Martina, linda- intentaba despertarla Gio, ya había oscurecido y era hora de que ella regresara a su casa- Hola linda- le dijo cuando la vio abrir los ojos- Tu hermana llamó, debes ir para tu casa, ya es tarde.
- ¿Dormí mucho?- le preguntó.
- Bastante.- le sonrió el chico y ella se sentó en el sofá.
- Tenemos que terminar nuestra conversación.- le dijo temerosa de la reacción de su amigo.
- Claro, pero otro día, hoy ya fue suficiente de lágrimas y no quiero que te estreses o te pongas nerviosa, pero te puedo dar un adelanto, tú eres lo más importante, no tengo que saber nada más de ti y tú no tienes que preocuparte por nada más- le dejó un beso en las manos y se enderezó para ayudarla a levantar- Ven, te llevo a mi habitación para que te peines y te laves la cara, te esperamos aquí cuando termines- dijo refiriéndose a Lucian que estaba parado junto a ellos.
.......................
- ¿Dónde estabas?- escuchó Martina una voz en la oscuridad de su habitación nada más entrar y encendió la luz.
- Massimo ¿ Qué estás haciendo en mi habitación y a oscuras?- le preguntó asombrada.
- Esperándote, llegué aquí y no estabas y mira la hora a la que apareces y no me dices a donde fuiste.- ella lo miró y no pudo saber que quería él en realidad, habría pagado por saber lo que recorría su mente en ese momento, pero no había dinero capaz de otorgarle ese poder y su rostro no dejaba mucho para conocerlo.
- Estaba en casa de Gio- le contestó solamente para no discutir, y si antes de responderle el hombre no tenía en su rostro un ademán que le indicara algún sentimiento, ahora todo había cambiado y desde su piel hasta el color de sus ojos, todo era distinto en él.
- ¿ Qué estabas haciendo allí?- le dijo aprisionándola contra él tan rápido que ni cuenta se dio de lo que hacía y como la asustaba.
- Massimo ¿ Vas a hacerme daño?- la escuchó decirle con un hilo de voz y la sintió temblar y entonces él comprendió la estupidez que estaba cometiendo por sus celos.
- Lo siento, lo siento, no pienses nunca eso- trató él de borrar esa impresión en ella besando su cabeza y ajustándola contra su pecho.- Jamás yo sería capaz de hacerte daño, te lo juro, pero me preocupé cuando llegué y no estabas aquí y cuando se hizo de noche y no volvías pensé que te habías ido a algún lugar.
- ¿Y por qué no le preguntaste a Giulia?- le reclamó acomodándose en el abrazo.
- Por que no puedo pedirle a mi jefa que me dé explicaciones de su hermana aunque me muera de deseos por saber donde estás. - y con esa respuesta la apretó más contra él.
- Massimo, tenemos que hablar, yo sé que para ti yo soy solamente una niña, pero no podemos seguir así, no puedes seguir muriendo de celos por algo a lo que no eres capaz de darle el frente.- le dijo sin mirarle a la cara, todavía metida entre los brazos del hombre.
- Martina, tú tienes quince años y yo veintisiete, y aún no sé como dejé que esto se metiera dentro de mi pero estoy luchando por mantenerlo a raya todo lo que pueda.
- Pues mientras lo mantienes a raya, mantente lejos de mi, si voy a ser solamente la hermana de tu jefa y la niña que tienes que cuidar porque ese es tu trabajo, lo seré para todo el tiempo.- le dijo y en ese momento la adulta parecía ella.
- Martina no seas injusta por favor- le pidió.
- Sal de mi habitación Massimo, y a partir de mañana quiero entrenar con Lucian. - la voz de la chica era seca, como la que había escuchado aquel día que la conoció.
- Martina me estás castigando por lo que no puede ser.
- No Massimo, me estoy protegiendo de lo que tú no eres capaz de asumir.- se separó otra vez de él- Sal por favor- volvió a pedirle y él se fue de allí lo más rápido que dieron sus pies.
Martina se acercó a su cama y la miró, tenía ganas de acostarse, cerrar los ojos y no despertar hasta dentro de cinco años por lo menos, y que entonces se diera cuenta de que todo lo que había estado viviendo hasta el momento había sido una desagradable pesadilla, pero no era así como iban las cosas, de hecho ni siquiera podía acostarse en aquel momento, debía ir a ver a Giulia antes de que su hermana se durmiera, y aunque dejara la conversación de como le habían ido las cosas con Gio para el día siguiente, tenía que ir a verla y saber como habían pasado el día ella y el bebé que crecía en su vientre.
Así que dando un suspiro se giró sobre sus pies y salió hacia la habitación de su hermana.
- Hola- le dijo nada más entrar y lo que vio no le gustó, Giulia estaba sentada en el alféizar de una de las ventanas de su habitación y aunque intentó secarse las lágrimas, ella se dio cuenta de que lloraba.- Gui ¿ Qué pasa, tú y el bebé están bien?
- Sí, todo está bien, no pasa nada, no te preocupes, solo es que estuve pensando en lo que no tenía que pensar.- la mujer terminó de secarse las lágrimas, ya no tenía caso ocultarle que había estado llorando.
- No llores por favor- le pidió- Yo sé que debe dolerte mucho que él no esté aquí, y que no te quiera como te hizo creer, pero aquí estoy yo, y no te voy a dejar sola y juntas vamos a querer tanto a ese pequeño que no va a necesitar a nadie más.
- Dios, cuanto agradezco que te encontré, gracias por estar aquí. - le dijo y volvieron a llorar ahora juntas por un momento más- Creo que ya debemos terminar la dosis de lágrimas por hoy.- le dijo Giulia a Martina secando con su mano el rostro de la chica y luego el suyo cuando estuvieron calmadas- Dime como fue tu conversación con Gio.
- Creo que todo fue bien- le contestó sonriendo- Estar con Gio me hace bien, él siempre me cuidó desde pequeños y hoy me escuchó y me abrazó cuando lo necesité, y aunque no tuvimos tiempo para que él me dijera lo que pensaba de todo lo que me había pasado tampoco me rechazó cuando escuchó toda la historia.
- ¿Le dijiste quién yo era y lo que hago?- le preguntó.
- No, solamente hablé de mi y de como tu y Santino me salvaron, primero tengo que saber que piensa de esto, después le diré lo otro, no sé como reaccionará al saber la otra parte, pero hoy estuvo bien, y te confieso que todavía tengo miedo, pero por lo menos no vi desprecio o asco hacia mi mientras hablamos.
- Martina, te juro que todavía no comprendo tu miedo a ser juzgada, tú eres la víctima.- le dijo rozando una de sus mejillas.
- ¿Lo soy? No lo sé, quizás yo fui la parte inocente que le tocó pagar los pecados de otros, pero sabes que no todo el mundo piensa igual, muchos creen que si me pasó algo así es porque algo hice para llamar la atención de un hombre como Giuseppe.
- No hiciste nada, tú fuiste otra forma más de que ese malnacido ensuciara otro poco el mundo y quiero que saques ese pensamiento de aquí.- le señaló a la cabeza- Y quiero que nunca vuelvas a perder tu sonrisa, esa es tu venganza contra todos los Giuseppe de este mundo y por todas las Martinas que no han podido volver a sonreir.- y volvió a abrazarla.
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Comments
Valentina Rocha
toda la razón Massimo, si tú quieres pasar de ella, entonces COHERENCIA por favor, ella puede salir con quién quiera no va estar esperando por ti si tú no quieres nada con ella
2024-04-11
2
Eva Doello
que capítulo tan movilizador 😔
2024-03-15
1
Naividad Mieles Fierro
muy emotiva me encanta
2023-12-05
2