Diez

Giulia- entró Martina a la habitación de su hermana- ¿Estás bien?¿ Podemos hablar ahora?

- Claro que estoy bien, este pequeño se porta de maravilla- le dijo señalando a su vientre que ya comenzaba a notarse.- ¿Sucedió algo en el colegio?- le preocupó al ver la cara de la chica.

- Sí, sucedió una cosa,  pero no es mala, o por lo menos eso creo.- la chica se sentó junto a Giulia en la cama- Hoy encontré a alguien que me conoce, está en el colegio.

- ¿ En ese colegio?- le preguntó extrañada, la familia di Tomasso era pobre, no se relacionaban con gente que tendría a sus hijos en una escuela tan cara.

- Era mi vecino, él y su hermano al que todavía no he visto, su padre ganó un montón de dinero en el casino del demonio y se mudaron a un barrio de ricos y por eso van a este colegio.

- ¿Y quieres que te cambie a otro, no te los quieres encontrar?- le preguntó preocupada.

- No, eso es lo que quería decirte, es precisamente lo contrario,ellos son mis amigos, los únicos y verdaderos que siempre tuve, y no quisiera perderlos otra vez.

- Martina, no veo donde está el problema, tú no tienes que pedirme permiso para tener amigos o para mantener los antiguos.

- Pero si hay algo que queria consultarte, Gio, que fue el que me encontré hoy, me invitó a su casa.

- ¿ Y quieres mi aprobación para contestarle?- Martina asintió moviendo la cabeza de arriba a abajo- No la necesitas, yo soy tu hermana,  no tu carcelera, si tu confías lo suficiente en él ve, pero sí quiero darte mi consejo, si yo fuera tú esperaba un poco y tanteaba la situación antes de ir a su casa, saber que piensan ellos de las cosas que han hecho tus padres, no sabes si todavía tengan algo que ver entre ellos y estos intenten comunicarse contigo después, que es lo que no quieres.

- Tienes razón,  lo haré así- le dijo entusiasmada- ¿Tú tendrías algún inconveniente en conocerlos?

- Ninguno cariño, pero es mejor no traerlos por el momento aquí, vamos a ir despacio,  que tal si ven algo que no deben ver y no lo aceptan, si ellos están de acuerdo en conocerme lo haremos en otro lugar, no sé, en un restaurante o en la playa.

- Sí,  no había pensado en eso,  pero

para hacerlo estás tú que eres la más vieja de las dos. - le dijo sonriendo y Giulia achicó los ojos en forma de amenaza y después también rió.

- Yo solamente quiero que te cuides y que no hagas locuras ahora que estás rodeada de chicos guapos y hormonales.- y siguieron las risas.

- Oye, que cualquiera que te escucha puede pensar que nunca he visto un chico guapo.- Jajajajajaja.

- Sí,  pero cuidado con los riquillos, no vayas a terminar como yo.- le dijo poniendo una mano en su vientre y acariciándolo con amor y las risas cesaron.

- ¿Un día me vas a contar?- le preguntó.

- No hay mucho que contar, que este regalo me lo dejó quien pensé que me amaba sobre cualquier cosa y resultó que unas semanas después de dejarme se casó y se olvidó de mi para siempre, y que eso me hizo ser lo que soy ahora, por que nunca se me había ocurrido que tenía que ser yo quien mantuviera viva a la familia Lombardi.

- Lo resumiste bastante, me imagino que eso no es todo.

- No, no es todo, nos conocimos aquí en Italia cuando yo iba a cumplir dieciocho, él estuvo un tiempo cerca, incluso fue a la fiesta que me hicieron mis amigos por mi cumpleaños a pesar de ser bastante mayor que todos nosotros y me fue enamorando poco a poco, él trabajaba para Santino pero viajaba bastante hasta aquí y todo entre nosotros era como un cuento de hadas en el que la princesa se encandila con el brillo de la armadura del príncipe, después vino lo de mi padre, lo que tú ya sabes, y Santino me ayudó fingiendo un compromiso conmigo y yo más feliz aún por estar al lado del hombre que amaba y que creí que me amaba- al llegar a esta parte la chica suspiró- Hasta que una mañana me dejó claro que se iba y que yo no era suficiente para alguien como él.

- ¿Es alguien importante, digo, con dinero?- quiso saber, pues si era así no entendía el por qué trabajaba para Santino.

- Lo es, siempre lo fue, y creo que solamente estaba huyendo de su responsabilidad y yo era la mejor forma de escapar.

- Pues él se lo pierde, yo me quedaré a su hijo y le voy a dar todo el amor que le haga falta.- Giulia volvió a sonreir.

- Gracias, eres la mejor, ya veo por qué las chicas del colegio al que iba vivían pendientes de sus hermanas, tener una es una bendición. - y un abrazo selló la conversación.

Mientras en la casa de los padres, Gio le contaba a Donato, que seguía en cama enfermo, el encuentro que había tenido en el colegio.

- Hermano- le dijo sentándose en un sillón frente a él- Hoy tuve la sorpresa más grande y la mejor de mi vida, adivina a quien encontré que va a nuestro colegio, te doy tres oportunidades, si lo haces te dejo dormir en mi casa el fin de semana que viene. - trató de además de darle la noticia,  animarlo un poco, Donato llevaba días enfermo y estaba bastante cansado de estar en la cama.

- A Martina- dijo por salir pronto de su hermano el nombre de la persona en la que había estado pensando todos esos días y que además sabía era la última a la que Gio podría encontrarse en un colegio como el que ellos asistían y vio a su hermano abrir la boca asombrado.

- No puedo creer que adivinaras.- le dijo sin salir de su asombro.

- Si, vamos Gio,  déjame en paz y vete con tus bromas de aquí o le diré a mamá que me estás molestando.

- No hermano,  no es mentira, ella está allí,  todavía no sé como llegó al colegio, pero mírala. - sacó su teléfono y le mostró una fotografía- Se la tomé en cuanto vi a una chica caminando por el patio con los ojos que en mi vida voy a olvidar, y no estuve seguro que fuera ella hasta que hablamos.

- No puede ser ella, está muy cambiada. - le dijo con dudas.

- Hey, que la dejamos de ver cuando ustedes tenían trece y ahora tienen quince, tú también cambiaste,  pero si es ella, la llamé por su nombre completo y volteó a verme y hablamos,  aunque antes casi me mata lo que parece es un guardaespaldas que tiene.

- ¿Un guardaespaldas Martina?-  preguntó casi gritando- Ni nosotros tenemos uno-  y el hermano mayor asintió.

- La invité a venir pero me dijo que tenía que consultarlo con alguien, que después me decía, que teníamos que hablar para explicarme cosas, es extraño.

- Sí,  muy extraño.

- No le digas a mamá y papá hasta que no hablemos con ella, recuerda que ellos no han querido que tengamos nada que ver con aquel lugar donde vivíamos, y si dicen algo quiero estar preparado para responder.

- Está bien, así lo haremos. ¿ No te dio un número para llamarla?

- Yo fui un tonto y no se lo pedí y ahora me arrepiento, estaré hasta el lunes sin saber de ella.

Y recostó la cabeza con desánimo en el sillón.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play