c4 Pueblo

Esa noche, Lilith permaneció despierta hasta muy tarde, sentada en el poyete bajo la ventana, observando las arboledas más allá de la valla. Su hermana dormía profundamente sobre un lado del colchón. Habían tenido que compartir cama, ya que una de las habitaciones aún no tenía muebles, aunque eso no era lo que le impedía conciliar el sueño. Lilith estaba acostumbrada a compartir cuarto; lo que la inquietaba era otra cosa.

Se levantó con suavidad y se dirigió hacia la puerta, que estaba entreabierta. Salió al pasillo con pasos silenciosos, procurando no hacer ruido mientras se acercaba a las escaleras. Al llegar, bajó hasta la mitad y entonces vio una sombra moverse desde la sala familiar hacia el comedor. Sin encender la luz, descendió los escalones de madera, que crujían bajo su peso.

Ya en el pasillo frente al comedor, se asomó a la cocina. Allí, la silueta de una figura permanecía inmóvil en medio del cuarto. Lilith se detuvo. Aquella sombra la observaba fijamente con unos ojos rojos fosforescentes que brillaban en la oscuridad. Cuando se atrevió a encender la luz, la figura se desvaneció. Apagó la luz: ahí seguía. La volvió a prender: había desaparecido.

—¡Vaya...! —suspiró—. ¿Acaso esta es una casa embrujada? —susurró, apagando de nuevo la luz. La sombra ya no estaba.

Encendió la luz por última vez y se dirigió a la nevera. Sacó un cartón de leche y se sirvió un poco en un vaso de vidrio. Susurró algunas palabras, y el vaso comenzó a agrietarse justo cuando se escuchó un estruendo en la sala, seguido por un grito que no parecía venir de este mundo.

—Rayos... —murmuró, colocando la leche en otro vaso—. Casi te pierdo —dijo, limpiando el líquido derramado sobre el mármol.

Después de fregar los vasos y asegurarse de que todo quedara en orden, subió de nuevo al segundo piso. Recorrió los cuartos en silencio, verificando que su padre y hermanos continuaban dormidos. Por fortuna, ninguno se había despertado. Entonces regresó a su habitación. Se acostó junto a su hermana y, finalmente, cerró los ojos hasta quedar dormida.

...***...

A la mañana siguiente, mientras su padre y hermanos se preparaban para salir a recorrer el pueblo y hacer algunas compras, Lilith decidió quedarse en casa para terminar de desempacar lo que había traído de Londres.

—¿Segura que no quieres venir con nosotros? —le preguntó Ágata una vez más.

—Estaré bien. Aún tengo cosas que guardar antes de que traigan los muebles nuevos.

—Mmm... Si tú lo dices.

—Cariño, ya nos vamos —dijo Víctor, asomándose por la puerta del cuarto—. ¿Quieres que te traiga algo en particular?

—Papel de colores... y un helado.

—Muy bien —respondió su padre con una sonrisa—. No tardaremos mucho, pero asegúrate de cerrar bien la puerta, con seguro. No le abras a extraños, y si algo ocurre, me llamas de inmediato.

—Sí —contestó Lilith, acompañándolos hasta la salida—. Estaré bien. Ya no soy una niña pequeña, ¿lo recuerdas?

Víctor le dio un beso en la frente y se dirigió a la acera, donde sus otros hijos lo esperaban frente al coche. Lilith lo vio subir y cómo el vehículo arrancaba, con Erick al volante.

—Muy bien —murmuró mientras cerraba la puerta con seguro—. ¿Por dónde comienzo?.

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Comments

Leidy

Leidy

gracias. por seguir mi historia.

2023-09-19

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✨(。•́︿•̀。)✨

✨(。•́︿•̀。)✨

🤩Acabo de descubrir tu obra y ya soy fan número uno, tienes un estilo fresco y único que me encanta.

2023-08-29

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