Capítulo dieciocho - Primera semana
—Bien, ella es Hanna. Será parte del equipo de hoy en adelante. Trátenla con amabilidad —le dijo Nino al resto del grupo.
Me sorprendió que Nino dejara participar a Frederick Anze también.
—Parece que no podremos estudiar en la biblioteca hoy —me dijo Hanna mientras se ataba el cabello.
—No te preocupes, ya reservé el turno de la noche —le indiqué y me llamaron para la demostración.
Después de derribar a Dionisio, Ángel y Ulises sonreí. Ya que el siguiente era Frederick, esperaba que se llevara un par de golpes antes de que terminara en el suelo. Sin embargo, me costó hacerlo, me dio más pelea de la que esperaba. Seguramente era porque yo ya estaba cansado. —¿Por qué disfrutas que Hanna pelee con Emma? —me preguntó mientras me hacía una maniobra para esquivar mi golpe.
—Concéntrate —dije y lo derribé—. Yo no busco nada, Emma no me conoce.
Después de darle la mano para ayudarlo a levantarse me miró molesto.
—Tal vez ella no te conozca, pero yo sí. Cada año te obsesionas con una chica distinta. No dejaré que hagas sufrir a Hanna —me susurró al oído.
Me aparté y dejé que Nino explicara lo que haríamos, y Hanna se me acercó.
—¿Discutiste con Freddy? —me preguntó preocupada.
—Parece que tu hermana no es la única que quiere que me aleje de ti —le respondí mientras me secaba el sudor con la toalla y agachó la cabeza, por lo que susurré en su oído—. Aun así, solo me apartaré cuando tú me lo pidas.
Después de decirle eso, ella me miró como si estuviera sorprendida.
—¿Ducha y estudio? —le pregunté y asintió, llevaba una mirada muy dulce.
Esa noche pedí que nos dejaran la biblioteca abierta para cuando fuéramos. Mientras me bañaba escuché otro audio libro. Y cuando Hanna llegó a la mesa que teníamos reservada en la biblioteca, ya tenía tres resúmenes hechos. Se los mostré y me miró sorprendida.
—¿Haces trampa? —me preguntó y sonreí.
—¿Por qué lo haría? Matías nos va a tomar un examen oral, si no conozco los libros se dará cuenta de que le mentí —le aseguré mientras ella me devolvía la computadora.
—¿Cómo lo haces? —me preguntó.
—De la misma manera que tú, tengo buena memoria —le recordé y ella sonrió—. Sigamos, si podemos hacer un par más podremos tener libre el fin de semana.
—¿Vas a salir con esa chica? —me preguntó Hanna y me puse a pensar de qué chica me hablaba. Había muchas que me habían invitado a salir.
—¿De qué chica me hablas? —pregunté mientras trataba de recordar.
—La del grupo de debate. Dijiste que si te hacía el favor de tomar tu lugar esta semana irías con ella al cine —me recordó y sonreí.
—No, no saldré con ella. Tenemos trabajo que hacer, Amanda aún quiere que hagas funcionar el equipo que te mostró hace unos días —le expliqué.
—Pero, ella… —se interrumpió a sí misma.
—Ya hablé con ella, le expliqué que estaré estudiando y lo comprendió. ¿Te volviste mi secretaria? —le pregunté y me pegó en el brazo levemente.
—Solo era curiosidad —aseguró y volvió a posar la mirada en su libro.
No sé cuánto tiempo me quedé viéndola, me gustaba el color de su cabello y como se lo tocaba cada vez que se ponía nerviosa. Esa noche nos quedamos hasta tarde. Yo llegué a hacer seis resúmenes y ella cuatro. Aunque hablamos sobre los libros que habíamos leído luego de que saliéramos de la biblioteca.
—Me parece una tontería —espetó ella molesta—. ¿Cómo alguien puede ser capaz de lastimarse porque la persona de la que estaba enamorada muere?
—Ellos tenían nuestra edad, tal vez no podían controlar sus emociones —le indiqué mientras caminábamos de regreso a su nuevo dormitorio.
—¿Tú darías tu vida por alguien a quien amas? —me preguntó.
—Para eso debería conocer el amor —le repliqué—. Solo de esa manera podría saber que tan dispuesto estoy a perder mi vida.
—¿A qué te refieres? —me preguntó sorprendida.
—No creo haber amado a alguien de manera desmedida como lo hicieron Romeo y Julieta —le expliqué.
—Pero, amas a tu padre —me indicó.
—Sí, pero no sé si daría la vida por él. Tal vez sí por Amanda, se lo debo —dije y me di cuenta de que era la primera vez que hablaba de eso con alguien que no fuera mi psicólogo.
—¿Por qué se lo deberías? —me preguntó, su manera de ser me sacaba de quicio.
¿Por qué siempre quería saber cosas?
—Una vez Amanda y yo enfrentamos la muerte de cerca. Ella me salvó de alguien que trataba de matarme —confesé.
—¿Lo dices en serio? —preguntó sorprendida.
—Sí, fue hace mucho. Era muy pequeño como para poder defenderme y ella me protegió —indiqué y al fin llegamos a su dormitorio.
—¿Quién podría ser capaz de hacerle eso a un niño? —preguntó para sí misma, pero en voz alta.
—Mi madre —susurré y ella me quedó viendo—. Que tengas buenas noches, Hanna. Nos vemos mañana.
Me sorprendí más que ella, al darme cuenta de que había sido capaz de contarle sobre mi madre. Estaba nervioso cuando llegué a mi dormitorio, por lo que me coloqué otro audio libro en el modo más rápido mientras le pegaba a la bolsa. Una vez que este terminó, escribí el resumen y me coloqué otro. Cuando me di cuenta, ya había amanecido, no había logrado dormir. Por lo que antes de ir a clases pasé por la enfermería.
—¿Qué te trae por aquí? —preguntó Fernando. Ya habían reparado el sitio y se veía como siempre.
—No pude dormir anoche, y ayer creo que dormí un par de horas nada más —le expliqué.
—Sabes que debes venir, apenas comienzas con insomnio —me dijo mientras revisaba mis ojos.
—Estuve ocupado, Amanda me dejó a cargo de algo y debo atenderlo.
—¿Te refieres a la niña Stephen Son? —me preguntó con una sonrisa.
—Hanna es importante para la organización. Debo ayudarla a adaptarse —le recordé.
—¿Esa es la única razón? —me preguntó.
—Sabes que sí. No sé por qué haces esa cara —le reclamé—. Solo dame mi medicación.
—No te enojes —me pidió y me pasó un frasco con mi medicamento—. Recuerda que si no duermes con esto debes regresar para que te hagamos estudios. ¿Cómo van las consultas con el psicólogo?
—Genial, dice que en poco me dará el alta o me terminará enviando al mismo manicomio en el que estuvo mi madre —bromee.
—Tú no eres como ella y lo sabes. Lamentablemente debes lidiar con traumas que no pediste, eres muy valiente —enfatizó Fernando—. Todos hemos vivido cosas horribles, pero tú lo hiciste a una edad muy temprana.
—Lo siento, no volveré a decir eso —le aseguré y me bajé de la camilla.
No quería seguir hablando de la maldita de mi madre.
Autora: Osaku
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Updated 90 Episodes
Comments
Cinzia Cantú
A todos les tocó algo duro y fuera de l9 común y, me imagino, están ahí también para sobreponerse a ello
2024-04-10
2
Linilda Tibisay Aguilera Romero
si a todos ellos les h tocado cosas muy fuertes
2023-12-17
2
Rocio Raymundo
mi amado Fernando 💗
2023-11-29
2