Tres

Cuatro meses llevaba ya Martina en aquel infierno según lo que le contaba Greta, la mujer se había convertido en una madre, y la niña estaba segura de que de haber podido ayudarla con lo que estaba viviendo lo habría hecho, pero lamentablemente no podía.

- Greta ¿ Qué te pasa?- le preguntó Martina a la mujer al ver que aquella mañana habían lágrimas en sus ojos.

- Mi niña murió- le contestó poniendo la bandeja con el desayuno en la mesa que tenía Martina en la habitación.

- Por Dios Greta- la abrazó y también salieron lágrimas de la pequeña,  ella nunca vio a Belina,  solamente escuchó sus gritos de vez en cuando, como estaba segura de que ella había escuchado los suyos alguna vez, pero sabía del amor que la mujer mayor sentía por ella y eso era suficiente para llorar juntas.

- No me han dejado verla, estoy segura de que ese demonio le hizo algo malo.- se sinceró con la niña.

- Un día Greta,  un día vamos a vengarnos y él va a pagarlas todas juntas.- le dijo ella tratando de consolarla sin saber que ese día estaba más cerca de lo que se imaginaba.

La muerte de Belina había sido un lunes, y ya era el jueves de la siguiente semana, único día en que Martina tenía contacto con algo de civilización, la niña era llevada en secreto a un salón de belleza donde la arreglaban y la enseñaban a maquillar los golpes que recibía,  resulta que al miserable le gustaba golpearla, pero no quería ver el resultado de su trato.

- Señor Parisi, usted está consciente de que si algo de esto sale mal mi cabeza será la primera en rodar- le dijo un afeminado peluquero a la muralla de pelo negro y ojos grises que tenía en frente.

- No te preocupes Jesy, ya esto lo hablé con Francesco y si algo sale mal, tú serás el primero en volar de aquí y si hay que cambiarte hasta el nombre después, lo haremos.- trató de convencer al peluquero.

- Dios, esto es emocionante,  pero a la vez me muero del miedo, y sepa que lo hago más por esa niña que por cualquier cosa,  ese miserable la tiene como si ella fuera un saco de boxeo y puede estar seguro de que si yo supiera como salvarla ya lo habría hecho.

- Ya la estás salvando Jesy, puedes estar seguro.- le dijo Santino.

- Vengan por aquí,  se tendrán que quedar en este pequeño almacén hasta que yo venga con ella- le dijo a Santino y al otro hombre que lo acompañaba- A veces el hombre que la trae quiere quedarse a mirar como la arreglo, creo que le tiene morbo y le gusta verla, ya veré como me deshago de él.- y los dejó para ir a recibir los clientes que estaban a punto de llegar.

El peluquero estuvo en el salón de aquí para allá, hablando con esta señora o con la otra en lo que llegaba la hora pactada de los jueves y no pasó mucho rato que viera acercarse a la niña con gafas oscuras entrando a su local de belleza.

Enseguida los recibió y los condujo a una pequeña salita de espera en la que había un sofá y dos sillones, y en la esquina una máquina dispensadora de café.

- Tú te quedas aquí- le dijo al guardia que le había resultado desagradable desde la primera vez que lo vio- Hoy le toca depilarse y no creo que a tu jefe le agrade que un poca cosa como tú esté disfrutando sus vistas.

- Un día te voy a enseñar hasta donde va a llegar esta poca cosa.- le contestó el guardia que sabía que él no le agradaba al peluquero.

- Sueña querido, y mientras lo haces no te muevas de aquí.- le dijo y abriendo una puerta condujo a la chica por un pasillo fuera de la vista del guardia.- Martina,  te presento al prometido de Giulia Lombardi.- le dijo a la niña cuando estuvieron en otra habitación, delante de los dos hombres.

- Jesy,  no conozco a ninguna Giulia Lombardi y sabes que tengo prohibido hablar con alguien, llévame a donde vayas a hacer las cosas para irme.

- ¿Y a Belina Lombardi,  la conocías?- le preguntó Santino y ella volvió a girarse para mirar al hombre.

- No en persona, pero la escuché gritar muchas veces en todo este tiempo, como sé que ella me escuchó a mi.

- Entonces oye lo que él va a decirte, él puede ser tu salvación ya que no pudieron salvarla a ella.- la detuvo con la mano y habló con el pelinegro- Señor Parisi, quisiera salir para que ustedes hablen con calma, pero no puedo,  si ese miserable me ve que dejé sola a Martina todo se pierde.

- No te preocupes Jesy,  confío en ti, si no quería que estuvieras aquí es por tu propia seguridad, mientras menos sepas es mejor.- le dijo al peluquero-¿Martina que edad tienes?- quiso saber Santino.

- Voy a cumplir quince el mes que viene.- le contestó sin alargar la respuesta, y sin la alegría que caracteriza a las chicas próximas a ese cumpleaños.

- ¿Puedes quitarte las gafas?- le pidió a la niña.

- ¿Para que quiere que me las quite?- le contestó ella con una pregunta.

- Por favor- solamente le dijo él y la vio sacarse de la cara el accesorio después de su súplica.

- Por Dios Martina,  hoy estás peor- escuchó decir a Jesy cuando le vio los ojos y el otro hombre que estaba con ellos y que no había dicho nada hasta el momento entró en el almacén en el que estaban escondidos hasta llegar la niña y se escuchó como más de una cosa se rompía allí dentro.

Santino esperó a que dejaran de escucharse los ruidos para ver si el otro salía de allí,  pero eso no pasó,  y en vista de que no podían seguir perdiendo tiempo comenzó a explicarle a la niña quién era él y por qué estaba allí hablando con ella.

Martina escuchó pacientemente todo el plan de el pelinegro y que parte iba a tomar ella en todo aquello y preguntó solamente lo necesario, con saber que acabaría con aquel monstruo para siempre era más que suficiente para ella.

Más populares

Comments

Valentina Rocha

Valentina Rocha

Mi Santino está aquí!!!

2024-04-11

4

Sandra Robles

Sandra Robles

pobre niña, menos mal que llegó alguien a ayudarla

2024-01-13

4

Nora Ortiz

Nora Ortiz

💪Bien...

2023-10-01

3

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play