Al dia siguiente se encontraba en una gran puerta , recordando la antigua conversación con un especial espíritu mientras estaba a punto de retractarse por hacer un acto de presencia en esa casa, por lo que averiguo era de un duque con grandes posibilidades de acceder al trono fácilmente ya que por sus venas recorría sangre real, es decir sus antepasados fueron reyes de este imperio. Al parecer alguno de su familia tiempo atrás algún miembro hizo un "pacto" con un demonio por amor y con el pasar de los años, volvió a reencarnar para encontrarse de nuevo con su amante. Ya estaba enfrente de la puerta decidiendo entrar con un paso firme, ya que entablar una amistad seria bastante beneficiosa para ella, cuando entró a aquella casa era tan espléndida pero con un toque modesto y con un mínimo de muebles que hacían más extravagante la casa junto sus ventanas que no tenían un final.
Una sirvienta mayor dirigió a la joven a la sala de invitados mientras dos sirvientas más jovenes recogían sus ropas de calle, dejando a Roxana en un vestido largo y azul junto a su melena recogida. En eso la sirvienta mas mayor le preparo un té un tanto reconocido, era popular en su tierra natal cosa que le extrañó bastante en eso entraron dos señores con una diferencia de edad notable, Roxana se levantó e hizo una reverencia mientras decía la frase que iba junto al saludo "Que la diosa te lleve en su regazo".
-Cuando estés en esta casa omite esa frase, no hay dios que exista en este mundo.-Expresó el mayor con desagrado mientras se sentaba en el otro sofá libre y cruzaba sus piernas y el joven se encontraba detrás del mayor.
-Esta bien, disculpe la incomodidad que le ofrecí recientemente.-Hizo otra reverencia de disculpa cosa que fue cortada por el hombre.
-Pocos se acercan a este ducado, asi que ¿tu has venido por hipocresía o desconocimiento?-Expreso el mayor tomando la taza de té para probar su contenido sin quitarle los ojos a la mujer.
-Al parecer si es verdad el rumor de que hubo romance entre un humano y un demonio, esta taza de té es la prueba ¿No piensas lo mismo señor Whirtery?-Dedicó una sonrisa inocente e ingenua en eso agarra la taza de té para hacer el mismo acto que el señor que tenía enfrente.
-Señorita Verta, aqui no teneis la autoridad ni aliados, en pocas palabras eres una mujer que por tal acusación pueden llevarte a la horca.- Contesto bastante furioso y estaba perdiendo la paciencia.
-Es cierto soy una mujer sin poder en nada, pero tengo estatus de princesa extranjera por dos países junto el apoyo del mismísimo emperador, asi que se sincero y llevemos la conversación en paz ¿Si deseas volver a verla de nuevo?- Esa última pregunta fue hecho especialmente para el más joven de los hombres el cual reaccionó de la forma que ella quería interrumpiendo al mayor.
-¿De verdad podremos verla de nuevo?-Fue lo único que dijo con una voz esperanzadora.
Aquellas palabras desconcertó a la joven ya que "supuestamente" el hombre mayor sería la reencarnación, pero fue el otro hombre en hablar "¿Serán ellos los demonios?" era raro pensar asi cuando estan en una capital que detesta esa raza.
-Eres un demonio casamentero, ¿Verdad? Tras varios siglos la he visto rehacer su vida, asi que señorita ríndete y márchate de esta casa.- Se levantó el señor sin sentimientos en su pasar dejando a los dos jovenes en la sala.
Se iba a levantar Roxana con un suspiro para luego irse por la puerta cuando fue detenida por el hombre que la había agarrado del hombro lo cual ella lo miró de reojo.
-Debo irme, no soy bien recibida aquí.- Le dijo al joven y asi apartando la mano de su hombro con brusquedad.
-Mi padre es aquel rey, Roy de Whirtery, aunque el haya dicho todo aquello, el de verdad quiere que regrese. Así que te pido que la traigas de nuevo y si necesitas mi ayuda os ofreceré todo para lograr el objetivo.-Afirmó el joven con grandes esperanzas de ello.
Roxana lo miro confirmando la desesperación de su esperanza por encontrar de nuevo aquella mujer, donde le afirmo con la cabeza para después marcharse de la casa ya que después de esta "grata" visita, fue bastante rápida la cual el cochero le había dicho que tardaría bastante y podría marcharse hasta que anochecerá. Estaba completamente sola algo que sus últimas semanas no había podido experimentar, su cochero no vendría hasta que el sol cayera y aun le quedaba dia, celebró internamente y fue directa a un mercadillo donde cada caseta era única por sus productos de diferentes lugares del continente, transcurrió parte que le quedaba de la mañana probando todo lo que le apetecía para después bailar en el centro de la plaza con los músicos donde las personas se les unían asi pasando el resto del dia. Estaba anocheciendo donde neutra pequeña protagonista iba de regreso a esperar a su cochero por donde escucho en un oscuro callejón la discusión de una ¿pareja? Iba a hacer caso omiso a la pelea no le incumbia hasta que se escucho una voz reconocida de un niño asi que se devolvió entrando al callejón.
-No te da vergüenza actuar asi, ¡Que poco hombre!-Exclamó el niño con los brazos cruzados mientras se acercaba al adulto.
-Deberías irte esto no es asunto de un niño.-Respondió el adulto medio borracho a punto de empujar al niño pero el le interrumpió.- ¿Piensas golpearme? Atrevete y no viviras para contarlo.-Respondió tajante el niño sin una pizca de miedo.
El hombre irritado ya no iba a darle un pequeño empujón si no ha golpearlo, pero antes de que pudiera ponerle un dedo encima recibió un golpe en la cabeza con un palo de madera provocado por Roxana , donde ese golpe era toda la rabia que tenía en ese momento una parte el niño y la otra la actitud del hombre.
-¿Kairu, que haces tu aquí?- Sosteniendo el palo en sus manos y mirándolo con un tanto preocupante. - ¿Kairu?, El es un príncipe yo soy un simple plebeyo.-Nervioso mintió para luego escaparse ya que si seguía habría problemas aún peores.
Iba a perseguirlo para seguir la conversación cuando vio a la víctima tirada en el suelo con miedo cosa que no podía dejarla asi, al verla de cerca pudo ver que era la mujer reencarnada ¿Se habrán alineado los astros? Fue la pregunta estrella en la mente de Roxana. Pero no pudo hablar con ella ya que en un pestañeo ya no estaba consciente y en la entrada del callejón estaba el duque y su hijo mirando la escena. Se acercó Roy con semblante tranquilo escondiendo su preocupación y fue directamente al ducado donde esperaba el medio de la familia dejando atrás a los jovenes.
-Te veo sorprendida, entremos dentro.-Expresó el hombre joven invitándole a dar un pequeño paseo hasta el ducado.
Acepto perpleja y mientras llegaban al ducado su caminar era lento a punto de decir todo cosa que en la puerta del ducado le agarro la mano para que la joven se detuviera su caminar y que lo escuchara lo que debía ser escuchado y no olvidado.
-Supongo que me dirás que no es la primera vez en que ocurre algo como esto.-Dijo directamente y soltándose del agarre de él.
-Aparte de eso que es algo lógico por la escena anterior, es que padre la repele desde el minuto que apareció por primera vez aquí. Mi madre intentó de todas las formas posibles, pero el resultado es el mismo.-Expresó con duda por la cara de la contraria "¿Estaba aburrida?".
Tras finalizar la aburrida conversación se adentro en el majestuoso edificio subiendo las escaleras hasta llegar a la puerta de la habitación donde pudo escuchar toda la conversación de ahí dentro.
-Así que esto es una obra de teatro, fingiste de nuevo.-Dijo el señor Whirtery enfadado.- Era la única manera de que pudieras verme y volver a decirte que soy tu esposa la señora Whirtery, ¿Si no tienes una amante, por que me separas de tu lado? Fue por el error de que me mataste.-Se notaba la desesperación de la mujer por no sé amada de la misma forma que ella lo hacía.
-¡Fue mi culpa!, ¡YO TE MATE!, ¡No puedo imaginarme que pueda pasar lo mismo y lo repita!- Grito desesperado por no herir a la persona que mas amaba en el mundo asi tirando algo de cristal al suelo.
-Tu desesperación es tu castigo, no obstante todo castigo tiene su fin y este es el momento de su fin en donde deberías aceptarlo. Tu victima, tu propia esposa, se refleja su desesperación para que vuelvas abrir tu corazón hacia ella. Espero que sigas tu cabeza de hombre y puedas estar con aquellos que amas, si me disculpan me retiro.-Dijo eso para alejarse de la puerta y marcharse del ducado.
En las puertas del ducado estaba el cochero esperándola donde se subió sin mirar atrás ya que era un tema donde no pudiera entrar más, ambos se amaban pero por sus inseguridades se apoderaron de ambos. De algo estaba segura que volverían estar juntos y serían una buena familia funcional.
Llegó más confusa per segura de varias cosas, donde seguirá su trabajo de casamentera junto ayudaría a Aristotte a las ruinas, su confusión provenía de lo adentro de su corazón el trabajo que había realizado le había dejado con algo desconocido. Entro dentro del palacio encontrándose con Atzur que sorprendentemente no estaba con su hijo cosa que empezó a sospechar sobre la identidad de el.
-Anda el asaltador de habitaciones, ¿Que haces a estas horas aquí y tu hijo?-Habló llamando la atención del contrario.-Se alargo de mas la reunión y el niño empezó la academia hoy.-Respondió ignorando como lo había llamado.
-Entonces es normal haber visto a mi sobrino, mi hermana no lo soporta a su propio hijo y el padre pasa de todo, bueno adios Atzur.-Susurraba maldiciendo a su familia para luego despedirse con una sonrisa a su amigo.
-¿Vio a Kairu? Este niño..-Apretaba el puño Atzur mientras se cabreaba por la percepción que tenía hacia su persona.
Roxana llego a su habitación cansada donde se tiro a la cama abrazando a Aristotte que estaba en su versión humana, al parecer no se estaba quejando algo bastante inusual. Dejo de abrazarlo y empezó a analizarlo de arriba abajo esperando que soltara algún grito como siempre había sido, todo lo que hacía era inútil no funcionaba ya preocupada apretó los puños para luego soltarlos de una para dirigirla a la mejilla del pajaro.
-¡Aristotte, por lo que más quieras no me hagas creyente! Que mierda te pasa.-Gritaba a la cara esperando respuesta.
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