¿qué lees? -preguntó Víctor al no reconocer el libro que su hija leía con tanto interés.
-estaba en el sótano. -comenta dándole vueltas a la página. -están en griego. Parece ser el diario de una persona con problemas mentales.
-puedo ver. -dice Víctor sentándose a su lado.
-claro. -le entrega el libro. -hay algunas páginas arrancadas, sin embargo, en la mayoría habla de lo mismo.
-y de que se trata?
-hablan de un bosque embrujado dónde existen seres que atrapan a los viajeros, en laberintos de monstruos. También hablan de seres mitad bestia que rondan por las calles de noche. Y brujas que se alimentan de sangre de los recién nacidos. Quien quiera que haya sido, tuvo la mala suerte de llegar a este pueblo siendo un normis ignorante. El miedo suele hacer que las personas exageren la percepción de las cosas.
-sí. -le regresa el libro. -por lo visto incluso el bosque está plagado de peligros… -dice al levantarse. -Deberíamos ir de campamento en una ocasión. Para ver si aún existen esos seres.
-suena interesante… Aunque probablemente los otros lo vayan a descubrir.
-cierto… Tus hermanos sé fueron de excursión. -Suspira. -supongo que llegarán tarde… -mira el reloj. -quieres que vayamos a comer algo al pueblo, o pedimos comida por domicilio.
- ¿habrá servicio domicilio? -pregunta dudosa. -mejor vallamos a un restaurante.
-suena bien.
...****************...
Mientras Víctor y Lilith se arreglaban para salir a comer, Erick y Carlos se hallaban sentado sobre una raíz de un árbol, comiendo lo empacado esa mañana. En tanto Ágata trataba de llegar a la copa, pero cada vez se le hacía difícil, debido a que las ramas se rompían, o el fuerte viento la hacía resbalarse.
- ¡Rayos! -exclamó con ira, bajando de un salto. -¿Por qué es tan difícil llegar a las copas?
-te lo dije. -dice Carlos tragando un pedazo de sándwich. -los árboles tienen vida.
-y que quieres que hagamos. -le responde malhumorada. -Si ni siquiera sabemos en dónde estamos.
-no ganamos nada preocupándonos. -le manifiesta Erick extendiendo le un sándwich envuelto en aluminio.
Ágata se rinde al hambre, sentándose alado de Erick, toma el sándwich. No importaba cuánto se esforzará por encontrar el camino de regreso. Las huellas habían sido borradas al igual que las marcas que Carlos había estado haciendo para saber por dónde iban.
El bosque seguía en silencio y la poca luz que pasaba por las copas era tenue a la vista.
-si pudiera entrar a las sombras. -susurra Ágata tomando un poco de agua.
-no lo intentes. -le advierte Erick con seriedad. -sabes muy bien, lo que sucede cuando tratas de fundir té con la oscuridad.
-lo sé. Pero siento que ahora sí puedo controlarlo.
-no recomiendo que lo hagas aun si pudieras controlarte. -dice Carlos mirando las arboledas. -no estamos solos… Los árboles tienen ojos.
En ese pequeño instante una flecha traspasa la raíz en dónde Carlos estaba sentado. La agilidad que él tenía al moverse lo ayudó no solo a esquivar el ataque, sino que también a contraatacar. Lanzando una de sus cuchillas a la rama del árbol frente a él, logra cortar a la persona que lo estaba observando desde que entraron a lo profundo del bosque. Sin embargo, está sale huyendo por las ramas, lo que hace que Ágata la persiga, a la vez que Erick y Carlos la seguían por tierra.
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