XII - Lo que oigo cuando escucho

Capítulo doce - Semana de inscripciones

—Lo siento. Perdóname, fui una tonta —se disculpó Emma llorando.

—Tranquila, no me morí. Solo necesitaba descansar un poco —le aseguré y ella me soltó y abrazó a Freddy.

—¿Cuándo te darán el alta? —me preguntó mi primo.

—Parece que mañana podré empezar las clases como todos. Así que no es necesario que se preocupen —expliqué, y Sofí sonrió.

—Me alegro mucho, te extrañamos en el dormitorio —enfatizó ella y me dio algo en una pequeña caja. Al abrirla vi el collar de mi abuela, estaba reparado—. Emma y yo buscamos a alguien que supiera arreglarlo.

—Gracias —dije y Freddy se apartó de Emma.

—Bien, ya vieron a Hanna, es hora de que volvamos a nuestros dormitorios —dijo él para que las chicas me dieran un respiro.

—¿Qué haces tú aquí? —preguntó Emma y no pude ver con quién hablaba.

—Vine a ver a Hanna —decía la persona y me di cuenta de que era la voz de Augusto.

—Escuché muchas cosas sobre ti, espero que no sean ciertas —espetó mi hermana, otra vez peleando.

—No sé qué fue lo que oíste. Pero si quieres saber algo sobre mí deberías hablarlo conmigo —indicó él y traté de mirar, pero no pude desde la cama.

—Tranquila —me pidió Freddy y se acercó a la puerta—. Hanna necesita descansar. Lo mejor será que volvamos mañana.

—Tengo que hablar con Hanna. Adelántense —repuso Augusto y me hizo reír.

—Es mi hermana y necesita descansar —refunfuñó Emma como si estuviera molesta con él.

Por lo que no me quedó otra opción que acercarme.

—¿Se puede saber qué ocurre aquí? —pregunté, y Augusto me dio una ensalada que me había traído y un par de libros que yo le había dicho que quería leer.

—Pensé que estarías aburrida y que la comida de la enfermería no sería suficientemente buena —explicó él, y después de dejarme las dos cosas se marchó.

—¿Quién se cree que es? —preguntó mi hermana molesta.

—¿Por qué lo trataste así? —le pregunté a Emma.

—Hanna no lo sabe aún —añadió Emma y me mostró un video donde aparecía Augusto golpeando a otro chico.

—No entiendo por qué esto es tan importante —susurré y volví a la cama.

—Cuéntale lo que sabes —le pidió Emma a Sofí.

—Tu hermana debe descansar —indicó ella avergonzada.

—Solo díselo Sofí, mi hermana debe saber con qué clase de personas se junta —enfatizó Emma, de manera dramática.

—La madre de Augusto trató de matar a mi madre y está en prisión —exclamó Sofí con tristeza—. Mi mamá perdió un bebé por causa de esa mujer cuando ni siquiera la conocía. Solo estaba molesta porque mi papá no quiso salir con ella cuando eran jóvenes. Y muchos años después hizo que alguien tirara por las escaleras a mi madre, siendo que estaba embarazada de mi hermano mayor. Él nació, pero era muy pequeño y murió.

—Lo siento mucho, Sofí —expresé con completa sinceridad y tomé su mano.

—Emma, deberías dejar en paz a Sofí —espetó Freddy.

—Lo sé, pero Hanna debe saber qué clase de persona es Augusto.

Solté la mano de Sofí y miré a Emma sorprendida.

—¿Qué tiene que ver con Augusto? —le pregunté a mi hermana.

—Su madre es una asesina. Y está loca, incluso estuvo en un psiquiátrico —enfatizó Emma.

—Te vuelvo a preguntar. ¿Qué tiene que ver eso con Augusto? ¿Él tiene la culpa de tener la madre que tuvo? ¿Él eligió nacer de una mujer así? —le pregunté y comenzamos a discutir.

—Hanna, sé que él te gusta. Me doy cuenta, pero no es bueno para ti. Su padre hizo desaparecer todo rastro de su madre para poder llegar a presidente; sin embargo, lo mejor es que te mantengas alejada de él —aseguró ella, y les pedí a los demás que salieran. Tenía que poner en su lugar a mi hermana.

—Hanna —enunció Freddy, pero no lo escuché.

—¿Tú te crees con derecho a decirme de quién me puedo enamorar? —le pregunté enojada.

—Entonces te gusta —aseguró ella como si eso estuviera mal.

—Si me gusta o no, eso es problema mío. ¿Por qué no te metes en tu propia vida? —le pregunté fastidiada.

—Eres mi hermana, solo trato de aconsejarte. Porque sería el primer chico del que te enamoraras y sé que eso puede obnubilar tu mente —espetó ella.

—Suficiente —clamé y Emma me miró—. Tú estás enamorada de Freddy hace años y yo jamás te juzgué. Ni te dije que se supone que tenías que hacer.

—¿De qué hablas? —preguntó poniéndose roja como un tomate.

—Sé perfectamente que estás enamorada de él. Se te nota a la legua. Y si yo tuviera que dejarme llevar por las tonterías que dijiste, te tendría que recomendar que no te acerques a él, ya que su padre era un hombre agresivo —expliqué enojada y noté como ella cambiaba la cara…

—Hanna —dijo, y mis ojos se cerraron y antes de que pudiera darme cuenta mi espalda estaba tocando la cama.

De pronto un sonido que me dejó sorda atravesó mi cabeza, muchas voces empezaron a escucharse dentro de mí. Pero no era mi conciencia, por el contrario, parecía que todo el colegio estaba hablándome.

—¿Te gusta esa chica? Me pareció que te estaba mirando cuando nos estábamos sacando fotos el otro día—

—¿En qué materias te anotaste? Sabes que debo anotarme en las mismas para cuidar de ti—

—Mis padres me obligaron a venir. Me parece horrible que se estén divorciando y usen eso como excusa para enviarnos a estudiar aquí—

—Dicen que es la mejor Academia, y según mi padre la más costosa. Muchos quisieron entrar, pero son demasiado selectivos. Parece que solo hay doscientos alumnos en total—

—No tengo ganas de ir a dormir. ¿Ulises vino? ¿No te parece el más sexi de todos los chicos del grupo? —

—Extraño a mi gatita. No quiero estar aquí. Me siento triste—

—Basta, por favor, ya no quiero escuchar más —dije tapando mis oídos y llorando—. Por favor ya basta.

¡Cállense!

¡Cállense!

¡Cállense!

—Hanna… Hanna… Por favor Hanna, escúchame —pude distinguir esa voz entre las de los demás—. Aquí estoy solo mírame.

Autora: Osaku

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