Capítulo 12: El Deseo de Jony

Las vacaciones del instituto finalmente habían llegado, y con ellas, una sensación de alivio y emoción para los amigos. Después de los eventos perturbadores que habían ocurrido en los últimos meses, todos anhelaban un descanso de la rutina escolar y la oportunidad de alejarse de la inquietante atmósfera que rodeaba la casa abandonada

Sin embargo, mientras los demás estaban emocionados por las vacaciones y planeaban cómo pasarían su tiempo libre, Alicia se encontraba en una situación diferente. Su madre la había obligado a pasar las vacaciones en casa de su abuela en un pueblo apartado, alegando que sería una experiencia enriquecedora para ella. Aunque Alicia había protestado inicialmente, no pudo resistirse a la insistencia de su madre y se encontró en camino hacia la casa de su abuela.

Las semanas pasaron volando mientras Alicia compartía su tiempo entre ayudar a su abuela con las tareas domésticas y explorar el tranquilo pueblo. A pesar de estar rodeada de naturaleza y aire fresco, no podía evitar sentirse inquieta y preocupada por sus amigos. Había intentado mantenerse en contacto con ellos a través de llamadas telefónicas y mensajes de texto, pero la falta de respuestas de Jony la tenía cada vez más preocupada.

Alicia había compartido sus inquietudes con su abuela, quien la escuchaba con paciencia y sabiduría. Su abuela era una mujer mayor, llena de historias y consejos de vida. Le dijo a Alicia que confiara en su instinto y que siempre debía seguir su corazón. Además, le habló sobre la importancia de la amistad y cómo los verdaderos amigos siempre encontrarían una manera de regresar a tu vida, sin importar las circunstancias.

El tiempo pasó rápidamente, y las semanas se convirtieron en meses. A pesar de estar lejos de casa, Alicia seguía preocupada por la situación de sus amigos. Durante sus llamadas, había escuchado sus voces llenas de ansiedad y miedo, y sabía que algo oscuro los acechaba. La sensación de impotencia la atormentaba, pero también sabía que su abuela tenía razón en que los verdaderos amigos siempre regresarían.

Finalmente, cuando las vacaciones llegaron a su fin y Alicia se preparaba para regresar a casa, sintió un fuerte deseo de volver a ver a sus amigos. Había extrañado sus conversaciones y risas, y temía lo que podría haberles sucedido en su ausencia. Sabía que tenía que descubrir qué estaba pasando y ayudarlos de cualquier manera que pudiera.

Con el corazón lleno de determinación, Alicia dejó atrás la casa de su abuela y regresó a su ciudad natal. Cuando llegó a casa, lo primero que notó fue el lujoso auto estacionado frente a la casa de Jony. La visión la dejó atónita, y su mente comenzó a dar vueltas mientras trataba de entender lo que veía.

Alicia sabía que Jony había deseado un auto en el libro celta, pero verlo frente a su casa era una experiencia surrealista. La preocupación se apoderó de ella mientras se preguntaba si sus amigos habían intentado revertir sus deseos y, de alguna manera, habían desencadenado algo aún peor.

Decidió que tenía que hablar con Jony y averiguar qué estaba sucediendo. Trató de comunicarse con él a través de llamadas telefónicas y mensajes de texto, pero no obtuvo respuesta. La sensación de inquietud creció, y Alicia sintió que no podía esperar más para descubrir la verdad.

Finalmente, decidió ir a la casa de Jony en persona. Sabía que debía enfrentar la situación directamente, sin importar lo que pudiera descubrir. Mientras se acercaba a la casa de su amigo, el corazón le latía con fuerza en el pecho. Estaba a punto de adentrarse en un territorio desconocido, y lo que descubriera podría cambiar sus vidas para siempre.

Decidió llamar a la puerta de la casa de Jony, esperando que él le diera respuestas. Sin embargo, cuando nadie respondió, la preocupación de Alicia aumentó. Intentó llamar a su teléfono una vez más, pero no hubo respuesta. La casa parecía estar en silencio, como si estuviera esperando una revelación que se avecinaba.

Con determinación, Alicia decidió investigar la casa en busca de pistas que pudieran explicar la situación de su amigo. Mientras exploraba la casa, notó que el interior estaba sorprendentemente ordenado y limpio, como si alguien hubiera estado cuidando de ella. Pero lo que más la inquietaba era la ausencia de cualquier señal de vida.

Finalmente, llegó a la habitación de Jony, donde encontró una nota sobre su escritorio. La nota estaba escrita con una caligrafía temblorosa y decía: "No puedo evitarlo, es irresistible. Iré a la playa para...". La nota estaba incompleta y no ofrecía ninguna pista clara sobre lo que Jony estaba planeando hacer.

El corazón de Alicia latía con fuerza mientras intentaba descifrar el mensaje. Parecía que Jony había sido seducido por el automóvil y estaba decidido a utilizarlo a pesar de las advertencias sobre los deseos formulados en el libro celta. Alicia sabía que tenía que encontrarlo antes de que algo terrible ocurriera.

Sin perder tiempo, Alicia se dirigió a la playa que estaba más cerca de la casa de Jony. La sensación de urgencia la impulsaba a moverse rápidamente. Cuando llegó a la playa, su corazón se hundió al ver el automóvil de Jony estacionado cerca de la orilla. El vehículo estaba vacío, y no había señales de Jony en ninguna parte.

Alicia se acercó al automóvil y lo examinó con detenimiento. Las huellas de las ruedas indicaban que el auto había sido conducido hasta la playa, pero no había indicios de que Jony hubiera regresado al vehículo después de estacionarlo. La inquietante posibilidad de que algo le hubiera sucedido a su amigo la inundó de temor.

Decidió buscar a Jony en la playa, temiendo lo que podría encontrar. A medida que avanzaba por la orilla, sus ojos se posaron en una figura solitaria que se erguía cerca de las olas. Cuando se acercó, el corazón de Alicia dio un vuelco al reconocer a Jony de pie junto al mar.

Su amigo estaba mirando fijamente las olas con una expresión distante en el rostro. Parecía ajeno a su presencia y perdido en sus pensamientos. Alicia se acercó con cautela, temiendo que Jony estuviera bajo la influencia del deseo que había formulado en el libro.

"Jony", murmuró suavemente mientras se acercaba. "¿Estás bien?"

Jony giró lentamente la cabeza para mirar a Alicia, pero sus ojos parecían vacíos y sin expresión. Sus labios se movieron, pero las palabras que salieron de su boca fueron susurros incomprensibles. No parecía estar consciente de su entorno ni de la presencia de Alicia.

mientras alicia miraba a jony con preocupacion, el solo volteo y siguio mirando las olas y lentamente fue caminando hacia el mar, alicia intento detenerlo pero era como si alguien la sostuviera no podia dar un solo paso y solo podia limitarse a ver como jony se perdia entre las olas hasta desaparecer,

Alicia quedó horrorizada mientras observaba impotente cómo Jony se alejaba hacia las profundidades del mar. Un sentimiento de desesperación se apoderó de ella, y finalmente logró romper el trance que parecía haberla mantenido inmóvil. Corrió hacia el agua, llamando desesperadamente a su amigo, pero no obtuvo respuesta. Las olas turbulentas de la noche parecían tragarse a Jony sin piedad.

Cuando Alicia llegó al borde del mar, el agua estaba revuelta y agitada, como si estuviera poseída por una fuerza sobrenatural. No había rastro de Jony en la superficie, y la oscuridad de la noche lo había envuelto por completo. La joven se arrodilló en la arena, sintiendo una mezcla de tristeza y terror que la paralizaba.

De repente, desde las profundidades del agua, comenzaron a surgir susurros incomprensibles y siniestros. Las voces parecían mezclarse con el sonido del viento y las olas, creando una cacofonía de sonidos perturbadores. Alicia se levantó de un salto, su corazón latía desbocado mientras intentaba entender lo que estaba ocurriendo.

Las voces parecían formar palabras y frases, aunque no en ningún idioma que Alicia pudiera comprender. Eran guturales y ominosas, como si provinieran de algún lugar más allá de la realidad. La joven se sintió envuelta por una sensación de opresión mientras las voces la rodeaban, como si fueran entidades invisibles que se burlaban de su angustia.

Sin previo aviso, las aguas se calmaron, como si la furia del mar hubiera sido solo un preludio de algo aún más aterrador. Alicia miró hacia abajo y vio algo emergiendo de las profundidades. Era una figura oscura y retorcida, apenas discernible en la penumbra.

La figura, que parecía ser una mezcla de sombras y agua, se alzó del océano y se tambaleó hacia Alicia. La joven retrocedió horrorizada mientras la entidad se acercaba a ella. Parecía tomar la forma de un ser humano, pero sus rasgos eran grotescos y distorsionados. Sus ojos brillaban con una luz malévola mientras miraba fijamente a Alicia.

La voz de la entidad, una mezcla de susurros inquietantes y risas macabras, llenó el aire a su alrededor. "Has despertado algo que no puedes controlar", dijo la entidad en un tono que heló la sangre de Alicia. "Tus deseos han desencadenado fuerzas más allá de tu comprensión".

Alicia luchó por encontrar las palabras, su mente abrumada por el terror. "¿Quién eres? ¿Qué quieres?"

La entidad se rió, un sonido que parecía venir desde las profundidades del abismo. "Soy la manifestación de tus deseos, la oscuridad que yace en el corazón de todos ustedes. Ahora, tus amigos y tú han desencadenado una tormenta que no pueden detener".

Con esas palabras ominosas, la entidad se desvaneció lentamente en el agua, como si se hubiera fusionado de nuevo con las olas. Alicia se quedó sola en la playa, temblando de miedo y sin comprender completamente la magnitud de lo que había desatado.

El sonido de las olas rompiendo en la orilla llenaba el aire mientras Alicia caminaba por la playa, perdida en sus pensamientos. No podía dejar de dar vueltas a lo que había presenciado esa noche. La manifestación de los deseos, la entidad oscura que se había alzado del mar... todo parecía sacado de una pesadilla, pero sabía que era real, una realidad aterradora con la que ahora debían lidiar.

Alicia llegó a su casa sin darse cuenta. La luz de la luna iluminaba la fachada, y la brisa marina llevaba consigo el familiar olor a salitre. Se quedó un momento en el umbral, sintiendo el cansancio y la tensión acumulada en su cuerpo. Solo quería dormir, alejarse de la pesadilla que había experimentado.

Entró en su casa y se dirigió directamente a su habitación. Se desvistió y se metió en la cama, pero por más que intentó relajarse, no pudo conciliar el sueño. Las imágenes del mar, la entidad oscura y la desaparición de Jony se repetían en su mente una y otra vez, como un tormento implacable.

Finalmente, Alicia decidió levantarse de la cama y se dirigió a la cocina en busca de algo que la ayudara a calmarse. Preparó una taza de té de manzanilla y se sentó en la mesa, sosteniendo la taza entre sus manos temblorosas. El aroma reconfortante del té llenó la habitación, pero no pudo evitar sentir que una sombra se cernía sobre ella.

Mientras bebía el té, pensó en Bety y en cómo iba a contarle lo que había sucedido. Sabía que su amiga también estaba preocupada por la situación, y la última cosa que quería era añadir más estrés a su vida. Pero no podían ocultar la verdad por más tiempo. Tenían que enfrentar lo que habían desencadenado y encontrar una manera de detenerlo.

El reloj de la cocina marcaba las horas lentamente mientras Alicia seguía perdida en sus pensamientos. La noche estaba en su punto más oscuro cuando finalmente decidió que era hora de descansar, al menos por unas horas. Apagó la luz de la cocina y regresó a su habitación.

Mientras se acomodaba en la cama, Alicia sabía que las próximas semanas serían cruciales. Debían encontrar a sus amigos, desentrañar el misterio detrás del libro celta y enfrentar las consecuencias de sus deseos. Pero también sabía que estaban en un territorio desconocido, lidiando con fuerzas más allá de su comprensión.

Con un suspiro, Alicia cerró los ojos y se sumió en un sueño intranquilo, sabiendo que el camino que tenían por delante estaría lleno de peligros y desafíos. Pero también sabía que no podían darse el lujo de rendirse. Sus amigos estaban en peligro, y ella estaba decidida a hacer todo lo posible para salvarlos, incluso si eso significaba enfrentar las peores pesadillas de sus vidas.

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