poco descuadrada.

  -Ya que eres extranjera, ¿Estás interesada en el emperador?.- Decía con una sonrisa burlona esperando la respuesta para el contraataque.

  -Tengo cosas mejores que hacer, a parte de que Ruveliss es un amigo de cartas solamente.- Respondió entre risas ni en un tono broma mientras más pensaba un futuro con él más se reía.

La conversación se quedó ahí, al parecer la joven dama de la belleza, no espero esa respuesta un tanto rara, no tardó en acabar la cena con una reverencia al emperada, donde pidió que la extranjera lo buscara para hablar. No solía hablar y de la nada lo había hecho, causando un poco de incomodidad en el salón, provocado por las jóvenes señoritas. Roxana no aguantó mucho hay se despidió, saliendo del lugar a un paso ligero, cuando salió pudo dar un pesado suspiro, donde vio al emperador mirándola con una sonrisa.

  -Ruveliss, ¿Como pudiste hacerme esto?.- Dijo molesta mientras se dirigia al patio.

  -No haberme metido en la conversación, Roxana. - Respondió siguiéndola por detrás con una sonrisa.

Fueron al patio peleándose y dándose burlas, parecía que el emperador había cambiado de personalidad, no le dio mucha importancia, se sentó en una rocas y empezó a contemplar las estrellas, extrañaba a su familia, sabía que si contemplaba el cielo estrellado su padre sabría que ella lo extrañaba, a diferencia del contrario no entendía el acto de ella.

  -Hace frío, se puede saber qué hacemos aqui, esto lo podemos hacer en verano.- Dijo congelado, mientras intentaba ver lo que la contraria veía en las estrellas.

  -Mi padre, me dijo una vez, que las estrellas están cada jefe de cada tribu y ellos me ayudarán a avanzar, aparte siento a mi padre cuando observo el cielo estrellado, anhelo a mi gente.- Dijo ella tranquila, mientras alzaba la mano hacia el cielo.

Se sentó al lado de la protagonista y se puso a contemplar las estrellas, le gustaba pensar eso, él también extrañaba a su familia que no pudo ver más igual que le pasaría a Roxana.

                                

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