Doce

A la salida del colegio la esperaba otra vez Massimo, el hombre había querido alejarse de ella y por eso dejó en su puesto a Lucian pero en vista de que Martina tenía aquellos dos volando alrededor no quería arriesgarse a quedar fuera del entorno de la chica.

Y otra vez la vio besar a los hermanos, sobre todo al tal Gio, y él no tenía que ser un gurú del amor para darse cuenta de que el chico arrastraría su vida detrás de ella si ella se lo pidiera.

Y la vio subir al auto con una alegría, que de no ser por los celos que se lo estaban comiendo, se habría dado cuenta de que ella parecía otra.

El viaje de regreso a la casa fue muy parecido al del viernes anterior,  él en silencio y ella sonriendo a la nada mientras miraba por la ventana del auto.

- Cuando termines de comer ve para el gimnasio. - le dijo sin saber como comenzar una conversación con ella sin intentar reclamarle por algo que solamente existía en su pecho.

- ¿Hoy estarás tú o Lucian?- le preguntó ella sin mirarlo.

- Yo, a no ser que prefieras que sea Lucian- le contestó y casi que dejó de respirar esperando su respuesta.

- ¿Por qué no querría que fueras tú ?- y él respiró aliviado- Te lo digo porque últimamente al parecer soy yo la que te molesta.

- ¿Piensas eso?- le preguntó él con la voz muy baja y ella solamente levantó los hombros como diciendo que no sabía sin separar la vista del cristal- No es así, aunque no lo creas, me siento muy bien estando a tu lado, pero hay cosas que no pueden ser, y yo lo sé muy bien.- ella giró la cabeza y lo miró,  pero no dijo nada, solamente se acercó a él y recostó su cabeza en el pecho del hombre y pasó sus manos alrededor de su cintura para abrazarlo y él la rodeó con sus brazos y dejó un pequeño beso sobre el pelo de la chica.

El entrenamiento de esa tarde fue tranquilo,  no hablaron de el abrazo que se dieron en el auto, de hecho no hablaron de nada más que de los ejercicios que estaban haciendo, pero todo esa tarde se sintió bien.

En la noche Martina y Giulia tuvieron otra conversación sobre Gio y Donato y la chica le comunicó a su hermana mayor que al otro día, al terminar el colegio, iría a hablar con su amigo sobre todas las cosas que habían pasado en su vida después de que ellos se fueran y Giulia no le puso impedimento alguno, pero como un requisito no podría ir sin un guardia, aunque este la esperara afuera de la casa.

Al día siguiente Martina creyó que iba a  encontrarse con Massimo en la puerta esperando para llevarla al colegio, pero en su lugar estaba Lucian y ella se sintió triste,  pero no preguntó por el hombre porque ya sabía la respuesta, está haciendo algo, aunque la mayoría de las veces la chica sabía que no era así, que lo que estaba haciendo era huir de ella.

La llegada al colegio fue como la de la mañana anterior, Gio y Donato en la puerta, aunque esta vez también estaba Natasha para recibirla con los brazos abiertos.

- ¿Vas a ir conmigo hoy?- le preguntó Gio cuando su hermano y Natasha se fueron caminando delante.

- Sí- le respondió sonriendo- Pero tengo que llevar al guardia, o no podré ir.

- No tengo ningún problema con eso, ellos están para cuidarte, y puedes estar segura de que conmigo no te va a suceder nada, pero ese es su trabajo y tú su prioridad.- ella volvió a sonreírle.

- ¿A ustedes los recoge alguien o regresan solos a la casa? Te lo estoy preguntando para que vayan conmigo en el auto.

- A Donato lo busca un chófer y yo me voy en moto, solo.

- ¿Tienes una moto?- ella se entusiasmó y dio pequeños brinquitos- Me gustan las motos, nada más que tenga la edad aprenderé a conducirlas, quiero tener una.

- Te enseño a conducirlas si quieres, y si quieres también otro día damos una vuelta, hoy no podrá ser porque solamente tengo un casco.

- Lo prometiste,  después no puedes negarte, si te buscas una novia ella tiene que saber que yo tengo prioridad.- bromeó con la situación,  ella sabía que su amigo seguramente tendría alguna relación por ahí y quizás no le fuera tan bien como le fue con Natasha, que en los dos días que se conocían la trataba como si fueran amigas de toda la vida.

- No tengo novia, ya te lo dije ayer, la chica que me ha gustado siempre ni se entera,  y no te preocupes,  tú siempre vas a ser mi prioridad,  más ahora que volví a encontrarte.

- Gracias- le dijo ella y detuvo el paso frente a una puerta- Bueno, es hora de que nos separemos,  creo que llegué a mi clase.

- Sí,  lo siento pero aquí no puedo quedarme contigo, tengo que dejar que sigas tu camino sin mi.- le dijo él con una mano en el pecho y fingiendo un tono de voz como si estuviera representando una obra de teatro y los dos comenzaron a reír bajo la mirada de algunos alumnos que se dirigían hacia sus clases.- Te veo en el receso, allí seguimos hablando Martina Lombardi- se despidió  de ella tocando una de sus mejillas- Me muero de ganas de saber como es que tienes otro apellido.

-  No seas impaciente, ya sabrás todo esta tarde.- y se quedó callada un momento mientras lo miraba.

- Dilo- le dijo con una sonrisa- Dime que es lo que quieres- y ella sonrió también- Recuerda que te conozco muy bien y sé perfectamente cuando quieres pedir algo y no te atreves.

- No te enfades por lo que voy a pedirte, pero quisiera contarte todo a ti solo,  no es que quiera tener secretos con Donato, pero prefiero que no estén los dos juntos hoy, en otro momento lo hablaré con él, esta es la primera vez que hablo con alguien sobre lo que he vivido y quiero que seas tú quién me escuche.

- Bien, lo haremos como tú quieras,  dejaremos que Donato se vaya primero sin decirle que tú irás a mi casa y un rato después ustedes me siguen en el auto.

- Gracias por comprender.

- No, gracias a ti por volver a confiar en mi después de todo este tiempo.- y le dejó un beso en la frente para irse a su clase.

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