Hace siglos, cuando los dioses vivían y habitaban el mundo, su tecnología y cultura eran la más poderosas y temidos. Eran la única especie que existian, pero eso no evitó los enfrentamientos. Dos bandos, uno moderno futurístico donde los dioses vendían sus sentimientos por objetos, todos cumplían las normas como máquinas, donde sus únicos sueños o sentimientos eran negativos junto a sus pocos sentimientos positivos, por el otro bando eran felices solo bailaban, cantaban y hacian todo sin preocupaciones de un mañana.
Dentro de ambos bandos empezaron a aparecer nuevas criaturas inferiores a los dioses, deseaban felicidad infinita donde no existiera el sufrimiento, de ahí nació el Dios Supremo su apariencia era de un hermoso ave fénix rojizo, gracias a esos deseos de las criaturas, pero siempre la oscuridad aparece tan efímera y tan poderoso fue ese deseo que nació el Dios de las Sombras el cual cantaba en solitario cuando se el sol se escondía o cuando se asomaba, mientras en su canto se acercaba los penurias de la felicidad, su aspecto era un ave fénix con una sola ala con el color azul pero igual de hermoso.
La vida en ese entonces era tranquila y pacífica, convivieron los dioses y los pájaros en armonía. Hasta un día donde ambos Fénix perdieron todo su control, volviéndose controladores con los sentimientos y pensamientos de la gente, los deseos de las criaturas no funcionaban para acabar con el mal que habían logrado crear ya que habían acabado con su oportunidad, a diferencia de los dioses los cuales no desearon nada, tras aquel accidente los dioses usaron todas sus oportunidades para formular un único deseo "La destrucción de los deseos egoístas", al no poder completarlo quedaron dormidos pero soñando, a diferencia de los Fénix que quedaron sellados junto a la antigua civilización.
Poco a poco las criaturas fueron desarrollándose a diferentes especies, Inmortales, Demonios y Humanos. Donde al pasar los años fueron olvidando aquellos sucesos, los dioses con su conciencia a pesar de que estaban soñando y llenos de rencor hacia dichas criaturas que habían salvado a pesar de su libertad, habían olvidado todo por ello soñaron un último sueño, la creación de los oráculos junto a la liberación de aquellas aves fénix.
Volviendo con nuestra protagonista, que acababa de atender a sus pacientes desde lo más pequeños hasta los más abuelos, gracias a sus dos ayudantes su fiel amigo y el príncipe de las tierras que escuchaba los lamentos de su pueblo, por más que él quisiera que no pasarán por tanto dolor, debería ser así, no todos tenían la misma suerte.
Dejaron a Roxana descansar antes de embarcar en el barco, mientras ellos recogían las cosas como ella les dijo como hacerlo. Se encontraba sola pero esa soledad no duró mucho, ya que estaba un ave azulada, el cual estaba en silencio, un acto muy raro de parte de él.
-¿Ari, encontraste algo que no deseabas ver?.- Preguntó inocente haciendo que llamara la atención del contrario.
-Qué malo es conocerse y así fue, ¿Pero tienes tiempo, para mí?.- Respondió entre sentimiento forzados que se dio cuenta la contraria al instante.
-No me hagas reír. Para ti tengo el tiempo que necesites, por cierto no escondas tus verdaderos sentimientos, hacia alguien del clan número uno de los mentirosos.- Cogió a su amigo en sus brazos para empezar a caminar, aunque el cansancio la mataba por dentro.
Su amigo la guio hasta aquel árbol, donde le hizo caso en todo, toco el árbol y como si la magia existiera, se empezaron a iluminar aquellas ruinas donde en aquel árbol se abrió una puerta. Roxana abrió aquella puerta y antes de acceder, miró Aristotte con miedo y con curiosidad por lo que iba a atravesar en esa puerta, en un acto impulsivo entró, arrepintiéndose al momento.
-¿Ari, donde estas?.- Pregunto asustada, porque no tenía a su amigo entre sus brazos, había desaparecido.
Llamaba a su amigo, mientras la luz se agotaba, junto a las esperanzas de encontrarlo o encontrar la salida. Fue tan espesa la oscuridad de donde estaba, que no sé percató que tenía un espejo enfrente, lo cual chocó y lo más raro no fue eso sino que a pesar de la oscuridad, podía verse reflejada completamente.
-¿Pero que? No entiendo nada, ¿Porque hay un espejo, no hay nada más, como una puerta?, Pero no, ¡Un espejo!.- Apoyó las manos en el marco del espejo cansada y al borde de explotar.
Aquel acto provocó que absolviera sus manos, perdiendo el equilibrio y cayendo al otro lado de una forma un poco dolorosa. Cuando pudo volver a ver, vio a dos aves fénix mirándose fijamente, no se movían parecían estatuas.
-Es una representación muy bonita, ¿No lo crees?.- Preguntaba una mujer elegante junto a una sonrisa angelical.
-Parecen amigos que debido a las circunstancias, no lograron ser.- Respondió cautelosa y miraba de reojo a la mujer con desconfianza.
-Ahí no temas, no muerdo aún, soy el alma de un oráculo solo vengo a avisarte.- Dijo entre risas y en una voz seria, algo que tomó por sorpresa a la protagonista.
-¿Donde esta Aristotte? Y lo que tengas que decir, dígalo.- Decía insegura, pero un tono de pocos amigos, solo atraía las risas de la contraria.
-No debes confiar en nadie, después te clavarán un puñal en el corazón, igual que el amor no correspondido o olvidado a lo que llega a ser un poquito igual que la familia que amas.- Respondía en su tono pasivo la oráculo mientras se acercaba a la protagonista.
Ambas estaban en frente de cada una, únicamente los separaba unos milímetros pero bastó para mandar el alma de Roxana a la creación de las dos almas gemelas, donde se encontraba su amigo junto a la mujer que se encontraba al borde de la muerte.
-Con esto te recuperarás y seremos los de siempre Liala.- decía Aristótte seguro de su eficacia, pero con un toque de inseguridad por los efectos secundarios.
Así fue ella lo tomó todo y al pesar de los días empezó a recuperarse volviendo a la mujer llena de vida y sonrisas. No sabía ninguno de los dos lo que habían hecho, habían enfurecido aún más a los dioses a cambio de un pedazo de felicidad.
Roxana no pudo soportar tanto pasado, por ello antes de despertar de aquel pasado del oráculo le dijo "Espero que te hayas ido de tu familia en paz, con todos, cuando vuelvas no seras tú ni ellos los mismos" al escuchar eso se levantó de golpe, mientras sudaba muchísimo y lograba observar que estaba fuera del árbol y su amigo preocupado que la llamaba sin cesar.
-¡Roxana, respondeme, soy Aristotte!.- Volvió en su forma humana y sacudía a la contraria alarmado ya que estaba como ausente.
El brillo que solía tener se había ido,parecía como si hubiera fallecido y eso no fue un recuerdo muy duro de ver, fue al contrario, Roxana como ella podrían avanzar sino vio nada y su cuerpo junto al alma no estaban preparados seguía débil físicamente y mentalmente. Pudo volver en sí a los minutos que cesaron sin piedad y lo único que logró fue llorar, mientras agarraba fuertemente al contrario, no era únicamente sus lágrimas parecían que alguien más acompañaba su llanto, el cual fue Aristotte.
-Me matas de susto, ahora me hace llorar y eso que los hombres no podemos llorar por cosas insignificantes.- Fue la excusa que formuló para poder llorar en paz sin ser cuestionado por nadie.
-No sabes mentir para nada, ¿Y eso de que los hombres no lloran? Los hombres deben llorar cuando se sientan tristes, no deben de esconderlo.- Le digo para darle unas palmadas en su mejillas, para volver a sonreír y dejar caer las últimas lágrimas.
Y así fue ella dejó de llorar, pero su amigo no, el cual abrazó y lloraba en su hombro como un niño pequeño, eso le hizo recordar a su pequeño sobrino, cuando se caía e iba corriendo para llorar en su hombro y ella le daba palmaditas en su espada para que supiera que ella siempre iba a estar para él.
Después de tanta negatividad volvió la alegría que terminó en una risas. Necesitaban volver de nuevo o el barco se les iba a escapar y no era idea, no iba a volver de nuevo a su tierra y perder esta oportunidad, de camino de regreso se contaron todo y lo que vivieron en separado, eran cosas totalmente distintas y sin ninguna lógica, pero no logro contarle sobre la última frase que destrozó una parte de ella. Su familia era su todo, si llegara a pasarles algo por cosas no naturales, no sabría qué hacer.
Ya cuando íban volviendo al centro, él se transformó en su apariencia de ave y en vez de irse volando se quedó en su lado, cosa que nadie lo veía parecía un fantasma, ¿Acaso Roxana, era la única que podía?. Conversaba con sus dos amigos antes de la partida y unos niños le regalaron a los tres una corona de flores, por lo que habían hecho, hicieron un pequeño banquete, lleno de comida cosa que era muy extraño de ver, pero si le habían preparado todo esto era porque tendrían más almacenado o algo.
La comida, bailes y músicas parecían un festival, antes de la partida. Los demás fue un ambiente bastante acogedor, pero todo lo bueno acabó yéndose cruelmente. Toda la gente que había ayudado y los niños que ganaban al sueño se despedían con sus últimas gotas de fe, puestas en Roxana y Tai.
El barco empezó a navegar, rumbo directo hacia el Imperio Humano donde debía ser alguien, que consiguiera un mejor mundo y coexistieran todas las especies en paz, pero únicamente era un sueño imposible, vacío, de conseguir un sueño creado, por una mujer sin madurar, junto a unos sucesos negativos, que vio al momento.
Los asistentes a cargo de la gestión de habitación, asignaron a los dos "héroes" dos habitaciones separadas, pero una enfrente de la otra, para que no se perdiera con la gente de otros rangos.
En el País de las Sombras, justamente en la vivienda de la familia de Roxana, estaba alborotada Keig salía de la habitación y entraba de nuevo, pero más rápido. Todo se debía a una posible muerte, de una rama importante, esta noche era decisiva, para aquel demonio que luchaba por sobrevivir. Keig logró salir de la habitación, pero no de muy buena cara, con solo mirar a la familia afectada había dicho mil palabras.
-Si aguanta esta noche, durará como mucho dos meses, esta enfermedad me saca de mis conocimientos, Roxana hubiera sabido mejor que hacer, ella estudiaba esta enfermedad durante los días que estuvo como mi discípula.- Respondió disgustado, al no saber qué hacer y más le quemaba saber que no había ayudado, a una persona como se debe.
Allendis al escuchar esas palabras no aguantó más y abrió la puerta apartando bruscamente al médico, sin mala intención, solo quería estar al lado su hijo, pero cuando entró se encontraba a su hijo esqueletico, parecía que la muerte les estaba llamando.
-Padre, no me mires así o pensaré que me veo lamentable.- Respondió entre toses y forzaba su voz a la de siempre.
-Llevas años así y tú bien calladito, es que no valoras tu vida o los sentimientos de los demás.- Cayó de rodillas, mientras se lamentaba en secreto al no ser buen padre, al no darse cuenta de la falta de salud de su hijo.
Ante la actitud de su padre, el río, y a duras penas le entregó una carta, junto a una nota indicándole todo lo que debía de hacer, para mandarla a su hermana, ya que él mismo sería quien le dijiera sobre su muerte, si llegara a pasar. Su padre se lo prometió con su vida, que su carta sería la única, que recibiría ella, sobre su muerte y se mandaría al momento de su fallecimiento.
Si hay una errata decírmelo en comentarios
Más para saber de la historia en ig: @ kokkiro_21
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Comments
Antonio Salmeron Fernandez
excelente capitulo
2024-12-31
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